Se nos murió la patria hace ya tiempo,
en la pequeña aldea.
Era una patria casi adolescente,
era una niña apenas.
La velamos muy pocos, un grupito,
de chicos de la escuela.
Para la mayoría de la gente,
era un día cualquiera.
Pusimos sobre el blanco guardapolvo,
las renegridas trenzas,
la Virgen de Luján y una redonda
y azul escarapela.
Unos hombres “muy sabios” opinaban:
fue mejor que muriera.
Era sólo una patria, nos decía,
la gente de la aldea.
Pero estábamos tristes. Esa patria
era la patria nuestra.
Es muy triste ser huérfano de patria,
luego nos dimos cuenta.
Jorge Armando Dragone
en la pequeña aldea.
Era una patria casi adolescente,
era una niña apenas.
La velamos muy pocos, un grupito,
de chicos de la escuela.
Para la mayoría de la gente,
era un día cualquiera.
Pusimos sobre el blanco guardapolvo,
las renegridas trenzas,
la Virgen de Luján y una redonda
y azul escarapela.
Unos hombres “muy sabios” opinaban:
fue mejor que muriera.
Era sólo una patria, nos decía,
la gente de la aldea.
Pero estábamos tristes. Esa patria
era la patria nuestra.
Es muy triste ser huérfano de patria,
luego nos dimos cuenta.
Jorge Armando Dragone
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