viernes, 15 de febrero de 2013

Ante una renuncia que nos duele


El Papa no ha dicho aún las últimas palabras


¡Recemos por el Papa y por la Iglesia!

Publicamos a continuación los interesantes puntos de vista que, respecto a la renuncia papal, acaba de escribir el Dr. Antonio Caponnetto, a quien agradecemos.



Ante una renuncia que nos duele

Por el Dr. Antonio Caponnetto

El riesgo de lo demasiado humano

Si en la historia de la Iglesia han existido casos de pontífices abdicantes -algunos de ellos, incluso, formalmente elevados a los altares, sin que la tal dimisión, al parecer, resultara obstáculo-; y si el mismo Derecho Canónico prevé la posibilidad de tan excepcional resolución, lo primero que con cierta simplicidad podría decirse es que la Iglesia seguirá su curso bajo un nuevo Papa, próximo a elegirse; y que nosotros, los fieles de a pie, continuaremos aportando lo nuestro hasta que Dios nos llame. No habría lugar para la aflicción o el enojo.

Pero no estamos seguros de que corresponda tanta simpleza de análisis. Por lo pronto, por el texto mismo en que Benedicto explica su actitud. Nos duele como propio el abatimiento que confiesa. Sangra nuestra misma herida al saberlo preso de la infirmitas. Desvélanos el mismo insomnio ante la encrucijada y la peripecia, y nos admira que aún así,ofrezca sus últimas fuerzas para servir a la Iglesia con la oración y la clausura. Pero todo esto es demasiado humano, y si se nos permite la franqueza, podría resultar más cálculo que pálpito, más desconfianza en la fragilidad de los años que abandono confiado a la Divina Providencia. Tal vez, incluso, podría resultar demasiado común y corriente para tratarse del Vicario de Cristo. O excesivamente ordinario para quien sabe que la silla petrina antes tiene la forma de una cruz testa al piso que la de una mecedora. Importa nada lo que piense el mundo, pero importa todo no pensar u obrar como el mundo.

Acaso por esta distinción que enunciamos se explique que dos voceros de la nadería progresista pudieron traducir a términos inequívocamente modernos y mundanos cuanto ocurre. Mejía, hablando de stress; y Bergoglio celebrando el “gesto revolucionario”, ante quienes, hasta ahora, lo acusaban de conservador a Benedicto XVI. Si el uno psicologiza y el otro ideologiza lo sucedido, no es únicamente por las sendas y burdas deformaciones doctrinales que padecen, sino por la naturaleza misma del hecho que, como decimos, trasunta una cierta perspectiva demasiado humana. Es un trono bendito el que se está abandonando. No puede ser considerado como una jubilación por invalidez. Tampoco como quien declara clausa una oficina el último día hábil de mes, en el horario de cierre, tras una despedida con aplausos y emociones a granel.


Extraños encomios a la debilidad

El segundo factor que conspira contra la llaneza del análisis es la larga serie de conjeturas que se han echado al ruedo, sin que puedan ser sofrenadas con alguna prueba contundente en sentido contrario.Diríase que a dos campos se acomodan las tales hipótesis.

En uno surge la inevitable posibilidad de una oscura maquinación palaciega que haya forzado la dimisión. Sobran las razones para pensarlo, pues en todos estos años los sectores progresistas no han hecho otra cosa más que pedirle al Papa la caducidad de su mandato. El tenebroso manifiesto de Hans Küng y los suyos, lanzado formalmente hacia el 2010,ha visto sus cláusulas cumplidas con esta penosa noticia anunciada en la festividad de la Virgen de Lourdes. ¿Era inevitable entregarles tamaño trofeo al coro enorme de tránsfugas que no cesan de festejar lo acontecido? ¿No había, no hay,entre la grey y los egregios, fuerzas suficientes para evitar el atropello? ¿No se supone, por sobre todo,que el heredero de Cefas, el fiel y rudo Pescador de Galilea, debe conducir la Barca tanto más cuanto las tempestades del mundo lo sacuden “por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe”, como reza el mismo y doliente texto del desistimiento?

¿Coopera a contrarrestar este “eclipse del sentido de lo sagrado”, y estas divisiones “que desfiguran el rostro de la Iglesia y ponen en peligro su unidad”, males ambos de los que habló el pasado Miércoles de Ceniza, el que se presente el mismo Santo Padre eclipsado o doblegado por los achaques de un tiempo convulso y de una ancianidad avanzada? ¿Guarda congruencia tamaño reconocimiento, con lo dicho dos años atrás a Peter Seewald, cuando desde las páginas de la obra Luz del mundo sostuvo que "no se puede escapar en el momento de peligro y decir: que se ocupe otro”? ¿Hay acaso peligro mayor que constatar el eclipse del sentido de lo sagrado?

Se equivocan quienes deifican al Papa -quienquiera sea- o quienes lo suponen nimbado de los atributos de los antiguos titanes. Se equivocan además quienes lo conciben al modo de un soberano hiératico, cuyo ánimo sería tan inconmovible y rígido como ciertos barrocos oropeles. Y rechazo grande sentimos por cuantos reclaman duro calvario al Pontífice desde el carnaval en que habitan. Los corajudos en pellejo ajeno nunca sirvieron de mucho. Pero vaya si yerran cuantos lo pretenden o justifican como al uomo qualunque, desvinculando su persona, necesariamente frágil,al igual que la de todos nosotros, de la misión que le cabe, necesariamente férrea y acerada, como la de ninguno de nosotros. Por algo decía el monje San Norberto de Magdeburgo, que “la silla de Pedro exige la conducta de Pedro”. El Papa no tiene dos naturalezas, como Aquél de quien es vicario. Pero tal vicaría, libremente aceptada,lo obliga al heroísmo.Al heroísmo cristiano, entiéndase; no al del Olimpo o el Walhalla. A un heroísmo que no busca el protagonismo o el resplandor personal, pero sí el de la Divina Persona,cuyos nudos le tocó atar y desatar en la tierra. No somos niños para ilusionarnos con un pontífice repartiendo tiarazos al galope. Pero dado que no la calma sino la tempestad arrecia -intensa y dañina, como pocas veces- tampoco puede ser lo más aconsejable andar desmontando la cabalgadura.

Desconcierta un poco, en consecuencia, este elogio de la debilidad o de la rendición que algunos plantean. No nos resulta posible imaginar a un Cristo que se pone tres caídas como plazo máximo para subir al Gólgota.Y si amamos estremecidos aquellas desplomaduras gloriosas, es porque de todas ellas, el Caído, recuperó la vertical del cielo. Ha sido el Padre Diego de Jesús, en su notable libro Mito, plegaria y misterio,el que nos recordó un texto de Lewis, según el cual, “Dios es más que un dios; no menos”. Y comentándolo acota: “el majestuoso Logos eterno, al ingresar a nuestro opaco mundo fáctico, lo hace sin dejar colgada su divinidad en el perchero del zaguán trinitario”. Los intérpretes de esta renuncia petrina como el triunfo de la relativización del Pontificado,de la kénosis del vicario para que sólo quede la guía de Jesús, parecería que quieren dejar colgada la irrepetible y singularísima y exigente majestad de la vicaría en algún perchero sin brillo de los despachos vaticanos.


Lo estratégico por encima de lo sobrenatural

En el otro campo se mueven las conjeturas de quienes ven tras la renuncia una cuidada estrategia ajedrecística para asegurar la continuidad de “la misma línea”, pero en manos de un joven y vigoroso timonel. Estamos escuchando demasiado esta especie, con tanto desagrado como la de los apologistas de la responsabilidad petrina reducida no más que a la de ese hombre que cruza la calle, del que hablara Merleau Ponty.

Haría falta la capacidad y la ciencia de Malachi Martin para descifrar esta segunda clave de la renuncia pontificia. Y aunque las novelas del célebre irlandés poseen entramados auténticos y veraces, aquí la crasa realidad sobrepuja cualquier legítima figura literaria. A fe nuestra hemos de sostener que no vemos en la personalidad del Papa Benedicto XVI ningún rasgo dominante que lo acerque al perfil de un diestro maniobrador de poderes. Antes bien, sus fragilidades y defectos, con repercusiones incluso en el delicado terreno de la integridad doctrinal, más resultan ser la consecuencia de una inhabilidad para el gobierno, que de una destreza para hacerse continuar. Se lo ve tan honorablemente ajeno a la problemática del poder, diría Guardini, como puede estarlo un hombre de contemplación y de seriedad en el estudio.

Pero aún así, y si fuera cierta esta maniobra sucesoria tramada con un puñado de seguidores,el Santo Padre no puede ignorar que su retiro desata entonces algunos de los demonios de la democratización de la Iglesia, convirtiendo un sitial tradicionalmente monárquico en un puesto sujeto al voto arreglado. Una especie de fraude patriótico, reemplazando los atrios de Balvanera o Pompeya por los corrillos de Roma, de donde nunca se dijo que el humo de Satán se retirara. No queremos que suba Pío XIII por haber ganado las internas, tras estudiada táctica de Ratzinger. Queremos que El Espíritu Santo impere, sane, salve y vivifique.

Algunos entendidos, que no es nuestro caso,han hecho notar que uno es el poder del orden y otro el poder de jurisdicción; y que si el ordinis potestas fuera indeleble, y por tanto inabdicable,como todo lo indica, tendríamos, tras el próximo cónclave, el caso potencialmente anómalo de un doble pontificado virtual. Si el sucesor de Benedicto lo hereda espiritualmente, será una cosa. Si lo contraría, la bicefalidad se hará notoria, siquiera por tácito contraste. Otra vez los interrogantes nos asaltan: ¿Era necesario, en medio de tamaña crisis eclesial, como pocas veces grave y confusa, someter a la Esposa y a sus hijos a tamaño estremecimiento? ¿O es que el verdadero nombre de la crisis -y ahora se nos revela- es el estremecimiento de la Esposa, que no puede evitar siquiera su Pastor Universal? ¿O es que el otro nombre de la crisis, no menos intranquilizante, es que, a fuer de habituamiento, los bautizados crean que ella no existe y que sólo es un exageración de algunos tradicionalistas?


No ha dicho aún las últimas palabras

Conocido y útil es el principio que nos dice:interius non iudicat Ecclesia. Nadie sino Dios puede saber y pesar con justicia lo que acontece en el alma atribulada del Cardenal Ratzinger. Que se bajó de la Cruz, no podría decirse sin liviandad manifiesta. Su cuerpo y su alma, hace largo tiempo, que semejan la convexidad y la concavidad del Leño. Pero que la llevó hasta el final, tampoco podríamos decirlo; entre otras cosas, porque aún no ha sucedido ese final.

En efecto,mientras trazamos estas líneas, el Papa sigue hablando como tal; y parece querer decirnos cosas que antes no había dicho.El 14 de febrero, en el Aula Paulo VI, improvisó una jugosísima charla ante el clero de Roma, cuyo núcleo central fue el Concilio Vaticano II. Daría la misma para un análisis aparte, si estuviéramos en condiciones de hacerlo. Porque, por un lado, describió y ratificó su entusiasmo puesto desde el principio en aquella discutida asamblea.Entusiasmo provocado por objetables razones, digamos de paso. Por otro, desenmascaró valientemente la maniobra periodística iniciada conjuntamente con el Concilio para desnaturalizarlo y tergiversarlo, hasta el punto de que “el Concilio virtual era más fuerte que el Concilio real”. Pero a modo de corolario, selló sus palabras diciendo: “Me parece que después de cincuenta años, vemos cómo este Concilio virtual se rompe, se pierde y aparece el Concilio auténtico, con toda su fuerza espiritual”.

Es difícil ver los bienes que se han seguido de esta supuesta irrupción del Concilio auténtico, cuando es el mismo Papa el que se despide retratando con agobio que la la cizaña ocupa mayor lugar que el trigo dentro de la Iglesia. Y cuando con una lucidez llamativa reconoce ésto, que no debemos perder de vista como objeto de reflexión: “En retrospectiva, creo que fue muy bueno comenzar por la liturgia[en el Concilio]. Así se mostraba la primacía de Dios, la primacía de la adoración [...]. Luego estaban los principios: la inteligibilidad, para no estar encerrados en un idioma que no se conoce y no se habla; y la participación activa. Por desgracia, estos principios a veces se malinterpretaron. La inteligibilidad no quiere decir trivialidad, ya que los grandes textos de la liturgia - aún cuando estén, gracias a Dios, en la lengua materna - no son fácilmente inteligibles; necesitan una formación permanente del cristiano para que crezca y entre más profundamente en el misterio, y así pueda entender”.

Si el sucesor recoge este breve programa: no al falso participacionismo litúrgico y a la trivialización de la inteligibilidad mistérica, no será en balde su legado. Pero si esto se pensó desde siempre,¿por qué no se fue más categórico para impedir el conjunto de “calamidades, problemas y miserias”, como llama el mismo Santo Padre en su coloquio,a los efectos de ese predominio del “Concilio virtual”? ¿Por qué no se tiene en cuenta la posibilidad de que tales males no hayan sido sólo ni principalmente causados por los medios distorsionadores, sino por algunos de los mismos padres conciliares y del apartamiento de la ortodoxia?


Te acordarás del Viento ingobernable

Lo que juzgamos aquí, con amor filial y respeto de súbditos, son hechos; tomando la palabra juicio, principalmente en su acepción lógica. Y ese enjuiciamiento lógico de lo que sucede nos embarga de inquietud y de perplejidad. Hubiéramos anhelado que ciertos y valiosos pasos que se dieron bajo el pontificado de Benedicto XVI para hacer respetar la Tradición, hubieran sido completados y conducidos a su plenitud. Hubiéramos deseado, simétricamente, que aquellos otros pasos vacilantes o erráticos o desencaminados, se revirtieran definitivamente. Sobre todo, porque no fueron leves esos pasos torcidos, y un fruto al menos de los mismos hoy se torna patente. Pues es muy raro que la renuncia de un Papa sea más llorada en el Estado de Israel que entre el clero católico. Ahora sólo queda confiar en el Paráclito. Confiar y rezar intensamente; y pedir perdón por nuestros pecados, sin excluir el que podría constituir el no haber hecho lo suficiente para que las fuerzas del Pontífice no llegaran a esta extenuación.

A falta de mejores acentos, golpeados por la tristeza doblemente cuaresmal del momento, nos alimenta en algo la esperanza, el canto dedicado a Pedro del inolvidable fraile Antonio Vallejo:

“No siempre navegaba
según su arbitrio:alguna vez, un viento
de incierto origen y de humor venático,
lo arrastró a imprevisible derrotero[...].
Siendo viejo,
a punto, ya, de coronar la suma
autoridad con el honor supremo,
se acordará del Viento ingobernable[...].

Lo sentirá cimbrar; y oirá un revuelo
de águilas y de togas; y la infame
algazara del circo.En el recuerdo
adorable, también oirá, concreta,
clara, la obscura frase del Maestro:

-En verdad, en verdad te digo,Cefas:
cuando más joven, eras tu muy dueño
de ceñirte y de andar por dondequiera;
extenderás, un día, siendo viejo,
tu diestra y tu siniestra;
y otro, no tú, te habrá ceñido y puesto
donde tú no quisieras.”


Dios le dé a Benedicto, “siendo viejo”, y a su sucesor,siendo quien fuere, la gracia de no desertar del Viento, ni del Duc in altum, ni de la pesca milagrosa. La gracia de no ser dueño de “andar por donde quiera”, sino de preferir la diestra y la siniestra ceñidas al Madero, para salvar con sangre el honor de la Verdad.


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24 comentarios:

Anónimo dijo...

Esclarecedor articulo. La promoción periodistica del conformismo clericalista que llega a los católicos practicantes aunque sin formación, no termina de asombrar. No se puede considerar un desapego del Santo Padre al poder ya que este solo ostenta el ejercicio, segun nos enseño Leon XIII en la "Libertas". Sin estar de acuerdo con la abdicación, no deja de llamar la atención que inmediatamente al anuncio el oscuro Cardenal Sodano, leyó un discurso de despedida (sabía y lo advirtió el gran cardenal Arinze). Sabiendo que quienes tienen que cuidarlo y cuidar la Fe son quienes lo contrarian desde hace varios años, no creo que sea solamente cansancio e impotencia.
Saludos desde Tucumán
Augusto - La Barbarie Tucumán

catolico perplejo dijo...

coincido en que hay que hacer dos cosas, hablar de los hechos y orar incesantemente pues la noche es muy oscura. Hablando de hechos simplemente voy a decir el asombro que me ocasionara percibir un no esperado encono respecto de Benedicto XVI al poco tiempo de su elección por parte de alguien cercano a los ambientes "progresistas" de la Compañia de Jesús y para quien el "Papa ideal" era Martini, y aquel encono se expresaba entre otras maneras en una muy fuerte expresión de deseos de que Benedicto XVI "renunciara pronto", reitero me sorprendió el encono -tal vez no me anime a admitir que era más que encono, y tal vez fuera hasta odio- expresado por aquella persona más amante de la Filosofía que de la Teología, y viendo el tenor de lo expresado por Antonio Caponnetto no puedo menos que coincidir en que hay "demasiado de lo humano" que de Dios en torno a las "esperanzas progresistas" acerca de estos asuntos, y sabemos que donde no está Dios en el alma del hombre, el adversario ingresa inmediatamente después. El orgullo es el pecado del adversario y sabe contaminar de él a quienes influencia. La Tradición y los tradicionalistas por el contrario debemos hacer oración y penitencia en estas horas porque es lo que Dios siempre ha querido, y sabemos que Dios da su gracia al humilde y resiste al soberbio y altivo de espíritu.

María Carlota Lassalle de Valenzuela dijo...


Admiradora como soy, de la sabiduría, conceptos y filosofía "caponnettiana". Coincido con la dicotomía de el abandono de "SU Cruz",la suya, no la de otro, sino la suya", sin cumplir el aún llegando al martirio, el mayor de los testimonios del amor a Cristo, de uien es Vicario,el "abandono" a la Divina Providencia, la que dispondría de la vida o muerte del
Sumo Pontífice, del acierto o fracaso de su pontificado sin caer
"Yo hago" lo que me cuadra y no lo
que El Maestro me señaló como derrotero. La puerta angosta, el camino lleno de escollos,
tropiezos,caídas y levantamientos, en el más honroso lugar del orbe donde pudo haberlo ubicado, la Sede de Cefas, la Sede de Cristo, el Trono más alto de la Divina Majestad en suelo terrenal.

También anonada lo ambiguo
de sus argumentos. Difíciles de
discernir.

Recemos para que, el Espíritu Santo ilumine a la Iglesia.

En Cristo y María.-

GL dijo...

Estimada María Carlota:
Con todo respeto, su admiración por el Dr. Caponneto (que comparto), no garantiza la correcta interpretación de la nota. Creo humildemente que sus conclusiones distan mucho de coincidir con las reflexiones que el Dr. hace en el precedente artículo.
Por otra parte, me admira la claridad con la ud. puede discernir cuál es la Cruz que Nuestro Señor le asignó a S.S Benedicto XVI... Creo que lo ud parece ver tan claramente,no es necesariamente La Divina Voluntad y que la decisión del Papa no puede ser juzgada, pero mucho menos a la ligera y desde nuestros limitados conocimientos.
No es momento de juicio, no podemos ni imaginar las reales consecuencias que ésta dimisión va a tener en la historia de Nuestra Madre Iglesia.
Es momento de mucho respeto a una decisión tomada en oración y con elementos de juicio desconocidos a nuestras pequeñas cabezas.
Coincido con ud en mi sentimiento de "anonadamiento", aunque es distinta la causa, a mí me anonadan mis miserias y atrevimientos, y ojalá este sentimiento sea principio de una súplica humilde e insistente al Señor, para que en comunión con Nuestro Pontífice y toda la Iglesia obtengamos Misericordia.

Saludo afectuoso en Jesús y María

Anónimo dijo...

Quizás el Santo Padre y su investidura merezcan silencio, respeto . No debemos juzgar los demonios que creemos ver mas allá de los ángeles que pudieran intervenir.
Me impresiona que el papa sea objeto de la opinión publica sin considerar que su accionar esta mas allá de las cosas de este mundo. Esto no es un hecho histórico ni político, tiene consecuencias en estos ámbitos que no nos deben hacer confundir.

Anónimo dijo...

Creo que antes que el autor del magnífico artículo se enoje, debería aclararse que no le gusta el trato de "doctor"-
Dos: se dice "El Papa no tiene dos naturalezas, como Aquél de quien es vicario." Sin embargo, la Gracia es una sobrenaturaleza divina agregada a la humana, de manera que no es injusto afirmar que el bautizado, sobre todo si es sacerdote, tiene también dos naturalezas: una humana y otra segunda, la Gracia, que es divina. Sin embargo, el sujeto permanece humano, al revés que en Cristo, donde el sujeto siempre es Divino. Por eso, en Cristo los actos se imputan a la Persona Divina y así, obra la Redención; en el hombre, los actos se imputan a la persona humana, y así, se obra la salvación, pues es meritoria para el hombre.
Mis saludos anónimos

dailankifki dijo...

¿Cree y confía Antonio Caponnetto en la Providencia de Dios? ¿Cree ser más sabio y más santo que el Papa? ¿Cree tener más autoridad que el Papa en temas de Fe, costumbres, tradición, actualidad de la Iglesia, Progresismo, Ecumenismo, etc.? ¿Existe más grande engañador y tergiversador que Antonio Caponnetto al pretender sugerir, por ejemplo, falta de congruencia de parte de Benedicto XVI, citando mal y trunca una frase por él dicha dos años atrás en una entrevista por Peter Seewald, donde también agrega “Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más.”? (¿Se puede ser tan testarudo con tal de echar sal y pimienta y enervar más aún a sus seguidores, convenciéndolos con argumentos débiles, disfrazados de fuertes?) ¿Por qué no confía Antonio Caponnetto en todas las horas de meditación y oración que Benedicto XVI mantuvo en forma íntima y privada con ese Dios Uno y Trino de quien tanto habló y a quien, como pocos, tanto ama, para llegar a tomar su decisión final? Antonio Caponnetto afirma que “se equivocan quienes deifican al Papa”. Y yo me pregunto, ¿no se equivocan más quienes deifican a Antonio Caponnetto, incluyéndolo a él mismo? Y se me ocurre volver a repetir, ¿Cree y confía Antonio Caponnetto en la Providencia de Dios, es decir, en el cumplimiento de sus designios infalibles?

Miguel Angel dijo...

Un "momento sereno" no se vive. El mismo Papa lo dice. "Cuando ya no se puede más", tampoco parece suceder. El Papa se tomó casi un año para rumiar esta decisión, después del anuncio se tomó casi un mes para seguir en funciones, y sigue hablando con entera lucidez.En una operación de emergencia, al paciente lo sacan en ambulancia. En una programada entra caminando al quirófano.Esta es una salida planificada, no de alguien que "no puede más". De modo que sí, hay algo de paradójico o de incongruente en esta decisión. El resto de lo dicho por "dailan..." corresponde al repertorio de infundios lanzados por los enemigos del autor de la nota que se comenta.
Miguel Angel

Juan A.Aguerriberry dijo...

Una de las cosas que hemos aprendido en la cátedra de Antonio Caponnetto, es el "Tratado de la Argumentación Sofística" de Aristóteles. Allí se ve claro que una de las argucias del pensamiento falso es el uso de argumentos ad hominem o ad personam."Dailankifki" se vale de estas típicas argucias: ataca a la persona del autor porque no puede atacar sus razonamientos. Y no se da cuenta de que así sean veraces sus diatribas contra el autor, eso no prueba ni el error ni el acierto de lo escrito.
Juan A.Aguerriberry

Ezequiel Lucero dijo...

Quiero saber en qué circunstancias concretas le consta a "Dailankifki" que Antonio Caponnetto se deifica o propone su deificación. Recibe en su casa a quienes le propongan visitarlo, con absoluta llaneza, sirviéndoles él mismo. Va adónde lo llaman, trepado a un bondy o cómo sea. Se lo ve rezando e instando a otros al rezo. ¡Curioso "dios""
Ezequiel Lucero

Anónimo dijo...

No entiendo cómo desde Página Católica se permite el insulto a una persona como Antonio, que tiene defectos como cualquier hijo de vecino, pero que está en las antípodas de las pelotucedes ridículas que dice de él "Dilankifki". Sé por amigos comunes muy cercanos a él, que es tanta su confianza en la Divina Providencia, que en familia le gastan bromas, específicamente con este tema". ¿De dónde saca lo contrario el difamador?

Natalia de Gonzaléz Roldán dijo...

Dailankifki, enervar significa debilitar. Use correctamente el idioma. Una forma práctica de conseguirlo es haciéndose amigo de Antonio

Anónimo dijo...

Respeto y admiro a Caponetto, pero creo que esta vez le pifia en parte de su análisis al decir o sugerir que BXVI se bajó de la cruz. Además, como leí en otro blog: ¿es una nota esencial al papado morir en él?
Asimismo me parece que Antonio (en esta nota) tiene una visión un poco ingenua de cómo opera el Espíritu Santo en la Iglesia y en concreto en sus Cardenales. Me animaría a decir que hay algo de providencialismo en la postura de Antonio.




Anónimo dijo...

Nadie, en su sano juicio, puede negar la altura intelectual y moral de Antonio Caponnetto. A ello hay que sumarle que es uno de los poquísimos escritores con mayúscula de la lengua hispana (y al decir esto pido disculpas por ofender su humildad) Verdaderamente reconocido(y por ello ferozmente atacado) por todos los enemigos de la Iglesia y de la Argentina (Es decir por todos los sectores de poder actuales). Las opiniones de Página católica se enriquecen con autores como él, y los ignorantes como yo, agradecen cuando al mismo Antonio se le critan ciertas opiniones con el fin de lograr alcanzar la Verdad. No dudo en sostener que es el mismo Antonio el primero en reconocer su error si es que lo cometiera porque innegablemente su búsqueda de la Verdad es su único objetivo.
Por lo expresado, quisiera pedirle humildemente al sr dailankifki que omita hacer comentarios, no tanto por ser descalificantes, sino porque muestran una pobreza intelectual y moral que aterra. Si quiere comente este pobre comentario mío y juguemos un rato bajo la paciencia de los pobres lectores, pero meterse a opinar estupideces sobre lo dicho por Antonio no es para su altura, Tenga cuidado con caerse, porque no sólo se va a hacer m.... sino que además va a tener que soportarnos a nosotros, que estamos abajo por ser ignorantes y disfrutamos humildemente de los bellos escritos de quienes Dios ha dotado de intelectualidad... y además no somos tan educados y pegamos con un garrote bien fuerte.Saludos.

Anónimo dijo...

Dailankifki, hablas como un curita progresista, o ya te hicieron obispo ???? Seguro estas sumando puntos con JB....... Cefas

Ernesto Casarella dijo...

Sr. Anónimo de las 11.02: 1º)Caponneto dice expresamente que Benedicto NO se bajó de la Cruz."Que se bajó de la Cruz no podría decirse sin liviandad manifiesta. Su cuerpo y su alma, hace largo tiempo, que semejan la convexidad y la concavidad del Leño". 2º)Caponnetto no dice que sea nota esencial del Papado morir en él. Al contrario. Habla de Papas santos que han abdicado, y de la legalidad canónica de dimitir.
3º)No sé de dónde se sigue la ingenuidad respecto, nada menos, que de la conducta de los Cardenales.Si hay laguien que les pega duro a los jerarcas, cada vez que corresponde, es Caponnetto; 4º)Que haya providencialismo en su mirada, es cierto. Si no, no sería católico.
Ernesto Casarella. San Martín. Pcia de B. As.

Anónimo dijo...

Me llama la atención este pasaje del difamador: "¿Por qué no confía Antonio Caponnetto en todas las horas de meditación y oración que Benedicto XVI mantuvo en forma íntima y privada con ese Dios Uno y Trino de quien tanto habló y a quien, como pocos, tanto ama, para llegar a tomar su decisión final?". ¿Quién le dijo que no confía? ¿Dónde dijo que no confía? ¿Cómo sabe que no confía? ¿Cuando escribió: "no confío en todas las horas de meditacion..etc?
Soy de San Luis. Veinte años lo escuché dar conferencias.Ni se cree nada. Ni enseña que el Papa es un democio, ni cosa por el estilo

Anónimo dijo...

ROMA LOCUTA CAUSA FINITA

Anónimo dijo...

Dejate de fracesitas anónimo. Esas fraces encajaban bien antes del vedos, en su debido contexto. Ahora no corren porque es todo ¡NUEVO!

Anónimo dijo...

Perdón frases.

María Carlota Lassalle de Valenzuela dijo...


Estimado/a GL

Quiero dejar sentado que, en mi comentario yo no estoy juzgando, como tampoco lo hace el Dr.Caponnetto(salvando las distancias)
Estoy apreciando los hechos.

Partamos de la base que existió un acto anómalo, la dimisión de un Papa. Ésto, es algo de por sí
que sacude a todas las gente, amigos y enemigos. Muy especialmente a los católicos, tradicionalistas como yo o pertenecientes al Novus Ordo, como la mayoría.

Entonces, nuestro intelecto recibe un impacto y comienza a moverse el engranaje; no para "juzgar" sino,
para analizar, discernir, para, inevitablemente, hacer lo que está en nuestra capacidad de pensar, sacar conclusiones. Errada o no mas, que no pueden desecharse así como así y quedar solamente boquiabiertos.

Sobre el tema de la Cruz que el Sumo Pontífice abandona, no lo inventé yo, lo proclamó él: No tiene fuerzas ni físicas ni mentales para luchar contra la guerra intestina en la Iglesia.

La Iglesia alemana había amenazado con separarse si S.S. Benedicto XVI
incluía en el Vaticano a la FSSSPX.
Incongruentemente nombró, a posteriori, al cardenal Ludwig Müller en la Secretaría Para la Defensa de la Fe, siendo herético declarado ya que no acepta la total virginidad de María Santísima y otras aberraciones semejantes.

Luego, en su locución del Miércoles de Ceniza, acusa a los "Hipócritas del Episcopado y el Clero". Dice, "estoy solo, me han dejado solo".

Estimado/a GL: ¿No es ésta una confesión de cuál es su Cruz? ¿He inventado algo yo?.

Es por ello que hago mención al abandono de "Su" Cruz, que puede ser mayor y apoyarse en otros motivos, mas lo dicho es una gran Cruz.

Y como comenté, si Benedicto XVI, cabeza visible del Cuerpo Místico de Cristo, se aparta ante las penurias es que deja de lado, al menos, esa Cruz.
Hechos 21, 13
San Pablo contesta a quienes le previenen que no pasara a Jerusale
én ya que los judíos lo entregarían en manos de los gentiles.
13. A lo que respondió, y dijo: ¿Qué hacéis con llorar y afligir mi corazón? Por que yo estoy pronto, no solo a sera aprisionado, sino también a morir por el nombre del Señor Jesús.

Al cardenal Ratzinger, cuando fue elegido Papa, le preguntaron tres veces: ¿Acepta el cargo para el cual fue elegido? y el humo se elvó blanco hacia el cielo, con un detalle, (aunque, menos conocido que el actual del rayo en la cúpula ante su renuncia), una paloma blanca se posó sobre la chimenea.

Por eso insisto, no juzgo, analizo, como analizo lo sembrado por el C.V.II, el Novus Ordo, el modernismo, el ecumenismo, el indeferentismo, el no apostolado, sus frutos después de medio siglo.

De la boca del Sumo Pontífice salieron estas palabras: Yo fui uno de los arquitectos del Concilio Vaticano II.

Y este Concilio nada tiene que ver, ni los Papas que lo difundieron, con la Tradición y el depósito de la Fe, que debió ser custodiado con alma y vida.-

En Cristo y María.-



GL dijo...

Estimada María Carlota:
1) No veo coincidencias entre sus apreciaciones y las del Dr. Caponnetto (cuyo título de Dr. no lo inventé yo sino que aparece en la firma del artículo).
2) No coincido en que estamos ante un acto anómalo (que es fuera de norma), en todo caso estamos ante un caso no común.
3) No creo que ni el Prof. Antonio Caponnetto, ni S.S. Benedicto XXVI, cuya autoridad la sellan con su vida virtuosa y coherente, necesiten (ni deseen),defensores ideológizados.
Nuestra Madre Iglesia ha vivido momentos tremendos, equiparables a los tiempos actuales. Esos momentos sucitaron grandes Santos y reformadores, los humildes y valientes... pero también grandes herejes y cismáticos, cuya soberbia pudo más que la Verdad y la Fidelidad a La Iglesia de Cristo.
Cuidémonos, aquellos que amamos la Verdadera Doctrina y la tradición, de no entrar por ésta variante, sería lamentable...y el "remedio" peor que la enfermedad.
Confiemos que es Cristo la Cabeza de la Iglesia y que según sus promesas "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella"...
Los que tenemos la gracia de un juicio más agudo, y la suerte de poder escuchar a gente de criterio esclarecedor (como el Prof. Caponnetto y tantos), agradezcamos por ello y oremos para que el Señor suscite santos y héroes a la altura de aquellos reformadores cuya humildad les garantizó la re-forma, sin detrimento de la fidelidad y obediencia.

Saludos cordiales

Comparto dijo...

El Papa en la mirada de un monje:

"Con la emoción aún de lo vivido esta madrugada (nuestra) en la plaza San Pedro, y que gracias a la tecnología, pudimos seguirlo desde aquí muy bien, los saludo en el Señor.
La historia de la Iglesia conoce unos cuántos casos de monjes que terminaron Papas... y un solo caso inverso, que hoy nos ha tocado presenciar: un Papa que se hace monje, que ingresa libremente a la fortísima raza de los cenobitas, como dice san Benito. No va por menos, sino por más; no se baja de la Cruz, sino que trepa más alto: audazmente ha dado un paso adelante (no al costado) para afrontar los inmensos retos de la Iglesia con mejor armamento que el que le posibilitaba la sede de Pedro: la plegaria, la omnipotencia suplicante. Como dice un famoso texto de Chesterton: al revés de lo que se cree, cuando las cosas andan realmente mal, ya no se necesita al hombre práctico; es la hora del hombre teórico, del contemplativo. Por eso este inmenso Papa que Dios nos ha regalado deja el valle y sube a la montaña. Aún no se ha entendido del todo el gesto. Nos llevará seguramente algunos años. Sólo me atrevo a adelantar que decir "me retiro para orar por la Iglesia" no fue un mero eufemismo para decir sin más "me retiro". Tal vez sea más bien como decir: no me retiro nada; me adentro en pos de una misión más ardua y determinante. Que otro, más joven, con menos fuerzas, se ocupe de la cosa práctica. Yo me ocupo de los dragones.-
Si san Gregorio fue el primer Papa monje; Benedicto es el primer monje Papa. Tal vez, el Papa más agudo de los últimos mil años.
La Barca de Pedro, en breve, tendrá nuevo timonel... y tendrá un vigía nocturno en la punta de su palo mayor.

Bienvenido Abba Benito XVI a la fortísima raza monacal. Con Usted, Santidad, acaudillando nuestra plegaria, los monjes del mundo entero nos sentimos más fuertes, más acompañados, mejor orientados"

marcos dijo...

Estimado COMPARTO : su comentario,es absolutamente conmovedor.Quiera DIOS TODOPODEROSO,oir sus plegarias.(y si le queda alguna por ahi, se la encargo para mi y mi familia).

CRISTO VENCE ¡¡¡
CRISTO REINA ¡¡¡
CRISTO IMPERA ¡¡¡

criollo y andaluz