martes, 4 de septiembre de 2012

Nos deja un amigo de la Tradición



Murió Rubén Calderón Bouchet




Despliegue esta entrada para leer una semblaza del Dr. Bouchet, debida a la pluma de Antonio Caponnetto


Dice lacónicamente el cable aparecido hoy en algunos medios:

A los 94 años murió el ilustre filósofo de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), Rubén Calderón Bouchet. A lo largo de su vida tuvo dos grandes intereses, la Filosofía Medieval y la Filosofía de la Historia.

Nació en Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires el 1º de enero de 1918. Hizo sus primeros estudios en esa ciudad y una vez terminado el bachillerato arribo a Mendoza en marzo de 1944, donde se inscribió como alumno en la Facultad de Filosofía y Letras.

Dictó clases de Filosofía en colegios secundarios y en 1976 ingresó como profesor titular de "Historia de la Filosofía Medieval" y por extensión de la cátedra de "Filosofía de la Historia" en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

En 1983 se lo nombró profesor emérito de la UNCuyo y estuvo a cargo de las carreras de Ética. Hasta 1994 estuvo dictando cursos de especialización y perfeccionamiento docente en el Departamento de Graduados, que en ese entonces era un posgrado.

Realizó numerosas publicaciones de libros en importantes editoriales de la Argentina y colaboró en varias revistas que sustentaban el ideario tradicionalista al que adhería.

Además fue ilustre miembro de la Hermandad Tradicionalista Carlos VII, a la que hornraba siendo su Presidente Honorario. Como destacado filósofo mendocino contrarrevolucionario, fue nombrado por S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, Caballero de la orden de la Legitimidad Proscrita.

Gran pensador y escritor católico, fiel a la Tradición, fiel a la Verdad, por lo cual, recibió una buena dosis de persecuciones. Roguemos por su alma y el consuelo cristiano de su familia.




Hasta ahí la noticia. Nosotros preferimos recordarlo con las siguientes palabras del Dr. Antonio Caponnetto, publicadas el 2 de Enero de 2009:

El primer día de este año 2009, cumplió 91 años Don Rubén Calderón Bouchet. Estamos seguros de que él no nos perdonaría una celebración con sabor a obituario, ni un ditirambo de esos que habitan los pergaminos, ni tampoco la solemnidad de los intelectuales descafeinados. Casi diríamos que tampoco nos perdonaría la ausencia de alguna palabrota feroz en el discurso o, por lo menos, de algún retruécano de esos que supieron hilvanar en vida Gracián y Quevedo.

Envasado a lo paisano —no a lo gauchudo, como él mismo supo distinguir— Don Rubén disfruta con el evangélico sí, sí; no, no, que sin necesidad de Jerónimos y de Vulgatas, ha traducido siempre como el noble arte de proferir la Verdad y de mandar al carajo a los mentirosos. No es casual que el festejo, lejos de enmarcarse en el territorio anaftalinado de alguna Academia á la page, haya transcurrido en una suculenta bodega mendocina, donde se sabe empíricamente que in vino veritas, sin traducción postconciliar a lenguas vernáculas.

Si algo concuerda con el magisterio fecundo de Don Rubén es la juntura de tres palabras: la luz que todo lo enciende y fulgura porque tiene su origen en la única Luz de Luz, como se rezó para siempre en Nicea. El ágape, que trae las reminiscencias más nobles de la helenidad, pero el fruto más alto del banquete católico. Y la cordialidad, que de corazón procede, y que el Corazón de Jesús tiene por última fuente, tal como lo enseñó Pío XII en la “Haurietis Aquas”. Una vida entregada al albor, a los amores esenciales y sustantivos, al mester de corazonadas: ¿qué más y qué mejor oficio se puede pedir?

Don Rubén escribió una pila de libros. Y como decía Ernesto Palacio, al no haber sido lo suficientemente aburridos como para llamar la atención de la intelligentzia, tuvieron todos ellos un mejor destino que el bestsellerato. Han sido y son lectura y relectura permanente de todos quienes buscan el Bien. El Bien en la Historia, la Política, la Filosofía, las Letras, la Fe.

Mérito enorme su ciencia, su sabiduría universal, su capacidad pugnativa, su desciframiento del pasado y del presente, su estilo inmejorable de quien recibió el talento para fablar alegre y preciso a la vez. Mérito grande el de su lucidez y coraje, reunidos en una estampa afable y afectuosa, como sólo supieron tener genuinamente en esta tierra los criollos sin dobleces y sin trampas. Mérito mayor, tal vez, ese don para mantenerse semper idem; sin cambiar de cabalgadura ni de camino, ni de faro ni de navío, ni de misa ni de mesa, ni de Patria y de Dios.

La sordera lo preservó de escuchar a los politicos, y la distancia de ver personalmente a tanto malparido. Entre nostalgioso y aún bizarro para nadarse unos cuantos metros y escaparle a la artrosis, un día de éstos —con la misma naturalidad con que hoy se levanta y se empapa de sol cuyano y de nietos— se nos irá para siempre. Al galope corto, señor de las riendas, con dos lagrimones que se le escapan de la cara, como a Fierro, cuando miró las últimas poblaciones.

Pero por ahora, Don Rubén, no se muera nunca. Su bien llevada longevidad es una de las pocas victorias que tenemos los nacionalistas.

 Requiem æterna dona ei Domine.
 Et lux perpetua luceat ei.

Fuente: STAT VERITAS


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Amen.

Unknown dijo...

Requiesca in pacem!

Anónimo dijo...

Requiem æterna dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.

Requiescat in pacem!

Amén.

Nicolás dijo...


Nadie discute la autoridad doctrinal que representa Don Rubén, ni podrá discutirse la calidez de su persona y demás virtudes...Pero tampoco puede olvidarse ni hacer la "vista gorda" con el hecho de que pertenecía a la Fraternidad San Pío X, es decir, que vivió largos años fuera de la comunión con la Santa Iglesia Católica, unida a Pedro, y con la cual se puede estar seguro de vivrfielemente en la Tradición. No es una hecho menor, que en vano muchos tratan de evitar, aunque esto, no invalide per se su obra intelectual. Cualquier disidencia al respecto, no será contra quien humildemente escribe sino contra Eclesia Dei...

Un gran abrazo!

Adolfo J.Astinza dijo...

Nicolás
Es el pedro actual y los últimos pedros después de Su Santidad Pio XII, los que están "fuera de la comunión con la Santa Iglesia Católica".

Fernando dijo...

Nicolás:
Dónde creés que puede ir una persona que viva en Mendoza, o en Buenos Aires por ejemplo, a oír Misa y recibir los Sacramentos según el Vetus Ordo, cosa a lo que tiene derecho?

Mientras el Papa no pueda o no quiera usar de su poder para asegurar el derecho de los fieles, se vive un estado de necesidad. Eso no se puede negar.
Y la prueba más evidente es que Bergoglio sigue en su cátedra.

Cuál es la disidencia que hay por decir esto con Ecclesia Dei?

Que los jerarcas de esa Pontificia Comisión aseguren los derechos de los fieles (cosa que no hacen bien) y sino que se callen.

María Carlota Lassalle de Valenzuela dijo...



Pluma excelsa, verdades de a puño.
Leí parte de su extensa obra hispánica.
No lo conocí personalmente, pero sí, a través de Guido Soaje, otro grande del Catolicismo, el Único, el de la Tradición, cautelada y guardada por Msr. Marcel Lefebvre con la FSSPX.
Sabiendo que el Arcángel San Miguel, defensor de la regesía de Cristo, ha salido a buscarlo para llevarlo frente a Él, le doy, junto a mi esposo, mis condolencias a su familia y amigos.

R.I.P

FABIO dijo...

María Carlota:

Coincido en gran parte con Nicolás.¿Puede haber Tradición cuando se rompe abiertamente con el legítimo vicario de Cristo?Permitime recordarte que Mons. Lefebvre murió "excomulgado" y firmó los documentos del "cismátiCo" concilio Vaticano II. No te olvides eso...

Adolfo Jesús Astinza dijo...

Monseñor Lefebvre murió excomulgado por la iglesia conciliar, pero esta misma iglesia, ya estaba excomulgada por la Una, Santa Católica y Apostólica Iglesia Romana.

CARLOS JOSE DIAZ dijo...

Estimados:
El catolico neo-conservador, modernista de derecha o liberal a secas; es un engendro peligroso. Pues se cree tradicional y no lo es; se cree ortodoxo y no lo es; se cree que sabe y no sabe nada o sabe poco.
Se cree tambien, seguidor del P. meinvielle y del P. castellani, entre otros, y leyo poco, poquisimo de ambos.

Todo esto para decir que suponen que don ruben murio fuera de la comunion eclesial por asistir a las Misas de la FSSPX. Peor, para él, pues tiene un hijo sacerdote alli el P. Alvaro y un nieto seminarista.

Seguramente para ellos, los catolicos de los nuevos movimientos y las congregaciones nuevas, el Cardenal Martini se fue al Cielo directo (yo no se adonde fue), ya que lo dijo el Papa en un mensajito y murio en "plena comunion".

Despues dicen que leen a Santo Tomas de Aquino...

Don Ruben perdonalos.(en tono de broma. A estos catolicos hay que aclarales todo , porque son medio tontos)

Saludos

CARLOS JOSE DIAZ

Anónimo dijo...


Carlitos Díaz:

muy buenos los eufemismos...y los argumentos???
Tu catarata verborrágica destila un poco de resentimiento, no te parece?

Abrazo!

Anónimo dijo...

Nicolás,

creo que estás confundido. Don Rubén nunca estuvo excomulgado. No entraré a discutir la validez canónica de las excomuniones que lanzó Juan Pablo II sobre Mons. Lefebvre y los cuatro obispos ordenados por él en su oportunidad (ya levantadas éstas últimas), pero nadie, por el hecho de adherir, colaborar o asistir a la FSSPX y a las misas que ellos celebraban, estaba excomulgado.

Saludos,

Alberto

Anónimo dijo...

visto los "frutos" del Concilio VII y los ejemplos del "progresismo" postconciliar, el que haya pertenecido a la FSSPX habla a las claras de su congruencia y hasta se podría decir que es prenda de bienaventuranza, el problema los tienen los posconciliares cuya alma está en peligro por adherir a algo que es un mejungue que se aleja día a día de la enseñanza de 2000 años de la Iglesia. Día a día se hace menos soportable escuchar las desviaciones doctrinales predicadas dentro de los templos del Novus Ordo. La obediencia de los catolicos ha de ser a la verdadera doctrina y no a la "carcaza" formal de aparato eclesial progresivamente vaciada de la verdad revelada al punto que hoy les podemos decir con Cristo "su conocimiento de mí es mandamiento de hombres que les ha sido enseñado". Abran los ojos antes de que sea tarde. Algun día Mons. Lefebvre será beatificado.