sábado, 13 de octubre de 2012

A 50 años del Concilio Vaticano II


Dijo el Papa: festejamos con "sobria alegría"


¿Llegó el resurgir primaveral que esperaba la magna asamblea?

El Jueves 11 de Octubre de 1962 se dio solemne inicio al Concilio Vaticano II. Esa noche, cerca de 100.000 personas protagonizaron una marcha de antorchas que suscitó unas breves y poéticas palabras del Beato Juan XXIII (ver 1º video abajo).

Los católicos del mundo entero estaban embargados por intensas expectativas. El Papa Benedicto XVI, al dirigirse a una multitud en similares circunstancias, la noche de Jueves 11 de Octubre de 2012, improvisó las siguientes palabras:

"Buenas noches a todos y gracias por haber venido. Hace cincuenta años, este mismo día, yo también estaba en esta plaza, mirando a esta ventana a la que se asomó el Papa bueno, el beato Juan XXIII, que pronunció palabras inolvidables, palabras llenas de poesía, de bondad, palabras que salían del corazón.
Éramos felices y estábamos llenos de entusiasmo. El gran Concilio ecuménico se había inaugurado; estábamos seguros de que llegaba una primavera para la Iglesia, una nueva Pentecostés, con una presencia nueva y fuerte de la gracia liberadora del Evangelio"

¿Se habrá cumplido la esperanza del resurgir primaveral esperado en forma casi unánime? Parece que no, si repasamos rápida y limitadamente algunas realidades.

La apostasía cunde en muchas naciones europeas, de modo que Europa acaba de negar oficialmente el lugar que a Jesucristo le debe en sus leyes. En esos países, en donde llegó a brillar la Cristiandad, fruto del armónico equilibrio entre el sacerdocio y la política, las otrora fértiles familias católicas, siguen la suicida práctica de la anticoncepción, lo que ha producido una espeluznante caída de los nacimientos, y ha puesto a aquellos países en peligro cierto de islamización.

Si hay menos católicos, porque simplemente no nacen, habrá menos vocaciones; luego se ira extinguiendo el presbiterado, como en Francia donde el promedio de edad de los sacerdotes se acerca a los 70 años. Si no hay sacerdotes y religiosos los conventos sobran y tienen que venderse. Algunas iglesias se clausuran e, inclusive, se venden para museos o ¡Sinagogas!

Por otro lado se ha producido la infiltración en las principales universidades católicas, de teorías heréticas que luego diseminan sus alumnos por el mundo entero con "chapa" romana. Ahí andan los Kung, los Torres Queiruga, los Grün, los Álvarez Valdés, etc. que conforman una lista tan interminable como vergonzante.

El psicoanálisis de Freud ha entrado en muchísimas casas de formación y seminarios, provocando la liberalidad de costumbres y, a la larga, el auge de abusos sexuales de todo género.

Se ha echado en el olvido total y completo, el Latín, idioma de la Iglesia, tan recomendado por el mismo Juan XXIII (Veterum Sapientiæ), de modo que hoy el pueblo de Dios no tiene lengua común, como si fuera posible la existencia de un pueblo sin idioma que lo vincule.
(Hace poco, un exorcista muy reconocido decía que la expulsión de demonios se hace súmamente difícil cuando se emplea la lengua vernácula, como si el diablo se riera, pero se calla y se espanta cuando se le habla en Latín. Lo mismo el ritual novus ordo, cuya efectividad es completamente inferior al antiguo, de modo que la mayoría de los exorcistas lo ha abandonado).

Y aquí llegamos al centro de la cosa: la pavorosa devastación litúrgica de que somos testigos, producto del desorden y la falta de ejercicio de la autoridad, ha convertido la Santa Misa en un show de dudoso gusto, una cena que eclipsa casi totalmente el sacrificio de la Cruz, renovado en forma incruenta sobre el altar.

Es, en nuestra opinión, evidente, que el otoño con visos de crudo invierno que padecemos (como dijo alguna vez el Cardenal Ratzinger en Informe sobre la Fe), tiene su origen en el aquelarre posconciliar sobrevenido sobre la sagrada liturgia.
Este es el corazón del problema, que no será resuelto mientras no se restaure en todo su esplendor, la belleza, la dignidad y la precisión el culto debido a Dios, enseñado por los mismos Apóstoles y que la Tradición se ha encargado de custodiar por siglos.

Por eso quizá el Santo Padre, luego de decirle a la multitud las palabras copiadas al inicio de esta nota, siguió así:

"Hoy también somos felices, tenemos la alegría en nuestro corazón, pero podríamos decir que es una alegría, quizás, más sobria, una alegría humilde.
En estos cincuenta años hemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce, siempre de nuevo, en pecados personales, que pueden transformarse en estructuras del pecado. Hemos visto que en el campo del Señor también hay siempre cizaña. Hemos visto que en la red de Pedro también hay peces podridos. Hemos visto que la fragilidad humana también está presente en la Iglesia, que la barca de la Iglesia también navega con viento contrario, en medio de tempestades que la acechan y, a veces, hemos pensado: 'El Señor duerme y se ha olvidado de nosotros'".

Por supuesto que el Papa, a continuación, enseña que "también hemos tenido una experiencia nueva de la presencia del Señor, de su bondad, de su fuerza, etc.".

Pero el sentido del discurso, y el balance ya está claro para el que quiera entender:

Si en el "invierno" del 62 estábamos entusiastamente alegres (como dijo el Papa), ¿por qué habríamos de estar sobriamente alegres ahora si la primavera hubiera acontecido?

Quizá el Papa haya querido decir también, que en el 62 había en el ambiente algo parecido a un entusiasmo "iluminista", es decir, una confianza en renovar la Iglesia basándose principalmente en las fuerzas del hombre. Por eso ahora, verificado un resultado menos alentador, ese mismo entusiasmo es humilde. Pues la humildad consiste en despojarse de sí para confiar en el Señor. (ver Monición para el próximo Domingo AQUÍ)

Y ya que a los organizadores de eventos de todos los tiempos les han gustado y les gustan las cifras exitosas que remarcan continuamente, recordemos que cuando Juan XXIII se asomó al balcón para ver la procesión en la noche del 11 de Octubre de 1962, pudo contemplar una multitud estimada en 100.000 personas, siendo el mundo poblado por alrededor de 3.000 millones de habitantes que carecían de la agilidad provista por los actuales medios de transporte.

En cambio, el 11 de Octubre de 2012 sólo asistieron 40.000 en un planeta habitado por 7.000 millones de seres que viven pegados al teléfono celular, a internet, y a los vuelos supersónicos.
Cincuenta años después, la Plaza de San Pedro fue, estadísticamente, ¡seis veces menos católica!

Les dejamos abajo imágenes de los dos momentos:


Plaza de San Pedro el 11 de Octubre de 1962





Plaza de San Pedro el 11 de Octubre de 2012




Curiosamente, el video comienza luego de la frase del Papa en la que indicó la sobria alegría con que celebra el aniversario. Más adelante dice, increíblemente el periodista, "el Papa... recordó que junto a los problemas ha habido motivos de sobra  para estar satisfechos". Con lo cual el oyente entiende que las dijo propiamente el Sumo Pontífice. Casualidad o habilidad para hacer decir lo que no se dijo.
Curiosamente también este video fue eliminado de la página de Rome Reports.



Discurso completo del Santo Padre

“Buenas noches a todos y gracias por haber venido. Hace cincuenta años, este mismo día, yo también estaba en esta plaza, mirando a esta ventana a la que se asomó el Papa bueno, el beato Juan XXIII, que pronunció palabras inolvidables, palabras llenas de poesía, de bondad, palabras que salían del corazón.

Éramos felices y estábamos llenos de entusiasmo. El gran Concilio ecuménico se había inaugurado; estábamos seguros de que llegaba una primavera para la Iglesia, una nueva Pentecostés, con una presencia nueva y fuerte de la gracia liberadora del Evangelio.

Hoy también somos felices, tenemos la alegría en nuestro corazón, pero podríamos decir que es una alegría, quizás, más sobria, una alegría humilde.

En estos cincuenta años hemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce, siempre de nuevo, en pecados personales, que pueden transformarse en estructuras del pecado. Hemos visto que en el campo del Señor también hay siempre cizaña. Hemos visto que en la red de Pedro también hay peces podridos. Hemos visto que la fragilidad humana también está presente en la Iglesia, que la barca de la Iglesia también navega con viento contrario, en medio de tempestades que la acechan y, a veces, hemos pensado: 'El Señor duerme y se ha olvidado de nosotros'.

Esta es una parte de las experiencias de estos 50 años. Pero también hemos tenido una experiencia nueva de la presencia del Señor, de su bondad, de su fuerza. El fuego del Espíritu Santo, el fuego de Cristo no es un fuego devorador o destructor; es un fuego silencioso, es una pequeña llama de bondad, de bondad y verdad que transforma, que da luz y calor. Hemos visto que el Señor no nos olvida.

Hoy también, a su manera, humildemente, el Señor está presente y calienta los corazones, muestra vida, crea carismas de bondad y de caridad que iluminan al mundo y son para nosotros garantía de la bondad de Dios. Sí, Cristo vive, está con nosotros también hoy, y podemos ser felices también ahora porque su bondad no se apaga.¡Hoy también es fuerte!.

Al final, me atrevo a hacer mías las palabras inolvidables del papa Juan: “Id a vuestras casas, dad un beso a los niños y decidles que es un beso del Papa”.

En este sentido y de todo corazón os imparto mi bendición: “Bendito sea el nombre del Señor”.


¡Por favor, deje su comentario!

34 comentarios:

Anónimo dijo...

pregunto a los fieles que postean habitualmente en esta pagina, y pregunto lo que les ha enseñado su experiencia espiritual, pues una frase de esta alocución del Papa me ha dejado perplejo, "El fuego del Espíritu Santo, el fuego de Cristo no es un fuego devorador o destructor; es un fuego silencioso, es una pequeña llama de bondad,..." mi pregunta es ésta ¿El espíritu Santo es una "pequeña llama"? personalmente no lo he vivido así sino más bien de otra manera, -yo diría intensa- por eso me ha extrañado que alguien como el Papa lo describa como "pequeña"(¿tal vez estaré equivocado?) esperaré vuestras respuestas ...

Anónimo dijo...

El Concilio Vaticano II, hay que recalcar una y mil veces NO dogmático, ha sido la causa inmediata del desastre intraeclesial mas grande de la historia de la Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica. Su posterior interpretación por los caballos de Troya insertados por la judeomasonería dentro de la estructura eclesial en todo lo ancho y largo de la burocracia vaticana llevó a los fieles simples a una crisis de Fe devastadora y a todos aquellos que se atrevieron a denunciar tamaña bomba de tiempo fueron perseguidos, destituídos, excomulgados y vituperados por aquellos que inauguraban la nueva primavera y que aún hoy a pesar de los pobres esfuerzos del Papa Benedicto para subsanar esa injusta situación, siguen horadando el incipiente movimiento tradicionalista cuya figura señera fue Mons Lefebvre. Aquel Papa "bueno" desoyó los pedidos expresos de Sor Lucía de Fátima, por ende los pedidos directos de la Ssma Virgen María, y proclamó burlonamente que no quería ser profeta de calamidades y así su "aggiornamiento" hizo fornicar a la Esposa de Cristo con el mundo y su dueño que no es otro que el demonio tal nos lo dice claramente San Juan.
No, no hay por que celebrar nada de ese punto nefasto de inflexión de la historia de la Iglesia y por lo tanto de la humanidad sino solo orar a Dios para que nos fortalezca en la verdadera Fe y pulverice a la galaxia de malos y cobardes cardenales, arzobispos, obispos y presbíteros que como ciegos llevan sin cesar al rebaño confiado al error y abismo de la indiferencia religiosa y política.

Nada que festejar y mucho por limpiar.

D

Anónimo dijo...

Quizá ha querido decir que no actúa a la manera de un incendio devorador que destruye todo a su paso.

La acción del Espíritu actúa en el secreto del corazón y no lo consume (como un árbol que se incendia) , sino que lo inflama de amor.

Probablemente haya querido decir algo así.
Saludos.

Anónimo dijo...

Oh! llama de amor viva,
que tiernamente hieres...

Palabras de San Juan de la Cruz...

No se si puedo hablar de muchas experiencias propias, pero si alguna vez tuve algunas que reconocí bien de Dios, han sido así...tiernas, suaves, suavísimas..pero que dejaron tal impronta en mi que no las olvido nunca.

Va esto para el primer anónimo.

Anónimo dijo...

Yo en cambio no lo celebro en lo más mínimo.

Anónimo dijo...

Che, cuántos problemas que tienen! Sus "hermanos mayores" son más tolerables.

Anónimo dijo...

gracias por las respuestas a mi pregunta, la del primer post. Un detalle, en el texto del Papa dice "sobria" no "sombría", aunque bien lo podría decir (tal vez debiera decirlo aunque por lo visto no ve así la actual situación de la Iglesia), tal vez se pueda aplicar aquí la conocida sentencia de que "no hay peor ..... que el que no quiere ..."

Quis ut Deus dijo...

ya que el Concilio Vaticano II significó la "apertura de la Iglesia al mundo" repasemos un poco lo que enseñan los santos respecto al mundo, al respecto -y en relación con la posición de Cristo y su rebaño- dice San Luis María Grignion de Montfort en su Carta a los amigos de la Cruz: "Queridos cofrades, ahí tenéis los dos bandos con los que a diario nos encontramos: el de Jesucristo y el del mundo (Jn 15,19; 17,14.16). A la derecha, el de nuestro amado Salvador (+Mt
25,33). Sube por un camino que, por la corrupción del mundo, es más estrecho y angosto que nunca. Este Maestro bueno va delante, descalzo, la cabeza coronada de
espinas, el cuerpo completamente ensangrentado, y cargado con una pesada Cruz. Sólo le siguen una pocas personas, si bien son las más valientes, sea porque no se
oye su voz suave en medio del tumulto del mundo, o sea porque falta el valor necesario para seguirle en su pobreza, en sus dolores, en sus humillaciones y en sus otras cruces, que es preciso llevar para servirle todos los días
de la vida (+Lc 9,23). A la izquierda (+Mt 25,33), el bando del mundo o del demonio. Es el más numeroso, y el más espléndido y
brillante, al menos en apariencia. Allí corre todo lo más selecto del mundo. Se apretujan, y eso que los caminos son anchos, y que están más ensanchados que nunca
por la muchedumbre que, como un torrente, los recorre. Están sembrados de flores, llenos de placeres y juegos, cubiertos de oro y plata (7,13-14).

Quis ut Deus dijo...

(sigue)"A la derecha, el pequeño rebaño (Lc 12,32) que sigue a Jesucristo sólo sabe de lágrimas y penitencias, oraciones y desprecios del mundo. Entre sollozos, se oye una y otra vez: «suframos, lloremos, ayunemos,
oremos, ocultémonos, humillémonos, empobrezcámonos, mortifiquémonos (+Jn 16,20). Pues el que no tiene
el espíritu de Jesucristo, que es un espíritu de cruz, no es de Cristo (Rm 8,9), ya que los que son de Jesucristo han crucificado su carne con sus concupiscencias (Gál 5,24). O nos configuramos como imagen viva de Jesucristo
(Rm 8,29) o nos condenamos. ¡Animo!, gritan, ¡valor! Si Dios está por nosotros, en nosotros y delante de nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (8,31). El
que está con nosotros es más fuerte que el que está en el
mundo (1Jn 4,4). No es mayor el siervo que su señor (Jn 13,16; 15,20). Un instante de ligera tribulación produce un peso eterno de gloria (2Cor 4,17). El número de los elegidos es menor de lo que se piensa (Mt 20,16). Sólo
los valientes y esforzados arrebatan el cielo por la fuerza
(Mt 11,12). Nadie será coronado sino aquél que haya combatido
legítimamente según el Evangelio (2Tim 2,5), y no
según el mundo. ¡Luchemos, pues, con todo valor!».

Quis ut Deus dijo...

(sigue) "Los mundanos, por el contrario, para animarse a
perseverar en su malicia sin escrúpulo, claman todos los
días: «¡Vivir, vivir! ¡Paz, paz! ¡Alegría, alegría! ¡Comamos,
bebamos, cantemos, dancemos, juguemos! Dios es bueno, Dios no nos ha creado para condenarnos. Dios no prohibe las diversiones; no vamos a ser condenados por eso. ¡Fuera escrúpulos! ¡“No moriréis” (Gén 3,4)»!
Y agrega el santo: "¿Sabéis distinguir bien entre la voz de Dios y de su gracia, y la voz del mundo y de la naturaleza? ¿Escucháis claramente la voz de Dios, nuestro Padre bueno,
que, después de haber maldecido tres veces a cuantos siguen los deseos del mundo, «¡ay, ay, ay de los habitantes de la tierra!» (Ap 8,13), os llama con todo amor,
tendiéndoos los brazos, «¡apartáos, pueblo mío!» (Núm
16,21; Is 52,11; Ap 18,4), pueblo mío elegido, queridos Amigos de la Cruz de mi Hijo; apartáos de los mundanos, que han sido maldecidos por mi Majestad, excomulgados
por mi Hijo (+Jn 17,9), y condenados por mi Espíritu Santo (+16,8-11)?

¿Hace falta agregar más? miremos como estamos después de habernos "amigado" con el mundo desde el
Concilio Vaticano II ...

Francisco dijo...

Bueno, que podemos decir de estos 50 años? Como dice la Escritura, por sus frutos los conoceréis. La Iglesia es una frágil barca en medio de una tremenda tempestad, destrozado su velámen, hace agua por todos lados, sus tripulantes hacen todo lo posible para hundirla. Realmente es de terror lo que pasa en la Iglesia. Acá en Corrientes donde vivo, la mayoría de los Sacerdotes son apóstatas. Es un clero realmente desastroso...y podría agregar tantas cosas, pero para que, si todo lo que pueda decir todo el mundo sabe y es publico y notorio. Pero "ellos" están convencidos de que el CVII es lo mas grande que le ha sucedido a la Iglesia, y en el fondo tienen razón, solo que, para la destrucción de nuestra Santa Madre. Saludos.

Página Católica dijo...

Al amigo que habló de "nuestros hermanos mayores", le pido gentilmente que lea el siguiente post donde queda claro que no son mayores ni hermanos en el sentido en que habitualmente se piensa.

http://pagina-catolica.blogspot.com.ar/2012/09/fue-judaizante-el-cardenal-martini.html

Saludos

Anónimo dijo...

Creo que era sarcasmo.

Anónimo dijo...

Acabo de leer "El Rin desemboca en el Tiber". Ratzinger no fue inocente, al contrario fue una de las personas más influyente como perito personal del Cardenal Frings, que en última instancia fue el que mediante las típicas roscas democráticas manipuló el CV.

Anónimo dijo...

Leí el Discurso de Benedicto XVI. Ahora que, además, gracias a Página Católica, he podido verlo refuerzo la impresión que tuve al leerlo. Màs que Benedicto XVI habla aquel joven sacerdote Joseph Ratzinger que estuvo en la Plaza hace medio siglo, hoy anciano, cansado, hasta con un dejo de cierta tristeza màs que de sobria alegría, ya de vuelta de las vanas ilusiones juveniles.
Yo recuerdo esos tiempos; tenía 23 años. No comulgaba con el entusiasmo general; más bien, veía con temor e inquietud el rumbo de los acontecimientos. Los años que siguieron al Concilio fueron devastadores. Se "me cayó la estantería". No sólo a mi, por supuesto. Personalmente he envejecido viendo el eclipse de la Iglesia. Gracias a Dios no he perdido nunca la esperanza. Pero el dolor es mucho.
Mario Caponnetto

Anónimo dijo...

Todos los que vivimos aqui y ahora sin haberlo elegido, ¿por algo sera no?, ¿que aspecto de Si nos revelara Dios a traves de cada persona con quien nos relacionamos?.

Anónimo dijo...

El problema es anterior al concilio vaticano II, sin dejar de señalar sus fallas y sus aciertos, creo que se lo utilizo como caballito de batalla para cambiar todo.

Petronius Máximo dijo...

Era el mes de julio de 1962 y en una fría y neblinosa mañana, viajaba en una balsa desde Rosario hacia el monasterio de los benedictinos en Victoria (Entre Ríos)Allí me dirigía con mi mejor amigo para hacer un retiro. Ambos teníamos 20 años y no había otra cosa que ocupase nuestras conversaciones y reflexiones más que el Concilio que se venía. Estábamos sinceramente preocupados,pues muchos sacerdotes que conocíamos a raíz de nuestra militancia en la Acción Católica, estaban exultantes y esperanzados en los cambios que se venían. Por la misma razón nosotros no esperábamos más que males de esa "Magna Reunión). Aquellos sacerdotes eran todos "progres"(Ya entonces) y todos ellos "colgaron la sotana" después. No nos habíamos equivocado, lamentablemente. De allí en más todo fue declinación y degradación, mediocridad y vulgaridad hasta llegar hoy a lo sacrílego y francamene demoníaco. ¡No hay otra manera de entenderlo!
Los frutos han sido demasiado amargos y cada misa, cada comunión es una acto de fe en medio de un aquelarre. Yo también, por gracia de Dios nada más, he conservado las Virtudes Teologales y sigo peleando, pero es verdad lo que dice Mario Caponnetto ¡Cuánto dolor! ¡Cuántas lágrimas por nuestra Santa Iglesia! ¡Qué afeado tiene el rostro! Dios lo quiere ¡A rezar que no hay nada que festejar!

Anónimo dijo...

Karl Rahner reveló a su hermano Hugo que uno de los líderes modernistas del Concilio era el Padre Ratzinger.(foro católico)

Anónimo dijo...

¿que aspecto de Si nos revelara Dios a traves de cada persona con quien nos relacionamos?.

Pues solo se ve como han destruído a Jesús en cada alma.

Anónimo dijo...

De vuelta por estos lares, soy el mismo que apenas unos días atrás, y teniendo en mente también este aniversario, hacía un pequeño y muy humilde llamado de atención sobre la visión que se expresaba acerca del CVII. Lamento molestarlos nuevamente, pero sigo sin entender toda esta rabia (es más que oposición o disenso, me suena y me huele a rabia lisa y llana) contra el Concilio. Muchachos, no nos equivoquemos, si la Iglesia está en crisis, no es por culpa del CVII. Más bien, es responsabilidad de quienes la formamos construirla día a día, amando a Dios y al prójimo. Y me entristece ver tanta desesperanza, tanta cerrazón y en definitiva tanta rabia contra lo que establece el Magisterio de la misma Iglesia que en definitiva todos formamos. Es decir, ¿qué otra cosa somos, que partes de un mismo Cuerpo? ¿Es válido que nos consideremos "mejores partes" de este Cuerpo que otras? Hagámonos cargo de lo que nos corresponde. Nos ponemos en un lugar superior, de pureza, de estricta observancia de los preceptos que elegimos privilegiar, y criticamos, y juzgamos, y nos horrorizamos de lo mal que está la Iglesia en el mundo de hoy. ¿Y qué hacemos al respecto? ¿No hay lugar para la autocrítica en nuestra reflexión? Está claro que "el Mundo" va por caminos diferentes al que elegimos seguir y abrazamos, pero si el Mundo está sumergido en el barro, no lo vamos a sacar si nos rasgamos las vestiduras ante todo lo que signifique "el Mundo". Jesús nos amó, y por eso eligió venir al Mundo, hacerse débil, hacerse carne como nosotros, caer bajo el peso de la cruz y ensuciarse con el barro de este Mundo... ese Jesús ensangrentado y cargando con la cruz al que seguimos, es el Jesús que eligió entrar en el Mundo! Entonces, de nuevo, es solo mi humilde opinión y la expreso con el mayor respeto por todos, pero ojo con esto de ponernos en la vereda de enfrente... Más vale hacernos cargo de lo que nos corresponde y no limitarnos a mantenernos "puros" y rechazar al Mundo. Si no somos parte de la solución, somos parte del problema... Es nuestra responsabilidad hoy, no la culpa de quienes escribieron el CVII hace 50 años. Saludos, C.

Anónimo dijo...

De nuevo yo, solo una cosita más: la estadística a la que se hace referencia al final del artículo es bastante débil conceptualmente y muy poco representativa. No niego que nuestra sociedad sea "menos católica", pero tampoco puede negarse una obviedad: precisamente porque hay tantos avances y medios tecnológicos a disposición hoy en día, es de esperar que quizás hubiera mucha menos gente "físicamente" presente en la Plaza San Pedro que hace 50 años. Sin embargo, si pudiéramos lograr saber cuánta gente siguió, ya sea en directo o en diferido, el evento por vía televisiva, radial, satelital o por internet, muy probablemente el número sería sensiblemente mayor que hace 50 años, aunque más no fuera por una cuestión de crecimiento vegetativo de la población mundial... Espero que no se considere a esto un "retroceso" y también se culpe del avance tecnológico al CVII... Saludos, C.

Anónimo dijo...

Que triste es ver que los que integran esta página (sea los que escriben como los que comentan) tengan tan poco respeto por la Iglesia que supuestamente "aman y respetan". Me duele ver que hablan de obediencia y despues no ven que este cambio tambien es fruto del Espíritu Santo ni lo respetan... ¿O se creen que El sopla para ustedes nomas? La Iglesia necesitaba este cambio para tener mas cercania a la gente, gente que necesita de Dios... Y ustedes, quieren guardar esa luz abajo de la cama. Cama hecha con sus "tradiciones"... Quedense en sus tradiciones mientras el mundo y la gente van por otro lado... O que creen que Jesús hizo con las tradiciones judías? Las modernizo!! Piensen viejo!! Es mi opinion... Un católico que SI festeja el concilio vaticano II, festeja la salida del nuevo catecismo de la Iglesia Católica, festeja el cambio de la misa al idioma vernáculo y festeja sobre todo el año de la fe...
Marcos.

Anónimo dijo...

Estimado Marcos:
Hay una frase en tu comentario que es la síntesis de todo este asunto:
"Quédense en sus tradiciones mientras el mundo y la gente van por otro lado..."

A pesar del Vaticano II la gente se fue a otro lado. Es decir éxito no han tenido las reformas, al menos el que se esperaba.

Anónimo dijo...

Además la palabra REFORMA significa volver a una forma anterior por haberse algo deformado y la liturgia no estaba deformada antes del concilio asi que ¡¿a que forma anterior volvieron con esta supuesta reforma?. Quienes nos acusan de rabia no entienden del celo por las cosas de Dios y sus parrafadas huelen al modernismo mohoso que se les pegó luego del concilio.

Marcos su ópinión es subjetiva, la Tradición Apostólica no es la de los judíos, es la que recibieron los APÓSTOLES del mismo Jesús. Profundice antes de decir semejantes tonteras.

Anónimo dijo...

Ingenuo C si usted supiera lo que pasó en ese concilio se queda petrificado, pero claro hoy en día teniendo internet si no quiere enterarse es responsabilidad suya, aplíquese sus palabras y haga esa autocrítica en su propia persona.

Anónimo dijo...

Podría aventurar que Anónimo del 20 de octubre a las 3:53 y de las 3:59 son una misma persona, y si se me permite, voy a asumir que así es, de modo tal de responder a ambos mensajes a la vez. De todos modos, sugiero que al menos pongamos algo que nos identifique, un nombre ficticio o al menos una letra como en mi caso. No entiendo bien lo de "ingenuo", pero sí creo tener una idea lo que pasó en el CVII. El Magisterio de la Iglesia Una Santa Católica Apostólica y Romana, a la cual entiendo todos pertenecemos, y con cuya jerarquía nos alineamos cada vez que rezamos el Credo, decidió reformar ("dar nueva forma", no "volver a la forma anterior") diversos aspectos del culto y la liturgia, entre otras cosas. Vuelvo sobre mis palabras y pregunto nuevamente si estoy en lo cierto cuando digo que todos pertenecemos a esa misma Iglesia y nos alineamos detrás de ese mismo Magisterio. Si la respuesta es afirmativa, la rabia (admitida y reivindicada) no puede tener lugar alguno en este sitio y mucho menos en nuestros corazones.
Si la liturgia estaba o no deformada antes del CVII? Yo no puedo responderlo, pero el Magisterio de la Iglesia creyó necesario introducir cambios. Yo acepto y defiendo esa decisión, no solo por una cuestión de "obediencia debida", claro está, sino también por mis convicciones. El que no está de acuerdo, sencillamente, se está autoexcluyendo de la Iglesia, y ojo, que la apostacía no es solo excederse en el progresismo...
Por supuesto que la autocrítica me alcanza, seguramente yo puedo hacer mucho más que lo que hago, pero las alternativas las busco dentro de la Iglesia, no atacándola con rabia. Le pediría por favor al Sr. Anónimo a quien estoy respondiendo, que por caridad, contribuya a iluminarme, y me cuente, objetivamente, qué pasó en el CVII?
Por último, lo de "modernismo mohoso" me causa gracia y es, en todo caso, un ejemplar oxímoron: el moho se pega más fácilmente a lo que no se mueve, a lo que está rígidamente paralizado, a lo que no cambia y se aferra a lo viejo. En este punto, ya dejo de pensar que es rabia, y comprendo que más bien se trata de miedo. Saludos, C.

Anónimo dijo...

concuerdo totalmente con C...
Marcos

Anónimo dijo...

si es un ingenuo c y un idiota útil modernista de aquellos retórico insoportable

Anónimo dijo...

Busque en internet alli va a encontrar que pasó en el vedos y no se haga el idiota.

Anónimo dijo...



pueblo mío elegido, queridos Amigos de la Cruz de mi Hijo; apartáos de los mundanos, que han sido maldecidos por mi Majestad, excomulgados
por mi Hijo (+Jn 17,9), y condenados por mi Espíritu Santo (+16,8-11)

C. dijo...

Respuesta al anónimo de las 22:19 y 22:20 (asumamos que es la misma persona, ojalá firmaran...): créame que busqué, y encontré versiones muy diversas, desde los que están a favor, hasta los de "la Puerta Angosta" y elcruzado.org,(moderador, cuándo me va a responder?)que lisa y llanamente pretenden quemar todo y no dejar rastros del CVII. De todos modos, un usuario de este foro (que firma "D", somos vecinos jeje) fue muy claro en su visión (que es la de Lefebvre) y agradecí la información y respondí. Lo de "idiota" creo que no era necesario, la agresión entre hermanos en Cristo me parece que no tiene lugar, además el insulto dice mucho más acerca de quien lo dice que del destinatario, sabe? Le mando un abrazo, C.

C. dijo...

Ojalá pudiera, ambas partieron ya hace muchos años... Pero bueno, no esperaba otra cosa, quien carece de vocación de diálogo, y/o de otro recurso, tarde o temprano, necesariamente cae en el insulto.
Pregunta para Página Católica: no es este un caso de comentario ofensivo, que debería eliminarse?
Atentos saludos, C.

Anónimo dijo...

a los que nos toco vivir después del concilio II, no podrán negar que en misa y en catecismo nos faltaban "raíces", siempre me sentí perdido y toda mi generación también, me siento mas católico ahora que investigo por mi parte sin sacerdotes o ministros laicales. necesito creer en tantos santos y mártires que murieron por jesus y la virgen, y que ahora no son mas que monitos para la "iglesia". VIVA CRISTO REY