Monición para la
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Titular de la Catedral de Buenos Aires
3 de Junio de 2012
(Audio: 04' 31")
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La Iglesia honra a la Santísima Trinidad todos los días del año, y principalmente los domingos; pero le hace una fiesta particular el primer domingo después de Pentecostés, para darnos a entender que el fin de los misterios de Jesucristo y de la venida del Espíritu Santo, ha sido llevarnos al conocimiento de la Santísima Trinidad y a su adoración en espíritu y en verdad.
Santísima Trinidad quiere decir: Dios uno en tres personas realmente distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
No obstante ser Dios espíritu purísimo; las tres Personas divinas se representan bajo ciertas imágenes, para darnos a conocer algunas propiedades o acciones que se les atribuyen, a la manera con que algunas veces han aparecido.
Dios Padre se representa en forma de anciano, para significar la eternidad divina y porque Él es la primera Persona de la Santísima Trinidad y el principio de las otras dos Personas.
El Hijo de Dios se representa en forma de hombre porque es también verdadero hombre, por haber tomado la naturaleza humana por nuestra salvación.
El Espíritu Santo se representa en forma de paloma, porque en esta forma bajó sobre Jesucristo, cuando fue bautizado por San Juan.
En la fiesta de la Santísima Trinidad hemos de:
- adorar el misterio de Dios uno y trino;
- dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de Ella recibimos;
- consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia;
- y pensar que por el Bautismo, entramos en la Iglesia y fuimos hechos miembros de Jesucristo, por la invocación y virtud del nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre de la Santísima Trinidad, nuestros mayores dictaron sus últimas voluntades a la hora de la muerte. En ese mismo nombre ha sido fundada la capital de nuestra patria, por los gloriosos Conquistadores de la España Eterna. Y por eso deberíamos ser llamados trinitarios y no porteños.
Esta ciudad gime hoy bajo el peso insoportable, no sólo de la agresión del mundo, sino del olvido y la traición vergonzante de sus hijos.
Será oportuno entonces, recordar las palabras de aquel caballero español que fuera su fundador:
“En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, que vive y reina por siempre jamás amén, y de la gloriosísima Virgen Santa Maria, su madre, y de todos los santos y santas de la corte del cielo, yo Juan García Garay, teniente de Gobernador y Capitán General... en todas estas provincias,... por la majestad Real y en nombre del Rey don Felipe nuestro señor, hoy sábado, día del señor San Bernabé, once días del mes de junio del año del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de mil y quinientos ochenta, estando en este puerto de Santa Maria de Buenos Aires, en la provincia del Río de la Plata, fundo en el dicho asiento y puerto una ciudad,... la iglesia de la cual pongo bajo la advocación de la Santísima Trinidad,... y la dicha ciudad mando se intitule la ciudad de la Trinidad”.
Determinémonos pues, a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad, aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Digamos, al fin, con la beata Isabel de la Trinidad:
"¡Oh mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos como una presa; sepultaos en mi para que yo me sepulte en vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el abismo de todas vuestras grandezas..."
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Ilustra esta entrada: "La Fundación de Buenos Aires", segunda edición (1923). Al acercarse el Centenario del Primer Gobierno Patrio, el Rey don Alfonso XIII encomendó, al pintor malagueño José María Carbonero, un gran óleo sobre tela que luego donó a la República Argentina en 1910, en ocasión de los festejos correspondientes; cuadro que se conserva en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.
Más tarde, ante las críticas del historiador Martiniano Leguizamón en cuanto al paisaje del Río de la Plata, la apariencia de Garay, etc.; Carbonero realizó una segunda versión en 1923, que es la más conocida y se muestra en esta entrada.
Habiendo fondeado en el Riachuelo el Domingo 29 de Mayo, Fiesta de la Santísima Trinidad, don Juan de Garay dio ese nombre a la ciudad por él fundada el siguiente 11 de Junio de 1580; dejando la denominación de Santa María de los Buenos Ayres para su puerto.
1 comentario:
me alegra que este espacio vuelva a estar activo...es re bueno poder expresarse, sobre todo cuando muchas veces lo torcido se calla y la complicidad de lo corrupto aumenta.
ben-tornati!!!
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