sábado, 16 de febrero de 2013

Preocupa la abdicación del Papa


No es el CEO de una Multinacional


¡La noticia de su abdicación cayó como un rayo!

No nos habíamos propuesto publicar una colección de notas sobre la abdicación anunciada por el Santo Padre, pero en la medida en que la noticia fue "digerida" por los católicos perplejos, se han ido conociendo pronunciamientos que ven este acto extraordinario desde diversos aspectos. Los cuales pueden arrojar luz sobre la situación que vivimos, y a eso se debe que los vayamos publicando aquí.

Es el caso del interesante escrito del Dr. Sergio Raúl Castaño, aparecido en el Blog Contemplata Allis Tradere, que reproducimos a continuación, agradeciendo a su autor:



A propósito del tema que nos agita hoy como católicos, y de algunas repercusiones de un ponderado y agudo texto de Roberto de Mattei sobre el tema (ver traducción), esbozo aquí a vuelapluma mi propia opinión (provisoria opinión, no pontifico).

1º: que los tradicionalistas no estén contentos (desilusionados, asustados, etc.) no implica papismo pionónico: prefieren (prefiero) un Benedicto con las manos bastante atadas a un Bertone o Scola o, o... con las manos desatadas; y que no vengan con "¡hijos, tened fe, que Dios proveerá!", porque eso también se podría aplicar a la elección de Montini, o la prohibición de la Misa en 1974, e via dicendo.

Corolarios:
- es decir, algún tradicionalista puede deplorar la abdicación por ser "papista" (me explico: a la manera del centralismo centrípeto de los últimos siglos, con su hipervaloración del Magisterio, en el espíritu de una potestas ockhamista que se desentiende de todo lo dado y que se erige en única medida de valor y rectitud); pero la actitud de pesar ante la abdicación no presupone de suyo papolatría; - ¿y los llamados "neocons"?
Ellos, si son consecuentes, no pueden estar disgustados: no juzgan porque no piensan; sólo acatan el ukase del poder vigente (que es justamente, aquí, el del mismo que abdica); eso, claro está, si no pertenecen a los varios poderosos movimientos y grupos que no han sido favorecidos por Benedicto, porque en ese caso es probable que estén, por lo menos secretamente, muy satisfechos;

2º: encuentro necesario distinguir entre la conveniencia particular (extraordinaria) de este acto de abdicación al trono pontificio y la erección de una suerte de principio que constituyera a la abdicación pontificia en un recurso no sólo lícito (de jure lo es) sino habitual y a la mano; luego:

2a) no cuento, no contamos, con razones para sostener que Benedicto se haya extralimitado -por haber ejecutado un acto lícito pero ajeno a la tradición de la Iglesia-.
Tal vez no tiene fuerzas humanas para resistir el aislamiento y, peor, el acoso de las jaurías del enemigo (de afuera, y ante todo de adentro).
Ahora bien, si esto es así, tampoco es para tomarlo con ligereza. Si un pontífice (el mejor de las últimas décadas, entrañable para mí por ser un rarísimo caso de ilustre académico en el trono papal), ya no puede llegar a viejo o enfermarse sin abandonar el cargo, porque está solo y amenazado, esto es un terrorífico signo de los tiempos.
Como sea, a lo mejor esta abdicación es lo más conveniente para el bien de la Iglesia. Benedicto sabrá;

2b) por el contrario, no alcanzo a entender que se propugne la generalización de la abdicación como un signo benéfico de cambio de época, de dejar atrás la apoteosis pontificialista (trasuntada sí, p. ej. en la candidatura automática de los papas para ser beatificados, lo cual constituye una muestra de la contemporánea autoglorificación de la jerarquía).

Creo que la propiedad vitalicia del cargo pontificio no puede achacarse a su sacralización in malam partem, sino a la dignidad del ministerio petrino, al valor de la senectud sabia y de su auctoritas directiva, a la naturaleza del modo de régimen más perfecto (la monarquía -que no por casualidad contingente fue el adoptado por la Iglesia-); todo lo cual ha sido aceptado y hecho suyo por la tradición de la Iglesia, cuyos obispos, hasta la ola moderna de P. VI y JP. II, eran vitalicios.

Por eso esto de la renuncia, ya erigido en recurso ad libitum y frecuente -y peor: "por razones de edad y flaqueza de fuerzas", o similares- más me parece propio de un C.E.O. empresario que de un papa.
Se trata, así tomado, de una praxis ajena a la tradición de la Iglesia que, en 2.000 años y más de 260 Papas, ocurrió sólo una vez (porque el caso del cisma en el s. XV no cuenta). En realidad, es como si no hubiera ocurrido nunca.
Luego, el ejercicio vitalicio efectivo no está ligado necesariamente al centralismo moderno, ni a la Iglesia constantiniana, ni a usos culturales típicos, ni menos a gangas epocales cuestionables.
Y opino que la significación de la abdicación pontificia (no en este particular caso de hoy, sino como práctica o instituto habitual) tiene, en principio, un cariz negativo.

Aunque todo lo dicho, desde ya, no obsta a que tal vez estemos en los últimos tiempos, y empecemos a ver cosas ultimísimas.


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7 comentarios:

Memoria dijo...

¿Podemos entrar a juzgar si está bien o no que el Papa haya abdicado por ancianidad o falta de fuerzas? Más bien, creo que nuestra atención tendría que estar sobre la causa de esa supuesta "flaqueza" para hacer frente a los problemas y a los enemigos. Me resulta muy evidente que el Papa no pudo comandar "políticamente" la curia romana, ocupada por intrigantes, progres o conservadores, masones o de la secta rosa, pero siempre enemigos internos de la Iglesia. Abdicando ha logrado poner el centro de atención en el problema, mayormente fuera de la realidad mediática y política del mundo, pero que hoy ha llevado a la tapa de todos los diarios y portales. Ya no es una guerra secreta, aunque algunos sepamos desde antiguo que existe, ahora ha llevado al tapete un desenlace ciertamente dramático. Por eso, sin entrar en delirios (eso creo), puede sospecharse que mientras esté orante y retirado, las nuevas autoridades bajo el nuevo papado hagan de las suyas para liquidar lo que puedan de la Iglesia. Y eso no es desconfiar del Espíritu Santo pues Dios puede permitir males que no necesariamente signifiquen el fin de la Iglesia. En todo caso, loado sea Dios.

Anónimo dijo...

Ojo Memoria, que en esa lista de "enemigos internos" que usted enumera faltaría agregar a la FSSPX (si es que se puede encolumnar bajo "internos" a quienes abiertamente declaran que no pueden dialogar "desde adentro de la Iglesia"...), y que según se publicó aquí mismo hace pocos dias, fue uno de los dos grandes factores de "debilitamiento" del Santo Padre, junto con el Vatileaks. No niego que el verdadero modernismo, el "modernismo porque sí", (que generalmente no tiene tanto que ver con lo que en este sitio se tacha de "progre" o "modernista") perjudica a la Iglesia, pero no se lo puede responsabilizar de todo lo que pasa. A rezar, como bien han dicho varios ya, y a perseverar en la fe, pero también a hacer un sincero examen de conciencia...

kito dijo...

Reflexiónes sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI. de osdovg@yahoo.com.ar - 1ª.)Llama la atención lo que dice el salmo 41:10 "Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba y quien comía de mi pan, ha levantado contra mí el talón". Y el Señor Jesús en Lucas 22:21 Dice: "No obstante, he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la
mesa". Creo estos paralelismos salvado las distancias deben ser tenidos en cuenta. ¿El único que lo traiciona a Benedicto XVI es su mayordomo? ¿que hay de los que estuvieron a cargo de Banco Ambrosiano, de los sacerdotes sodomitas, de los curas y Obispos que se hacen llamar "desobedientes", de masones y comunistas infiltrados en nuestra querida Iglesia? ¿No es mejor que renuncie ahora que tiene las capacidades mentales en buenas condiciones, a que lo manejen cuando por lo avanzado de su edad le hagan hacer cosas que en buen estado nunca hubiera pensado hacer? 2ª. reflexión: La humildad de un hombre que a pesar de regir a millones de hombres es capaz de pedir perdón. (leer este parte final de su mensaje)"Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria." 3ª. reflexión: ver Mateo 17:18-21 "Jesús le reprendió, y el demonio salió de él; y el niño fue sanado desde aquella hora.Luego,los
discípulos se acercaron en privado a Jesús y le dijeron: — ¿Por qué no pudimos nosotros echarlo fuera? (Entre los discipulos que preguntaron, seguro es ta Pedro) Jesús les dijo: — Por causa de vuestra poca fe. Porque de cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a
este monte: “Pásate de aquí, allá”; y se pasará. Nada os será imposible. Pero este género de demonio sale sólo con oración y ayuno". El Papà se retirá a orar, pues según lo que creo y ojalá me equivoque para el bien de nuestra Iglesia es que el vaticano ya no son solo demonios los que están en ella; sino que el mismo Satanás esta en ella. Ver Catecismo de la Iglesia Nº. 675 "La última prueba de la Iglesia" (no lo Transcribo para no hacer mas extensa estas reflexiones) - 4º. Reflexión dice el Papa: "Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo". No se si esto es mucho conjeturar, pero a mi me parece que es como si las llaves se las entregará a su dueño, El Señor Jesucristo, para que Él dé el toque final. Oswald Domingo Alfaro Murua.


catolico perplejo dijo...

para el anonimo de 16 de febrero de 2013 22:51, (¿será de nuevo C?) vaya despropósito el suyo, si hay alguien que ha tratado de salvaguardar los tesoros de la doctrina bimilenaria de la Iglesia ha sido la FSSPX, estoy absolutamente persuadido que a partir de ella podría darse una reconstrucción de la Iglesia desde la columna central que constituye el verdadero sacerdocio cátolico, solo los "progres" conciliares y postconciliares coinciden en su lectura. En este blog se ha hablado hasta el cansancio de la postura tanto de la FSSPX por un lado como de los papólatras por otro lado (papólatras siempre y cuando el papa en cuestión siga defendiendo al CVII instalado como "superdogma", en cambio cuando amague o haga gestos hacia la Tradición enseguida vuelven al "ojalá renuncie"), cosa que el Dr. Sergio Raúl Castaño señala muy acertadamente.

SERGIO RAÚL CASTAÑO dijo...

En el texto advierto un error.
El segundo caso de abdicación (durante el cisma)ocurrió en el siglo XV, no en el XIV. Se trató de la de Gregorio XII, en 1415.

Saludos y gracias por publicar.

Página Católica dijo...

Gracias a Ud., Sergio. Ya está corregido el error.

Blas dijo...

Perdón, me parece que el Papa si es un CEO. CEO es el administrador delegado por los accionistas para hacer funcionar la empresa. Me parece una excelente comparación con el Papa y la Iglesia, es el hombre designado por el dueño de la Iglesia, Nuestro Señor, para administrarla durante su ausencia. BXVI ha presentado en conciencia sus renuncias ante él ante nadie más. Quien lo suceda administrará la Iglesia por el tiempo que el Espiritu lo inspire debiendole a su momento devolversela.