martes, 6 de agosto de 2013

Francisco y los Príncipes


Tu es Petrus,

et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam



Artículo del Prof. Dr. Antonio Caponnetto


El Papa es el Príncipe de los Apóstoles. Su principalía ha sido establecida cuando fue elegido Vicario de la Roca Angular que desecharon los insensatos constructores; es decir Piedra sobre la cual el Señor edificaría su Iglesia.

Por eso nos ha extrañado oír de labios de Francisco las siguientes palabras, dirigidas a los obispos, que podrían tomarse como un consejo a desertar de la preeminencia: "deben ser hombres que no tengan psicología de príncipes."

En ese contexto, creemos que el siguiente artículo del Prof. Dr. Antonio Caponnetto será de provecho para quienes se han estado preguntando sobre los temas eclesiales y las declaraciones que nos afligen.

Si alguien desea expresar opinión sobre este trabajo, que lo haga con altura y caridad. No toleraremos la provocación de los que intentan desprestigiar esta publicación.




Francisco y los Príncipes

Por Antonio Caponnetto


“El levanta del polvo al indigente y saca al pobre del estiércol,
para sentarlo con los príncipes, con los príncipes de su pueblo"

Salmo 112

            
Según el Papa Francisco, “los obispos deben ser hombres que no tengan psicología de príncipes”. Y ello -de acuerdo a lo que ha resaltado- para que sean “capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido”.
            Así lo hizo saber en el Discurso que dirigió al Comité de Coordinación del CELAM, el pasado 27 de julio, en el marco de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. Antes, según noticias que tomaron estado público el 24 de junio, había dejado de asistir al Gran Concierto de Música Clásica por el Año de la Fe, aduciendo que él no es un príncipe renacentista.

            Es extraño, por decir lo menos, esta recurrente manera de expresarse en el titular de la silla petrina. La etimología de la palabra príncipe esta cargada de dignidad; otrosí su semántica, que alude a los principios inmutables y a cuanto es principal o capital en la vida, en contraposición con todo aquello que resulta subalterno, fluctuante o huidizo. El príncipe connota soberanía y herencia, sucesión, primogenitura y alteza. Nada de lo que tenga que renunciar o avergonzarse un obispo, ni mucho menos un pontífice, pues sabiamente ejercido tal principado, ni entra en colisión con la humildad ni mucho menos con el servicio al prójimo.

            Y aquí ya no es el idioma quien contradice el yerro bergogliano, sino la vera historia preñada de Príncipes de la Iglesia y de Príncipes Católicos, que han alcanzado los altares y la santidad, precisamente por el modo de ejecutar su principalía. Suponer antagonismo entre la condición regia y el amor a los pobres, puede ser el justo y eventual diagnóstico de una monarquía ruinosa, donde señorea precisamente el príncipe de este mundo, pero no puede ser nunca el punto de partida de una convicción católica. Porque como escribía Juan de Mariana sintetizando una doctrina sempiterna:“los príncipes están puestos por Dios para que tengan sus veces en la tierra y como vicarios suyos le semejen en todo”.

            Hasta el día de hoy, la misma sensibilidad popular –esa actitud de las ovejas que con razón tanto preocupan al Papa- suele reservar el sustantivo príncipe, y los adjetivos que de él se derivan, para designar cosas admirables o amables: la distinción, la jefatura, la enjundia, lo granado y delantero.

             No; las ovejas no siguen al pastor porque huelan en él su mismo olor borreguil y carnero, sino porque siendo preeminente al rebaño, conoce a cada una por su nombre y está dispuesto a donar su sangre en la custodia. No es el pastor el que deba aborregarse, sino las ovejas quienes puedan quedar suspensas de la palabra señera y de la guía sacrificial del pastor. “De pacer olvidadas, escuchando”, diría Garcilaso. Máxime cuando el Pastor aquí mentado e imitado, a la hora de hacerse Cordero, seguirá “en el medio del trono”, como anticipa el Apocalipsis (7,17), y conservará su cetro.

            Las páginas bellísimas del texto joánico, que nos la muestran a María, la hermana de Lázaro, derramando sobre Jesús un frasco completo de purísimo y costoso nardo (Jn 12,1-11), narran con arrobamiento que aquel aroma especial inundó la casa y cada uno de sus sitios. El Pastor por antonomasia traía y merecía el ungüento más noble y más costoso. Ese mismo y divino bálsamo con el que transformó un pesebre maloliente en el primer sagrario, y una cruz fétida en el madero más fragante de los siglos. Misterios y milagros que saben protagonizar los Príncipes.

            En el Segundo Libro de Samuel (7,8), quedan bien claros las conceptos: “Ahora ,pues, así dirás a mi siervo David: ‘Así dice el Señor de los Ejércitos: Yo te tomé del pastizal, de seguir las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israel’”. Y en el libro anterior (1 Samuel, 10, 1), el panorama es aún más transparente, si cabe: ”Tomó entonces Samuel la redoma de aceite, la derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó y le dijo: ¿No te ha ungido el Señor por príncipe sobre su heredad?. Lo mismo puede leerse en el Libro de las Crónicas o en las páginas de los profetas como Ezequiel. Es que ni la Escritura Sacra, ni los Santos Padres, ni la Tradición viva del Magisterio, rechazaron jamás la palabra príncipe para referirse a los pastores y al Pastor Universal.

            Un salmo tan célebre cuanto hermoso: el cincuenta, en su versículo catorce, parece cifrar en clave poética –que es el modo más alto de acertar con la proferición de las verdades- cuál es el significado de este principado que se le pide a los consagrados a Dios: “Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me”. Traduce Straubinger: “Devuélveme la alegría de tu salud; confírmame en un espíritu de príncipe”.

            El Papa Urbano VIII mandó musicalizar este salmo, para ser cantado en la Capilla Sixtina durante los maitines del miércoles y el viernes de la Semana Santa. Y fue el Papa del Breve Comisum Vobis, de 1639, por el que aplicaba la pena de excomunión automática al católico que practicase cualquier forma de esclavitud contra el prójimo desvalido; y a la vez el Papa que alentó el stile antico o prima prattica, polifonía propia del Renacimiento.

            Pedir que los obispos no se comporten como príncipes; y prohijar incluso las conductas contrarias, como las que se vieron para escarnio de la genuina feligresía católica en las playas de Copacabana, no es prueba de sencillez sino de confusión; ni de modestia sino de plebeyismo; ni de servicialidad sino de demagogia populista.

            Pedir o permitir que los obispos abandonen la virtud de la gravitas que su investidura reclama, para contonearse al compás de una coreografía tribal, no es estar más cerca de las ovejas sino del ridículo. Para combatir al jansenismo se necesitan fiestas cristianas, no carnavales cariocas. Porque sólo hay fiesta allí donde el amor se alegra, según lo dice el Crisóstomo. Su caricatura revulsiva,en cambio, tiene lugar cuando “por una noche se olvidó que cada uno es cada cual”, según rimaba Antonio Machado.

            Tanto hablar de periferia, y de la necesidad de acudir a ella para socorrerla, ha provocado hoy esta doliente paradoja: que en la periferia han quedado la Verdad, el Bien y la Belleza. En los aledaños, el esplendor de la liturgia; en los suburbios la diáfana luz de la ortodoxia; en los perímetros marginales, el sabio coraje del testimonio oportuno e inoportuno. Y desde el Papa Francisco para abajo no parece haber almas ni brazos dispuestos a socorrer a esas indigencias que, alguna vez, fueron el verdadero tesoro de la Iglesia. Las pocas almas y voces bravías que a tales alrededores se allegan,caminando contracorriente, y haciendo centinela, son castigadas de consuno por exponentes de una papolatría tan obtusa cuanto insustentable.

            Como tales obtusos nos rondan al acecho, se nos permitirá  una escueta aclaración final. No para ellos, que no la merecen, sino para los sufrientes amigos, junto a los cuales, tantas defecciones romanas nos resultan otras tantas mordeduras del espíritu.

            Téngase por tal aclaración que no cruzamos espadas en pro de los Príncipes de la Iglesia, si por tal principado se entienden oropeles, orfebrerías, enjoyamientos, o  las suntuosidades diversas del Cinquecento. Tenemos bien presente aquel relato del Maestro  Eckhart. El del Niño desnudo que llega a la puerta de un Monasterio. Interrogado por el Superior se identifica: “Soy un Rey. Mi reino está en mi corazón. Procedo de Dios, a Dios quiero llegar”. “Si es así pasa”, le dice el Superior. “Elige el vestido que quieras y entra”. “Entonces, ya no sería un Rey”, responde el Niño. Ninguna pompa innecesaria o vacua está en el blanco de nuestra defensa; aunque tampoco nos conforme la abolición o el arrasamiento de las símbólicas majestades externas.

            Pero si ya no hemos de tener Príncipes de la Iglesia, si ya el Sumo Pontífice no quiere ser tal sino apenas el Obispo de Roma, en paridad con el resto de los prelados, es la naturaleza misma del Orden Sagrado la que sufre mengua, no el volumen de la tiara o las puntillas del alba. Porque si en la naturaleza del sacerdocio está la obligación del religioso de hacerse pastor y pasto a la vez; también, o por lo mismo, está su condición de elegido y de consagrado; de llamado y segregado del mundo, de tomado por Dios, como dice la Carta a los Hebreos. De príncipe, a emulación de Aquel que anunció Isaías (9,6),como Príncipe de la Paz. A emulación y escoltamiento de los mismos coros angélicos, entre los cuales, a despecho de tanta semiótica democrática, hay tronos, potestades, dominaciones y principados.

            Por los Príncipes de la Iglesia: te pedimos Señor. Por el Papa Francisco: te pedimos Señora de los Príncipes de la Iglesia.



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28 comentarios:

Don Juan de Austria dijo...

"Tanto hablar de periferia, y de la necesidad de acudir a ella para socorrerla, ha provocado hoy esta doliente paradoja: que en la periferia han quedado la Verdad, el Bien y la Belleza. En los aledaños, el esplendor de la liturgia; en los suburbios la diáfana luz de la ortodoxia; en los perímetros marginales, el sabio coraje del testimonio oportuno e inoportuno. Y desde el Papa Francisco para abajo no parece haber almas ni brazos dispuestos a socorrer a esas indigencias que, alguna vez, fueron el verdadero tesoro de la Iglesia. Las pocas almas y voces bravías que a tales alrededores se allegan, caminando contracorriente, y haciendo centinela, son castigadas de consuno por exponentes de una papolatría tan obtusa cuanto insustentable."

Excelente descripción de la realidad mas actual.

Anónimo dijo...

La doctrina y el culto tirados en el lodo de una zanja como juguete viejo.

María Carlota Lassalle de Valenzuela dijo...



Como nos tiene acostumbrados Antonio Caponnetto, siempre sus escritos son impecables, profundos y "dan en el clavo
En lo que disciento es que él,con mayor caridad y obediencia que la mía, lo denomina Papa Francisco, cosa que yo no puedo hacer dado que, independientemente, de mi creer personal, que no tiene validez, es el mismísimo Francisco quien no sabe, ha ciencia cierta "quién es".

Al margen de que, con predilección, se denomina "Obispo de Roma", Jerarquía que ostenta, a la pregunta de un periodista,en el vuelo de regreso a Roma desde Río de Janeiro, sobre cuál era su posición frente a los sodomitas, ("gays"fue la palabra empleada), Francisco respondió: en primera persona y como cualquiera entre tantos: "Quién Soy Yo"? para juzgar
a los homosexuales.

Me dejó pasmada, ¿No sabe que es el Vicario de Cristo en el Universo Mundo? No sabe que no es "YO", sino
la Cabeza del Cuerpo Místico de Cristo, la que lo corona, aunque no quiera corona?

Finalmente, si él no sabe quién es,
¿cómo vamos a saberlo nosotros?

Quizá, si hablara con la Verdad,
llegaríamos a saber quién es "YO".

En Cristo y María.-

Anónimo dijo...

GRACIAS PROFESOR CAPONNETTO POR EXPRESAR CON CLARIDAD Y RESPETO LO QUE MUCHOS OTROS VEMOS PERO DIFÍCILMENTE PODRÍAMOS DECIRLO CON ALTURA.EN CUANTO A LOS QUE LO INSULTAN: LADRAN SANCHO.... DIME QUIÉN TE INSULTA Y TE DIRÉ QUIÉN ERES.

Anónimo dijo...

Yo no rezo por el, para que. Y ya le tomé la palabra, ya que no quiere ser papa para mi no lo es.
Fertig damit.

Tomás dijo...

Anónimo

Hay que rezar por su conversión, aunque creo que la probabilidad de que se convierta es mínima.
Sería casi un milagro que una persona que está tan profunda en la ciénaga herética abrace la Fe.

Anónimo dijo...

Eso es hostigamiento .....

Eduardo Sebastián Gutiérrez dijo...

Es lamentable observar como Bergoglio se impone, hasta el momento, a Francisco.
Desde ya hace un buen tiempo en la Iglesia, a la Verdad, el Bien y la Belleza, las tienen acorraladas en los subsuelos de las diferentes periferias.
No es únicamente cuestión de este Papa.
Con solo leer las palabras de apertura del Concilio Vaticano II por parte de Juan XXIII, veremos cómo las cosas oficialmente fueron cambiando y de manera gradual, hasta este presente.
Muy pocos recuerdan el tremendo golpe que fuera, el cambio impuesto por Pablo VI con el Novus Ordo Missae, e igualmente, con las reformas implantadas a este por Juan Pablo II.
¿Y las innumerables ceremonias litúrgicas presididas por Papas, en las cuales se han dado cabida a todo tipo de aberraciones, particularmente con el anterior pontífice Juan Pablo II?
De nada o muy poco han servido las diferentes advertencias y condenas del veneno del liberalismo, y no pocos de los que hoy le tiran con todo tipo de munición a Francisco, se callaron cuando otros Papas incurrían en errores similares y hasta mucho peores.
Francisco es parte de un esquema, con más de 40 años de vigencia oficial en la Iglesia, en donde la verdad se fundamenta en la herejía liberal, muy lamentable, pero es así de exacto.
Y como el liberal sostiene la buena doctrina, de a ratos, en otros momentos, muy lamentablemente la mayoría de ellos, sostiene lo contrario a lo primero.
Y es justamente en esta debilidad del carácter y de la formación moral y espiritual, porque una persona puede ser muy instruida pero estar mal formada, en donde el progresismo y el modernismo, me refiero a los cuadros formados, encuentran las grietas para inocular todo el método dialéctico hegeliano, y de ahí en más, cualquier cosa, pero que quede en claro, primero es necesario en el orden de prioridades, la presencia concreta de la endeblez liberal, el naturalismo original del no te serviré.
De entre casa: No fue en vano su acercamiento a la Guardia de Hierro, y por muchos años.
Recemos por Él.

Eduardo Sebastián Gutiérrez dijo...

Apreciado Tomás, a Dios gracias, nuestra conversión no depende de nosotros, sino, incluso yo no estaría en esta posición, muy por el contrario.
San Pablo es uno de los tantísimos ejemplos.
Gracias a Dios, aprendí a conocer y a confiar en el verdadero valor de la Oración, su real importancia y significación.
Si bien es cierto no pocas veces nuestras reacciones fuertes se deben a la necesaria correspondencia con el Amor, no dejemos que la vehemencia de nuestra parte, pretendida Justicia, supere a la Caridad, porque si Dios Nuestro Señor tuviera que aplicar Su Justicia, bueno, no quedaría nadie.
Y si Él con nosotros tiene tanta paciencia, que es Misericordia, imitémoslo en la medida de nuestras posibilidades, y recemos por el Papa Francisco.
Imaginémonos por unos instantes, que el Papa Francisco, da un giro de 180º y convierte su papado en una fiel copia de los Papas Beneméritos que otrora reinaron, e imaginémonos vívamente los múltiples efectos que causarían sus palabras y acciones, en los diferentes aspectos de la vida, en los poderes centrales de los intereses que dominan actualmente el Mundo, en medio de los islamistas, judíos, protestantes, agnósticos, orientales, multinacionales, redes bancarias, fuerzas armadas, universidades, facultades, familias, congregaciones religiosas, obispados, parroquias, seminarios, productores del campo, fábricas, sindicatos, alumnos, profesores, hospitales, juzgados, cárceles, etc., etc., etc.
Mientras se espera por la rectificación del rumbo por parte del Papa, cumplamos con nuestra obligación de fieles, y vayamos formando las líneas de trabajo en cada una de nuestras realidades concretas de vida, puesto que de igual modo como juzguemos, habremos de ser juzgados.
Un Abrazo.

Tomás dijo...

Eduardo Sebastián Gutierrez

La conversión de Saulo fue un milagro. Y la conversión de Bergoglio también lo sería.
Milagros no suceden todos los días y por ello la probabilidad que Bergoglio se convierta es de 0,0001%.

"Imaginémonos". Aquí no se trata de soniar, sino de analizar la realidad a la luz de la doctrina de la Iglesia. El deseo no puede ser el padre del pensamiento.

El resultado es bien claro: Bergoglio es hereje y no puede ser Papa y su secta no es católica y no puede ser la Iglesia.

De ahí resulta el deber de separarnos de esta "iglesia" y de su "papa", independientemente de lo que en el futuro suceda o no suceda.

Por eso es absurdo quedarse en esa "iglesia" rezando y esperando que Bergoglio se convierta.

A nadie se le ocurre decir que hay que apoyar el gobierno montonero, pues probablemente un día de éstos Kirchner se convierta.

?O acaso Kirchner, cuyo odio a Dios y a la Fe es mucho menor que el de Bergoglio, no se puede convertir?

Anónimo dijo...

Tomás la conversión de Saulo fue por San Esteban, cuando pidió por quienes lo martirizaban. A San Pablo se le aplicaron los méritos de San Esteban. Por eso semejante conversión que no es lo común.

No es la misma situación por eso veo difícil que ese se convierta; del virus del liberalismo no se sale asi nomás. San Pablo era celoso de la ley pero no tenía el virus liberal.

Anónimo dijo...

Ellos mismos se encargaron de abrir el paraguas con el susbist in
aclarando que la iglesia que fundó NSJC subsiste en la iglesia católica ya no es. Subsiste en la iglesia post conciliar y a manotazos de ahogado. OBVIO...

Anónimo dijo...

Obviamente Eduardo que esto no empezó con bergoglio pero con el ya es el colmo del desastre. No es tirar municiones sino la realidad que nos supera. Las municiones liberaloides las tiran ellos desde Roma.

Anónimo dijo...


En que se parecen Saulo y Tomás….

Saulo era un “ super “ judío , fariseo , que creía que la única verdad era la que el profesaba y perseguía el AUTOR de la VERDAD … Estaba arriba de CRISTO

Tomás ( y sus amigos ) es un “ super “ católico , también fariseo , que persigue a mil millones de católicos que no piensan como el ....,….Esta arriba de CRISTO y de la IGLESIA y condena los Papas

Anónimo dijo...

Lo que dice es pura poesía. Argumente en contra con fundamento o no hable.
Hacha Brava

Eduardo Sebastián Gutiérrez. dijo...

Tomás, en no poco comparto su posición, por eso, ajustando los términos, toda conversión es un Milagro, como lo son las Gracias Especialísimas cuando se celebra una Santa Misa Tradicional, ¡y hoy más que nunca!
Ajustar a nuestros porcentajes humanos, las Misericordias de Dios, hubiesen hecho imposible la continuidad de la vida del hombre al instante siguiente después del Pecado Original.
La imaginería que propuse estaba dirigida a destacar como más importante en el eficaz cumplimiento de nuestras obligaciones de estado, el dedicarse en lo concreto a trabajar por la restauración del orden social, que a vociferar, no sin grados de razón, en contra de una realidad que no es por nosotros manejada o influida. Nosotros tenemos la OLIGACION de ser eficientes hacedores, no declamadores, hacedores.
Carlos Alberto Sacheri fue un ejemplo en este sentido, como el de otros, entre ellos, mi gran Hermano en la Fe, Camarada y Amigo Luis Alcides Rossi Querín.
Los modernistas no son la Iglesia, por más que estén en su mando y ocupen la mayoría de los cargos visibles. Ellos están USURPANDO un lugar, que obviamente por definición, no les pertenece.
La responsabilidad no es de ellos, en última instancia cumplen con su mandato, la responsabilidad es clara y definitivamente nuestra, por haber cedido los espacios que ahora ellos dominan. Pero ocupan un edificio de bases falsas, y esto, que ellos no ven pues perdieron la capacidad de hacerlo, es justamente nuestra ventaja al momento de organizarnos eficazmente y salir a buscar de un en uno, los fieles necesarios para reconstruir la base social sobre los fundamentos de Fieles a la Iglesia Verdadera, pero no formando una nueva u otra Iglesia, pues el edificio es el nuestro, y no me refiero a los ladrillos precisamente, aunque también los incluye, puesto que están por que se pusieron de a uno cuando a la Verdad el Bien y la Belleza, ocupaban el lugar central en la Iglesia.
La culpa y responsabilidad SON NUESTRAS.
Las grandes Catedrales se hicieron con el aporte mayoritario de las limosnas de los fieles, no con subsidios de los gobiernos. Esta es una clara señal de lo que debe ser el desafío presente a la hora de responder sobre el qué hacer, para revertir este estado de cosas.
Compartimos las calenturas por las perversiones que diario se ven, y vienen peores, pero si nos dejamos llevar únicamente por la bronca, la ceguera nos va a dominar y desaparecerá la Esperanza de nuestros corazones, y no podemos dejar que eso suceda, pues si mengua su brillantez e importancia Una, las otras Dos, puesto que van todas juntas, de igual modo se opacarán.
Rezar por el enemigo es una demostración palpable de la superación del odio como eje y motor de nuestras vidas, que resulta fácil de expresar pero no tanto al momento de hacerlo, pero además, es un mandato, un precepto, una obligación para el Católico.
La Misericordia, no es blandura ni sensiblería, es Justicia con Amor, pero no el carnal, sino el Amor a Cristo, como Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Y esta es una obligación aún mayor en el caso cuando se ejerce el Poder Público, pues al Amor de Cristo, le sigue el debido al Bien Común Nacional, La Patria, el Pueblo y la Nación, llegándose incluso a la necesidad de aplicar las más duras penas, incluso la pena de muerte para su justa defensa.
Un Abrazo.

Anónimo dijo...

ANONIMO DE LAS 7 de agosto de 2013 12:14
SAULO RESPONDÍA A SU EDUCACIÓN PERO USTED SI QUE ES UN VERDADERO FARISEO QUE PERSIGUE A LA
TRADICIÓN APOSTÓLICA....

Anónimo dijo...

SI SON USURPADORES SON IGUAL QUE LA CRETINA QUE SE LLEVA TODO POR DELANTE Y NOSOTROS MUCHO NO PODEMOS HACER CONTRA ESO EDUARDO.
USURPAN Y AVASALLAN TODO.

Eduardo Sebastián Gutiérrez. dijo...

Anónimo, varios de los visitantes habituales de Página Católica tienen unos cuantos años en la defensa concreta de la Patria y de la Iglesia Católica, y a pesar de los sinsabores casi constantes, no cejaron en su lucha por que saben con certeza absoluta, que el premio puede no llegar a estar en esta vida, pero que no se puede uno presentar al Juicio, sin tener cicatrices por todo el cuerpo, como harto evidente señal de haber peleado sin traiciones, y a pesar de las caídas.
La presidente, como Francisco, como todos nosotros, hemos de rendir cuentas de absolutamente todos nuestros actos, incluso de la fidelidad de nuestros más íntimos y recónditos pensamientos.
Del Juicio no se salvará nadie, es decir, todos pasaremos por el.
Pero de las cicatrices que más se llevará el Señor, las de su mayor agrado aparte de las del martirio, serán las que queden a causa de las Almas que ayudamos a volver a la buena senda, sabiendo que no somos nosotros los que lo logramos sino El, pero que puestos en la oportunidad, no nos escabullimos ante la responsabilidad.
Esta es la inmensa importancia de las presencias de Antonio Caponnetto, del P. Alfredo Sáenz, de Alberto Buela, entre otros y como ejemplo.
Es un camino arduo, durísimo, pero es el que Dios ha dispuesto transitemos en esta vida, y muy loco seria el pensar, que no nos ha dado todos los elementos necesarios como para que en la trepada, en el ascenso, caigamos rendidos por fuerzas mayores.
Finalmente, un abrazo.

Anónimo dijo...

Eduardo no se trata de cicatrices sino de dejarse a si mismo para no poner obstáculos en la obra del Espíritu Santo en nuestras almas.
Es la mayor de las luchas dejar nuestros criterios para adherirnos a los de Dios. El grano de trigo que no muere no da fruto. Ese es el morir a si mismo.

Anónimo dijo...

Son muchos los estudios que certifican que la ambiciòn de poder transtorna la mente de las personas. Cuando los ambiciosos alcanzan el poder y son vitoreados completan su delirio mental y se transforman en irreversibles, es decir ya no aceptan ningùn tipo de consejo porque se han demostrado a sì mismos ser los mejores del mundo, lo cual acompañado de cientos de miles de imbèciles que los alaban y fortalecen en su error, sumado al cìrculo cercano de obsecuentes, la personalidad enfermiza no tiene cura más que el suicidio, (si no mortal, al menos social). Vean en la historia los miles de ejemplos y en la realidad de hoy miren a Cristina. Si Cristina se volviò loca y ya no escucha, ¡que se puede esperar de este hombre que toda su vida la configurò para alcanzar el poder màs grande sobre la tierra y puede decirse sobre el universo de las cosas creadas!!!! Hay que decirlo con dolor, clìncamente el papa está loco. Delira, se contradice y busca agradar a todos mezclando la Biblia con el calefón. (Estudien la realidad de esa frase: las biblias protestantes se usaban en Bs As como papel higiénico y en el baño se colgaban allado del inodoro. El tango fue más benigno y por pudor mencionó el calefón que también en aquella época estaba en el baño.) Sin embargo, mucho peor que ofender a la Biblia es ofender al Santísimo Sacramento como todos los días hace la Iglesia en manos de Francisco. Tal vez sea hora de que tanto los jóvenes como loviejos, le hagamos caso a Francisco y empecemos a hacer lío. Por de pronto avisemos a los fieles perplejos y a los hombres de buena voluntad de que el papa, lisa y llanamente está loco y debe ser removido de inmediato. Por lo menos que se someta a un estudi serio de personalidad ezquizoide.

Tomás dijo...

Anónimo 8 de agosto de 2013 22:56

No creo que Bergoglio esté loco, para eso su comportamiento es demasiado racional. Actúa según un plan creado por el o por otras personas cuyo fin es impulsar vertiginosamente el modernismo en todo el mundo y a todos los niveles.
Bergoglio sabe muy bien lo que hace y es responsable de sus actos.

Dado que las consagraciones en la secta modernistas son inválidas, pues 1. los modernistas falsifican las palabras de la Consagración ("por todos" en vez de "por muchos") y 2. debido a la invalidez del rito de consagraciones y ordenaciones de Pablo VI la inmensa mayoría del "clero" modernista en actividad, entre ellos Bergoglio, son simples laicos, los modernistas no ofenden el Santísimo Sacramento.

Anónimo dijo...

Le aseguro que si lo ofenden Tomás.

Anónimo dijo...

A estas alturas no se sabe si son sacerdotes pues ellos se llaman a si mismos presbíteros, ni hablar de cura de almas.

Anónimo dijo...

las biblias protestantes se usaban en Bs As como papel h.....
anónimo ¿cuando pasaba eso en Bs As?¿en que época???

Anónimo dijo...


Me extraña que una persona culta como el profesor Caponnetto tiene que hacer comentario o “ analisis “ sobre estas dos palabras dichas por el Santo Padre , “psicología de príncipes.”..pues , A.C. sabe perfectamente lo qui quiso decir el Papa con estas palabras dirigidas a los obispos ....Me parece que el profesor tiene una especie de obsesión contra todos los pontifices desde Juan XXIII hasta Francisco..

Anónimo dijo...


El logo de la pseudo enciclopedia “ METAPEDIA “ , donde aparecen varios amigos nuestros , se parece a una logo para página marica....

Alberto Althaus dijo...

Se deben rectificar los caminos de la Iglesia para que sean los caminos de Dios.¿Cómo pueden seguir adelante católicos? La renuncia de Benedicto y el elogio a la renuncia son pecados y una herejía asumidos por la Iglesia. No se puede por orden humana (renuncia) modificar una orden divina (dada por el Espíritu Santo en el Cónclave) al papa para dirigir la Iglesia sin consecuencias espirituales graves para el renunciante. Pedro no puede decidir si le conviene o no a la Iglesia que él siga siendo Pedro o cuándo dejar de ser Pedro sin consecuencias espirituales graves. El Derecho Canónico ha establecido la renuncia para otras situaciones que problemas de vejez. Parece como si participaríamos de una nueva versión de la película de Johnny Depp: "La ventana secreta" en la que el personaje principal sepulta su delito convencido de que el tiempo y el olvido convertirán todo en un misterio incluso para él. Primero rectifiquen lo fundamental (que por supuesto afectó la elección de Francisco porque al elogiar la renuncia de Benedicto todos los que participaron en el cónclave habían pecado en comunidad), luego pueden preocuparse por el resto.