Publicamos la Cuarta parte del ensayo del padre Alfonso Gálvez Morillas sobre la forma de gobierno de la Iglesia.
Monarquía e Iglesia
Cuarta parte
Así es como se ha llevado a cabo el intento de democratizar las estructuras de la Iglesia, debilitando su estructura Jerárquica y Monárquica y procurando un fácil campo de acción a los Grupos de Presión Progresistas.
El camino ha quedado despejado para los vientos del Modernismo. Mientras tanto, y gracias a la utilización del doble juego por parte de los nuevos ideólogos, la figura de Jesucristo como Rey y Señor del Universo, Cabeza del Cuerpo Místico que es su Iglesia, corre también el peligro de difuminarse.
Los pensadores cristianos han sido siempre particularmente sensibles a las nuevas ideas que surgen. El Pseudo--Dionisio, San Agustín y Santo Tomás, por ejemplo, supieron aprovechar con éxito muchas de las ideas de Platón y de Aristóteles.
En los tiempos modernos, sin embargo, el fenómeno presenta un aspecto bien diferente. Si bien parecería que nada aprovechable en absoluto podría extraerse del pensamiento de Carlos Marx ---por ejemplo---, ahí están, aunque parezca increíble, la Teología de la Liberación y la aguda infiltración de marxismo que viene sufriendo el Catolicismo desde hace bastante más de medio siglo.
El ambiente europeo estaba impregnado de las nuevas ideologías durante los tiempos en los que se inauguró el Concilio Vaticano II. Se hizo circular la idea de que el Concilio Vaticano I había ido quizá demasiado lejos en las atribuciones concedidas al Papa (aunque tal cosa no se proclamaba abierta y descaradamente, un examen honrado de los hechos históricos reconocería la verdad de esta afirmación).
Si el anterior Concilio había sido el del Romano Pontífice, el que ahora iba a celebrarse habría de ser el Concilio de los Obispos. Y aquí de nuevo la ironía (o los engaños) de la Historia. La realidad, de la que habremos de hablar después, es que la autoridad y el papel de los Obispos quedaron bastante recortados después del Concilio. Y no precisamente en favor del Papa, sino que todo vino a parar en el auge y en la tremenda influencia que le fue reconocida a la nueva figura de las Conferencias Episcopales (más fáciles de manejar por Grupos de Presión, por lo demás siempre envueltos en la sombra).
La nueva ola de las ideas democráticas inundó la Iglesia en todos sus niveles: desde el Papado hasta las más humildes parroquias. La democracia, la colegialidad, la solidaridad, el diálogo y la participación, fueron algunas de las ideas que alimentaron a partir de entonces el Organismo Eclesial.
A lo que hay que añadir la acción de los Movimientos que abogaban por la Promoción de los Seglares, las nuevas ideas sobre el reconocimiento de los Derechos y Participación de la Mujer, etc., etc., y que vinieron a desplazar a los sacerdotes de sus funciones propias para colocarlos en un estamento de fieles de segunda categoría.
A propósito del vocabulario--jerga integrado por términos como los de democracia, colegialidad, solidaridad, diálogo, participación, etc., es curioso advertir, y digno de tenerse en cuenta por lo tanto, la casi total ausencia de términos o conceptos de contenido sobrenatural. La Sociología había ido desplazando paulatinamente a la Teología, lo mismo que los Derechos Humanos a los Derechos de Dios.
Por lo que respecta a las funciones propias del Papa, conocidos Grupos de Presión hicieron circular ideas acerca de la necesidad de enfatizar la Colegialidad; así como también las de recabar el previo consenso, y aun la aprobación, de las correspondientes Sagradas Congregaciones y Comisiones Pontificias para la publicación de los Documentos Papales; las de solicitar el (conveniente) consentimiento de los Obispos; las de utilizar las consultas y el diálogo con las diversas Conferencias Episcopales; o las de limar asperezas doctrinales que pudieran obstaculizar el entendimiento con otros Jerarcas de las Iglesias Separadas, etc.
En los tiempos más recientes, sin embargo, ha tenido lugar ---en cuanto a la sustracción de funciones--- un desplazamiento de objetivos desde las Congregaciones Pontificias a las Asambleas, Comisiones y Conferencias Episcopales.
Alguien se ha dado cuenta de que los Organismos Pontificios Vaticanos ---conocidos ordinariamente como la Curia---, por estar siempre demasiado aferrados a sus facultades de disposición, en modo alguno parecía oportuno transferirles más funciones.
Y menos aún cuando también se trata de eliminarlos. Por lo que la estrategia ha preferido seguir caminos y procedimientos, más indirectos desde luego, pero a la larga más seguros.
De todas formas, las ideas referentes a la Colegialidad con vistas a difuminar la fuerza del ministerio petrino ---el del Papa---, inteligente y pacientemente diseminadas, han ido calando profundamente entre los fieles y preparándolos para aceptarlas.
Los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI ya hablaron claramente de la necesidad de que aun respetando lo esencial, encontrar nuevas formas de ejercer el ministerio petrino. Sin embargo, y como todo el mundo sabe, llegado el momento de pasar de los juegos de palabras a la realidad, aparecen en seguida las dificultades. Pues el ministerio petrino supone necesariamente, como algo esencial, el gobierno monárquico del Papa (sin perjuicio de que reciba ayudas o asesoramiento en el ejercicio de sus funciones). De donde cabe preguntar, por lo tanto: ¿Cómo se puede respetar lo esencial y al mismo tiempo encontrar nuevas formas de ejercer el ministerio, las cuales, en realidad, suponen indefectiblemente una manera de compartir con otros el Ministerio Pontificio, sustrayéndole así su cualidad esencial de Monarquía Absoluta?
Por lo demás, bien conocida es la tendencia de la naturaleza humana hacia el poco a poco, o también hacia el ir paso a paso. Sería sumamente fácil que el Pueblo cristiano (siempre receptivo), dentro de unos convenientes plazos de tiempo, aceptara una Comisión de Asesoramiento por una Comisión de Gobierno.
El papel del Papa, que hasta ahora había sido reconocido siempre como Pastor Supremo de la Iglesia Universal, se iba desvaneciendo. Y con ello el concepto de Iglesia como Institución Monárquica, edificada sobre la Roca de Pedro (Mt 16:18).
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12 comentarios:
Tuve oportunidad de leer este texto del Padre Galvez Morillas en su sitio de Internet. Como ya han comentado otras voces (minoritarias) en este foro, lo que se denomina "democratización" de la Iglesia, en realidad no es tal. Es claro que se busca incrementar la responsabilidad de los Obispos en la Iglesia, y en la formación de criterios y pautas para la toma de decisiones, pero las decisiones le siguen correspondiendo al Papa, únicamente al Papa, como siempre fue y como siempre debe ser. No se diluye, ni se condiciona ni se limita la autoridad "monárquica" (si se la quiere llamar así) del Sumo Pontífice, sino que, por el contrario, se fortalece dicha autoridad con el consejo, la participación y la colaboración de todos los Pastores de la Iglesia, los sucesores de los Apóstoles. Si se prescindiera de los Obispos, la labor del Papa sería imposible de realizar para un ser humano. Hay cada vez más fieles y más almas que salvar, en un mundo cada vez más grande y con desafíos y problemáticas cada vez más complejos. Entiendo el concepto planteado por Galvez Morillas, entiendo su preocupación (y la de todos los que la comparten genuninamente, y no solo por atacar y criticar gratuitamente a Francisco), pero no coincido en el análisis de la situación ni de las decisiones tomadas por el Papa respecto de la reorganización del Vaticano.
Los casi 2000 años de Historia, ratifican que el mejor sistema de gobierno en la Iglesia, es la Monarquía Absoluta, y esto por un doble motivo de origen: Por ser instituida directamente por Nuestro Señor Jesucristo, y por las Gracias Especialísimas con que acompañara dicha decisión, las que únicamente asisten a esa Autoridad, el Papado.
Estas citas aclaran lo expresado:
“La Iglesia es de suyo una Monarquía, en donde una sola persona es la que dirige y en carácter de poder supremo. Así, y de manera especial, reviste Dios a esta Autoridad Suprema, de Gracias Especialísimas, como a ninguna otra, y lo hace en la persona de Simón Pedro, cubriéndolo y señalándolo frente a los demás Apóstoles, por medio de la distinción del Honor; que los Apóstoles reconocían y aceptaban, esta preferencia, este trato particular de Nuestro Señor.
Pero también le reconoce Nuestro Señor, una primacía mucho más importante, dándole un Poder, sobre todos, incluso los demás Apóstoles.
Estos pasajes de la Biblia, son absolutamente aclaratorios, y se lee en Evangelio de San Mateo, Capítulo 16, Biblia - Nuevo Testamento – Mons. Dr. Juan Straubinger:
16:15 Él les dijo: Y según vosotros, ¿quién soy yo?
16:16 Respondióle Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.
16:17 Entonces Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón Bar Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial.
16:18 Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella.
16:19 A tí te daré las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos.
Se lee en Evangelio de San Lucas, Capítulo 22:
22:31 Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como se hace con el trigo. Pero Yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.
Se lee en Evangelio de San Juan, Capítulo 21:
21:15 Habiendo, pues, almorzado, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, Hijo de Juan, ¿me amas tú más que éstos? Le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que yo te quiero." Él le dijo: "Apacienta mis corderos."
21:16 Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, Hijo de Juan, ¿me amas?". Le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero. "Le dijo: "Pastorea mis ovejas."
21:17 Por tercera vez le preguntó: "Simón, Hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que por tercera vez le preguntase: "¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que yo te quiero." Díjole Jesús: "Apacienta mis ovejas”.
Delega Jesús, en Simón Pedro, el cuidado y guía de sus ovejas, las de Cristo. No son de nadie más que de Cristo las ovejas, por lo tanto, ¡mucho cuidado con lo que se hace con ellas!
Como se observa, es en Pedro en donde está establecida la fortaleza de todos. Él es el guardián de la Fe de todos nosotros, comenzando por los Apóstoles.
La Iglesia, entonces, constituida por Nuestro Señor Jesucristo, como Sociedad Perfecta, es esencialmente Monárquica y de carácter Absoluto”.
El problema de comprensión en estas cuestiones, como en todas las demás, por parte de la mentalidad moderna, es debido a que profesan una ideología que necesita de la igualación de los contenidos y de los componentes, como los seres vivientes del oxígeno, parte de estos presupuestos en todos los análisis; así, se imponen formulas y criterios, que denominan pomposamente como nuevos y superadores, por eso lo de modernistas, cuando en realidad nada de estas cualidades tienen, pues provienen de antiguos errores que en su momento fueron señalados.
En alguna medida, son débiles de inteligencia, pues con sólo estudiar un poco más y leer como corresponde los diferentes antecedentes sobre el tema tratado, podrían encontrar fácilmente el origen de las diferentes formas de ataque que hubo contra la Monarquía Absoluta. Transcribo otro párrafo del mismo trabajo:
“Hay diferentes ataques a esta forma de autoridad por parte de los enemigos de la Iglesia, entre otros: Aristocracia (no un Rey, sino, un grupo de gente caracterizada que dirige), Federación (constituida por varias iglesias), Democracia Clerical (paridad y decisiones por simple y absoluta mayoría, la mitad más uno), Monarquía no estable sino temporal (forma de gobierno administrativa y sujeta a cambios, según la necesidad de los tiempos; con Lutero, 15 siglos después de Cristo, se descubre esto, ¿qué pasó entonces durante 1.600 años? Seguramente estaban todos dormidos. Negaba asimismo la transmisión del poder de Pedro), Monarquía pero no de derecho divino sino eclesiástico (Monarquía no absoluta, moderada por la opinión de los Obispos. El Papa es Rey, pero su poder, su autoridad está moderada, controlada, regida, limitada, por los Obispos. Este es el principio fundamental de la Colegialidad Episcopal del Sínodo de Pistoia y del Concilio VII. El 28 de agosto de 1794, Pío VI dio un golpe mortal a la influencia de este sínodo y del Jansenismo en Italia, con la condena a estas ideologías, en su Bula "Auctorem Fidei")”.
Para completar, faltaría una referencia a la Colegialidad, y especialmente lo indicado en Lumen Gentium, Capitulo III, Concilio VII:
“La condenación del Sínodo de Pistoia, para los modernistas y progresistas, era uno de los principales obstáculos a superar en el Concilio Vaticano II, pero como no se podía negar la condena conferida a Pistoia, y tampoco atacar directamente la autoridad del Papa, urdieron la maniobra, pero “por el costado”, sigilosamente, subrepticiamente, y es bajo el pretexto de la Caridad, que a la Unión Moral y de Amor que por más de 1.900 años gobernara eficazmente a la Iglesia, se la socaba directamente, estableciendo una Unión Jurídica, dando de esta forma plena vigencia a la Colegialidad.
Y con sutileza característica, no expresa el título del Capítulo III, intencionalidad manifiesta de disminuir y condicionar a la autoridad del Papa, por el contrario, para dar cabida a sus pretensiones, aumentan la misión de los Obispos, a punto tal, que el nuevo poder real descansaba ahora en los Obispos, con la presencia moderadora del Papa.
Ante este avance por demás acelerado, el propio Pablo VI se vio obligado a limitarlo, razón por la cual impusiera la publicación de una Nota Previa sobre la colegialidad; vale decir, que a un anexo del Documento Doctrinal del Concilio, no se lo vota, sino que lo impone el Papa, y se lo publica como resultado del Concilio. Esto es único.
La particularidad, sumado a lo anterior, es que el Papa al imponer la aclaración necesaria, deja intacto y vigente todo el texto completo, raíz del conflicto, por lo que en definitiva, ratifica los principios liberales en su completa significación.
La Nota Previa, que no es condenatoria, ni recupera, como hubiera debido hacerse, la monarquía absoluta, para su máxima eficacia exigía el retiro del texto del Capítulo III, o su nueva redacción ahora bajo la luz de la Nota, de esta manera se habría completado la finalidad de su intervención directa; pero en su lugar, la incluye sin más fuerza que la de una simple aclaración, dejando en todo su poder al sentido “pistoiano” del nuevo concepto de autoridad.
Un detalle muy particular, otro, es que la Nota está colocada al final del Capítulo, no al comienzo, donde habría tenido una fuerza superior, muy superior, pero no, está al final, todo un sentido explícito para quienes estaban esperando “el después”, luego de finalizado el Concilio.
Esta Colegialidad se vió más fortalecida y apalancada con otros “slogans” puestos a volar por el éter: Comunión Jerárquica, Gobierno Colegial.
Continuación y final:
“Nadie puede discutir que la Comunión se debe dar, pero en la Santidad, en la Moral, en el Amor al Dios Verdadero, al Prójimo, pero en relación a la Autoridad, nada tiene que ver; no obstante, por una mezcla adecuada de verdades y mentiras, el sistema se impuso de ahí en adelante, y llegamos a la actual situación.
Todas estas expresiones, implantadas como un nuevo lenguaje comunicacional, verdadero cambio de los paradigmas culturales, han venido siendo las vías de propaganda y transmisión de los mensajes ambiguos, para que se pueda libremente esparcir el veneno del modernismo.
Por su uso constante y desde las máximas jerarquías, se ha producido el Trasbordo Ideológico Inadvertido, de una Iglesia Católica, a otra nueva, protestante, mundana, inmanente, desacralizada, revolucionaria e igualitarista.
Pero no todo quedó en este único punto de ataque a la autoridad del Papa, pues cada Obispo, cuando volvió de Roma a su diócesis, también, por este principio de la Colegialidad, perdió, y pierde, su poder propio y concreto en el ámbito de su Diócesis, pues lo detenta ahora la Conferencia Episcopal a la cual debía estar subordinado, y por esta mecánica, por esta metodología, todo se democratizó, se anarquizó, se socializó, bajo el tiránico escenario donde la Verdad ahora, es la mayoría absoluta de la mitad más 1.
Ya no gobernaba el Papa, y tampoco lo hacían los Obispos, en referencia obvia a las cuestiones más importantes, en las otras, de menor significación, sí.
La Colegialidad pasó de ser una cuestión administrativa, algunos creían en un momento que era sólo esto, a un principio ideológico, que puso al Sínodo de los Obispos, el Gobierno Colegial, la Comunión Jerárquica, como la nueva institucionalidad de la Iglesia.
Queda por incluir, la última expresión de esta verdadera inversión: la Iglesia es el Pueblo de Dios, donde el sacerdocio ahora es común. Entonces, toda la Iglesia ahora es sacerdotal, se nivela e iguala todo, y hacia abajo, sin distinciones jerárquicas reales, sino únicamente por oficios.
Es directamente la imposición de una nueva Religión.
A estas alturas, sería muy importante conocer el nombre de los Obispos que se opusieron duramente a este golpe de mano de los liberales, porque se reflejaría en dónde estaba la Verdadera Iglesia, en esos dramáticos momentos”.
La Honestidad Intelectual, búsqueda de la Verdad por sobre todo, y por sobre nosotros mismos principalmente, la subjetividad alienante y enajenante, nos obliga a considerar todos los aspectos sobre una cuestión tratada, pero partiendo de esa Honestidad, no de un preconcepto implantado que al poco de andar se deshace por sus inconsistencias.
Por eso la importancia de recurrir al pasado, ratificado por su vigencia de tantos años y reconocimiento de que es verdadero; la Tradición no es un capricho ni una testarudez, es la fortaleza más excelsa de la que se dispone.
Cordialmente.
Todo muy lindo, Eduardo, muy sólido y bien argumentado. Pero tengamos en cuenta que Francisco no está cediendo ni delegando su autoridad ni su poder en la Iglesia por la reorganización que está encarando. Todos esos obispos informan, colaboran, aconsejan, asisten, pero el poder (autoridad y responsabilidad absolutos) es todo del Papa. A no confundir...
Aldo, me parece que ud se está yendo pagerli.
Vicente López
Charles, el actual Papa, es parte de este sistema, sino, no habría podido ni ser Cardenal, tampoco asistir como invitado a la elección del nuevo Pontífice, ¡y menos aún ser elegido! Ver al actual Papa no relegando lo que nunca recibiera, es una dificultad seria en el análisis, pues él mismo sostiene que todo el CVII es correcto, cuando vemos que no es de tal manera. Pero además, en ningún momento he expresado algo en relación a lo que está haciendo actualmente el Papa, que espero lo supere con holgura al Cardenal, simplemente me he referido en apoyo a lo que expresa el Autor del trabajo, y en respuesta al Sr. Bonzi.
Apoyar por apoyar, decir por decir, sin otro fundamento que el querer defender una posición, es un déficit importante. Por eso es necesario estudiar, y ser dirigido por personas de probada cualidad, lo que únicamente se consigue en quienes saben respetar y poner en su lugar debido, a la Tradición, que vale por su propio peso, más allá de los circunstanciales defensores que se conozcan o por quienes se debatan posiciones a favor o en contra.
Esto no es una sola cuestión de personas, que las incluye, sino de Principios, y estos en su relación con la Verdad.
Decía hace poco un amigo, que hoy más que nunca hay que volver a leer y estudiar el Catecismo de San Pío X; y tiene completa razón.
Hay que volver a las fuentes cuando se presentan tantas confusiones, es decir, hay que de nuevo desempolvar la Tradición.
Si en el deporte, para indicar los logros de un determinado club se necesita obligatoriamente hacer referencias de su pasado, en estas cuestiones, ¿la Tradición debe ser dejada de lado?
¡Por favor!
Apoyar por apoyar, decir por decir, sin otro fundamento que el querer defender una posición, es un déficit importante, que cuando se reitera, es simple necedad.
No caiga Usted en esto.
Tres ejemplos para recordarle, o informarle, por si no lo sabía, que no es cierto que el Papa detenta un poder absoluto, a pesar de lo que con antelación se dijo:
En la fórmula de la Consagración de las Sagradas especies en la Misa Nueva, el “tu” reemplazó al “Vosotros”, ¿por decisión de quién o quiénes se produjo esta adulteración del Texto Sagrado?
El decreto Summorum Pontificum, ¿por decisión de quién o quiénes “no fue aplicado” en su debida medida, según lo ordenado por Benedicto XVI? ¿Quiénes se han resistido abiertamente a su aplicación? Y eso que el hoy Papa Emérito no estaba de acuerdo en restaurar la Tradición en todo su esplendor, sólo el Rito Tridentino y algunas formas exteriores.
¿Cuáles fueron los términos empleados por el Arzobispo de París, en una entrevista en la TV, al recibir a Benedicto XVI, en una visita oficial que realizara el Pontífice, en el año 2008?
Puso en claro que las relaciones entre el Papa y los Obispos de Francia, no eran relaciones de subordinación serviles, del estilo de empresarios con sus empleados, tampoco es un gerente de una multinacional que viene a visitar una sucursal, lo hemos acogido y escuchado como a un hermano, que viene a fortalecer la fe de los que trabaja con él, y con los cuales está en comunión, estamos en una relación de colaboración, y cuando tenemos algo que decirle se lo decimos…….
No le habla al Papa, al Sumo Pontífice, sino a su par de Roma, al moderador del Colegio, porque en la práctica, es este el que rige, de aquí surge en el actual derecho modernista el concepto de autoridad, de esta manera se auto justifica y opera.
Como estos hay cientos de ejemplos de lo que representa “la Colegialidad”.
Por eso es necesario estudiar, y ser dirigido por personas de probada y aquilatada defensa de la Tradición.
Hay que volver a las fuentes, hay que de nuevo desempolvar la Tradición.
Si para saber quién es Charles Oakley, recurro a Wikipedia, y veo se trató de un gran jugador del básquet norteamericano, una de sus estrellas, en estas cuestiones, las de La Fe Verdadera, ¿la Tradición debe ser dejada de lado?
¡Por favor!
He leído con mucho interés los cometarios anteriores, Evidentemente la Iglesia "era" una Monarquía y debe seguir siéndolo.
La de "Cristo Rey". Hete aquí, que el CVII, fue expresamente creado para destruirla. Desde la Revolución Francesa, (el hecho más siniestr ocurrido en el orden universal), con una participación importante del clero para su instauración, La Reforma, los "Orange", (hoy tan al día),tuvieron como meta la destrucción de la Iglesia Católica y desaparición del catolicismo. Cosa rara, nadie intenta destruir al anglicanismo, al luteranismo o cualquier otro credo hereje.
Sostengo, por los "signos" muy claros de Francisco, (Hasta podríamos llamarlo "Pancho", por su bonomía)
expuesta con "soberbia", al desentenderse con autoritarismo, del más elemental apego a las tradiciones milenarias en el protocolo, sin consideración a lo establecido, que su camino retoma
lo iniciado en la Revolución Francesa y la democratización destructiva.
Un hecho llamativo, entre tantos, es haber quitado el Trono Pontificio, ¿por allanarse? o quizás para que desaparezca la imagen del Espíritu Santo que la coronaba.
Solo he visto que, detrás de ese sencillo sillón oficinezco, aparecen unos dibujos irreconocibles mas, en ninguna parte aparece una nueva Imagen del Espíritu Santo.
Quiero suponer que será por que lo lleva muy dentro de su corazón.
El Paráclito actúa sobre quienes lo
reconocen como enviado por Dios Padre, y no sobre aquellos que piensan que son los hacedores de las cosas del mundo.
En Cristo y María.-
Para María Carlota: La felicito! Conserve su Fe Católica, la cual no nos impide usar de nuestra inteligencia para servir a la Verdad. Ver los "signos" y estar atentos es un mandato de Jesucristo. La Apostasía constituída en religión oficial es uno de los predecesores del Anticristo y de la Segunda Venida de Jesucristo.
Simón Del Temple.
¿..Porque María Carlota seria en condición para recibir el Espíritu Santo , y el Papa Francisco , no lo sería ....? ..digo yo...
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