La Virtud, antídoto contra los Pecados Capitales
Conferencia dictada en las
XVII Jornadas de Formación del Litoral Argentino
19 de Agosto de 2012
Prof. Dr. Antonio Caponnetto
Audio: (61' 36")
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| "Hagamos una torre que llegue hasta el cielo" (Gn 1, 4) |
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Aunque ya no se predica mucho sobre ellos, los pecados capitales existen. Existen y se convierten en vicios, promovidos hoy, insensatamente, desde los poderes del Estado y los medios masivos de comunicación.
Ya en los primeros tiempos de la Iglesia, los Padres se ocuparon de explicarlos, de clasificarlos y –sobre todo- de hacérnoslo conocer, precisamente para que no incurriéramos en ellos, practicando las virtudes que les sirven de remedio.
Todos los bienes que el hombre busca o quiere poseer se pueden agrupar en tres géneros. Los bienes del cuerpo, ordenados al placer. Los del alma, a la propia excelencia. Los exteriores, a la obtención de los elementos materiales. Lo que tuercen y envilecen los pecados capitales es el modo de obtención de estos bienes, tornándolos ilegítimos.
Caben antídotos, y no hay que perderlos de vista. El ayuno, por ejemplo, le otorga rectitud a la búsqueda de los bienes del cuerpo. La oración encauza los anhelos de los bienes para el alma. La limosna, nos ayuda a no desordenar la obtención de los bienes externos.
Por eso no hay que desesperar ante la irrupción de los vicios capitales. Hay que estar alertas y practicar las virtudes.
Contra la vanagloria, recordemos la humildad de Cristo. Contra la avaricia, contemplemos a Jesús pobre, pesebremente venido al mundo, y muerto con su sola desnudez. Contra la lujuria, sírvanos la memoria de la Inmaculada. Contra la gula, nos sostenga el ejemplo de los ascetas. Contra la envidia, seamos capaces de discernir nuestros propios merecimientos. Contra la acedia, la alegría de servir a la Cruz.
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