lunes, 16 de julio de 2012

Mons. Fellay: Reconocemos al Papa


No pretendemos ejercer un Magisterio paralelo

Mons. Müller nos trató como parias

¡Lejos de nosotros la idea de construir una Iglesia paralela!

No tenemos tiempo para realizar un comentario más profundo a la entrevista que acaba de conceder Mons. Fellay a DICI, luego de terminado el capítulo general.
Solo queremos resaltar las frases del acápite de este post, para lectura de quienes hablan del "Cisma" de la Fraternidad., dejando el texto a la reflexión de nuestros lectores.






16 de Julio de 2012

El mutismo doctrinal no es la respuesta a la “apostasía silenciosa”


DICI: ¿Cómo se desarrolló el Capítulo General? ¿Cuál fue la atmósfera?

Mons. Fellay: ¡Una atmóstera bastante calurosa ya que el mes de julio es particularmente tórrido en el Valais! Pero al mismo tiempo una atmósfera de mucha aplicación, sobre el fondo, ya que los miembros del Capítulo pudieron intercambiar pareceres libremente, como conviene a una reunión de trabajo de este género.

DICI: ¿Se trató acerca de las relaciones con Roma? ¿Hubo cuestiones que no se podían tocar? ¿Se pudieron apaciguar las disensiones que se manifestaron en estos últimos tiempos en el seno de la FSSPX?

Mons. Fellay: ¡Son muchas preguntas a la vez! Con respecto a Roma, fuimos realmente al fondo de las cosas y todos los capitulantes pudieron acceder a todos los documentos. Nada se ocultó, no hay tabús entre nosotros. Yo debía exponer precisamente el conjunto de los documentos intercambiados con el Vaticano, lo cual se había transformado en algo difícil por el clima deletéreo de estos últimos meses. Esta exposición permitió una discusión franca que esclareció las dudas y disipó las incomprensiones. Eso favoreció la paz y la unidad de los corazones, y es muy reconfortante.

DICI: ¿Cómo ve Ud. las relaciones con Roma después de este Capítulo?

Mons. Fellay: Entre nosotros todas las ambigüedades han quedado disipadas. Próximamente haremos llegar a Roma la posición del Capítulo, que nos ha dado la ocasión de precisar nuestra hoja de ruta, insistiendo sobre la conservación de nuestra identidad, que es el único medio eficaz para ayudar a la Iglesia a restaurar la Cristiandad. Porque, como manifesté recientemente, “si queremos hacer fructificar el tesoro de la Tradición para el bien de las almas, debemos hablar y actuar” (cf. entrevista del 8 de junio de 2012, DICI nº 256). No podemos quedarnos en silencio ante la pérdida generalizada de la fe, ni ante la caída vertiginosa de las vocaciones y de la práctica religiosa. No podemos callarnos ante la “apostasía silenciosa” y sus causas. Porque el mutismo doctrinal no es la respuesta a esta “apostasía silenciosa”, de la cual Juan Pablo II ya hablaba en 2003.

En este sentido entendemos que nos inspiramos no sólo en la firmeza doctrinal de Mons. Lefebvre sino también en su caridad pastoral. La Iglesia siempre consideró que el mejor testimonio a favor de la verdad provenía de la unión de los primeros cristianos en la oración y en la caridad. No eran más que “un corazón y una alma”, como dicen los Hechos de los Apóstoles (cap. 4, 32). El boletín interno de la Fraternidad San Pío X lleva por título Cor unum, es un ideal común, una consigna para todos. Por tanto, nos separamos netamente de todos los que quisieron aprovechar la situación para sembrar cizaña, oponiendo unos miembros de la Fraternidad con otros. Este espíritu no es de Dios.

DICI: ¿Qué consideración le merece el nombramiento de Mons. Ludwig Müller al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

El antiguo obispo de Ratisbona, donde se encuentra nuestro seminario de Zeitzkofen, no nos aprecia, y esto no es un secreto para nadie. Después del acto valiente de Benedicto XVI a nuestro favor en 2009 ¡parecía que tenía poco interés en actuar en el mismo sentido y nos trataba como parias! Fue él quien entonces declaró que nuestro seminario debía ser cerrado y que nuestros seminaristas debían reinsertarse en los seminarios de sus regiones de origen, afirmando sin rodeos que ¡“los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X deben renunciar”! (Cf. entrevista en Zeit online, 8 de mayo de 2009).

Sin embargo, más importante y más inquietante para nosotros es el papel que deberá asumir al frente de la Congregación de la Fe, que debe defender la fe, cuya misión propia consiste en combatir los errores doctrinales y las herejías. Porque muchos textos de Mons. Müller acerca de la verdadera transustanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sobre el dogma de la virginidad de María, sobre la necesidad de que los no-católicos se conviertan a la Iglesia católica… ¡son más que discutibles! No cabe duda que en otra época hubiesen sido objeto de una intervención de parte del Santo Oficio, del cual salió la Congregación de la Fe que encabeza actualmente.

DICI: ¿Cómo se presenta el futuro de la Fraternidad San Pío X? ¿En el combate por la Tradición de la Iglesia, sigue transitando la Fraternidad por una delgada cresta?

Mons. Fellay: Más que nunca debemos conservar efectivamente esta línea fijada por nuestro venerable fundador. Es un norte difícil de mantener pero es absolutamente vital para la Iglesia y para el tesoro de su Tradición. Somos católicos, reconocemos al Papa y a los obsipos, pero debemos ante todo conservar inalterada la fe, fuente de la gracia de Dios. En consecuencia, debe evitarse todo lo que podría ponerla en peligro, sin que por eso pasemos a ocupar el lugar de la Iglesia católica, apostólica y romana. ¡Lejos de nosotros la idea de constituir una Iglesia paralela, ejerciendo un magisterio paralelo!

Mons. Lefebvre explicó esto muy bien hace ya más de 30 años: lo único que quiso hacer fue transmitir lo que había recibido de la Iglesia bimilenaria. Eso es todo lo que nosotros queremos siguiéndolo a él, porque sólo así podremos ayudar eficazmente a “restaurar todas las cosas en Cristo”. No somos nosotros los que romperemos con Roma, la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Con todo, sería irrealista negar la influencia modernista y liberal que se difunde en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y las reformas que le siguieron. En una palabra, guardamos la fe en el primado del Pontífice Romano y en la Iglesia fundada sobre Pedro, pero rehusamos todo lo que contribuye a la “autodemolición de la Iglesia”, reconocida por el propio Pablo VI en 1968. ¡Quiera nuestra Señora, Madre de la Iglesia, apresurar el día de su auténtica restauración!



16 comentarios:

Anónimo dijo...

Como creyente perplejo no entiendo cual es el problema d eno dejar a la Fraternidad como prelatura pèrsonbal con su propia manera de seguir a la tradicion?. No es que el concilio es solo pastoral y no dogmatico? por que lod eben aceptar al pie d ela letra?. cual es la base de que sean rechazados lo peor que puede pasar es que sean una pequeña cofradia de "anticuados" que no hacen mal a nadie. Que pasa?

Anónimo dijo...

Anónimo de las 14:54 me parece que la respuesta mas acertada es que los novurdianos ODIAN la verdadera misa y a Trento.

Ignacio dijo...

El odio contra la Fraternidad es teológico en el fondo, y está dirigido por Satanás en persona.
Para el advenimiento del Anticristo, es necesario que se instaure un Orden Global y una religión universal. Y eso sólo se puede lograr si se contamina la religión Verdadera, de modo que no quiera hacer apostolado, que en los hechos dé a entender que todas las religiones son lo mismo, es decir que renuncie a la Reyecía de Cristo.
Todo eso ha pasado luego del Concilio, por fuerzas que venían de antes pero que se desencadenaron allí.
El Nuevo Orden Mundial intentará impedir por todos los medios la restauración Católica.
Y si hay algo que puede obstaculizar esos planes es la difusión de la Misa Tridentina que es antiecuménica y ha hecho la grandeza de la Iglesia por al menos 15 siglos (quizá más).
La Fraternidad acepta el 95 % del Concilio como dijo M. Fellay. Pero ese 5 % que cuestiona es lo que no puede ser cuestionado por nadie: el Novus Ordo, la Realeza de Cristo, el falso Ecumenismo y el decirle a los Judiós que no necesitan convertirse.
La mayoría de los curas apenas aceptan el Concilio, y nadie dice nada, pero ellos no cuestionan el 5 % que al Orden Mundial le interes que no sea cuestionado, y por eso nadie les dice nada.
Sucintamente creo que es así.

Ricardo dijo...

Ignacio, me parece que pecás de ignorancia e ideologización.
Lo tuyo no es católico. Tomar el 95% y rechazar el 5% no es católico. Y ponele los números que quieras, no es católico. Es religión a la carta. Es lo que hace el progresismo. Con signo opuesto, pero en el fondo es lo mismo.
No puedo callar ante los errores que recitás (porque lo tuyo es un verso trilladísimo). Y lo hago por deber de caridad: hay que corregir al que yerra.
La Misa VO no hizo la grandeza de la Iglesia, sino que fue exactamente al revés: una Iglesia grande y majestuosa se expresó a través de ese rito sublime.
Pero sobrevino una crisis profundísima de Fe, la primera virtud teologal, y cundió el fariseísmo más oprobioso. En prácticamente toda la Iglesia. No puedo precisar fechas ni magnitudes, pero fue muy grande la crisis, muy extendida, décadas, quizás muchísimas décadas, bajo el amparo superficial de una conducta católica "políticamente correcta". Los curas pederastras irlandeses, por ejemplo, hacían de las suyas entre misas tridentinas correctísimamente celebradas y vistiendo, claro, una sotana negra, como se debe. Y conste que digo esto admirando a los curas que visten sotana, como lo son todos mis párrocos desde hace más de 10 años, a Dios gracias.
Te contaré una anécdota en la esperanza de que te sirva:
En mi lejana niñez asistía al único rito existente, y una de mis abuelas eras de misa diaria, ejemplo de cumplimiento cultual. Pasaron los años y mi abuela enfermó del corazón y veía próxima su muerte, así que me animé a hablarle acerca de cómo se preparaba para su encuentro con Dios. Ella me respondió con cara de extrañeza: "¿Pero nene, vos todavía creés en esas cosas?" Fue tanta mi sorpresa que hasta el día de hoy resuenan esas palabras en mis oídos.
No Ignacio, estás profundamente equivocado. La Iglesia, ayer, hoy y siempre, es Madre y Maestra. La Iglesia, repito, no la entelequia de la "roma eterna" que algunos se han fabricado para autoconsumo. Hay que obedecerle al 100%.
Si hay quienes odian el VO (es cierto) hay también algunos entre ustedes que a su vez odian el NO. Están equivocados, un error no se corrige con un error de signo contrario, porque entonces tenemos dos errores. ´
Me das pena porque se ve que sentís lo que decís. Cada vez que rece por la reincorporación plena de los lefebristas, rezaré especialmente por vos.
Te agradeceré la recíproca.
Y que Dios nos bendiga e ilumine a todos quienes queremos ser sus fieles hijos.

Anónimo dijo...

Ricardo, no le voy a contestar yo sino Mons. Ottaviani en su Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae, le sugiero leerlo, allí ha analizado magistralmente los errores doctrinales insertados en la Iglesia a través de la liturgia. Si hay algo que Dios no nos exige es adherir al error y renunciar a la verdad.

María Carlota Lassalle de Valenzuela dijo...

-Al Espíritu Santo- Secuencia.



Propio para estos tiempos que transitamos y`para todos los tiempos, desde que El Padre envió al Paráclito en el Cenáculo, "como lenguas de fuego" sobre María Santísima, los Apóstoles y los que allí estaban reunidos.

1. Ven, Espíritu Santo, y envía desde el Cielo un un rayo de tu luz.

2. Ven, padre de los pobres; ven dador de las gracias; ven, lumbre de los corazones.

3. Consolados bonísimo, dulce huésped del alma, duce refrigerio.

4. Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad; consuelo en el llanto.

5. Oh luz santísima,
llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.

6. Sin tu ayuda,nada hay en el hombre, nada que sea inocente.

7. Lava lo que está manchado, riega lo que está árido, cura lo qu está enfermo.

8. Doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío.
dirige lo que está extraviado.

9. Concede a tus fieles,que en Ti confían, tus siete sagrados dones.

10. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación. Dales el eterno gozo.

Amén.


En Cristo y María.-

Augusto del Río dijo...

Ricardo: me parece que no ha analizado el conflicto de la Fraternidad San Pio X debidamente. ¿Si fuera tan simple como Ud. dice, el Papa habría pagado el costo político-eclesial inmenso de haberles levantado las excomuniones y permitir las discusiones doctrinales durante dos años? Acaso tendría sentido una discusión doctrinal si fuera tan sencillo despachar el problema como Ud. lo hace? Le recomiendo, con todo respeto para que pueda ubicar correctamente el problema, que lea el artículo del teólogo Johan R. T. Lamont, publicado por la pág. web Chiesa de Sandro Magister. Se titula LAS PREGUNTAS DE UN TEÓLOGO. Lamont no tiene nada de “lefebvrista”, cismático, ni sedevacantista ni nada raro. Es un teólogo honesto que se hace preguntas honestas sobre este tema. Y si quiere profundizar todavía más, vaya al pozo de sabiduría de Romano Amerio y su Iota Unum para darse cuenta de la cantidad de contradicciones y rupturas que se han producido en declaraciones oficiales de la Iglesia respecto a la doctrina bimilenaria de la Iglesia. Y, por favor, no caiga en ese típico lugar común de poner equidistantes a los tradicionalistas con los progresistas, como si fueran dos extremos igualmente errados. Hay una diferencia fundamental que Lamont puntualiza muy bien. Los progresistas niegan verdades esenciales de la fe y moral católica y afirman herejías. Los tradicionalistas rechazan las novedades doctrinales del Concilio que están en ruptura con la fe ya definida de la Iglesia. Son dos cosas totalmente diferentes.
Augusto del Río

Ricardo dijo...

Estimado Augusto:
Por supuesto que estamos de acuerdo en que no es comparable el progresismo con la postura de Mons. Lefebvre. El progresismo es herejía, básicamente herejía. Más o menos manifestada, larvada o expresa, conciliadora o desafiante, pero en esencia es herejía. Es el resumen de todas las herejías, o sea es modernismo reciclado e infiltrado.
El lefebrismo en cambio, es un intento fallido de quienes adhieren a "El celo por tu casa me consume". Muchos lo hacen de corazón, aunque también hay algunos convertidos a medias, como Mons. Williamson, pero ése es otro problema.
Lamento que mis palabras diesen la impresión de que no conozco bien el problema de la FSSPX. Y que creo que es nimio y sencillo de arreglar. No, no es así, pero bueno, yo he intentado dar una respuesta a las posturas de Ignacio, que hasta la mitad de su comentario iban fenómenas pero que de la mitad al final desbarraron.

Anónimo dijo...

Quien desbarra es Ricardo, que no puede guiarse por solo el ejemplo de su abuela para decir que eran fariseos antes del V II. Eso es inadmisible. En esa época se jugaban muchas variantes pero Dios había propuesto una solución que no llegó a tiempo, consagrar a Rusia al IC de María, he aquí que hoy en día estamos padeciendo las consecuencias de no haber hecho esa consagración. Hasta J XXIII hubiese podido hacer esa consagración aprovechando que tenía reunidos a los obispos antes de empezar el V II. UNA GRAN OPORTUNIDAD PERDIDA. De haberse hecho esa consagración en ese preciso momento ese concilio no hubiera dado los tan nefastos resultados que dió.

Nicolás dijo...

Es muy laudable la actitud de Monseñor Fellay de buscar con coraje y sinceridad la plena comunión con la Iglesia Católica Apostólica Romana. Pero hay que recordar que la Fraternidad aún no goza de plena comunión!!!! Por tanto, hay que ubicarse a la hora de efectuar juicios temerarios a miembros que sí están en comunión.
Sobre el "Breve exmane crítico" del Cardenal Ottaviani hay que decir que está compuesto de muchas "verias verdades" y errores.
Además, cabe recordar que no se trata del magisterio ordinario, con cual cual deja mucho que desear como fuente de autoridad.


Es hora de buscar la verdad y no apoyarse en manijas!!!!

Ricardo dijo...

No veo el mundo a través de los ojos de mi abuela, comp parece sugerir el anónimo de aquí arriba.
Mi abuela era como tantísimas otras parroquianas, y mis tíos, como los hijos de las demás. Ella se sinceró conmigo y así se me explicaron muchas incongruencias "católicas" tan comunes, por lo que creo que una extrapolación en este caso es pertinente.
De lo que sí puedo dar fe es que todos los curas tercemundistas que conocí, y creo que la mayoría de los que no conocí, oficiaron la Sta.Misa según el Vetus Ordo. Es que la hipocresía y la mundanización no son cosa nueva en la Iglesia, como suelen creer algunos tradicionalistas pésimamente informados. Al respecto sugiero leer el siguiente artículo, que nos muestra cómo el virus mundano, cuyos amargos frutos se notan tantísimo ahora, viene trabajando en la Iglesia desde el lejano Renacimiento:
http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1207210204-186-final-de-la-cristiandad-f

Anónimo dijo...

Ah... si, ahora la culpa de lo que hacen los tercermundistas la tienen los del renacimiento. Por favor. Si su abuela perdió la fe por los tercer mundistas lo puedo entender pero de ahi a llamar fariseos a los preconciliares, eso no. En todo caso si se puede reconocer que había un ala liberal preconciliar que desembocó en la teología de la liberación.

Anónimo dijo...

Las 101 HEREJÍAS de Juan Pablo II:

http://forocatolico.wordpress.com/herejias-de-juan-pablo-ii/

LA SALETTE

NAVIS dijo...

El que no está de acuerdo con los últimos 2 Papas, no le parecería coherente dejar de llamarse Católico hasta el momento de convertirse nuevamente?

Carpiendo dijo...

Los mal llamados "tradicionalistas" están más informados de las nuevas herejías que de las nuevas encíclicas

Agustín del Arroyo dijo...

Tal cual, "Carpiendo" y falta aclarar algo más: los progresista eran progresistas antes del Concilio, y aprovecharon el cambio para imponer sus herejías, los tradicionalistas en cambio, se enteran del Concilio por lo que "dicen los progresistas de este" y no leyéndolo junto con el Magisterio,La Tradición, y demás