El Buen Pastor
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La Belleza es el esplendor de la Verdad, por eso puede traducirse como Buen Pastor, o Pastor Verdadero lo que la Escritura dice textualmente Pastor Bello; Aquel que dio su vida por sus ovejas antes que verlas condenadas.
Esta imagen de Cristo, preanunciada desde el Antiguo Testamento, puede ser entendida en dos planos complementarios. En un sentido universal, el Señor es el Buen Pastor que, dejando en el cielo la parte fiel del redil, los ángeles, se interna en el tiempo y el espacio hasta encontrar y rescatar a la Humanidad homicida, corrompida y enferma.
Pero Jesucristo no es sólo el Pastor del género humano, es también el pastor personal que conoce a cada una de sus ovejas a la manera en que los esposos se conocen íntimamente en el Sacramento del Matrimonio.
Sin embargo, muchas veces la oveja rechaza el desposorio místico para ir tras los pastos envenenados de este mundo. Mas el Señor, uno de cuyos nombres es "El Celoso", se enfrenta a Satanás, a los poderes seculares adversos a la redención, y a los falsos doctores que esparciendo sus errores dentro de la Iglesia intentan arrebatarle las ovejas cual lobos vestidos de cordero.
Y cuando encuentra a la oveja arrepentida, Él que es la Misericordia hecha carne, no la recrimina sino que, alegrándose, la abraza y la mima.
Pidamos a Dios la gracia de tener buenos pastores: buenos Obispos y buenos sacerdotes que no teman decir la verdad, porque, como dice san Agustín, la huida del pastor no consiste en que escape de su cátedra sino que calle cuando debe hablar.
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