martes, 30 de abril de 2013

Monición para el VI Domingo de Pascua - C


La paz os dejo, mi paz os doy


"Y vendremos a él , y haremos morada en él"

La palabra amor es una palabra que ha venido siendo desfigurada desde hace mucho tiempo. Se dice que por eso, por estar ya desacreditada por los juglares y sus cantos amatorios, etc., San Ignacio de Loyola no quiso utilizarla demasiado en sus famosos ejercicios.

Con más razón hoy, en que al decir amor se puede significar cualquier cosa, aún para algunos la causa que incita y justifica la antinatura, utilizar esa palabra en lugar de Caridad, como si fueran absolutamente sinónimos, puede resultar trágico.

Dios no se mueve en el plano ilusorio de un amor puramente afectivo, sino en la realidad del amor efectivo. Por eso nos dice: "El que me ama, será fiel a mi palabra", es decir, cumplirá mis mandamientos.

Como respuesta a ese amor efectivo, Nuestro Señor promete no sólo una condescendencia de la divinidad, sino el envío de Su Amor: el amor personalizado, sustancial, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Con Ella vendrán a las almas de los fieles las otras dos Divinas Personas, convirtiéndolas en moradas de la   Trinidad.

La inhabitación trinitaria en el hombre, es la cúspide de la revelación cristiana y razón de ser de la Encarnación: ¡He venido para que tengan vida!, dice el Señor.
Y el efecto inmediato de esta comunicación de la vida divina, es la divinización progresiva del hombre que los padres griegos llamaban Theiosis (movimiento hacia Dios).
Por eso enseñó San Atanasio, "Dios se hizo hombre para que el hombre se haga Dios".

La consecuencia de la divinización progresiva del hombre por la inhabitación de la Trinidad, es la Paz. Pero no la del mundo, que por paz, al igual que por amor, entiende las más disparatadas cosas; sino la que ha sido definida por San Agustín como "la tranquilidad en el orden".

Habrá paz interior en un alma, cuando las pasiones se subordinan a la inteligencia y a la voluntad, y éstas a Dios.
La paz interior, que es fruto de la amistad con el Señor, se volcará en un segundo momento hacia el exterior impregnando el orden social y dando origen a la Cristiandad: una sociedad en paz verdadera regida por el Único y Supremo Rey de las almas y de las naciones.

Que la lectura del Evangelio de hoy nos ayude a penetrar más en los misterios cristianos, sobre todo en el misterio de la Santísima Eucaristía que viene a traer la verdadera paz a nuestras almas, a veces conmovidas por las pasiones; para que mantengamos la tranquilidad interior aún en medio de los mayores combates.


¡Por favor, deje su comentario!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno si pudieran poner en audios estas moniciones.

Anónimo dijo...

¡¡¡EXCELENTE!!

Página Católica dijo...

Estimado primer anónimo:

Pronto publicaremos el audio de una homilía del Padre Sáenz (VI Domingo de Pascua), de donde se han sintetizado estos conceptos. Ahí podrá oírlos más extensamente explicados.

Saludos.