lunes, 27 de julio de 2009

Sin Vergüenza ni Complejos

Aviso Televisivo del Ministerio
Católicos Regresen a Casa
(Duración - 2' 03")

"Si alguno dijere que la Iglesia Católica ha fundado la Universidad y el Método Científico, sea excomulgado". Así reza el dogma de fe no escrito, pero sí estricta y salvajemente practicado, del credo de esa contraiglesia que es el iluminismo masónico y progresista, que comenzó con la Reforma Protestante, se oficializó en la Revolución Francesa, mostró sus poderosas garras en el ataque liberal-modernista de fines del siglo XIX, sabia y santamente condenado por San Pío X en la Pascendi, y parece haberse adueñado, luego del Concilio Vaticano II, no solamente de todos los medios de comunicación sino también de vastos sectores de la Iglesia, nave que hace agua por todos lados (Benedicto XVI dixit).
Así condicionada la opinión pública, cualquier intento de reivindicar esa admirable construcción que fue la Cristiandad, causará hilaridad y asombro, cuando no odio y condena. Si los propios viven irreflexivamente de pedido de perdón en pedido de disculpas por lo que realizaron hombres más santos que ellos. ¿Qué queda para el enemigo? ¿Cómo se podrá amar la Iglesia si muchos pastores se avergüenzan de su pasado? ¿Cómo convencer a los bautizados de la Santidad de una Madre que fue tan pecadora?.
Por eso este aviso televisivo del Ministerio Católicos Regresen a Casa, sorteando inteligentemente las limitaciones del carísimo tiempo de la TV, es un bálsamo en medio de la dura lucha que enfrentamos y al mismo tiempo un himno a la coherencia: "Católico, vuelve a casa, la Santa Madre Iglesia no tiene nada de que avergonzarse". Así creemos que podría ser resumido este anuncio-apología que tiene el acierto de mirar al futuro con los ojos de la Tradición.

jueves, 23 de julio de 2009

Fin último del hombre

Liturgia de la Palabra en la
Solemnidad de la Santísima Trinidad
7 de Junio de 2009
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio - 26' 50")

La Santísima Trinidad es la causa suprema de nuestra redención y el fin último de nuestra existencia, pues en la contemplación sin velos de este misterio insondable consiste el premio eterno que colmará hasta el extremo las humanas ansias de felicidad. Pero mientras todavía esa cortina no sea levantada, miramos a través de las nubes y nuestra inteligencia, con la ayuda de la gracia, sólo podrá aproximarse al fuego de la Vida Intratrinitaria con palabras como las siguiente s: Dios es tan fecundo que al conocerse desde toda la eternidad engendra una persona, su imagen plena, el Hijo de Dios. Si el Padre es fuente, el Hijo es río, si el Padre es Sol el Hijo es su resplandor. Y el amor entre el Padre y el Hijo es tan intenso que de él brota otra persona, el Espíritu Santo.
Si bien es cierto que en la acciones "ad extra" de Dios actúan simultáneamente las tres Divinas Personas, ha sido costumbre de la Iglesia atribuir al Padre la Creación, al Hijo la Redención y al Espíritu la Santificación. Dios, como buen pedagogo que es, fue revelándose paulatinamente: en el Antiguo Testamento se muestra especialmente la acción del Padre de quien se espera la fecundidad de la Creación; el Nuevo Testamento, al mismo tiempo que nos permite tocar al Hijo de Dios Encarnado que se entrega por nosotros, nos revela mejor al Padre de quien Áquel es imagen perfecta. Con la Ascensión de Jesucristo, comienza propiamente la obra del Espíritu Santo, el Consolador prometido por el Señor, cuya acción nos acompañará hasta el Fin de los Tiempos.
Si desde toda la Eternidad el Padre engendra al Hijo y de ambos surge el Espíritu, nuestra salvación sigue el camino inverso: comienza por obra del Espíritu quien nos conduce al Hijo haciéndonos hijos en el Hijo, capaces de decir Abba Padre. En el circuito admirable de nuestra redención todo viene de Dios a partir del Padre por el Hijo en el Espíritu, y todo retorna a Dios a partir del Espíritu, por el Hijo hasta llegar al Padre.
Que gracias a la Sagrada Eucaristía vivamos cada día más íntimamente unidos a la Familia Divina, hasta que un día podamos acompañar, en la eternidad, el himno de los ángeles que ya comenzamos a cantar en la tierra diciendo:
Sanctus, Sanctus, Sanctus,
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra, gloriae tua,
Hosanna in excelsis
Benedictus qui venit in nomide Domini.
Hosanna in excelsis.
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martes, 14 de julio de 2009

De rodillas sólo ante el Altar

Homilía en el Día de la Independencia Nacional
Fiesta de Nuestra Señora de Itatí
9 de Julio de 1987
R. P. Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu
(Audio - 25' 23")

La Patria es un don de Dios, que ha decidido nuestro nacimiento en un lugar, una familia, una sangre, una cultura, una tradición y en un momento de la historia; y nos ha dado una misión: conservarla tal como la hemos recibido y transmitirla a nuestros hijos para ganarnos el cielo.
Nuestra Patria está herida en su cuerpo por la invasión extranjera de su territorio, y en su alma por la revolución cultural que pretende hacernos olvidar que ella es cristiana. Saberlo tiene que llevarnos a la oración, porque nadie dejaría de rezar al ver a su madre gravemente enferma, esperando del Señor quien, con su gracia, puede solucionar conflictos para nosotros deprimentes e insolubles. Porque la Historia no es un cause ciego, como dicen los filósofos deterministas, y puede ser cambiada sobre todo con una oración insistente y fervorosa que gane el favor de Dios.
La oración debe cambiar, en primer lugar, ese pequeño pedazo de patria que es nuestro corazón y nuestra alma, haciéndonos capaces de cumplir nuestro deber de estado y de decir la verdad oportuna e inoportunamente. Luego cambiará la familia, la escuela, la empresa, el sindicato, el país todo. Porque cuando una sociedad se corrompe en profundidad, como el mundo en el que vivimos, es porque las células que la componen están enfermas, tienen su corazón lleno de pecado, de injusticia y de odio.
Las gracias y la fortaleza que hacen falta para cambiar la historia, la tenemos que encontrar poniéndonos de rodillas, no delante de los hombres ni de los usureros internacionales, sino delante del Altar del Dios Verdadero. Porque en la Santa Misa no solamente se encuentra la fuerza para, sino también la obligación de combatir por la Iglesia, por la Patria y por la Justicia.
En este día en que celebramos la declaración de nuestra Independencia, que no ha sido ruptura con la tradición Católica e Hispánica que recibimos de nuestra Madre Patria, proclamada en circunstancias muy adversas, nos dé el Señor, por la poderosa intercesión de su Santísima Madre, la voluntad de entrega, de sacrificio y de heroísmo que necesitamos para mantener el Alma de la Patria fiel a los valores de Hispanidad, Fe Católica y Romanidad que nos dieron origen.
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La ilustración:
"Virgen de la Esperanza", imagen que se venera en el Santuario de Onda, Castellón, Pcia. de Valencia. En el cual puede observarse sobre el seno de la Santísima Virgen embarazada, el Sol de 32 rayos que decora nuestra enseña patria y que simboliza a Jesucristo, Sol que nace de lo alto.

jueves, 9 de julio de 2009

Lo que no se ha dicho

Consejo sanitario a los comulgantes en la mano
(Según lo advertido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)

Luego de constatar que en la mayoría de las parroquias de Buenos Aires se ha dispuesto administrar la Sagrada Comunión exclusivamente en la mano de los fieles, de haber leído cartas de distintos obispados del país que establecen lo mismo, y teniendo en consideración lo advertido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (*); recordamos a los comulgantes en la mano (forzados o no) que los billetes y monedas que se depositan en la colecta pueden contaminar sus manos pocos minutos antes de la Comunión porque, como todos sabemos, el dinero es una de las cosas más sucias y potencialmente patógenas que nos rodean.
Por lo tanto, querido fiel que vas a comulgar en la mano como medida de higiene, te aconsejamos que:

NO DEPOSITES DINERO EN LA COLECTA DE LA SANTA MISA

Porque el remedio puede resultarte peor que la enfermedad.

(*) Sugerencia brindada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires:
"Para evitar el contagio, no llevar las manos a la cara, ojos, nariz y boca, sin antes lavarlas; especialmente después de haber tocado estructuras como picaportes, barandas, columnas, mesas, asientos y billetes, entre otros."

La ilustración: Fragmento del óleo sobre lienzo "San Carlos Borromeo da la Comunión a los Apestados de Milán en 1576", de Tanzio da Varrallo, hacia 1616, que se conserva en la Coleggiata de los santos Gervasio y Protasio de Domodossola, Italia.

martes, 7 de julio de 2009

Con poca ciencia y menos Fe

Niegan la Comunión en la boca
a la mayoría de los fieles de Buenos Aires
(Grave abuso del poder eclesiástico en plena Pandemia)

Dicen que la peste se ha abatido sobre la Ciudad de la Santísima Trinidad y el resto del país cuya bandera lleva los colores del manto y túnica de la Inmaculada Concepción y abraza en su seno al Sol que nace de lo alto (oriens ex alto - Lc 1, 78).
Quizá por eso la Providencia haya establecido que no sea una peste "en regla", como la que conocieron otros siglos cristianos en que el llanto cubría las ciudades y los campos. Incluso hay estadísticas sobre las que se podría concluir que es más benigna que la gripe común, puesto que el índice de mortandad del nuevo virus H1N1 sería más bajo que el de aquélla, si bien es cierto que se encarniza con los más jóvenes y que alrededor de un tercio de los fallecidos no pertenecían a grupos de riesgo.
La Iglesia siempre se ha ocupado de los enfermos y, de manera especial, en tiempos difíciles. Vienen a nuestra memoria tantos santos, sacerdotes, religiosos y laicos que han ofrecido sus vidas socorriendo a sus hermanos. Cuando en 1854 el cólera asolaba la ciudad de Turín, y ya eran pocos los que podían ayudar a las víctimas, San Juan Bosco pidió a sus jóvenes que se involucraran diciéndoles: "Os aseguro que ninguno de vosotros se verá afectado si evitáis todo pecado mortal".
Contrariamente, con toda humildad y pesar lo decimos, creemos que la actitud de muchos de nuestros pastores frente a la presente crisis, es lamentable. Sabemos por experiencia que no es fácil evitar el pecado pero: ¿No se muestra miedo en exceso? ¿No es esto falta de Caridad? ¿No es acaso un flagrante abuso de poder?
Porque ha de saberse que muchos sacerdotes están negando la Sagrada Comunión a los fieles que no desean recibirla en la mano, so capa de que hacerlo en la boca es menos higiénico.
Hay falta de Fe; porque el Sacramento de la Salud, en el que Jesucristo se hace presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, no puede ser agente de enfermedad, aunque conserve los accidentes del pan y del vino. Los historiadores registran lo contrario: nunca se ha sabido que la Santa Misa haya sido foco de la peste, sino que es el remedio de ella. Siglos de comunión en la boca no han causado ninguna peste; pocos años de comunión en la mano infinidad de profanaciones que quizá merezcan el castigo de una peste, sólo evitada por la infinita misericordia de Dios.
Hay también falta de razón. Porque, se verá a poco que se piense, que la mano de los fieles estará mucho más contaminada a la hora de comulgar que la del sacerdote que administra el sacramento. Ese mismo fiel que viajó hasta la iglesia quizá en subterráneo o en microómnibus o en su propio coche; que toco el picaporte de alguna puerta antes de llegar; que saludó a un amigo; que se apoyó en el pasamanos al subir una escalera; que tocó dinero para ponerlo en la colecta. Su mano, pues, estará indudablemente más contaminada que la del celebrante que las ha purificado antes de subir al altar y vuelve a hacerlo en el Ofertorio. Se dirá que puede tocar la boca de los fieles al momento de depositar la Sagrada Forma sobre la lengua. Lo cual es tan cierto como que puede tocar la mano, en el mismo trance.
La posición ideal para el caso es la comunión de rodillas, no solamente porque es la prescripta por la Iglesia desde la más remota antigüedad, no solamente porque con ella se cumple siempre el mandado de adorar antes de comulgar, no solamente porque "ante el nombre de Jesús, ha de doblarse toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos"; no solamente porque en tiempos de grave crisis se ha de impetrar de rodillas a la Divina Majestad de Dios el remedio, sino, porque puesto en el trance de tener que optar por lo más higiénico, es ésta la manera perfecta de prevenir supuestos inconvenientes: el fiel colocado por debajo del sacerdote, con su cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, con la boca debidamente abierta y la lengua dignamente afuera. Así, cualquier persona medianamente inteligente y entrenada puede colocar la Forma sin tocar nada. El saber y la experiencia de siglos sin antibióticos ni antivirales pero con mucha fe, eso indica.
Pero en lugar de volver a la tradición, el progresismo modernista que indudablemente está detrás de la radicalización de esta medida, niega el sacramento en tiempos de aflicción, mostrando una falta de caridad extrema y cometiendo grave abuso litúrgico. Si se consideró que había que cambiar algo por las presentes circunstancias, se podría al menos dar la comunión en la mano y en la boca en filas separadas. De modo que los que quisieran arriesgarse a los ojos de este mundo incrédulo, habrían podido recibir el Sacramento, sin que "sus manos sin consagrar toquen la sagradas especies", lo cual está prohibido por la legislación Universal de la Iglesia y se hace mediante un indulto, cuya aplicación ha sido incorrecta en la mayoría de los casos.
Sepa Roma y el mundo católico que aquí en la Argentina, con la aprobación tácita o expresa de numerosos obispos, se está dejando sin comunión a muchos fieles que resisten; mientras otros ya han sido violentados en sus convicciones más íntimas. Y esto en época de tal crisis (supuesta o real, no hacemos juicio) que en algunos lugares ya se ha dispensado del precepto dominical y se está hablando de la cancelación de la Misa. ¡Habráse visto imprudencia mayor! ¡Cesar el Santo Sacrificio justamente cuando es más necesario!
Frente a ellos querido fiel que con toda razón te niegas a tocar con tus indignas manos el Augusto Sacramento, busca otro lugar. Si no lo encuentras, comulga espiritualmente y reza para que la Gloriosa Madre del Redentor nos consiga el pronto fin, no sólo de la peste material, sino fundamentalmente de la peste del progresismo modernista que desde hace años están asolando la Iglesia en la Argentina.

Uno de los muchos carteles colocados en la Basílica San José de Flores, en la que sabemos con certeza se niega la comunión en la boca y en la que, además, se ha eliminado el agua bendita de la entrada.


La ilustración: Fragmento de "La Última Comunión de San José de Calasanz", óleo sobre lienzo de Francisco de Goya (1780), que se conserva en el Museo Calasancio de Madrid.

miércoles, 1 de julio de 2009

Perla Preciosa de la Tradición

Alocución de S.E.R. Mons. Héctor Aguer
Arzobispo de La Plata
Sobre la vigencia del Celibato Sacerdotal.
Tomada del programa "Claves para un mundo mejor"
que difunde América TV
6 de Junio de 2009
(Duración 7' 09")

En su encíclica Sacerdotalis Caelibatus, el Papa Pablo VI llamó "perla preciosa que la Iglesia custodia desde hace siglos" a la venerable y antiquísima institución del Celibato sacerdotal. No obstante, últimamente se han levantado voces, desde dentro y fuera de la Iglesia -en nuestra humilde opinión en concierto es decir planificadamente, para denostar esta disciplina que deriva de una invitación del Señor (*), realizando la misma pregunta: ¿Por qué no se casan los curas?
Siempre nos hemos preguntado por qué no se pone en su justo término la cuestión haciendo correctamente esta pregunta que debería ser: ¿Por qué la Iglesia, en el rito Latino, no ordena hombres casados?
Porque ha de tenerse bien en claro que tanto las Iglesias Orientales en plena comunión con Roma como las Ortodoxas, confieren el Orden Sagrado a hombres ya casados, es decir a padres de familia; y jamás se ha aceptado que un sacerdote se case.
Por eso nos hemos sentido interpretados por S.E.R. Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de la Plata, que comienza su breve explicación justamente con la aclaración que hacemos arriba.


El celibato sacerdotal así como la fidelidad matrimonial, se fundan en la alianza esponsalicia que Jesucristo estableció con la Iglesia, por la cual lo entregó todo, hasta la última gota de sangre. Por eso el sacerdote ha de ser célibe, no solamente para asumir el estado de gloriosa virginidad con que vivió nuestro Señor en este mundo, sino también para entregarse con amor perfecto a la Iglesia, porque al imitar el modo de vida de Cristo, participa también en el misterio de aquel amor esponsal. Por eso mismo su celibato es un signo que ayuda a los casados a vivir con alegría e integridad la fidelidad matrimonial.
El vivir en una cultura artificialmente erotizada por los medios, hace parecer el celibato cosa difícil de lograr. Pero será relativamente fácil en tanto y en cuanto el sacerdote viva con abnegación y en la Fe su entrega a Dios y a los hombres y practique la ascesis que recomienda la Tradición de la Iglesia. Recordando que la castidad de su vida es el secreto de la paternidad espiritual por la que es llamado propiamente "Padre".

(*) "hay eunucos que han nacido tales del vientre de sus madres; hay eunucos que fueron castrados por los hombres; y hay eunucos que se castraron a sí mismos por el Reino de los Cielos. Aquel que pueda comprender que comprenda" (Mt 19, 12).




AUDIO SOLAMENTE

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La ilustración: "Visión de San Juan de Mata", óleo de Juan Carreño de Miranda, pintado en 1666, que se exhive en el Museo del Louvre.