sábado, 20 de octubre de 2012

Obispos Franzini y Lozano en el Sinodo


Intervenciones de los Obispos argentinos en Roma


Mons. Franzini, compañero de Bargalló, habló del escándalo.

Publicamos a continuación el extracto de las intervenciones de dos de los tres obispos argentinos elegidos por sus pares, para que los representen en la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, reunida en Roma desde el 7 al 28 de Octubre.



Mons. Carlo María Franzini, Obispo de Rafaela, Santa Fe

Martes, 9 de octubre de 2012

El Instrumentum laboris pide una más lograda comprensión de la identidad presbiteral, considerando los nuevos escenarios para la nueva evangelización y las situaciones de crisis y escándalo, que la afectan directamente.

En relación a este tema, los obispos latinoamericanos señalaron en la Conferencia de Aparecida varios desafíos para la nueva evangelización y sus respuestas, que pueden ser tenidos en cuenta por el Sínodo.

Reconocemos que la inmensa mayoría de los pastores vive fielmente su ministerio en medio de los desafíos del presente. Esto ha de ser motivo de gratitud y esperanza para toda la Iglesia.
Las situaciones de escándalo por parte de algunos obispos y presbíteros, y las necesarias medidas que se han de tomar para evitar que dichas situaciones se repitan, no deberían hacer perder de vista que también es necesario favorecer el desarrollo de un ministerio pleno y fecundo de los pastores.

Un ministerio presbiteral vigoroso reclama el compromiso personal de cada presbítero en su formación permanente, pero también necesita la propuesta institucional de las Iglesias particulares, por sí mismas o junto a otras Iglesias de la misma región o país.

Los Obispos tenemos la responsabilidad primaria en esta tarea. Además, hay que tener presente que sin el testimonio entusiasta y contagioso de los sacerdotes es inútil cualquier intento de pastoral vocacional que interpele y motive a los jóvenes para una respuesta generosa al llamado a la vida sacerdotal.

Se pide que el Sínodo agradezca y aliente el servicio fiel de los presbíteros y que oriente a las Iglesias locales sobre una pastoral presbiteral sistemática, que favorezca la genuina renovación de la vida y el ministerio de los pastores, para que sean los “primeros nuevos evangelizadores”.

Mons. tiene razón en decir que los presbíteros tienen que comprender acabadamente lo que es el sacerdote.
Un hombre consagrado ("separado" por Dios para Sí y para el servicio divino), que por lo tanto ha de vivir lo más alejado posible del mundo, pero al mismo tiempo al servicio de todos.
Misión que requiere un delicado equilibrio, que no puede alcanzarse sin practicar el ascetismo que la Iglesia ha enseñado por centurias. El cual desaconseja el modus vivendi de la mayoría de los curas actuales. De ahí vienen luego los escándalos...

Pero pareciera que este punto de vista no le convence al obispo, porque agrega:
"las necesarias medidas que se han de tomar para evitar que dichas situaciones (los escándalos) se repitan, no deberían hacer perder de vista que también es necesario favorecer el desarrollo de un ministerio pleno y fecundo de los pastores".

Es decir, que los pastores dejen la sotana (que ya la han dejado) y se mezclen nomás plenamente con la gente y, sobre todo, con las catequistas, para que su acción sea más... fecunda.
Sino fuera así, ¿a qué viene esta prevención frente a medidas que pretenden terminar con los escándalos, cuando la tendencia actual de muchos curas es vivir mundanamente?




Mons. Jorge Eduardo Lozano, Obispo de Gualeguaychú, Entre Ríos


No se olvide del Aborto

Viernes, 12 de octubre de 2012

La Iglesia de América Latina vive y evangeliza en la región más desigual del planeta. El Papa Benedicto XVI nos alentó a confirmar con nueva fuerza la opción por los pobres. La brecha entre los más ricos y los más desfavorecidos es enorme e infranqueable, evocando la parábola del pobre Lázaro que se alimentaba de las migajas del suelo.
Hay países en los cuales la mitad de los pobres son niños. En nuestro continente y en el mundo la pobreza no es un problema meramente económico o sociológico sino evangélico, religioso y moral.

Una mínima parte de la población mundial acapara para sí los bienes de la creación. El consumismo derrochador y depredador está agotando los bienes de la creación.

Los rostros de los pobres y excluidos son rostros sufrientes de Cristo. En una cultura que pretende esconderlos, transformarlos en invisibles o naturalizar la pobreza, la fe nos alienta a ponerlos en el centro de nuestra atención pastoral.
No es posible pensar una nueva evangelización sin un anuncio de la liberación integral de todo lo que oprime al hombre, el pecado y sus consecuencias.
No puede haber una auténtica opción por los pobres sin un compromiso firme por la justicia y el cambio de las estructuras de pecado. Nuestra cercanía con los pobres no sólo es necesaria para que nuestra predicación sea creíble sino también para que ella sea cristiana y no “una campana que resuena o un platillo que retiñe” (1 Cor 13,1).

Cualquier olvido o postergación de los pequeños y humildes hace que el mensaje deje de ser Buena Noticia para devenir en palabras vacías y melancólicas, carentes de vitalidad y esperanza. Hace falta mirar a los pobres, convertimos a ellos para servir al Señor, a quien amamos.

Ni los obispos se cuidan en advertir que no hay una Iglesia "de" América Latina, sino "en" América Hispánica o Iberoamérica (Latina es un término absolutamente impropio y ante el cual no debemos ceder).

Por lo demás, hasta que Mons. Lozano no haga pública la excomunión para todos los que participan en los abortos amparados en los protocolos de la muerte, seguirá haciendo "olvido y postergación de los pequeños y humildes"; y por lo tanto su prédica ecologista y tercermundiana, seguirá siendo un conjunto de "palabras vacías y melancólicas, carentes de vitalidad y esperanza".


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7 comentarios:

Memoria dijo...

En mi opinión el Obispo de Rafaela en la frase destacada no ha dicho nada, nada claro, no se entiende, ha sido un fiel bergogliano. En cuanto a Lozano, haciendo caso omiso de antecedentes, sus palabras no me parecen desacertadas. Puestas en boca de un pastor integral no serían más que dignas de aplauso. La cuestión es que si cree verdaderamente en lo que dijo no podemos menos que exigir que denuncie el ilegítimo pago de la deuda externa, que hambrea a los pueblos y los somete a condiciones paupérrimas. En segundo lugar renunciar al sueldo que les aplica el Estado porque, creanmé amigos católicos, que muchos de estos obispos no hablan por temor a que se corte el chorro.

Anónimo dijo...

Dio en la tecla el comentario sobre los pobres y mas indefensos. Ese obispo deberia tener como ejemplo a la madre teresa cuando dijo:

“Para mí, las naciones que han legalizado el aborto son las mas pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir”

Asi que Obispos no sirven de nada los sinodos, si por otro lado dejan pasar por alto el tema del aborto en nuestro querido pais.

Viva Cristo Rey
Agustín

luis alvarez primo dijo...

Bien Agustín conesa cita de la Madre Teresa de Calcuta. No hay lugar para tibios frente a la cultura de la muerte, empezando por el homicidio de un niño inocente desde su concepción.
Viva Cristo Rey,

Luis Alvarez Primo

Anónimo dijo...

Usando un término latino, me parece que Lozano esta meando fuera del tarro. Debería terminar con los abusos litúrgicos en la iglesia Catedral y en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes. Ahí estan espantando los fieles interrumpiendo la santa misa con tantos sorteos, repartija de chupetines y funciones de títeres.Claro, para eso debería reformar el seminario.

Anónimo dijo...

Yo diría asi Agustín: obispos, no sirven de nada los sínodos si no se preocupan que no haya abortos espirituales.

Anónimo dijo...

Anónimo de las 01:47 para mi que el NO es en si un abuso de la liturgia.

Anónimo dijo...

Franzini y Lozano son dos expresiones del lamentable estado de nuestro Episcopado. Le oí decir, en más de una ocasión, al Cardenal Quarracino que en Argentina hay laicos pero no laicado. Creo que, parafraseando al difunto Primado, en Argentina hay obispos pero no Episcopado.
La única intervención lúcida argentina en el Sínodo fue la de Monseñor Aguer. Curiosamente no lo eligieron sus pares sino que fue elegido por el Papa.
Mario Caponnetto