Liturgia de la Palabra en la
Fiesta de la Sagrada Familia
31 de Diciembre de 2006
R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio 24' 45")
Notese que la Liturgia que abajo publicamos corresponde al Ciclo C, y no al Ciclo A que estamos transitando en 2010/2011
Dios tiene predilección por la familia y el lenguaje familiar para explicar sus misterios, más allá de que a algunos sacerdotes les gusta ser llamados por un sobrenombre, en lugar de Padre. Esta predilección la podemos ver tanto en el misterio de la Santísima Trinidad, con sus relaciones de Paternidad y Filiación, como en la analogía que hicieron los santos padres entre el matrimonio cristiano y el vínculo esponsalicio que une a Cristo y su Iglesia.
Que la Sabiduría hecha carne, que Aquel que en su niñez deslumbró a los maestros de la Ley, en lugar de ir a Roma a entrevistarse con el Emperador o a Alejandría a enseñar a los filósofos la verdad del Evangelio se haya quedado en una aldea la mayor parte de su vida, es algo que puede sorprender; y más sorprende que Jesús haya desempeñado durante treinta años tareas sencillas, incluso, para muchos, vanas. A tal punto calló la Sagrada Familia, que un autor medieval llamó a la Santísima Virgen: "Madre muda de un Verbo que calla". Esto nos muestra el valor del silencio que es plenitud de vida interior.
Por el contrario, el mundo moderno quiere desterrar el silencio de la sociedad en su intento de alejarla de Dios, porque no podremos escuchar en el ruido a Quien no suele vociferar sino hablar suavemente como el rocío de la mañana.
Por otro lado, con su trabajo de carpintero, ayudando a su padre, Cristo nos ha querido enseñar el valor de lo cotidiano cuando se hace con un gran espíritu. Al clavar la madera junto a San José, lo hacía con el mismo amor conque luego se dejó clavar en la Cruz, ese amor que va desde Belén hasta el Calvario.
En nuestra época, tiempo de extinción de la Cristiandad, el enemigo apunta todos sus cañones hacia el último baluarte: la familia, la que quiere destruir burlándose de la paternidad y de la autoridad paterna, y equiparando el sagrado sacramento del matrimonio con uniones inicuas. Pidamos al Señor que, hoy más nunca, recordando el misterio de la Familia de Nazaret, modelo de toda familia cristiana, hagamos de las nuestras un bastión de resistencia valiente y heroico que enseñe a los hijos el coraje de ser distintos. Porque bastarán unas pocas ardientes familias cristianas para reconquistar una Nación.
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Ilustra esta entrada: "La Huida a Egipto" (1494 - 1497), oleo de Alberto Durero que se conserva en la Ciudad de Dresde, Alemania
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