jueves, 1 de noviembre de 2012

Posible ataque a la Catedral Primada


El Arzobispado asegura que se han tomado medidas

y que el templo permanecerá abierto


¡Qué no se repita!

Distintos medios católicos han informado sobre la posibilidad de que, en el contexto de la marcha abortista que mañana se dirigirá hacia la Plaza de Mayo a las 18 Hs., la sede de nuestro Cardenal Primado sea agredida como ocurrió en anteriores ocasiones.

Preocupados por esa posibilidad, preguntamos ayer a la tarde a la Oficina de Prensa del Arzobispado si se había requerido la presencia policial, o tomado alguna otra medida que garantice la integridad del templo.

La rápida respuesta que nos han enviado dice lo siguiente:

"Gracias por vuestra consulta. Al respecto, se han tomado los recaudos necesarios a fin de resguardar la Iglesia Catedral así como para poder celebrar la Santa Misa y adorar al Santísimo Sacramento según detallo:
  • 08.15 hs.     Santa Misa.
  • 09.00 hs      Santa Misa. 
  • 12.30 hs.     Santa Misa Solemne y canto de las Letanías de los Santos.
  • 17.00 hs.     Exposición del Santísimo Sacramento por la santificación del pueblo argentino.
  • 17.30 hs.     IIº Vísperas Solemnes de Todos los Santos.
  • 18.00 hs.     Santa Misa.
  • 18.45 hs.     Primera suplica por todos los difuntos en la Cripta.
La Catedral permanecerá abierta a los fieles.

Lic. Federico Wals"
Oficina de Prensa


La mejor defensa que se puede hacer de la Catedral es la oración. Por eso convocamos a los católicos a concurrir al templo a partir de las 17,00, para participar con devoción de los solemnes oficios arriba detallados.

Podría haber alguna provocación, pero esperemos que los recaudos adoptados por el Arzobispado sean lo suficientemente contundentes como para garantizar que el augusto templo no sea profanado.

Siendo optimistas esperamos que no consistan simplemente en cerrar las puertas, y abandonar lo sagrado a los nuevos bárbaros.


¡Por favor, deje su comentario!

44 comentarios:

Anónimo dijo...

La mejor defensa que se peude hacer de la catedral - al menos una vez- es la que hizo Cristo del Templo cuando se llenó de escoria: correrlos a latigazos y patadas.
¿No pensaron que tanta pasividad es cobardía?
¿No pensaron que tanta pasividad es tibieza?
Y Dios vomita a los tibios.

Anónimo dijo...

al anónimo de 1 de noviembre de 2012 10:02 -
Me parece muy bien.
Páseme su email o celular así lo contacto para empezar a organizar con Ud.
Slds,
D

Anónimo dijo...

Sencillo:

José de León Toral; Cristero exitoso y Mártir

José de León Toral (1900-1929), es el cristero mejicano que acabó con la vida del General Álvaro Obregón -apodado "El manco de Celaya"-, militar y político que se había caracterizado por su anticatolicismo militante mientras que ocupó la presidencia de Méjico.

El 17 de julio de 1928, Obregón acudió al restaurante "La Bombilla", sito en Méjico D.F, en compañía de políticos afines. José de León Toral, aprovechando su condición de dibujante, se ofreció a retratar individualmente a todos los presentes en la reunión. Cuando le llegó el turno a Obregón, José de León Toral sacó una pistola y lo mató a tiros. Fue arrestado, juzgado y condenado a muerte, siendo fusilado el 9 de febrero de 1929 al grito de "¡Viva Cristo Rey!"

Concepción Acevedo y de la Llata condenada a 20 años de cárcel por haber instigado la acción; fue la madre de José. En ella se refleja la inminente necesidad de mujeres católicas para educar valientemente a los soldados de Cristo Rey.

Realmente sencillo, ante tanto vano puterío clerical argentino.

D

luis alvarez primo dijo...

Yo tambièn me anoto: 15 22 26 72 39

Anónimo dijo...

I

Dedicado a las almas anestesiadas por el CVII y su actual "primavera":

---
Por dos veces me dijeron los enviados de la Santa Sede: «Ya no es posible en nuestro tiempo la Realeza Social de Nuestro Señor; hay que aceptar definitivamente el pluralismo de las religiones». Fueron sus palabras.
Pues bien, yo no pertenezco a esta religión. Es una religión liberal, modernista, que tiene su culto propio, sus sacerdotes, su fe, sus ca­­tecismos, su Biblia ecuménica, traducida en común por católicos, judíos, protestantes, anglicanos, mudando y guardando la ropa a un tiempo, dando satisfacción a todo el mundo, es decir, sacrificando con frecuencia la interpretación del ma­gisterio. Nosotros no aceptamos esta Biblia ecuménica. Existe la Bi­blia de Dios, su Palabra, que no tenemos el derecho de mezclar con la palabra de los hombres.
Cuando yo era niño, la Iglesia tenía en todas partes la misma Fe, los mismos Sacramentos, el mismo Sacrificio de la Misa. Si me hubieran dicho entonces que esto cambiaría, no lo habría podido creer. En toda la Cristiandad se oraba a Dios de la misma manera. La nueva religión liberal y modernista ha sembrado la división.
Los cristianos están ya divididos dentro de una misma familia a causa de esta confusión que ha sido instaurada: no van a la misma misa, no leen los mismos libros. Hay sacerdotes que ya no saben qué hacer: o bien obedecen ciegamente lo que sus superiores les imponen y así pierden en cierta forma la Fe de su infancia y de su juventud, y renuncian a los votos que hicieron en el momento de su ordenación como su juramento antimodernista, o bien resisten, pero con la impresión de separarse del Papa, que es nuestro Padre y el Vicario de Cristo. En am­bos casos ¡qué desgarramiento! Son muchos los sacerdotes que han muerto prematuramente de dolor.

(sigue)

Anónimo dijo...

II

Y ¡cuántos otros se han visto obligados a abandonar sus parroquias, en las que hacía tantos años ejercían su ministerio, por estar expuestos a una abierta persecución por parte de sus jerarquías, y a pesar del apoyo de sus fieles, a quienes se les arrancaba su pastor! Tengo a la vista el emocionante adiós de uno de ellos, a los feligreses de dos parroquias de las cuales era el pá­rroco: «En la conversación del…, el señor Obispo me ha dirigido un ultimátum: aceptar o rehusar la nueva religión; yo no tenía escape posible. Por tanto, para mantenerme fiel al compromiso de mi sacer­do­cio, para mantenerme fiel a la Fe eterna… me vi obligado, forzado, contra mi voluntad, a retirarme… La simple honestidad y, sobre todo, mi honor sacerdotal, me obligaron a ser leal precisamente en esta materia de gravedad divina (la Misa). Esta prueba de fidelidad y de amor es la que debo dar a Dios y a los hombres, y sobre ella seré juzgado el último día, como también todos aquéllos a quienes se confió este mismo depósito».
La división afecta hasta las menores manifestaciones de piedad. En el Val-de-Marne, el obispado hi­zo expulsar por la policía a 25 católicos que rezaban el rosario en una iglesia, privada de cura titular desde hacía años. En la diócesis de Metz el Obispo hizo intervenir al alcalde comunista para que fuera suspendido el préstamo de un local concedido a un grupo de tradicionalistas. En el Canadá 6 fieles fueron condenados por el tribunal, que la ley de este país permite intervenir en esta clase de asuntos, por haberse obstinado en comulgar de rodillas. El Obispo de Antigonish los acusó de perturbar voluntariamente el orden y la dignidad de un servicio religioso. (…) ¡De parte del Obispo, prohibido a los cristianos doblar la rodilla ante Dios! El año pasado, la peregrinación de jóvenes a Chartres terminó con una misa en los jardines de la Catedral, porque estaba prohibido celebrar dentro la misa de San Pío V. Pero, quince días después, se abrieron las puertas para un concierto de música espiritual, en el curso del cual fueron ejecutadas danzas por una excarmelita.
Se enfrentan dos religiones; nos encontramos en una situación dramática, es necesario llevar a cabo una elección, pero esta elección no es entre la obediencia y la desobediencia. Lo que se nos propone, a lo que se nos invita expresamente, por lo que se nos persigue, es escoger una apariencia de obediencia. Porque el Santo Padre, en efecto, no nos puede pedir que abandonemos nuestra fe.
Nosotros elegimos pues guardarla y no podemos equivocarnos en seguir fieles a lo que la Iglesia ha enseñado durante dos mil años. La crisis es profunda, sabiamente organizada y dirigida de modo que se puede en verdad creer que el maestro de esta obra no es un hombre, sino el mismo Satanás. Es un golpe magistral de Satanás haber logrado hacer que los católicos desobedezcan a toda la Tradición en nombre de la obediencia. Un ejemplo típico nos lo da el “aggiornamento” de las sociedades religiosas: por obediencia, se hace desobedecer a los religiosos y religiosas a las leyes y constituciones de sus fundadores, que juraron observar cuando hicieron su profesión. La obediencia en este caso debería ser categóricamente negativa. Ni siquiera la autoridad legítima puede imponer un acto reprensible, ma­lo. (…) Lo mismo que nadie puede hacer que nos hagamos protestantes o modernistas.


Monseñor Marcel Lefebvre, tomado de su “Carta abierta a los católicos perplejos”, cap. XVIII.

+++

D

Luis Alvarez Primo dijo...

En relación al posible ataque a la Catedral: pienso estar a las 17 con el Rosario en un bolsillo de mi campera y una pesada cadena en el otro. Si nuestro Señor nos dio el ejemplo con el látigo, nosotros no podemos ser menos. Lo de Posadas no se puede repetir.
Viva Cristo Rey!
Luis Alvarez Primo
15 22 26 72 39

C. dijo...

Sr. D, sinceramente, no salgo de mi asombro. Puedo entender la posición de Lefebvre respecto de las tradiciones, puedo entender a quienes adhieren a esta postura, entiendo el fundamento de su desobediencia, puedo entender su oposición al CVII, puedo acordar con ellos (como con Ud.) en muchos aspectos, y por sobre todas las cosas puedo dialogar e intercambiar ideas con ellos (como con Ud.) partiendo de la base de que somos bautizados, hermanos en Cristo, y miembros de su Cuerpo... Pero de ahí a proponer "sencillamente" como un ejemplo o un modelo a alguien que hace más de 80 años asesinó premeditadamente y a sangre fría a otra persona por ser "anticatólica militante"... es en serio, o es una broma de mal gusto? Conozco la adhesión y admiración de muchos usuarios de este foro por el movimiento Cristero mexicano, y uno puede ubicarse en el contexto histórico, y comprender y solidarizarse con los fundamentos del mismo, pero de ahí a justificar y aplaudir un asesinato... Ok, Jesús echó a los mercaderes del templo a sogazos, pero no recuerdo haber leído jamás que nos mandó matar a tiros a nadie, ni aún cuando fueran anticatólicos militantes, Ud. sí? Ese señor habrá muerto gritando "Viva Cristo Rey", pero no murió defendiendo la fe; recibió la pena de muerte (cosa que deploro profundamente y en cualquier supuesto) por haber cometido un asesinato. Como ejemplo de vida, paso, gracias. Insisto, no salgo de mi asombro. Saludos, C.

C. dijo...

Sr. Luis Alvarez Primo, si me permite, con todo respeto, le recuerdo que los heroicos defensores de la Catedral de Posadas no tenían cadenas ni armas de ninguna clase, más que la oración, y no respondieron a las agresiones de los manifestantes. Eso es valentía y fortaleza cristiana. En mi humilde opinión, pasarse de esa línea es ser torpemente funcional a los intereses de los provocadores. Saludos, C.

luis alvarez primo dijo...

Señor C. No creo en el respeto con que Ud dice dirigirse a mi ni la humildad con que pretende manifestar su opinión, puesto que lo hace desde el anonimato... expresión de cobardía si la hay... lo cual lo descalifica para afirmar qué es valentía y fortaleza cristiana. La prudencia dictará hic et nunc cuál es el tratamiento más acertado y conveniente para los/las endemoniadas abortistas.

C. dijo...

Qué lástima... Ok, le pido disculpas, no quise ofenderlo. Suerte! C.

Anónimo dijo...

Sr@ C:
Si estuviesen violando a su madre / esposa / hija frente a Ud. no creo que solo rece una decena mientras el acto se perpetra (salvo que Ud sea cobarde), y aquí ya tiene una acepción a la norma y de derecho natural como mínimo.
Es interesante que su discurso se parezca tanto a otros escuchados a fervientes camporistas que pretenden barnizar su ideología con un discurso religiosón esencialmente funcional a los poderes del mundo.
D

C. dijo...

Muy estimado vecino alfabético: por supuesto que si se diera el caso hipotético que Ud. menciona, actuaría en defensa de quienes estén siendo agredidos, incluso aunque estas personas no sean mis seres queridos. Pero una cosa es defenderse y otra cosa muy diferente es intercambiar agresiones. Por eso puse como ejemplo a los muchachos de Posadas. Ellos defendieron la Catedral, pero no agredieron. "Sencillo".
Pasando al plano futbolístico, me reconozco camporista, y aplaudo al técnico Zubeldía por sostener a Javier Cámpora como 9 titular en la Academia, en lugar del pecho frío Pepe Sand... Ah, qué? usted no se refería a eso cuando me decía "camporista"??? Entonces está confundido, mi amigo... Cordiales y muy respetuosos saludos, C.

Anónimo dijo...

Me disculpo por entrometerme en un dialogo al que soy ajeno....pero el Sr C tiene la retorica de un cura moderno.Se me ocurre que nuestro amigo C ,en otra epoca hubiera usado sotana ......(ahora,los curas andan de civil...)

vladimiro

C. dijo...

No tiene por qué disculparse, Vladimiro, al contrario. Lo mejor de un foro público, según mi humilde opinión, es que todos podemos participar libremente. Si lo que dijo respecto de mi "retórica" (qué querrá decir eso exactamente? lo voy a googlear) es positivo, se lo agradezco, y si no... también!! Pero no, no soy cura, aunque conozco e interactúo con muchos curas, y algunos hasta usan sotana y todo, fíjese Ud.! Abrazo, C.

Anónimo dijo...

Amigo C:
retorica :arte de bien decir,de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar,persuadir o conmover.(Diccionario de la Lengua Española,RAE,22° edicion).
mis cordiales saludos

vladimiro

Anónimo dijo...

Vladimiro, vaya a finalizar el secundario.

Anónimo dijo...

C,
Veo que confunde aviesamente pacifismo con ser pacífico. Ud es uno de los que dejaría entrar a estos profanadores para hacer del templo una letrina, como ya ha pasado anteriormente. Pensé que no quedaban sofistas a la vieja usanza...
La C es de Cámpora, no?. Mis saludos cordiales y ya deje de operar en este blog.
D

Quis ut Deus dijo...

felicito a quienes fueron para proteger la Catedral. Un fraterno abrazo en Cristo.

Página Católica dijo...

En breve publicaremos un informe sobre el ataque a la Catedral Primada. Esto no ha sido Posadas, gracias a Dios.

C. dijo...

Sr.D, lamento decirle que, o bien llega tarde (a destiempo y con los tapones de punta, como Monzón en la final de Italia ´90) y no vio mi respuesta anterior, o si la vio, no entendio el chiste... Vamos a intentar ir "paso a paso", como decía Mostaza Merlo, a ver si queda claro:
1) No, no dejaría entrar a los agresores, por eso hablé de "defender". Defender = resistir, no "dejar hacer". Lo que pasa es que Ud, por lo que ha volcado en sus comentarios (por favor, corríjame si me equivoco), estaría dispuesto a excederse en la defensa y pasar a "devolver la agresión", o incluso, "sencillamente", hasta a matar a los anticatólicos militantes, y ahí está mi límite. Yo no lo acompañaría en la agresión, y mucho menos en un crimen. No tengo del todo claro si el rótulo de "pacifista" me cabe por esto, creo que no, pero en todo caso eso es problema de Ud., que me lo quiere poner.
2) Por si el chiste sobre Javier Cámpora, delantero de Racing, no fue claro, dejeme decirle que no tengo absolutamente nada que ver con La Cámpora, ni con Hector J Cámpora, y le digo más, para que se dé una idea, creo que tengo más puntos de consenso con Lefebvre, que con La Cámpora, figúrese Ud....
Y para cerrar, un toque más de humor (hay que avisar, porque si no, capaz que no llega el mensaje), no puedo "operar" ni en este blog, ni en ninguna parte, porque no soy médico, ni cirujano. Si lo hiciera, sería una especie de Giselle Rímolo...
Buena vida, vecino alfabético!, disfrute de este hermoso día que el Señor nos regala. Saludos, C.

C. dijo...

Amigo Vladimiro! Muchas gracias por desasnarme, de verdad. Repudio enérgicamente al anónimo que lo mandó a "finalizar el secundario". Un irrespetuoso. Lo dejo porque ahora tengo que averiguar qué significa "sofista", me quedé con la duda de si tengo que enojarme con D o no. Nos vemos, abrazo, C.

Anónimo dijo...

La catedral fue defendida por la policía. De otro modo, al minúsculo grupo de fanáticos fundamentalistas lo hubiesen cagado a trompadas.

Anónimo dijo...

Hay que celebrar que estos grupos fascistas y la iglesia a la que pertencen ya no tengan influencia alguna en la vida pública y privada de los argentinos. El Estado de Derecho es uno de los mejores logros de la humanidad.

C. dijo...

Respuesta al anónimo de las 10:09: personalmente creo que cuando hay agresiones de por medio, no hay mucho para celebrar, casi nada, le diría... Por otro lado, también me gustaría señalarle que la falta de respeto, las pintadas en la Catedral, los insultos, y la discriminación de la cual es víctima la Iglesia y los católicos hoy en día, son actitudes fascistas. Si le interesa criticar algo, trate de que sea con criterio constructivo, y si no, al menos no incurra en actitudes similares a las que critica. Se llama coherencia, se la presento. Cordiales y respetuosos saludos, C.

El teólogo rioplatense dijo...

Estimado de las 10:09.
¿Ud. cree que la Monarquía Cristiana no era un estado de derecho?
Lo era mucho más que este engendro que tenemos hoy, en el cual no hay derecho ninguno asegurado. Lo que hay es fuerza para imponer lo que quiere la partidocracia y una justicia venal.
Qué extraño que no se dé cuenta de eso.
Saludos.

Juan sin tierra dijo...

Eso de que nos hubieran cagado a trompadas está por verse. Eran muchos más, pero no se la esperaban.
De arriba no se la iban a llevar se lo aseguro. ¡Viva Cristo Rey!

Anónimo dijo...

C, le recomiendo dar una vuelta por la historia reciente: Cristiada y Guerra Civil de España, por ej. Los rojos, cualquiera sea su pelaje o maquillaje circunstancial, tienen como uno de sus objetivos la destrucción de la Iglesia Católica en particular y del cristianismo en su totalidad porque su accionar es informado por la incompatibilidad esencial entre su ideología materialista anti-tea y Cristo mismo al fin y al cabo. Es a El al que quieren suplantar con el Otro, principe deste mundo. No sea naive. Ellos solo dialogan cuando sirve a su estrategia. No debe haber ningún diálogo con estos personeros del mal y no se debe ceder un ápice frente a estos feroces animales antisociales. El camino práctico a seguir para todo católico fiel a Cristo y a la Tradición de la Iglesia es "sencillo" y debe adaptarse a la circunstancia sin perder de vista que la lucha es nuestra pero la victoria solo de Dios. No queremos mas Lenin, Stalin, Pasionaria, Mao, Guevara, Kmer Rouge, Santucho, etc., ni a sus madres ni a sus hijos. No queremos mas genocidas. Y aunque su extrema sensibilidad eclesial se vea sacudida por lo "sencillo", dése una vuelta por la historia roja del siglo XX y verá que además del rosario debemos también por obligación teológica y cívica bien entendida, tener un garrote en la otra.
Lo encomiendo a la intercesión de Msr Lefebvre que además de tener un gran corazón y cerebro tuvo lo que muchos católicos conciliares anestiados de hoy en día no tienen.
Disfrute del fresco de esta hermosa noche que llega.
D

Anónimo dijo...

No, señor. De ningún modo.

Juan P. Oronga

El teólogo rioplatense dijo...

Sr. Oronga:
Me gustaría saber si Ud. contesta a mi comentario en el que pregunté si creía que la Monarquía Cristiana no era un estado de derecho.
Saludos.

C. dijo...

Buen día, mi buen vecino alfabético! El fresco de la noche me lo debe eh? Yo pasé un poco de calor... Su posición es clarísima, firme, indubitable, y honestamente previsible. Su mensaje no sorprende, podría habérselo dictado yo mismo. Pero por supuesto, esto no lo hace menos válido o respetable. Todo lo contrario, yo lo admiro y lo respeto mucho por sostener sus convicciones. Personalmente no coincido con el tinte político, y profundamente macarthista, que le da a su vivencia de la fe. Me parece que su análisis viene, como Ud. bien dice, del siglo XX, y en mi humilde opinión, hoy, en el siglo XXI, la realidad es otra. Obviamente que hay una lucha, que por supuesto los Católicos no podemos esquivar con el facilismo, pero con todo el respeto y la caridad fraterna que me merece, tengo que sostener que definitivamente la lucha no pasa por tener un garrote en la mano. Nuestras "armas" deben ser armas de fortaleza, de participación, de libertad, de fe, de doctrina, de caridad, de diálogo y definitivamente de acción, pero no de agresión ni de intolerancia. Alguna vez vio a dos animales, dos perros por ejemplo, dialogando? Y a dos caballos? O monos? Es así mi amigo, Ud. dice que no hay que dialogar con esos animales antisociales, pero si no dialogamos, los que nos convertimos en animales somos nosotros...
Pero como lo aprecio mucho y somos hermanos en Cristo, me gustaría cerrar con dos cosas en las cuales sí creo que coincidimos y en las que lo apoyo profundamente:
1) Yo tampoco quiero más genocidas. Ni a esos que Ud. nombró ni a Pinochet, que están todos muertos, ni a Videla, que gracias a Dios está preso por lo que le queda de vida.
2) Yo coincido plenamente con Ud. en que los Rojos, que claramente se identifican con el Diablo, son lo peor que le ha podido pasar a la humanidad. En particular, los de Avellaneda........
Le mando un fraternal abrazo en Cristo, C.

Anónimo dijo...

C,
sus halagos inoportunan y muestran cierto dejo de burla reprimida enmascarada en las buenass formas.

" 2) Yo coincido plenamente con Ud. en que los Rojos, que claramente se identifican con el Diablo, son lo peor que le ha podido pasar a la humanidad. En particular, los de Avellaneda........ ", este pasaje suyo habla claro de su tendencia que so capa de ironía oculta la incongruencia con la verdadera Fe que Ud. dice profesar.
En cuanto a Pinochet y cia., los medios ya se encargan en todo momento de ellos callando cínicamente las aberraciones de los Rojos de siempre y su barbarie, inclusive en este posmo siglo XXI, por eso es nuestro deber también recordar a los anestesiados acerca de la bestialidad de estos genocidas de hoz y martillo.
Por lo del diálogo, es magisterio firme de la Iglesia la incompatibilidad entre marxismo y sus variantes con la Fe cristiana, no hay vueltas con esto y si Ud no lo ve así lamento decirle que no es cristiano y ha apostatado. Sencillo.
Por lo demás, el polvo de mis sandalias ya lo he sacudido hace tiempo tal lo pedido por nuestro Dios, Jesucristo.

Despierte del sueño setentista y la teología de la liberación, que solo han traído dolor y separación.

La próxima, préndase el ventilador.
D

C. dijo...

Bien D!!!! por fin me entendió una! Efectivamente, el comentario sobre "los Rojos" muestra claramente mi tendencia... soy de Racing! Ah, qué? Ud se refería a otra cosa? Bueno, el intento lo hizo...
Pasado el chiste de rigor en todos nuestros intercambios, prosigo: Yo coincido plenamente con Ud. acerca de la "bestialidad de los genocidas de hoz y el martillo", eso no lo niego para nada, lo único que agrego es que los otros genocidas (en mi mensaje anterior, Pinochet y Videla, pero la lista es más larga), que no tenían ni hoz ni martillo, también fueron asesinos genocidas. No prefiero ni a unos ni a otros, no digo que hayan sido mejores o peores, solo los pongo al mismo nivel, en cuanto a su caracter de genocidas. Por eso mi comentario no es ideológico, y ni siquiera religioso, es fáctico, los genocidas son genocidas, ya sean rojos o de cualquier color.
Atentos con el tema "diálogo": el hecho de que yo diga que se puede dialogar (y que es bueno poder hacerlo) con alguien que tiene ideas diferentes a las propias (como un marxista o como Ud. mismo, que también tiene ideas muy diferentes a las mías), no quiere decir que haya que hacer propias las ideas del otro, o modificar las propias convicciones, es decir, yo puedo hablar con 100 marxistas y eso no me hace ni un 0,01% marxista, ni me hace dudar o matizar mi fe en lo más mínimo. El diálogo y la tolerancia no me hacen apóstata. Incompatibilidad no es lo mismo que intolerancia. Apóstata es el que reniega de la fe, no el que puede dialogar y tolerar a quien no la tiene. Se entiende? Eso es más "sencillo" aún.
Para cerrar, quisiera aclararle dos cosas:
1) yo no me burlo, ni de Ud. ni de nadie, me gusta respetar a quienes opinan igual o distinto de mí. Lo que sí me gusta poner es un poco de humor, sin burla, sin ofensa, con respeto, y sobre todo sin máscaras de ningún tipo.
2) Mi sueño mira hacia el futuro, no hacia el pasado, no soy setentista, ni adhiero a la teología de la liberación, pero el primer nombre que se me viene a la mente cuando alguien me habla de "separación" en el seno de la Iglesia (o sea, cisma) es el que tengo más a mano en la historia, es el de Marcel Lefebvre.
Ah, tengo un split. Abrazo enorme, C.

Anónimo dijo...

C,
me hace reir con eso de la separación de Lefebvre...se olvida de la galaxia de aquellos que desde hace años afirman estar dentro pero en realidad están tan lejos como Lutero mismo. Tengo la leve impresión que esta conversación tendría otro cariz si Ud leyera la encíclica Pascendi de Pio X, papa y santo incorrupto. Y como no tengo tiempo ni es el lugar, le encargo su lectura y estudio, pues de lo que estamos hablando es sobre religión. Recuerde lo que al respecto de la tolerancia dijo Don Marcelino Menéndez Pelayo en su "Historia de los Heterodoxos": " La llamada tolerancia es virtud fácil, digámoslo mas claro: es enfermedad de épocas de escepticismo o de Fe nula. El que nada cree ni espera en nada ni se afana y acongoja por la salvación o perdición de las almas, facilmente puede ser tolerante. Pero tal mansedumbre de caracter no depende sino de una debilidad o eunuquismo de entendimiento...No conozco en el mundo moderno papel mas triste que el de esos teólogos conciliadores (mucho mas triste cuando su persona queda autorizada y realzada por la mitra y el roquete), que cuando mas empeñada arde la lucha entre Cristo y las potestades del infierno, en vez de ponerse resueltamente al lado de Cristo se colocan en medio, con la pretensión imposible de sosegar los dos bandos contrarios, de casar lo blanco con lo negro y de llegar a una avenencia imposible con la revolución, que, anticristiana por su índole, acaba por mofarse de tales auxiliares después de haber aprovechado y mal pagado sus servicios".
Espero que no sea muy complicado de entender y si no puede le pido disculpas por elevar un poco el tiro.
A propósito, mis saludos al jefe Bergoglio, ortodoxo si los hay y para nada alejado de la sana doctrina.
Farewell,
D

C. dijo...

Estimado D: qué bueno que pueda hacerlo reír con algo, me alegro de que mi humor sea efectivo. Hace un tiempo me encontré con este blog y comencé a escribir, preguntándome si aquellos que rechazaban en forma absoluta al CVII se sentían dentro de la Iglesia o no, o si reconocían la autoridad papal o no, y los sacramentos de la Iglesia actual o no. Como dije en ese momento, y sigo sosteniendo, la Iglesia es Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana. Ud. puede afirmar con total convicción que hay una "galaxia" de gente que dice estar adentro pero está afuera, pero si la Iglesia no dice que están afuera, entonces no están afuera, están adentro! En cambio, la Iglesia sí dijo oficialmente que Lefebvre sí estaba afuera. Entonces mi amigo, "la verdad no ofende, pero lo que no tiene es remedio": toda esa "galaxia" es menos cismática que Lefebvre.
Le agradezco sinceramente la gentil sugerencia de la lectura de Pascendi, porque la verdad es que no la leí, y lo haré en cuanto me sea posible. Ahora bien, hasta donde sé, Pio X no fue el último Papa, verdad? Y claro que fue santo incorrupto, pero más allá de su figura personal, la Iglesia (de nuevo, Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana) dijo otras cosas que, sin contradecirlo, renovaron la vigencia de lo que dijeron no solo Pio X, sino todos los Papas anteriores. Desde qué lugar se planta Ud. y pone lo que dijo Pio X por encima de lo que dice hoy la Iglesia? Ud. rechaza lo que dice hoy la Iglesia, y afirma que el Cardenal Primado de la Iglesia Argentina está "alejado de la sana doctrina", muy bien, está en todo su derecho de hacerlo, y no voy a juzgarlo ni a dejar de dialogar con Ud. por eso (se llama tolerancia, se la presento...), pero sepa que objetivamente, el que se está separando de la Iglesia, el que dice otra cosa diferente de lo que dice la Iglesia, es Ud. mi amigo.
Para cerrar, respecto de Menéndez Pelayo, le agradezco la preocupación, pero quédese tranquilo, entendí perfecto. También me gustaría que Ud. entendiera dos cosas que ya le vengo diciendo desde hace rato, en un vocabulario bastante más "sencillo":
1) En el análisis histórico, las cosas no se dicen ni se hacen en forma aislada, sino en un contexto. El autor citado escribió eso en 1880, cuando ni siquiera la palabra "heterodoxo" significaba lo mismo que hoy. Con esto estoy diciendo que no sirve lo que dijo el autor? Que hay que tirar a la basura el libro? No, solo le pido que contextualice, no siempre se pueden dar respuestas viejas a preguntas nuevas.
2) Habría que preguntarle al autor a qué clase de tolerancia se refiere, pero por lo menos en mi humilde opinión, el compartir con alguien que no tiene mi misma fe, ni mis mismas ideas no hace que se "aguachente" ni la una ni las otras. Quizás Ud. tenga miedo de que le pase eso. Porque generalmente es ese el problema. La raíz de la intolerancia y la agresión es el miedo.
Saludos criollitos de mi parte,C.

Anónimo dijo...

My dearest friend C,
No tiene sentido contestar si no ha leído lo que le sugerí. Cuando lo haga avise y la seguimos.
A propósito de estar dentro o fuera le recomiendo investigar sobre San Atanasio o Sta. Juana de Arco que me vienen a la cabeza entre muchos otros.
En cuanto a Bergoglio haciéndose bendecir por un pastor protestante o persiguiendo literalmente a fieles y clero que quieren celebrar el novus ordo dignamente...que quiere que le diga.
Por lo demás, nuevamente le recomiendo la lectura y estudio de la Pascendi, verá que es de justísima actualidad, ya que la verdad no evoluciona ni muta, mi estimado C, ni depende de contextos. Tómese el trabajo y si de veras es sincero en su intención, no lo defraudará su lectura.
PASCENDI DOMINICI GREGIS.
Auf Wiedersehen,
D

C. dijo...

Buen día D! Vio qué lindo que está? Hay que aprovechar, parece que a la tarde se pone feo...
En primer lugar, le pido por favor, no me cargue con cosas que no me corresponden: si Ud. no me quiere responder es porque no quiere o porque prefiere no hacerlo, y es una decisión suya absolutamente respetable. No tiene por qué responderme, pero no me eche la culpa de eso a mí por no haber leído Pascendi... No obstante, como me gusta sorprenderlo, le cuento que leí Pascendi, principalmente por dos motivos: 1) porque quise, fue mi decisión hacerlo (como ve, el mismo razonamiento se nos aplica a todos); y 2) para demostrarle que al menos uno de los participantes en este respetuoso y fraternal intercambio tiene la mente abierta, está dispuesto a escuchar a quien piensa distinto, y tiene la firme intención de construir algo y sacar algo positivo de todo esto (no, no es Ud., cuando esté hablendo de Ud. yo le aviso...).
Como ya dije en anteriores comentarios, yo no soy teólogo, ni tampoco filósofo, pero a mi humilde y modesto entender, lo que se denomina "modernismo" en Pascendi no se identifica en absoluto con la posición del Magisterio de la Iglesia de nuestros días, ni con el CVII, ni "last but not least" con nada de lo que yo vengo diciendo acá. Es más, el CVII y el Magisterio de la Iglesia sostienen y reafirman hoy lo que dijo Pio X en Pascendi. Pasa que, como también le vengo diciendo, siempre hay que analizar el contexto histórico, y en realidad, el "modernismo" al cual se hacía referencia en Pascendi era una corriente teológica y filosófica de origen francés, de fines de siglo XIX y principios de siglo XX, que sí sostenía el relativismo, el agnosticismo y todo lo que le endilga Pascendi (sí, estuve investigano un poquito más de lo que Ud. me recomendó, siempre me gusta dar un poquito más, además eran solo 38 paginas de Word, una ganga...). Pero de ahí a decir que ese mismo espíritu "modernista" es el que sostuvo el CVII y sostiene el Magisterio de la Iglesia actual cuando "actualiza" aspectos de la liturgia y el culto, me parece que es un error. De nuevo, esto lo digo desde mi humilde, respetuosa y no especializada opinión, pero creo que un tal Ratzinger, al que en el barrio conocen como Benedicto XVI dijo algo parecido al hablar sobre la Tradición. Le sugiero que lo googlee, es más cortito y más "sencillo" de entender que Pascendi. Pero no se preocupe eh? que si no lo lee, yo le voy a seguir contestando igual, yo no establezco requisitos que deben cumplir aquellos con los cuales elijo compartir. Se llama "caridad", se la presento... Y con respecto a San Atanasio y a Santa Juana de Arco, a quienes respeto y venero como santos de la Iglesia a la cual pertenezco (le recuerdo, Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana), con gusto leeré sobre ellos cuando termine de leer sobre Juan Pablo II y Teresa de Calcuta. Saludos, y aproveche que hoy le puedo responder, porque la Academia juega el lunes, C.

Anónimo dijo...

I

Debido al éxito de un antiguo comentario en este blog, dentro del círculo modernista católico actualmente llamado primavera postconciliar y gracias al aporte de desinteresados comentaristas cercanos al bergogliato e imbuídos de vasto espíritu ecuménico, como debe ser y parecer, repito aquellas maravillosas palabras dichas por Msr. Lefebvre para horror de unos y salud de otros.

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Primeramente, definamos en pocas palabras el liberalismo, cuyo ejemplo histórico más típico es el protestantismo. El liberalismo pretende liberar al hombre de toda restricción no querida o aceptada por él mismo.

Primera liberación: la que libera a la inteligencia de toda verdad objetiva impuesta. La verdad debe ser aceptada diferentemente según los individuos o los grupos de individuos; por tanto, debe ser necesariamente repartida. La verdad se hace y se busca sin fin. Nadie puede pretender tenerla exclu­sivamente y en su totalidad. Es de imaginar cómo se opone eso a Nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia.

Segunda liberación: la de la Fe que nos impone dogmas, formulados de manera definitiva y a los cuales la inteligencia y la voluntad deben someterse. Los dogmas, según el liberal, deben ser pasados por la criba de la razón y de la ciencia, y eso de modo permanente, dados los progresos científicos. Resulta, pues, imposible admitir una verdad revelada definida de una vez para siempre. Se advertirá la oposición de este principio a la revelación de Nuestro Señor y a su autoridad divina.

Por último, tercera liberación: la de la ley. La ley, según el liberal, limita la libertad y le impone una coacción, primero, moral, y luego, física. La ley y sus restricciones salen al paso de la dignidad humana y de la conciencia. La conciencia es la ley suprema. El liberal confunde libertad con licen­cia. Nuestro Señor Jesucristo es la Ley viviente; vemos, pues, cuán honda es la oposición del liberal a Nuestro Señor.


Consecuencias del liberalismo.

Los principios liberales tienen por consecuencia la destrucción de la filosofía del ser y el rechazo de toda definición de los seres para encerrarse en el nominalismo o en el existencialismo y el evolu­cionismo. Todo está sujeto a mutación, a cambio.
Una segunda consecuencia, igualmente grave —si no más— es la negación de lo sobrenatural; por lo tanto, del pecado original, de la justificación por la gracia, del verdadero motivo de la Encarnación, del Sacrificio de la Cruz, de la Iglesia, del sacerdocio.
Toda la obra realizada por Nuestro Señor se falsea y ello se traduce en una visión protestante de la Liturgia del Sacrificio de la Misa y de los Sacramentos, que ya no tienen por objeto la aplicación de la Redención a las almas, a cada alma, con el fin de comunicarle la gracia de la vida divina y prepararla para la vida eterna por la pertenencia al cuerpo místico de Nuestro Señor, sino que en lo sucesi­vo tienen por centro y motivo la pertenencia a una comunidad humana de carácter religioso. Toda la reforma litúrgica se resiente de esa orientación.
Otra consecuencia: la negación de toda autoridad personal, participación en la autoridad de Dios. La dignidad humana exige que el hombre no esté sometido sino a lo que él consiente. Como una auto­ridad resulta indispensable para la vida de la sociedad, el hombre no admitirá más que la autoridad aceptada por una mayoría, porque representa la delegación de la autoridad de los individuos más numerosos en una persona o en un grupo determinado, dado que siempre la autoridad no es más que delegada.
Ahora bien: esos principios y sus consecuencias, que exigen la libertad de pensamiento, la libertad de enseñanza, la libertad de conciencia, la libertad de elegir su religión; esas falsas libertades que suponen la laicidad del Estado, la separación de Iglesia y Estado, han sido constantemente condena­das, a partir del Concilio de Trento, por los sucesores de Pedro y, en primer término, por el propio Concilio de Trento.
(sigue)

Anónimo dijo...

II

Condenación del liberalismo por al Magisterio de la Iglesia.

La oposición de la Iglesia al liberalismo protestante provocó el Concilio de Trento, lo cual explica la notable importancia que tuvo ese Concilio dogmático en lo referente a la lucha contra los errores liberales, a la defensa de la verdad, de la Fe, y en particular a la codificación de la Liturgia del Sacrificio de la Misa y de los Sacramentos mediante las definiciones relativas a la justificación por la gracia.
Enumeraremos algunos documentos entre los más importantes, que han completado y confirmado la doctrina del Concilio de Trento:

— La Bula “Auctorem fidei” de Pío VI contra el Concilio de Pistoia.
— La Encíclica “Mirari vos” de Gregorio XVI contra Lamennais.
— La Encíclica “Quanta cura” y el “Syllabus” de Pío IX.
— La Encíclica “Immortale Dei” de León XIII, que condena el derecho nuevo.
— Las Actas de San Pío X contra Le Sillon y el modernismo, en especial el decreto “Lamentabili” y el juramento antimodernista.
— La Encíclica “Divini Redemptoris” del Papa Pío XI contra el comunismo.
— La Encíclica “Humani generis” del Papa Pío XII.

Por lo tanto, el liberalismo y el catolicismo liberal siempre han sido condenados por los sucesores de Pedro en nombre del Evangelio y de la Tradición apostólica. Esa conclusión evidente tiene pri­mordial importancia para determinar nuestra actitud y manifestar nuestra unión indefectible al magis­terio de la Iglesia y a los sucesores de Pedro. Nadie más que nosotros tiene hoy mayor adhesión al sucesor de Pedro cuando se hace vocero de las tradiciones apostólicas y de las enseñanzas de todos sus predecesores.
Porque en la definición misma del sucesor de Pedro está guardar el depósito y transmitirlo fiel­mente. Sobre ese punto el Papa Pío IX proclama en Pastor AEternus: “En efecto, el Espíritu Santo no ha sido prometido a los sucesores de Pedro para permitirles publicar, según sus revelaciones, una doc­trina nueva, sino para custodiar estrictamente y exponer fielmente con su asistencia las revelaciones transmitidas por los Apóstoles, es decir, el depósito de la Fe”.


Influencia del liberalismo en el Concilio Vaticano II.

Llegamos ahora a la cuestión que nos preocupa: ¿Cómo explicar que en nombre del Concilio Vaticano II se pueda presentar oposición a tradiciones seculares y apostólicas, poniendo de esa forma en tela de juicio al propio sacerdocio católico y su acción esencial, el santo Sacrificio de la Misa?
Un grave y trágico equívoco pesa sobre el Concilio Vaticano II, presentado por los Papas mismos en términos que favorecieron ese equívoco: Concilio del aggiornamento, de la “actualización” de la Iglesia, Concilio pastoral, no dogmático, como acaba de decir el Papa hace apenas un mes. Esa presentación, en la situación de la Iglesia y del mundo en 1962, ofrecía enormes peligros a los cuales el Concilio no consiguió escapar. Resultó fácil traducir esas palabras de modo tal que los errores liberales se infiltraran en gran medida en el Concilio. Una minoría liberal entre los Padres conciliares, y sobre todo entre los Cardenales, tuvo gran actividad, se organizó en alto grado y encontró gran apoyo en una pléyade de teólogos modernistas y en numerosos secretariados. Pensemos en la enorme producción de impresos del IDOC, subvencionada por las Conferencias Episcopales alemana y holandesa.
Tuvieron la astucia de pedir inmediatamente la adaptación al hombre moderno, es decir, el hombre que quiere liberarse de todo, de presentar a la Iglesia como inadaptada, impotente, de echarle la culpa a los predecesores. Se mostró a la Iglesia tan culpable de las desuniones de otrora como los protes­tantes y los ortodoxos. La Iglesia debía pedir perdón a los protestantes presentes. La Iglesia de la Tradición era culpable por sus riquezas, por su triunfalismo; los Padres del Concilio se sentían culpa­bles de estar
(sigue)

Anónimo dijo...

III

fuera del mundo, de no ser del mundo; sus insignias episcopales, y muy pronto sus sota­nas, ya les causaban sonrojo.
Ese ambiente de liberación enseguida invadió todos los terrenos y se reflejó en el espíritu de cole-gialidad, que disimulaba la vergüenza que provoca ejercer una autoridad personal, tan contraria al espíritu del hombre moderno —léase el hombre liberal—. Los Papas y los Obispos ejercerán su autori­dad colegiadamente en los sínodos, en las conferencias episcopales, en los consejos presbiterales. En último término, la Iglesia debe abrirse a los principios del hombre moderno. También la Liturgia debía liberalizarse, adaptarse, someterse a las experimentaciones de las conferencias episcopales.

La libertad religiosa, el ecumenismo, la investigación teológica, la revisión del derecho canónico, atenuarán el triunfalismo de una Iglesia que se proclamaba única arca de salvación. La verdad se encuentra repartida en todas las religiones; una investigación común hará progresar a la comunidad religiosa universal en torno de la Iglesia. Los protestantes en Ginebra —Marsaudon en su libro “L’oecuménisme vu par un franc-maçon”—, los liberales como Fesquet, triunfan. ¡Por fin terminará la era de los estados católicos! ¡El derecho común para todas las religiones! ¡“La Iglesia libre en el Estado libre”, según la fórmula de Lamennais! ¡La Iglesia adaptada al mundo moderno! ¡El derecho público de la Iglesia y todos los documentos citados anteriormente se vuelven piezas de museo pro­pias de épocas perimidas! Leed al comienzo del esquema sobre “La Iglesia en el mundo” la descrip­ción de los tiempos modernos en transformación, leed las conclusiones: son del más puro liberalismo. Leed el esquema sobre “La libertad religiosa” y comparadlo con la encíclica “Mirari vos” de Gregorio XVI, con “Quanta cura” de Pío IX, y podréis comprobar la contradicción casi palabra por palabra. Decir que las ideas liberales no han influido sobre el Concilio Vaticano II equivale a negar la evidencia. La crítica interna y la crítica externa lo prueban con creces.


Influencias del liberalismo en las reformas y orientaciones conciliares.

Si pasamos del “Concilio” a las “reformas” y a las “orientaciones”, las pruebas son contundentes. Ahora bien: observemos que en las cartas de Roma que nos piden un acto de pública sumisión, las tres cosas se presentan indisolublemente unidas. Se equivocan torpemente los que afirman que se trata de una mala interpretación del Concilio, como si el Concilio en sí mismo fuera perfecto y no pudiera ser interpretado a través de sus reformas y orientaciones. Las reformas y las orientaciones oficiales posconciliares manifiestan más palpablemente que cualquier otro escrito la interpretación oficial y deseada del Concilio.
No tenemos necesidad de extendernos: los hechos hablan por sí solos, y por desgracia, con triste elocuencia. ¿Qué queda en pie de la Iglesia preconciliar? ¿Dónde no ha operado la autodemolición? Catequesis, seminarios, congregaciones religiosas, Liturgia de la Misa y de los Sacramentos, consti­tución de la Iglesia, concepto del sacerdocio: las concepciones liberales lo han devastado todo y han llevado a la Iglesia más allá de las concepciones del protestantismo, para estupefacción de los protes­tantes y reprobación de los ortodoxos.
Una de las comprobaciones más espantosas de la aplicación de esos principios liberales es la aper­tura a todos los errores, y en particular al más monstruoso jamás surgido del espíritu de Satanás: el comunismo. El comunismo hizo su entrada oficial en el Vaticano, y su revolución mundial se ve sin­gularmente facilitada por la pasividad oficial de la Iglesia, más aún, por apoyos frecuentes a la revo­lución, a pesar de las desesperadas advertencias de los Cardenales que han sufrido los zarpazos comu­nistas.
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Anónimo dijo...

IV

La negación de este Concilio pastoral a condenar oficialmente el comunismo bastaría por sí sola para cubrirlo de vergüenza ante toda la historia, cuando se piensa en las decenas de millones de már­tires, en los individuos despersonalizados científicamente en los hospitales psiquiátricos para servir de cobayos a todos los experimentos. Y el Concilio pastoral, que reunió a 2.350 Obispos, ha guardado silencio, a pesar de las 450 firmas de Padres que pedían esa condena, firmas que yo mismo llevé a

Monseñor Felici, secretario del Concilio acompañado por Monseñor Sigaud, Obispo de Diamantina.
¿Hay que seguir con el análisis para llegar a la conclusión? Me parece que bastan estas líneas para que podamos negarnos a seguir a este Concilio, sus reformas, sus orientaciones, en todo lo que tienen de liberalismo y de neomodernismo.
Querernos responder a la objeción —no faltará quien nos la haga— referente a la obediencia, a la jurisdicción de aquéllos que quieren imponernos esa orientación liberal. Respondemos: en la Iglesia, el derecho y la jurisdicción están al servicio de la Fe, finalidad primera de la Iglesia. No hay ningún derecho, ninguna jurisdicción que pueda imponernos una disminución de nuestra Fe.
Aceptamos esa jurisdicción y ese derecho cuando están al servicio de la Fe. Pero, ¿quién puede juzgarlo? La Tradición, la Fe enseñada desde hace dos mil años. Todo fiel puede y debe oponerse a quienquiera que en la Iglesia pretenda afectar su fe, la fe de la Iglesia de siempre, basada en el Catecismo de su infancia.

Defender su fe es el primer deber de todo cristiano, con mayor razón de todo sacerdote y de todo obispo. En el caso de todo orden que comporte un peligro de corrupción de la Fe y de las costumbres, la “desobediencia” es un deber grave. Como estimamos que nuestra fe se halla en peligro merced a las reformas y las orientaciones posconciliares, tenemos el deber de “desobedecer” y conservar la Tradición. El más grande servicio que podemos prestar a la Iglesia Católica, al sucesor de Pedro, a la salvación de todas las almas y de la nuestra, es rechazar la Iglesia reformada y liberal, porque cree­mos en Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, que no es liberal ni reformable.
Una última objeción: este Concilio es un Concilio como los otros. Por su ecumenicidad y su con­vocación, sí lo es; por su objeto —y eso es esencial— no lo es. Un Concilio no dogmático puede no ser infalible; lo es sólo cuando recoge verdades dogmáticas tradicionales.
¿Cómo justificáis vuestra actitud con respecto al Papa?
Somos los más ardientes defensores de su autoridad como sucesor de Pedro, pero regulamos nuestra conducta de acuerdo con las palabras de Pío IX ya citadas. Aplaudimos al Papa vocero de la Tradición y fiel a la transmisión del depósito de la Fe. Aceptamos las innovaciones que están confor­mes con la Tradición y la Fe. No nos sentimos sujetos por obediencia a innovaciones que van en con­tra de la Tradición y amenazan nuestra Fe. En ese caso, nos colocamos a favor de los documentos pon­tificios citados anteriormente. No vemos, en conciencia, cómo un católico fiel, sacerdote u obispo, puede tener otra actitud frente a la dolorosa crisis por la que atraviesa la Iglesia. “Nihil innovetur nisi quod traditum est”, que no se innove nada sino que se transmita la Tradición. ¡Que Jesús y María nos ayudan a permanecer fieles a nuestros compromisos episcopales! “No digáis que es verdad lo que es falso, no digáis que es bueno lo que es malo”. Eso es lo que se nos dijo en nuestra consagración.
(sigue)

Anónimo dijo...

V

Contamos, pues, con el auxilio de vuestras oraciones y de vuestra generosidad para proseguir, a pesar de las pruebas, esta formación sacerdotal indispensable para la vida de la Iglesia. No es la Iglesia ni el sucesor de Pedro los que nos atacan, sino hombres de Iglesia imbuidos de errores libera­les, que ocupan cargos elevados dentro de la Iglesia y aprovechan su poder para hacer desaparecer el pasado de la Iglesia e instaurar una nueva Iglesia que no tiene nada de católica.
Así pues, es menester que salvemos a la verdadera Iglesia y al sucesor de Pedro de ese ataque satá­nico que hace pensar en las profecías del Apocalipsis. Oremos sin cesar a la Virgen María, a San José, a los Santos Angeles Custodios y a San Pío X, para que vengan en nuestro auxilio, a fin de que la Fe católica triunfe sobre los errores. Permanezcamos unidos en esa Fe, evitemos la polémica, amémonos los unos a los otros, reguemos por los que nos persiguen y devolvamos bien por mal.
Y que Dios os bendiga.

Mons. Marcel Lefebvre, Arzobispo. Carta a los Amigos y Benefactores N° 9, octubre de 1975, publicada en “Un Obispo Habla”.

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Tal vez alguien pueda decir que es poco tolerante de mi parte repetirlo, ¿y qué?.

D

C. dijo...

Personalmente, y en el caso puntual de este mensaje (o serie de mensajes) más que "poco tolerante", yo diría "cismático", como el autor citado. Pero estoy totalmente de acuerdo con Ud., mi querido amigo, en la última parte de su mensaje: "y qué?" Brillante! Está bueno tener libertad para expresarse y decir lo que se piensa sin ofender ni faltar el respeto a nadie, no? Lo saludo cordialmente, que comience muy bien la semana. C.

C. dijo...

Mensaje especial para el amigo D: Felicitaciones caballero! Me imagino estará muy contento, ya que ayer uno de sus más fervientes deseos se ha convertido en realidad. No me diga que no soñó toda su vida con ver a "los Rojos" eliminados por "la Católica"... Jajaja!! Le paso el link, y lo dejo porque me voy a divertir con unos primos del barrio... Saludos!! C.

http://canchallena.lanacion.com.ar/1524543-se-acabo-la-sudamericana-para-independiente

PD: espero no tome a mal el comentario, sino más bien con el mismo humor y respeto con el que yo se lo envío (en serio).