domingo, 12 de agosto de 2012

¿Son católicos los católicos argentinos?


Un alto porcentaje de los católicos en la Argentina,
no siguen la doctrina ni la praxis de la Iglesia

(Video: 05' 30")

Religión a medida:
Fe convertida en sentimiento religioso subjetivo.

A propósito del post sobre la tilinguería en el catolicismo aburguesado, cabe preguntarse si la sociedad argentina es en verdad católica, o está formada por personas que de católicas sólo conservan el nombre.
Interrogante que fue respondido con acierto por el Arzobispo de la Plata en su columna sabatina, hace ya dos años. Despliegue esta entrada y podrá oírlo:






20 comentarios:

Ricardo dijo...

¿¡Que és lo que escucho de Mons. Aguer!?:

"Hay que poner como punto capital de la pertenencia a la Iglesia la plena identidad de la fe, de la comunión con lo que la Iglesia enseña, y el tratar humildemente y con paciencia de superar nuestras limitaciones y procurar cumplir con a Ley de Dios. Allí está efectivamente lo fundamental"

¡Si, sí y recontra-sí, Monseñor!
Si Ud. llega a ser (Dios lo quiera) elegido Primado de la Argentina, se va a producir una verdadera revolución en nuestra sufrida Iglesia.

Carlos R. Tessone dijo...

En 1954 la Argentina era católica Mistonga. En 2012 la Argentina es Mistonga, nomás. ¿Qué responsabilidad le cabe a los obispos en esto? ¿Ninguna? Monseñor parece desentenderse de este tema, achacándolo solamente a una especie de desidia de los fieles, pero el episcopado ha sido siempre mistongo, y aquellos polvos trajeron estos lodos. La principal responsabilidad es de los epíscopos, que son príncipes pero no tienen principios...

Ricardo dijo...

Carlos, es un disparate pretender que Mons. Aguer se ponga a sermonear a sus hermanos epíscopos. Que motivo y ganas no le han de faltar, descuento. Pero ésa es, en todo caso, función de Roma y de sus nuncios.

Anónimo dijo...

Que tampoco lo hacen ni lo vienen haciendo desde hace largo tiempo. O sea que volvemos al principio, una jerarquía romana, por empezar, en su gran mayoría corrupta sin remedio, muda y entregada en brazos del mundo. Ah eso sí, pontifican y persiguen a los verdaderos fieles que osan querer practicar la verdadera religión. Si bien Aguer se destaca de los demás vernáculos, hace rato que no creo en espejitos de colores, porque como dice el anterior comentarista hoy solo hay lodo de viejos y mal hechos polvos.
(Nunca le escuché a Aguer hacer una defensa cerrada de la Summorum y llevarla a la práctica en su diócesis como norma...).
D

Anónimo dijo...

Y tomado de EX ORBE, agrego para mayor ahondamiento algo mas que claro:

Clérigos politicastros

Entre los clérigos, la afición política (que al fin es ambición de poder y reino, mejor o peor disimulado) suele ser una tentación bastante frecuente. Si se consuma con una actuación política activa-oficial del clérigo en cuestión, denota una crisis de identidad sacerdotal/ministerial en peligro de inminente abandono (u ocultación interesada de la ruptura interior). Terminan siendo patéticas figuras. Pocos llegan al cinismo exitoso de un Talleyrand, pero casi todos finan sumidos en una amarga e insatisfecha desesperación.

Los magníficos ejemplares de la Historia son, también, escandalosas contrafiguras de lo que un sacerdote no debe ser. La enorme personalidad política de un Richelieu, por ejemplo, le valida para pasar al elenco de los grandes, sin embargo es lamentablemente frustrante en el legendario Cardenal la débil impronta sacerdotal, dificilmente perceptible en su biografía. Habrá siempre quien lo justifique, pero es muy problemático defender la vocación política de quien debe servir a un Reino que no es de este mundo. Cuando irrumpe en el alma de un sacerdote la seducción por el poder mundano, es que ha perdido el norte del Reino de los Cielos.

Con todo, se montan las más arteras explicaciones para justificar esta injerencia impropia; los clérigos suelen ser muy hábiles para dar razones a sus intereses abusando de lo Sagrado. Así se han argumentado pseudo-teologías que postulaban, incluso, la necesaria participación del sacerdote en la trama política. El siglo XX post-conciliar pergeñó con las tesis de J.Btª Metz y su 'teología política' más el cóctel del Mayo'68 y el omnipresente marxismo cultural, un potpourrí que parió engendros tan difíciles de desarticular como la 'teología de la liberación' que fascina al recien nombrado Prefecto de Doctrina de la Fe.

Cuando emerge - profundo Sur de la profunda Italia - en Sicilia un partido político auspiciado por un cura, se teme ver transplantado al Mediterráneo un escenario archi-conocido en Sudamérica, donde la especie del cura aspirante político es un casi tipo característico. Pero el fenómeno se ejemplifica también con casos más cercanos: En España, en los últimos dos o tres años, han sido cuatro o cinco (o más) los curas que se han presentado como candidatos para alcaldes o concejales, en las listas de algún partido o como independientes en una candidatura improvisada ad casum. Me imagino que las estadísticas de otros países europeos será similar. En Italia, donde la deshinbición politíca es más frecuente, quizá el índice de clérigos politicastros sea mayor.

Del tal reverendo siciliano, Don Felice Lupo, no sé qué esperaran sus con-sicilianos. Tampoco sé que opinará de Don Felice la Cosa Nostra, que en Sicilia no es un argumento de peli americana sino un poder de hecho y quasi derecho. Los obispos, of course, lo han desaprobado, como corresponde. Pero no me fio un pelo de los obispos, que (para estos negocios) usan recámara como los boticarios rebotica.

Italia tiene una historia político-católica muy turbia, pero muy intensa. Y muy poliédrica, muy polivalente, muy poli-taimada: Desde hace siglos, pero muy especialmente en el XIX y hasta el presente, Roma ha predicado una cosa cuando ya había algún clérigo con algún obispo en connivencia apañando lo contrario y entendiéndose por debajo del baldaquino con los poderes políticos del momento (en el momento enemigos de la Santa Sede), todo muy oficioso pero muy eficiente. La versatilidad italiana es genial.

Conque a saber lo que esconderá de profundis la trama del Don Felice ese, con su cara de mezzo-aseglarado (su poca impronta sacra).

Pero, sea lo que sea, insisto: Ambicionar esos poderes es dejar de aspirar a los carismas mejores, que no son de este mundo.

No sé si será prudente decirlo, pero yo diría en este caso - con mil reservas - que quizá valga más capo conocido que prete por conocer. Si me explico.

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Bien clarito.
D

Ricardo dijo...

Conozco bien los planteos de ese desdichado cura andaluz, "ex-orbitado" o si mejor cuadra, un "reverendo desorbitado". Es un pobre tipo. Lo seguí porque me deslumbró al principio, tiene buena prosa y es agudo en sus observaciones. Y no se le escapa una. Pero no es católico, no siente con la Iglesia. Es un simple carroñero. Es un resentido "antijuanpablista".
La Iglesia Católica no es la logia de los puros. Desde Judas en adelante sabemos que no es necesario ser perfecto para ser católico. Porque para los católicos también está hecho el inierno. Tampoco es católico ponerse a reprochar a los hermanos su proceder, si no entra dentro de nuestra competencia y deber de estado. Menos a la jerarquía.
Eso podrá llamarse jansenismo, portroyalismo, lefebrismo, gnosticismo, savonarolismo, protestantismo o como se le guste llamar, pero no es catolicismo.
Repudiable es, asimismo, la actitud de quienes buscan el pelo en la leche a los buenos pastores para criticarlos, y en vez ponen su esperanza en la "Roma eterna" de sus cabecitas, o en clérigos que no están en plena comunión con Roma.

Delia dijo...

Creo que como siempre el ser argentino gusta de llevar las cosas más a lo formal que a la esencia. Creo que a la religiosidad del argentino le falta su esencia, o sea espiritualidad. Un ignorante tiene fe porque cree en un ser superior e intenta ser bueno con su ayuda. Se siente dependiente de Dios, porque no tiene a nadie más que pueda ayudarlo a sobrellevar su vida llena de carencias. Pero mientras más educados somos, más intelectualizamos todos y nos atrevemos hasta a cuestionar a Dios. Pues sí señor, no estan cuestionando a Monseñor Aguer, que todo lo que hace es transmitir con Verdad y sin anestesia la Palabra del Evangelio, y tal ves es esa alta de anestesia lo que le molesta a mucha gente. El argentino de hoy quiere una fe a su medida y que no le moleste. No cree en la castidad, no se esfuerza por la caridad, desea poder exteriorizar su resentimiento libremente, convivir con su novia, decidir los hijos que quiere tener, Y si no puede alquilar vientre, elegir su género ás alla del biológico, y no se razga las vestiduras ante la homosexualidad, vestirse provocativamente y restringir la fe y la religiosidad a las medidas físicas de la Iglesia a la que concurre. Ninguno entiende que la libertad que nos dió Dios ha sido para elegir lo que se debe o no. Y ahí termina todo y mucho menos entiende que la libertad del hombre comienza cuando puede prescindir de todo menos de Dios pues los apegos humanos esclavizar y si esclavizan degradan. La religión no es una suma de reglas ni un código moral. Tener fe es una gracia, inmerecida por otro lado por eso es gracia que viene de gratis, una semilla cuya responsabilidad es abonarla y hacerla crecer, y hacer un camino de vida segun vino a mostrarnos Jesús. Que claro que es difícil! sino el premio no sería tan grande. Pero muchos bautizados, no creen en la vida eterna, ni en que existe satanás, ni en la Iglesia( aunque somos todos Iglesia) Y mucho menos leen la Biblia con atención. Dicen somos católicos no practicantes! Hello! el catolico es practicante y el que no es paracticante no es católico. Asi de cierto asi de simple.

Delia dijo...

Quisiera añadir, porque parece que se es más progre por pegarle a los curas o los Obispos, que en el corazón de cada uno convive la cizaña y el trigo, el bien y el mal y que el lobo que más crece es el que más se alimenta. Pues curas y Obispos son hombres como no sotros no extraterrestres,y les cabe no las generales de la ley sino más,en el jucio de Dios pues al que más se le da más se le exigira. Así que los demás quedemonos tranquilos que tenemos bastante con la miseria de cada uno y ESE y no otro es el desafío. Dominar a nuestros propios demonios, el caracter, el egocentrismo, la lujuria, la codicia, la maledicencia etc etc etc y con eso tenemos bastante para entretenernos.

Delia dijo...

La VERDAD es algo muy grande puro y valiente, no es para loa miserables que se creen que pueden juzgar, ya con eso no pueden llamarse cstólicos, ya con criticar a una persona con ese nivel soez uestran su calaña. bien dice la Biblia que no soportan la luz y no creo que Monseñor a quien no conozco pero cuya lucidez y valentía lo hace merecedor de mis respetos, le interese su juicio, el está muy por encima de eso, Igual que el Santo Padre.

Anónimo dijo...

La cada vez menor cantidad y calidad "esencial" de fieles católicos en el mundo no es solo por el mundo, la carne y el demonio sino tal vez y principalmente porque los pastores y papas dejaron de pastorear y decir lo que deben decir claramente y sin ambajes y no podrán negar que esta subversión se dió formalmente desde el malogrado CV2 y su hermenéutica marxista-gramsciana rupturista con la tradición. Pensar que se es católico por estar reverenciando a pastores que hace rato dejaron de estar en la verdadera Comunión de los Santos es sencillamente una necedad mayúscula (y conste que no involucro en esto a Aguer...) y esto lo opino; entre otros; junto con San Vicente de Lerins en su obra Commonitorio que falta hace se divulga y enseñe que no seguro en esta diócesis descardenalizada.
San Vicente ora pro nobis
San Padre Pio ora pro nobis
Mons Marcel Lefebvre ora pro nobis

Ex Urbi.
D

Ricardo dijo...

Despreciar, ningunear, desprestigar, calumniar y bastardear al más importante conciclio ecuménico que los siglos han visto...
y al mismo tiempo creerse católico...
he ahí la suprema necedad.

Está cada vez más claro que el actual estado de postración de la Iglesia responde, más que a otras causas, al bombardeo despiadado del CVII que ha sido hecho tanto desde la "izquierda" como desde la "derecha", de manera simultánea y, quizás, coordinada.

Anónimo dijo...

Concilio solo pastoral, así querido, decidido y reafirmado por los papas que lo convocaron y terminaron y por los conciliares mismos. Por lo tanto no vinculante en cuanto materias de Fe. Por lo tanto todas aquellas afirmaciones hechas en él que contradigan las verdades de Fe declaradas como tales por anteriores Concilios Dogmáticos o definiciones ex cathedra no deben aceptarse ni seguirse, y si aquí Ud niega que dicho magno CV2 está repleto de contradicciones con el anterior magisterio, me parece que debe salir rapidamente del sifón donde vive, fíjese la gran cantidad de cardenales y obispos que plantean su revision urgente, por no hablar del mismo papa B16 que busca su RE-interpretación en la continuidad de la Tradición (gracias Mons Lefebvre por su lucha). Y si un texto de estas caracteristicas debe ser interpretado..., pues ya estamos en serios problemas. Ahora con el tema del catolicómetro que tanto lo desvela, que quiere que le diga, prefiero estar equivocado con todos los Santos Padres de la Iglesia que acomodado junto a los tergiversadores del catolicismo.
D

Agustín Comolli dijo...

Hola, alguno sabe cual es el libro del padre Castellani que leyó Monseñor Aguer.

Gracias

Ricardo dijo...

¿Así que "estamos en problemas" porque al CVII hay que "re-interpretarlo"?
¡Qué ganas de embarrar la cancha!
Siempre es posible malinterpretar algo. Por limitaciones personales, por error, por mala expresión o por mala intención. Siempre.
Al CVII no hay que "re-interpretarlo" sino, simplemente, interpretarlo en consonancia con al Tradición. O sea, hacer una hermenéutica en continuidad y no en ruptura. Tan simple como eso.

Y cuando hablo de "Tradición" me estoy refiriendo a la vrdadera Tadición Católica y no a la seudo tradición lefebrista, tan próxima ella al libre examen.

Fernando Romero dijo...

Estamos en presencia de "católicos de supermercado": eligen de los "estantes" todo aquello que los satisface, y rechazan lo que puede molestarlos. Los sacerdotes y obispos, en una gran mayoría, parece que temieran malquistarse con el católico de hoy y perder "clientes", cuando su obligación es poner en claro que la religión y la doctina se toman a todo o nada. Sólo los pastores bien formados, como monseñor Aguer y unos pocos más, son capaces de ir contra la corriente del laissez faire, de la comodidad y de la tolerancia al fiel poco formado en los misterios de la Fe, los Sacramentos, etc.

Anónimo dijo...

Un concilio que ni menciona condena alguna para la mas grande de todas las atrocidades como ser el marxismo-leninismo causante de decenas de millones de asesinatos en especial de creyentes cristianos por todo el mundo. Un concilio dominado por la ostpolitik de no incomodar al régimen soviético. Le sugiero que lea a Mons Gherardini, entre otros muchos mas; o a Romano Amerio por ej, no sospechados de "lefes", para darse cuenta que lo que Ud defiende es un sueño (o pesadilla).
Con referencia a la hermeneutica, los textos conciliares fueron siempre claros por si mismos en cuanto no necesitaban de interpretacion alguna, excepto el CV2, querido expresamente de esta forma justamente por abandonar el tomismo como metodo y para aggiornarse al mundo, tal lo indicado por padres conciliares; muchos de los cuales de muy triste memoria no solo teologica sino moral tambien.
Investigue y busque la verdad que como ya le dije en otras oportunidades es la que nos hará libres en el Señor.
D

Anónimo dijo...

Ricardo vaya usted a sentire cum neomodernismo, el desorbitado y criticón es usted porque lo hace desde su subjetividad y en Ex Orbe lo hacen desde la VERDAD.

Anónimo dijo...

Don Riki, a ver si nos entendemos un poco:

"
El clericalismo actual difiere sensiblemente del antes descripto. Acostumbrados a las críticas acerbas que el progresismo neomodernista ha dirigido contra lo que más o menos arbitrariamente ha calificado de “triunfalismo”, de “constantinismo”, de “amalgama político-religiosa”, etc., los católicos no descubren fácilmente la esencia del clericalismo modernista que se oculta bajo la severa actitud de los nuevos fiscales de la historia eclesiástica. Sin embargo, el clericalismo subsiste en su afán de dominio. Su diferencia esencial con el pasado consiste en que mientras el clericalismo “clásico” abusaba de sus atributos para el sostenimiento de la fe, el clericalismo “progresista” abusa de su autoridad para propiciar un orden de cosas contrario a la fe y a la moral cristianas (…) El progresismo neomodernista fomenta un “complejo de culpabilidad” en los católicos, complejo por el cual todo lo que no marcha bien en el mundo es culpa de la Iglesia. Esta falta de fe en la verdad cristiana y en su eficacia intrínseca, hace del clérigo progresista un adorador de la filosofía moderna y de todo pensamiento o acción que se presenten con aires de novedad, de actualidad. En aras de un aggiornamento mal entendido, sacrifican todo el inmenso tesoro de doctrinas y prácticas que la Iglesia ha ido reuniendo y decantando a lo largo de veinte siglos.

La prepotencia clerical no ha disminuido en la actualidad, antes por el contrario, tiende a aumentar su peso sobre las conciencias al instrumentar hoy para sus oscuros propósitos, técnicas masivas de difusión, antes desconocidas. La insolencia de ciertas expresiones para descalificar públicamente a todo adversario u opositor a sus ideas no reconoce límites ni en la teología ni en la mera cortesía. Así vemos al P. Michonneau hablar de "los perros integristas", o al P. Liegé, OP, denunciar a los supuestos integristas como "los peores enemigos de la Iglesia, peores que el comunismo y la masonería"...
Lo paradójico -en apariencia- es que la prepotencia del clericalismo progresista se ejerce para lograr que los fieles abandonen su fe, su vida sacramental, su oración, sus responsabilidades temporales de cristianización del mundo, en virtud de su autoridad sacerdotal. El mismo clero que hace ostentación de su desprecio por la sotana, por el latín, por el celibato, por todo lo tradicional, el mismo clero que afirma que el sacerdocio debe ser secularizado y transformado en una especie de padre de familia que fracciona el pan entre los suyos, es el mismo clero que utiliza su condición sacerdotal para someter por coacción moral a los fieles, obligándolos aceptar por vía de autoridad espiritual sus aberrantes tesis…

En nombre de la autoridad espiritual se exige el abandono de las prácticas religiosas, en nombre de la competencia teológica se prohíbe la difusión de la doctrina social de la Iglesia, en nombre del Evangelio se prohíbe cristianizar la economía, la política, la cultura. En nombre del "sentido de la historia" se impone la colaboración con el comunismo…
"
Tomado de: Sacheri, Carlos. La Iglesia clandestina. Ed. Cruzamante, 1974.Ps. 80-81

Escrito en 1974 cuando aun existía un clero al que la iglesia neomedernista rampante podía denigrar de esa forma. Ahora ya casi no existe ese clero o está a punto de dejar este mundo. Debemos ser algo humildes y agradecer a algunos como Mons Lefebvre que por su lucha hoy podemos conservar lo que quiso ser destruído a mansalva por los verdaderos enemigos de Dios y de la Iglesia, de fuera y de dentro de ella...
D

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Página Católica dijo...

Aquí se viene a opinar no a insultar. Por eso el comentario anterior fue borrado.
Por favor, mantener las mínimas normas de convivencia. Gracias.