miércoles, 1 de julio de 2009

Perla Preciosa de la Tradición

Alocución de S.E.R. Mons. Héctor Aguer
Arzobispo de La Plata
Sobre la vigencia del Celibato Sacerdotal.
Tomada del programa "Claves para un mundo mejor"
que difunde América TV
6 de Junio de 2009
(Duración 7' 09")

En su encíclica Sacerdotalis Caelibatus, el Papa Pablo VI llamó "perla preciosa que la Iglesia custodia desde hace siglos" a la venerable y antiquísima institución del Celibato sacerdotal. No obstante, últimamente se han levantado voces, desde dentro y fuera de la Iglesia -en nuestra humilde opinión en concierto es decir planificadamente, para denostar esta disciplina que deriva de una invitación del Señor (*), realizando la misma pregunta: ¿Por qué no se casan los curas?
Siempre nos hemos preguntado por qué no se pone en su justo término la cuestión haciendo correctamente esta pregunta que debería ser: ¿Por qué la Iglesia, en el rito Latino, no ordena hombres casados?
Porque ha de tenerse bien en claro que tanto las Iglesias Orientales en plena comunión con Roma como las Ortodoxas, confieren el Orden Sagrado a hombres ya casados, es decir a padres de familia; y jamás se ha aceptado que un sacerdote se case.
Por eso nos hemos sentido interpretados por S.E.R. Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de la Plata, que comienza su breve explicación justamente con la aclaración que hacemos arriba.


El celibato sacerdotal así como la fidelidad matrimonial, se fundan en la alianza esponsalicia que Jesucristo estableció con la Iglesia, por la cual lo entregó todo, hasta la última gota de sangre. Por eso el sacerdote ha de ser célibe, no solamente para asumir el estado de gloriosa virginidad con que vivió nuestro Señor en este mundo, sino también para entregarse con amor perfecto a la Iglesia, porque al imitar el modo de vida de Cristo, participa también en el misterio de aquel amor esponsal. Por eso mismo su celibato es un signo que ayuda a los casados a vivir con alegría e integridad la fidelidad matrimonial.
El vivir en una cultura artificialmente erotizada por los medios, hace parecer el celibato cosa difícil de lograr. Pero será relativamente fácil en tanto y en cuanto el sacerdote viva con abnegación y en la Fe su entrega a Dios y a los hombres y practique la ascesis que recomienda la Tradición de la Iglesia. Recordando que la castidad de su vida es el secreto de la paternidad espiritual por la que es llamado propiamente "Padre".

(*) "hay eunucos que han nacido tales del vientre de sus madres; hay eunucos que fueron castrados por los hombres; y hay eunucos que se castraron a sí mismos por el Reino de los Cielos. Aquel que pueda comprender que comprenda" (Mt 19, 12).




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La ilustración: "Visión de San Juan de Mata", óleo de Juan Carreño de Miranda, pintado en 1666, que se exhive en el Museo del Louvre.

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