domingo, 28 de octubre de 2012

Roma acepta pedido de la Fraternidad


Concede más tiempo a Ecône

Para reflexionar sobre las últimas propuestas


¿Se puede ser moderadamente optimista?

La Pontificia Comisión Ecclesia Dei hizo pública, en la mañana del Sábado pasado, una declaración  por la que reconoce oficialmente que, el 6 de Septiembre de 2012, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X ha solicitado "un tiempo suplementario, de reflexión y de estudio, para preparar su respuesta a las últimas iniciativas de la Santa Sede".

Se informa también en este comunicado, que la Santa Sede queda a la "espera de la respuesta oficial de los superiores de la Fraternidad sacerdotal a estos dos documentos (El Preámbulo Doctrinal y la Propuesta de Regularización Canónica)"

Lo cual se ha concedido por dos motivos: primero porque luego de treinta años de separación habidos, se requiere tiempo para asimilar el significado de los últimos acontecimientos y, además, por la firme decisión del Papa al respecto.

Permítasenos destacar que, a nuestro parecer, el documento reconoce implícitamente el papel preponderante que ha tenido la FSSPX en la liberación de la Misa Tradicional, llevada a cabo por el Motu Proprio correspondiente, cuando dice:
"Otros pasos claves, en este proceso positivo de reintegración gradual, habían sido dados ya por la Santa Sede, en el 2007, con la extensión a la Iglesia universal de la forma extraordinaria del rito romano con el Motu Proprio 'Summorum Pontificum'..."

Puesto que esta liberación era una de las dos condiciones que la Fraternidad había sostenido, desde siempre, como necesarias para una futura reconciliación.

Les dejamos a continuación el texto completo tal como lo ha publicado el Servicio de Informaciones Vaticano:




Ciudad del Vaticano, 27 octubre 2012 (VIS).


Ofrecemos a continuación la declaración emitida esta mañana por la Comisión pontificia“Ecclesia Dei”:

“La Comisión Pontificia "Ecclesia Dei" anuncia que la Fraternidad sacerdotal de San Pío X en su última comunicación (6 de septiembre 2012), ha indicado que necesita un tiempo suplementario, de reflexión y de estudio, para preparar su respuesta a las últimas iniciativas de la Santa Sede”.

“El estado actual de las discusiones entre la Santa Sede y la Fraternidad sacerdotal es fruto de tres años de diálogos doctrinales y teológicos, durante los cuales una comisión conjunta se ha reunido ocho veces para estudiar y discutir, entre otras cosas, algunos puntos controvertidos en la interpretación de diversos documentos del Concilio Vaticano II. Una vez concluidos dichos diálogos doctrinales, fue posible pasar a una fase de discusión orientada más directamente al gran deseo de reconciliación de la Fraternidad sacerdotal de San Pío X con la sede de Pedro”.

“Otros pasos claves, en este proceso positivo de reintegración gradual, habían sido dados ya por la Santa Sede, en el 2007, con la extensión a la Iglesia universal de la forma extraordinaria del rito romano con el Motu Proprio 'Summorum Pontificum' y, en el 2009, con la abolición de las excomuniones. En este camino arduo, se llegó a un punto fundamental hace sólo algunos meses cuando, el 13 de junio de 2012, la Comisión Pontificia presentó a la Fraternidad sacerdotal de San Pío X una declaración doctrinal acompañada de una propuesta de regularización canónica de su estado en la Iglesia católica”.

“Actualmente la Santa Sede espera la respuesta oficial de los superiores de la Fraternidad sacerdotal a estos dos documentos. Después de treinta años de separación, es comprensible que haga falta tiempo para asimilar el significado de estos hechos recientes. Ya que nuestro Santo Padre Benedicto XVI quiere promover y preservar la unidad de la Iglesia mediante la reconciliación, largamente esperada, de la Fraternidad sacerdotal de San Pío X con la Sede de Pedro -una fuerte manifestación de la actuación del "munus Petrinum"- es necesario tener paciencia, serenidad, perseverancia y confianza”.


¡Por favor, deje su comentario!

32 comentarios:

Quis ut Deus dijo...

Tal parece que esta es una noticia vieja o un movimiento de algunos en Roma vaya a saber con que intenciones. Para saber cuál es la verdad sobre el tema creo que basta leer las declaraciones de Mons. Alfonso de Galarreta en su Conferencia de Villepreux, Francia el 13 de octubre de 2012, en ella entre otras cosas menciona: "...justo antes del Capítulo, durante el retiro que lo precedió, Monseñor recibió una respuesta –era la primera vez que había una respuesta del Papa a Mons. Fellay–, y el domingo nos dijo en la mesa, al final del retiro: recibí una carta del Papa en la que confirma que la respuesta de la Congregación de la Fe es su respuesta, que él la ha aprobado. Y recuerda sus exigencias, sus condiciones sine qua non para un reconocimiento canónico, reduciéndolas a tres puntos:

1) reconocer que el magisterio vivo es el intérprete auténtico de la Tradición, es decir las autoridades romanas;

2) que el concilio Vaticano II se acuerda perfectamente con la Tradición, que se lo debe aceptar;

3) que debemos aceptar la validez y licitud de la misa nueva.

Pusieron licitud, –probablemente en francés esta palabra tiene un significado un poco ambiguo–; para ellos eso quiere decir simplemente legal, que tiene las formas legales, pero en el lenguaje canónico es mucho más profundo: quiere decir que es una verdadera ley, que obliga como ley. Sin embargo la Iglesia no puede tener una ley contraria a la fe católica. En este sentido siempre hemos discutido la legalidad de la reforma litúrgica y de la misa nueva, porque no puede obligar como ley en la Iglesia. Es imposible porque es contraria a la fe, porque con ella destruyen la fe; y pusieron bien su validez y licitud.
Ustedes ven, por consiguiente, que hacía falta ceder y traicionar sobre todo lo esencial de nuestro combate –ese combate de las dos ciudades, de los dos espíritus–. Entonces, obviamente, la divina Providencia nos había marcado el camino del Capítulo sobre este punto. La misma Roma decía: no, nos quedamos a nivel doctrinal, y ustedes tienen que aceptar todo lo que han rechazado hasta ahora."

Luego aconteció la realizacion del Capítulo consultivo de la Fraternidad, y de cuyo resultado pudo escribir Mons. Galarreta: "...si ustedes se fijan bien, nuestro último Capítulo puso exactamente las mismas condiciones que Roma, pero en el sentido contrario: nos exigen aquello, y nosotros lo contrario. Evidentemente la posibilidad de un acuerdo se aleja y sobre todo el riesgo de un mal acuerdo se encuentra, me parece, definitivamente excluido. Definitivamente: no quiere decir para siempre, sino para esta vez."

Anónimo dijo...

Con pesar debo decir que el Papa me decepciona nuevamente. No se puede salir indemne en los tratos con esta Roma masónica y liberal. Bueno y muy bueno por cierto es releer en esta hora trágica a los grandes autores católicos contemporáneos entre ellos nuestro P. Castellani, y veremos que nada que no se haya previsto (profetizado?) está sucediendo.
En fin, hoy el dilema es Ley Canónica o Fe y creo que la respuesta cae de maduro sobre todo viendo que el estado de necesidad se ha agravado considerablemente desde aquellos naive años 70´s.
Kyrie eleison.
D

Anónimo dijo...

¿Ley Canónica=torniquete?. En este caso al menos me da la impresión que si.

Ricardo dijo...

Este pedido de la Fraternidad es una consecuencia directa de la expulsión de Mons. Williamson. Expulsión que ha sido el paso más decidido y elocuente dado por la FSSPX hacia una definitiva reconciliación eclesial.

Transcribo el comentario de Aleteia.org a la expulsión del fanático opositor a todo entendimiento con Roma:

"Monseñor Richard Williamson, habiendo tomado distancia de la dirección y el gobierno de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X desde hace varios años, y rechazando manifestar el respeto y la obediencia debidas a sus superiores legítimos, ha sido expulsado de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X", destaca un comunicado publicado el 24 de octubre en la web de la FSSPX. "La medida era deseada por Roma", informa el diario francés Le Figaro, y aclara la postura de los fefebvristas "en la medida en que Mons. Williamson era uno de los más feroces opositores que trabajaron contra el acercamiento con Roma".

Anónimo dijo...

Queda muy claro para todos los que seguimos estos eventos que la que no quiere ninguna reconciliación es la misma Roma, caso contrario no estaría a cargo de la CDF el hereje Müller. Basta recordar las declaraciones hechas por este personaje con motivo de unas ordenaciones realizadas por la FSSPX en Alemania. Este y otros secuaces en realidad se oponen a que la verdadera doctrina católica de siempre, creída por toda la iglesia en todo momento y lugar sea restablecida en su esplendor. Esto sería gravísimo e intolerable para los planes "pastorales" que siguen mandando a pique la única Fe clara y sencilla tal como fué enseñada hasta la debacle del CVII y su secuela. En cuanto a Msr Williamson, es solo una excusa, ya que otros dos obispos piensan exactamente igual que él, solo que hasta ahora han manifestado respeto a la autoridad de Msr. Fellay pero el tiempo corre y no solo los obispos de la Fraternidad sino la gran mayoría de sus fieles sabrán donde ubicarse, esto es en la Verdad de siempre, sin componendas con los verdaderos cismáticos.
No, lo peor que puede pasarle a Roma es que una cantidad cada vez mayor de sacerdotes jóvenes siga descubriendo su engaño y sueño liberal, para ello nada mejor que volver imposible la vida a la Fraternidad.
D

Anónimo dijo...

NO hay uno que no sea cismatico entre los que comentan en esta pàgina. Son 10 gatos locos los lefebristas y pretenden ser la Iglesia verdadera. No andaran creyendo en el rapto tambièn o que son los 144mil que se van a salvar? A las herejìas modernistas de los liberales le sumamos el odio fariseo y protestante de quienes se le concede misericordia y muerden la mano de quien le dà de comer. Pero no se puede esperar otra cosa de los perros.

Anónimo dijo...

Para los perros que ladran arriba:


El experto en masonería y sectas, Don Manuel Guerra, afirma que la masonería se ha infiltrado en los partidos políticos de ahora. PP, PSOE, CC, ERC

http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25588

¿También en el episcopado?

¿Por qué lo digo?

Pues porque me ha llegado un documento extraño, al menos extraño para mí, que puede ser una falsificación malintencionada. No tengo ni idea.

El papel lleva impreso lo siguiete:

Universi Terrarum Orbis Architectonis ad Gloriam Ingentis

Debajo el grabado de un pájaro bicéfalo con las alas abiertasposado sobre una espada de la que cuelga una leyenda y con una extraña orla.

A la izquierda de ese grabado pone. en letra impresa:

SUPREMO CONSEJO DEL GRADO 33 º PARA ESPAÑA Y SUS DEPENDENCIAS, DEL RITO ESCOCES ANTIGUO Y ACEPTADO

Y a la derecha del mismo:

CONFEDEARCION DE LAS POTENCIAS MASONICAS

ORDO AB CHAO

Después, meconografiado, con máquina deficiente, lo que transcribo:

"Nos, Antonio García Borrajo, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España y sus Dependencias.

A todos los SSob:. Grandes Inspectores Generales, activos y supernumerarios de este Alto Cuerpo de nuestra jurisdicción y a todos los francmasones regulares.

SABED QUE:

El Ilustre Hermano :. (aquí el nombre de un obispo) (19.114.240), de (...) años de edad, fue elevado por interés general de la Orden al Grado de SOBERANO PRINCIPE ROSA CRUZ, Grº 18ª, con fecha 11 de junio de 1987 (E.: V.:)

Por lo tanto mandamos que se le reciba y reconozca investido de todos los Grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, hasta el 18º, y como tal sea acogido, honrado y protegido.

Así lo declaramos, suscribimos, signamos y rubricamos, en el Asilo Sagrado de los GG:. II.: GG.:, que forman nuestro Supremo Consejo, a los 40º 24' 30'' de Latitud Norte y 3ª 41' 16'' de Longitud W::, el día tres de octubre de mil novecientos ochenta y siete.

Sob:. Gran Comendador

Antonio García Borrajo (en firma y rúbrica)

Sec:. Genaral Gr:. Canciller

(Me parece leer que L. Zaplana en firma y rúbrica)

Con un sello del Soberano Gran Comendador y tres pequeños sellos, dos de ellos debajo y al final de cada firma que tienen ambos un triángulo aureolado con un 33 en su interior y otro que no sé que representa al final y arriba de Sec:. Genaral Gr:. Canciller

¿Es una intoxicación? ¿Responde a la realidad? No tengo ni idea. He suprimido el nombre del obispo, uno de los peores que ha tenido España y ya fallecido, y la edad del mismo por la que podría ser identificado.

¿Alguien que sepa de esto podría aclararnos algo?

visto en http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/masoneria-hoy-20121029

****
Dedicado a los fieles devotos del dios número y cantidad. Los perros hoy se llaman Bargallo, Maccarone, Boff, Küng, Gonzalez Faus y siguen miles de firmas mas. A estos comprensión, a los tradicionalistas excomunión.
Kyrie eleison.
D

Anónimo dijo...

I

Lectura para ciertos católicos de buen corazón pero de corta inteligencia sobre el padre de la Misa nueva (Novus Ordo) o como no sentirse robado desde hace 43 años.

***
El R.P. Bugnini, principal autor del Novus Ordo Missae

"No se trata solamente de retocar una valiosa obra de arte sino, a veces, de dar estructuras nuevas a ritos enteros. Se trata, en realidad, de una restauración fundamental, diría casi de una refundición y, en ciertos puntos, de una verdadera creación nueva." (*94)

ANNIBALE BUGNINI (1912-1982).

¿Quién era el Padre Bugnini?

Director de las Ephemerides liturgicæ, el Padre Annibale Bugnini, C.M. había sido miembro de la
Commissio piana (1948-1960) y luego Secretario de la comisión preconciliar (1960-1962). Vale la pena mencionar que también era un profundo admirador de los trabajos del Centro de Pastoral Litúrgica francés. Pero en 1962, a instancias del Cardenal Larraona, Presidente de la comisión conciliar de laliturgia, Juan XXIII relevó a Annibale Bugnini de su cátedra de docencia de liturgia en Letrán "me acusaban de iconoclasta" confesó Bugnini (*103)

Juan XXIII no quiso guardarlo en sus funciones de secretario de la comisión conciliar y nombró en su lugar al Padre Ferdinando Antonelli. Pero Pablo VI nombró a Bugnini Secretario del Consilium en 1968.

Monseñor Lefebvre solía contar a sus seminaristas una anécdota (*104)

En diciembre de 1967, durante una asamblea de la Unión Mundial de los Superiores Generales a la que asistió Monseñor Lefebvre, el Padre Annibale Bugnini fue invitado a exponer su misa normativa. Lo hizo con gran tranquilidad: para la participación de los fieles — dijo — había que cambiar toda la primera parte de la misa, suprimir el Ofertorio (que sobraba al lado del Canon) y las oraciones del sacerdote antes de la comunión, cambiar y diversificar las oraciones eucarísticas, etc. "Mientras oía esa conferencia, que duró una hora contaba Monseñor Lefebvre —, me decía a mí mismo: '¡No puede ser que ese hombre tenga la confianza del Santo Padre, y que el Papa lo haya elegido para hacer la reforma de la liturgia!' Teníamos ante nosotros a un hombre que pisoteaba la liturgia antigua con un desprecio y un descaro inimaginables. Yo, que suelo tomar la palabra con facilidad, como lo había hecho en el Concilio, no tuve valor para ponerme de pie; estaba consternado; las palabras se me atragantaban. Sin embargo, se levantaron dos Superiores Generales. El primero dijo: '¡Padre, si entiendo bien, después de suprimir el Confiteor y el Ofertorio, acortar el Canon, etc., una misa privada durará entre diez y doce minutos!' El Padre Bugnini respondió: '¡Siempre se puede añadir algo más!'
Bien se veía la poca importancia que le daba a la Misa y a la manera de decirla
"El segundo, un abad benedictino, intervino: 'La partcipación activa, ¿es una participación corporal o espiritual?‘ ( Buena pregunta). 'La misa normativa está prevista en función de una asistencia de los fieles, pero nosotros, benedictinos, que decimos nuestra misa sin fieles, ¿qué haremos ahora?' La respuesta de Bugnini fue la siguiente: 'A decir verdad, no habíamos pensado en ello'. Eso dice bastante sobre el espíritu de esa reforma"

(sigue)

Anónimo dijo...

II

Otro día, el Arzobispo escuchó de boca de Monseñor Cesario D’Amato, Abad de San Pablo Extramuros (*105) "Monseñor, no me hable del Padre Bugnini, sé demasiado sobre él, ¡no me pregunte quién es!"
Ante la insistencia del Prelado, el Abad le repitió: "No puedo hablarle de Bugnini"

" Pero ¿Quién es este Bugnini?" Se preguntaba Mons. Lefebvre. El Card. Antonelli, decía de él:
" Podría decir muchas cosas de este hombre. Debo añadir que siempre ha sido sostenido por Pablo VI. No quisiera equivocarme, pero la laguna más notable en el P. Bugnini es su falta de formación y de sensibilidad teológica" (*106)

El Canónigo Andrea Rose, que trabajó a su lado, decía que "Bugnini carecía de profundidad de pensamiento. Fue grave nombrar a un veleta como él en el puesto que desempeñaba. ¡Que la gestión de la liturgia estuviera en manos de un hombre semejante, de un superficial...! (…) Manipulaba a Pablo VI : iba a informarle, pero le contaba las cosas a su sabor. Luego volvía diciendo: 'El Santo Padre desea esto, el Santo Padre desea aquello'; pero era él quien, por debajo de cuerda..." (*107)

En una visita al Cardenal Amleto Cicognani, que aún era Secretario de Estado, en febrero de1969, para expresarle su inconformidad por los nuevos cánones, Monseñor Lefebvre le preguntó: "Eminencia, ¡no puede dejar pasar esto! Es una revolución en la liturgia y en la Iglesia" "¡Ya lo sé, Monseñor!" — le respondió el Cardenal, con la cabeza entre las manos —,pienso exactamente igual que usted. Pero ¿qué quiere que haga? ¡El Padre Bugnini entra y sale del despacho del Santo Padre y le hace firmar lo que quiere! "

Pasando luego a la Congregación de Ritos, Monseñor Lefebvre habló de la comunión en la mano (cuyo decreto de autorización estaba en preparación en el Consilium con el Cardenal Gut, que le confesó: "Soy Prefecto de la Congregación de Ritos, pero no soy yo quien manda aquí. Adivine usted quién es el que manda …" El omnipotente Padre Bugnini…

La influencia de Annibale Bugnini sobre Pablo VI y el modo "dictatorial"de sus decisiones, pasando
por encima de los prefectos de la Congregación de Ritos, siguen siendo un enigma. "Es indudable — decía Mons. Lefebvre en 1974 — que entre el Santo Padre y los organismos que están en manos de Monseñor Bugnini han sucedido algunas cosas inadmisibles. Algún día se sabrá todo"

(sigue)

Anónimo dijo...

III

El Arzobispo creyó "saberlo" cuando Pablo VI, con motivo de la fusión de la Congregación del Culto Divino con la de los Sacramentos, el 11 de julio de 1975, puso fin a las actividades de Monseñor Bugnini, para nombrarlo, sólo seis meses después, Pro-nuncio en Teherán. Corrió la noticia de que una cartera comprometedora, que Annibale Bugnini había extraviado, revelaba su pertenencia a la masonería. Sin embargo, él aseguró a Pablo VI que no sabía nada sobre la masonería, "ni qué es, ni qué se hace, ni cuáles son sus fines" (*108)

En el año 1976 circuló la correspondencia apócrifa entre Bugnini y un supuesto Gran Maestre, y también circularon listas de afiliaciones de muchos prelados de la Curia y otros a una sociedad secreta romana, de 1963 a 1971.
Bugnini, "Buan" para los iniciados, se habría inscrito el 23 de abril de 1963. Monseñor Lefebvre dio
crédito al rumor y a esos documentos sospechosos, y publicó lo siguiente: "Nos hemos enterado en Roma de que quien fue el alma de la reforma litúrgica es un masón" El misterio o la mistificación perduran.

Incompetente, sin formación doctrinal, superficial, manipulador, sospecho de masonería, "iconoclasta"
y lleno de desprecio por la liturgia tradicional : tales parecen ser las "cualidades" del principal autor del N.O.M. Que se nos perdone la ironía, pero se nos viene a la mente el dicho : "A tal palo, cual astilla…"

Fuente:
Libro: Misa de Siempre ó Misa de Pablo VI, ¿Cual elegir?, un problema de conciencia
R.P. Jean Michel Gomis

Citas:

(*94) Annibale Bugnini, Declaración de la Congregación de Ritos y del Consilium de liturgia del 4 de enero de 1967, citado por LouisSalleron en La Misa Nueva, Iction (1978), p. 217.
(*103) Citado por Mons. Tissier en en Marcel Lefebvre, une vie, Clovis (2002).
(*104) Citada por Mons. Bernard Tissier de Mallerais en Marcel Lefebvre, une vie, Clovis (2002), p. 414-425
(*105) Nombrado en 1960 miembro de la comisión preparatoria para la reforma litúrgica, de la que formaban parte Antonelli y Bugnini.
(*106) Revista Sí Sí No No de abril 2000, Preciosa contribución a la historia de la Reforma litúrgica
(*107) Revista Sí Sí No No de marzo de 2005, Otra preciosa contribución a la historia de la Reforma litúrgica
(*108) Carta a Pablo VI, 22 de octubre de 1975, citada por el mismo Bugnini en
La reforma, p. 81


***
Mas que perros, lobos disfrazados de cordero.
A resetear el chip y dejarse de repetir pavadas y latiguillos clericales agotados.

D

Anónimo dijo...

A veces es menester comparar ya que la historia no deja de darnos ejemplos para no cometer los mismos errores, a pesar de nosotros mismos.

La crisis arriana fue formidable, más temible para la Iglesia, más trágica, que la época de las Persecuciones. Estuvo en peligro la fe esencial de la Iglesia, la doctrina fundamental del Cristianismo. La clarividencia creyente, la fidelidad abnegada, el sacrificio valeroso de Atanasio de Alejandría fueron gracias excepcionales en un hombre providencial.

Pero nuestra crisis, la de la Iglesia postvaticanosecundista, es mayor, más profunda, porque no se trata ahora de una herejía identificada sino de muchas heterodoxias diversificadas, con más grados de semi-heterodoxia y ortodoxia parcial que los que cupieron en el agitado siglo post-niceno. La Iglesia del siglo XXI ha arribado al tercer milenio profundamente afectada por la confusión doctrinal, la corrupción litúrgica y la degradación moral.

La vida y obra de San Atanasio no son triunfalistas, sino un ejemplo patente de combate y penitencia. De entre todos los años que duró su batalla por la fe, destacan los seis o siete que transcurrieron en la Tebaida, en el desierto donde los primeros anacoretas se iban reuniendo en torno al proto-abad San Antonio para aprender a vivir en oración y penitencia. Atanasio conoció todo aquel mundo: El de las persecuciones que acababa con gloria, el de las herejias que emergían con violencia diabólica, y el del monacato que se estrenaba con energías santas en el desierto más áspero.

El desierto es un referente recurrente, para el Viejo Testamento y para el Nuevo. Si los profetas clamaban una vuelta al desierto, la Iglesia, a lo largo de sus veinte siglos de historia, ha conocido la persecución interna y cómo los mejores se han retirado al desierto.


No entiendo, me es incomprensible, una Iglesia en crisis, gravemente herida, como la actual, montada en la noria del juanpablismo, las jmjs y la nuevangelizacion que oculta la enfermedad con fuegos artificiales de un pentecostés artificial.

Verdaderamente necesitamos un Atanasio (o varios, o muchos) que vean claro, combatan firmes y reanimen con signos de vida efectiva en espíritu y verdad.

Y también necesitamos luces para no combatirlos, antes bien seguirlos como al buen pastor.

Dómine, miserere nobis.
Kyrie eleison.

D

Francisco dijo...

Le contesto al pelotudo ese que dice que somos 10 gatos locos. No importa la cantidad sino la calidad y que mantengamos los dogmas de toda la vida de la Iglesia, que estos herejes han tirado por la borda. ¿Acaso el Señor no le pidió a Lot que si encontraba UN SOLO JUSTO perdonaba a Sodoma?

Anónimo dijo...

I

Primeramente, definamos en pocas palabras el liberalismo, cuyo ejemplo histórico más típico es el protestantismo. El liberalismo pretende liberar al hombre de toda restricción no querida o aceptada por él mismo.

Primera liberación: la que libera a la inteligencia de toda verdad objetiva impuesta. La verdad debe ser aceptada diferentemente según los individuos o los grupos de individuos; por tanto, debe ser necesariamente repartida. La verdad se hace y se busca sin fin. Nadie puede pretender tenerla exclu­sivamente y en su totalidad. Es de imaginar cómo se opone eso a Nuestro Señor Jesucristo y a su Iglesia.

Segunda liberación: la de la Fe que nos impone dogmas, formulados de manera definitiva y a los cuales la inteligencia y la voluntad deben someterse. Los dogmas, según el liberal, deben ser pasados por la criba de la razón y de la ciencia, y eso de modo permanente, dados los progresos científicos. Resulta, pues, imposible admitir una verdad revelada definida de una vez para siempre. Se advertirá la oposición de este principio a la revelación de Nuestro Señor y a su autoridad divina.

Por último, tercera liberación: la de la ley. La ley, según el liberal, limita la libertad y le impone una coacción, primero, moral, y luego, física. La ley y sus restricciones salen al paso de la dignidad humana y de la conciencia. La conciencia es la ley suprema. El liberal confunde libertad con licen­cia. Nuestro Señor Jesucristo es la Ley viviente; vemos, pues, cuán honda es la oposición del liberal a Nuestro Señor.


Consecuencias del liberalismo.

Los principios liberales tienen por consecuencia la destrucción de la filosofía del ser y el rechazo de toda definición de los seres para encerrarse en el nominalismo o en el existencialismo y el evolu­cionismo. Todo está sujeto a mutación, a cambio.
Una segunda consecuencia, igualmente grave —si no más— es la negación de lo sobrenatural; por lo tanto, del pecado original, de la justificación por la gracia, del verdadero motivo de la Encarnación, del Sacrificio de la Cruz, de la Iglesia, del sacerdocio.
Toda la obra realizada por Nuestro Señor se falsea y ello se traduce en una visión protestante de la Liturgia del Sacrificio de la Misa y de los Sacramentos, que ya no tienen por objeto la aplicación de la Redención a las almas, a cada alma, con el fin de comunicarle la gracia de la vida divina y prepararla para la vida eterna por la pertenencia al cuerpo místico de Nuestro Señor, sino que en lo sucesi­vo tienen por centro y motivo la pertenencia a una comunidad humana de carácter religioso. Toda la reforma litúrgica se resiente de esa orientación.
Otra consecuencia: la negación de toda autoridad personal, participación en la autoridad de Dios. La dignidad humana exige que el hombre no esté sometido sino a lo que él consiente. Como una auto­ridad resulta indispensable para la vida de la sociedad, el hombre no admitirá más que la autoridad aceptada por una mayoría, porque representa la delegación de la autoridad de los individuos más numerosos en una persona o en un grupo determinado, dado que siempre la autoridad no es más que delegada.
Ahora bien: esos principios y sus consecuencias, que exigen la libertad de pensamiento, la libertad de enseñanza, la libertad de conciencia, la libertad de elegir su religión; esas falsas libertades que suponen la laicidad del Estado, la separación de Iglesia y Estado, han sido constantemente condena­das, a partir del Concilio de Trento, por los sucesores de Pedro y, en primer término, por el propio Concilio de Trento.
(sigue)

Anónimo dijo...

II

Condenación del liberalismo por al Magisterio de la Iglesia.

La oposición de la Iglesia al liberalismo protestante provocó el Concilio de Trento, lo cual explica la notable importancia que tuvo ese Concilio dogmático en lo referente a la lucha contra los errores liberales, a la defensa de la verdad, de la Fe, y en particular a la codificación de la Liturgia del Sacrificio de la Misa y de los Sacramentos mediante las definiciones relativas a la justificación por la gracia.
Enumeraremos algunos documentos entre los más importantes, que han completado y confirmado la doctrina del Concilio de Trento:

— La Bula “Auctorem fidei” de Pío VI contra el Concilio de Pistoia.
— La Encíclica “Mirari vos” de Gregorio XVI contra Lamennais.
— La Encíclica “Quanta cura” y el “Syllabus” de Pío IX.
— La Encíclica “Immortale Dei” de León XIII, que condena el derecho nuevo.
— Las Actas de San Pío X contra Le Sillon y el modernismo, en especial el decreto “Lamentabili” y el juramento antimodernista.
— La Encíclica “Divini Redemptoris” del Papa Pío XI contra el comunismo.
— La Encíclica “Humani generis” del Papa Pío XII.

Por lo tanto, el liberalismo y el catolicismo liberal siempre han sido condenados por los sucesores de Pedro en nombre del Evangelio y de la Tradición apostólica. Esa conclusión evidente tiene pri­mordial importancia para determinar nuestra actitud y manifestar nuestra unión indefectible al magis­terio de la Iglesia y a los sucesores de Pedro. Nadie más que nosotros tiene hoy mayor adhesión al sucesor de Pedro cuando se hace vocero de las tradiciones apostólicas y de las enseñanzas de todos sus predecesores.
Porque en la definición misma del sucesor de Pedro está guardar el depósito y transmitirlo fiel­mente. Sobre ese punto el Papa Pío IX proclama en Pastor AEternus: “En efecto, el Espíritu Santo no ha sido prometido a los sucesores de Pedro para permitirles publicar, según sus revelaciones, una doc­trina nueva, sino para custodiar estrictamente y exponer fielmente con su asistencia las revelaciones transmitidas por los Apóstoles, es decir, el depósito de la Fe”.


Influencia del liberalismo en el Concilio Vaticano II.

Llegamos ahora a la cuestión que nos preocupa: ¿Cómo explicar que en nombre del Concilio Vaticano II se pueda presentar oposición a tradiciones seculares y apostólicas, poniendo de esa forma en tela de juicio al propio sacerdocio católico y su acción esencial, el santo Sacrificio de la Misa?
Un grave y trágico equívoco pesa sobre el Concilio Vaticano II, presentado por los Papas mismos en términos que favorecieron ese equívoco: Concilio del aggiornamento, de la “actualización” de la Iglesia, Concilio pastoral, no dogmático, como acaba de decir el Papa hace apenas un mes. Esa presentación, en la situación de la Iglesia y del mundo en 1962, ofrecía enormes peligros a los cuales el Concilio no consiguió escapar. Resultó fácil traducir esas palabras de modo tal que los errores liberales se infiltraran en gran medida en el Concilio. Una minoría liberal entre los Padres conciliares, y sobre todo entre los Cardenales, tuvo gran actividad, se organizó en alto grado y encontró gran apoyo en una pléyade de teólogos modernistas y en numerosos secretariados. Pensemos en la enorme producción de impresos del IDOC, subvencionada por las Conferencias Episcopales alemana y holandesa.
Tuvieron la astucia de pedir inmediatamente la adaptación al hombre moderno, es decir, el hombre que quiere liberarse de todo, de presentar a la Iglesia como inadaptada, impotente, de echarle la culpa a los predecesores. Se mostró a la Iglesia tan culpable de las desuniones de otrora como los protes­tantes y los ortodoxos. La Iglesia debía pedir perdón a los protestantes presentes. La Iglesia de la Tradición era culpable por sus riquezas, por su triunfalismo; los Padres del Concilio se sentían culpa­bles de estar
(sigue)

Anónimo dijo...

III

fuera del mundo, de no ser del mundo; sus insignias episcopales, y muy pronto sus sota­nas, ya les causaban sonrojo.
Ese ambiente de liberación enseguida invadió todos los terrenos y se reflejó en el espíritu de cole-gialidad, que disimulaba la vergüenza que provoca ejercer una autoridad personal, tan contraria al espíritu del hombre moderno —léase el hombre liberal—. Los Papas y los Obispos ejercerán su autori­dad colegiadamente en los sínodos, en las conferencias episcopales, en los consejos presbiterales. En último término, la Iglesia debe abrirse a los principios del hombre moderno. También la Liturgia debía liberalizarse, adaptarse, someterse a las experimentaciones de las conferencias episcopales.

La libertad religiosa, el ecumenismo, la investigación teológica, la revisión del derecho canónico, atenuarán el triunfalismo de una Iglesia que se proclamaba única arca de salvación. La verdad se encuentra repartida en todas las religiones; una investigación común hará progresar a la comunidad religiosa universal en torno de la Iglesia. Los protestantes en Ginebra —Marsaudon en su libro “L’oecuménisme vu par un franc-maçon”—, los liberales como Fesquet, triunfan. ¡Por fin terminará la era de los estados católicos! ¡El derecho común para todas las religiones! ¡“La Iglesia libre en el Estado libre”, según la fórmula de Lamennais! ¡La Iglesia adaptada al mundo moderno! ¡El derecho público de la Iglesia y todos los documentos citados anteriormente se vuelven piezas de museo pro­pias de épocas perimidas! Leed al comienzo del esquema sobre “La Iglesia en el mundo” la descrip­ción de los tiempos modernos en transformación, leed las conclusiones: son del más puro liberalismo. Leed el esquema sobre “La libertad religiosa” y comparadlo con la encíclica “Mirari vos” de Gregorio XVI, con “Quanta cura” de Pío IX, y podréis comprobar la contradicción casi palabra por palabra. Decir que las ideas liberales no han influido sobre el Concilio Vaticano II equivale a negar la evidencia. La crítica interna y la crítica externa lo prueban con creces.


Influencias del liberalismo en las reformas y orientaciones conciliares.

Si pasamos del “Concilio” a las “reformas” y a las “orientaciones”, las pruebas son contundentes. Ahora bien: observemos que en las cartas de Roma que nos piden un acto de pública sumisión, las tres cosas se presentan indisolublemente unidas. Se equivocan torpemente los que afirman que se trata de una mala interpretación del Concilio, como si el Concilio en sí mismo fuera perfecto y no pudiera ser interpretado a través de sus reformas y orientaciones. Las reformas y las orientaciones oficiales posconciliares manifiestan más palpablemente que cualquier otro escrito la interpretación oficial y deseada del Concilio.
No tenemos necesidad de extendernos: los hechos hablan por sí solos, y por desgracia, con triste elocuencia. ¿Qué queda en pie de la Iglesia preconciliar? ¿Dónde no ha operado la autodemolición? Catequesis, seminarios, congregaciones religiosas, Liturgia de la Misa y de los Sacramentos, consti­tución de la Iglesia, concepto del sacerdocio: las concepciones liberales lo han devastado todo y han llevado a la Iglesia más allá de las concepciones del protestantismo, para estupefacción de los protes­tantes y reprobación de los ortodoxos.
Una de las comprobaciones más espantosas de la aplicación de esos principios liberales es la aper­tura a todos los errores, y en particular al más monstruoso jamás surgido del espíritu de Satanás: el comunismo. El comunismo hizo su entrada oficial en el Vaticano, y su revolución mundial se ve sin­gularmente facilitada por la pasividad oficial de la Iglesia, más aún, por apoyos frecuentes a la revo­lución, a pesar de las desesperadas advertencias de los Cardenales que han sufrido los zarpazos comu­nistas.
(sigue)

Anónimo dijo...

IV

La negación de este Concilio pastoral a condenar oficialmente el comunismo bastaría por sí sola para cubrirlo de vergüenza ante toda la historia, cuando se piensa en las decenas de millones de már­tires, en los individuos despersonalizados científicamente en los hospitales psiquiátricos para servir de cobayos a todos los experimentos. Y el Concilio pastoral, que reunió a 2.350 Obispos, ha guardado silencio, a pesar de las 450 firmas de Padres que pedían esa condena, firmas que yo mismo llevé a

Monseñor Felici, secretario del Concilio acompañado por Monseñor Sigaud, Obispo de Diamantina.
¿Hay que seguir con el análisis para llegar a la conclusión? Me parece que bastan estas líneas para que podamos negarnos a seguir a este Concilio, sus reformas, sus orientaciones, en todo lo que tienen de liberalismo y de neomodernismo.
Querernos responder a la objeción —no faltará quien nos la haga— referente a la obediencia, a la jurisdicción de aquéllos que quieren imponernos esa orientación liberal. Respondemos: en la Iglesia, el derecho y la jurisdicción están al servicio de la Fe, finalidad primera de la Iglesia. No hay ningún derecho, ninguna jurisdicción que pueda imponernos una disminución de nuestra Fe.
Aceptamos esa jurisdicción y ese derecho cuando están al servicio de la Fe. Pero, ¿quién puede juzgarlo? La Tradición, la Fe enseñada desde hace dos mil años. Todo fiel puede y debe oponerse a quienquiera que en la Iglesia pretenda afectar su fe, la fe de la Iglesia de siempre, basada en el Catecismo de su infancia.

Defender su fe es el primer deber de todo cristiano, con mayor razón de todo sacerdote y de todo obispo. En el caso de todo orden que comporte un peligro de corrupción de la Fe y de las costumbres, la “desobediencia” es un deber grave. Como estimamos que nuestra fe se halla en peligro merced a las reformas y las orientaciones posconciliares, tenemos el deber de “desobedecer” y conservar la Tradición. El más grande servicio que podemos prestar a la Iglesia Católica, al sucesor de Pedro, a la salvación de todas las almas y de la nuestra, es rechazar la Iglesia reformada y liberal, porque cree­mos en Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, que no es liberal ni reformable.
Una última objeción: este Concilio es un Concilio como los otros. Por su ecumenicidad y su con­vocación, sí lo es; por su objeto —y eso es esencial— no lo es. Un Concilio no dogmático puede no ser infalible; lo es sólo cuando recoge verdades dogmáticas tradicionales.
¿Cómo justificáis vuestra actitud con respecto al Papa?
Somos los más ardientes defensores de su autoridad como sucesor de Pedro, pero regulamos nuestra conducta de acuerdo con las palabras de Pío IX ya citadas. Aplaudimos al Papa vocero de la Tradición y fiel a la transmisión del depósito de la Fe. Aceptamos las innovaciones que están confor­mes con la Tradición y la Fe. No nos sentimos sujetos por obediencia a innovaciones que van en con­tra de la Tradición y amenazan nuestra Fe. En ese caso, nos colocamos a favor de los documentos pon­tificios citados anteriormente. No vemos, en conciencia, cómo un católico fiel, sacerdote u obispo, puede tener otra actitud frente a la dolorosa crisis por la que atraviesa la Iglesia. “Nihil innovetur nisi quod traditum est”, que no se innove nada sino que se transmita la Tradición. ¡Que Jesús y María nos ayudan a permanecer fieles a nuestros compromisos episcopales! “No digáis que es verdad lo que es falso, no digáis que es bueno lo que es malo”. Eso es lo que se nos dijo en nuestra consagración.
(sigue)

Anónimo dijo...

V

Contamos, pues, con el auxilio de vuestras oraciones y de vuestra generosidad para proseguir, a pesar de las pruebas, esta formación sacerdotal indispensable para la vida de la Iglesia. No es la Iglesia ni el sucesor de Pedro los que nos atacan, sino hombres de Iglesia imbuidos de errores libera­les, que ocupan cargos elevados dentro de la Iglesia y aprovechan su poder para hacer desaparecer el pasado de la Iglesia e instaurar una nueva Iglesia que no tiene nada de católica.
Así pues, es menester que salvemos a la verdadera Iglesia y al sucesor de Pedro de ese ataque satá­nico que hace pensar en las profecías del Apocalipsis. Oremos sin cesar a la Virgen María, a San José, a los Santos Angeles Custodios y a San Pío X, para que vengan en nuestro auxilio, a fin de que la Fe católica triunfe sobre los errores. Permanezcamos unidos en esa Fe, evitemos la polémica, amémonos los unos a los otros, reguemos por los que nos persiguen y devolvamos bien por mal.
Y que Dios os bendiga.

Mons. Marcel Lefebvre, Arzobispo. Carta a los Amigos y Benefactores N° 9, octubre de 1975, publicada en “Un Obispo Habla”.

***
Espero sea de utilidad a las almas anestesiadas por la "primavera" conciliar y el papolatrismo craso.
D

Anónimo dijo...

Este loop de insultos de arriba habla por sí solo del odio a la verdadera Fe.
D

Fernando R. dijo...

Èste es un sitio para reflexionar y mantener un diálogo superior y civilizado. El anónimo que se ha esmerado en mostrar lo bajo de su intelecto cuando su discusión queda sin respaldo y arguementos, nada tiene que hacer en este foro.

Fernando R. dijo...

No se pueden desconocer 2000 años de tradición y doctrina por un mal entendido "aggiornamiento".

Quis ut Deus dijo...

¿quién puede dudar aquí que el espasmo de insultos y burlas proferidas por esta pobre alma no es salida del espiritu del mal? oremos por que sea liberado de las vendas que le cubren los ojos antes de que sea demasiado tarde para él. Todos sabemos aquí que el padre del odio es el demonio "porque no hay verdad en él y porque es mentiroso desde el principio" y que "el que obra el mal odia la luz", más claro ejemplo del odio que este, en este lugar y momento no hay, si alguno dudaba de donde provenía el ataque -en terminos espirituales- creo que ya no le debe caber ninguna duda. Por otra parte, este no es el lugar para atender "pacientes" de esa índole, sugiero al moderador limpiar el foro de tales exabruptos.

Anónimo dijo...

Qué diría Quis si supiese que el autor de estos ataques es un sacerdote.

Quis ut Deus dijo...

Si el autor de tales excrecencias fuera "un sacerdote", más razón me daría y a la causa de la Tradición de que para esto hemos llegado a esta hora, "para dar testimonio de la verdad", "El que es de la verdad escucha mi voz" dijo el Señor; a no asustarse, Judas Iscariote estuvo entre los doce y fue quien entregó al Señor, nada nuevo bajo el sol

Anónimo dijo...

Entrada de la Biblia en la Basílica del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, durante la Novena Solemne, para la preparación de su fiesta (12 de Octubre).

http://www.youtube.com/watch?v=MxfO7a7_bWs&feature=player_embedded

Otro aporte del esp´ritu del concilio...

D

Quis ut Deus dijo...

acabo de ver ese circo en la Basílica del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, sacrilegio por donde se lo mire... suena como "la abominación de la desolación en el lugar santo", y ya sabemos lo que sigue a eso

C. dijo...

Antes que nada, me gustaría agradecer profunda y sinceramente al usuario D, por su síntesis (extensa, pero síntesis al fin) del pensamiento de M. Lefebvre respecto del CVII. De hecho, es una de las cosas que yo venía pidiendo desde hace rato, que en vez de criticar al CVII desde la rabia sin fundamento, que alguien expusiera el porqué de semejante animosidad. A diferencia de lo que muchas veces hago, voy a tratar de no extenderme demasiado. Al igual que en otros posteos, como aquella breve y muy fraternal discusión que tuve con el usuario Marcos, me queda clara la posición de D, no voy a convencerlo de que la cambie, y él tampoco me convencerá de que cambie la mía. Para mí la Iglesia es la Iglesia, la que creó Jesús, la de Pedro, la del Papa actual y la de los Papas anteriores, la de Roma, la del CVII y la de todos los concilios anteriores, la que tiene una misión salvífica (la misma de siempre) en ESTE mundo, que cambia constantemente y que ha dinamizado vertiginosamente su cambio en los últimos 60/70 años, y eso indefectiblemente genera la necesidad de un cambio, que no es "marcha atrás", que no es "bajar la guardia", sino más bien es la búsqueda de otra respuesta a la problemática actual del género humano, a ese hombre que fue creado a imagen y semejanza de Dios, y que lo necesita más que nunca y más cerca que nunca, y en definitiva, a ese hombre que Jesús vino a salvar. Si el hombre percibe la salvación como algo inalcanzable, se pierde. Lefebvre fue un gran teólogo, pero fue un cismático, y con su cisma le hizo flaco favor a la Iglesia con la cual él se había comprometido. Entiendo perfectamente (me lo han explicado en múltiples momentos de mi vida) eso del "deber de desobedecer", pero me parece que en ese contexto, la tentación de la soberbia es muy grande, y en tren de "desobedecer", terminamos diciendo que los Papas desde Paulo VI fueron "antipapas herejes", que los sacramentos actuales son sacrílegos, que nuestra fe no es la fe de la Iglesia, y nos caemos por "la Puerta Angosta" (dicho sea de paso, Página Católica, sigo esperando la respuesta a mi pregunta respecto de este otro sitio de internet). Cordiales saludos y un fuerte abrazo fraternal en Cristo. C.

C. dijo...

A este tipo de comentarios hacíamos referencia en días pasados cuando hablábamos de "reportar y borrar", verdad? El vocabulario en sí mismo y la forma enfermiza de volcarlo en el blog hacen dudar de la "veracidad" del comentario, es decir, ni siquiera podría afirmarse que es un comentario "en serio", o que la persona que lo publicó realmente piensa de esta manera. Prefiero no dar crédito a esto. Sin embargo, la asociación de ideas no deja de ser digna de análisis, aunque sinceramente no sorprende: Insulto al Papa, pedir y propugnar su asesinato (insultar y matar al que piensa distinto), y ensalzar a Baseotto y a Von Wernich (se escribe así), en una referencia que claramente es mucho más política que religiosa... En fin, lo dejo a criterio del moderador. Saludos, C.

Página Católica dijo...

Estimado C:

Esta persona está tratando de generar una "identidad" desde hace varios días. Escribe como si fuera un "facho, lefebvrista,etc"; pero es todo lo opuesto. Sabemos quién es y dónde está.
Esperemos que cese en su accionar porque si nos vemos obligados a decir su identidad, los lectores podrian verse escandalizados.

C. dijo...

Muchas gracias, Página Católica, por su pronta respuesta y aclaración. Precisamente por eso en mi comentario hacía referencia a si esto era "en serio" o no. De todos modos, soy de los que creen que, en cualquier situación de la vida, siempre hay que tratar de aprender algo, y humildemente creo que quienes, con sinceridad, se autodefinen (utilizando sus palabras) como "fachos" o "lefebvristas", podrían ver cuán fácil es tergiversar, distorsionar y asociar sus posturas (que están en todo su derecho de asumir) con ideas con las cuales quizás no necesariamente concuerden. Quizás sería conveniente mirarse en este espejo "caricaturizado" para ver a qué cosa uno no quiere parecerse... Cordiales y respetuosos saludos, C.

Anónimo dijo...

Usted c se hace el pacífico y el respetuoso pero es un provocador.

Anónimo dijo...

Ricardo el problema no es Williamson sino Roma.

C. dijo...

Respuesta al anónimo de las 22:39: según qué sea lo que provoque, ser un provocador puede ser algo bueno, no lo cree Ud.? Y ojo, no me hago el respetuoso, lo soy. Y si no lo cree así, por favor, copie y pegue algún post mío (son fáciles de identificar, porque me hago cargo y los firmo) en el cual le esté faltando el respeto a alguien. Gracias y saludos. C.