Liturgia de la Palabra en la Solemnidad de la
Natividad de San Juan Bautista
24 de Junio de 2012
R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio: 28' 22")
Despliegue esta entrada para oír la Homilía
La vocación de Juan el Bautista, consistió en ser testigo de la Luz que venía a este mundo, para disipar las tinieblas con que el Demonio lo esclavizaba.
El mismo Cristo llamó "antorcha ardiente" a quien habría de ser su precursor, el adelantado que prepararía los caminos del Señor.
Este ejemplo de Juan el Bautista, nos invita con firmeza a ser también nosotros precursores del Señor en el mundo por medio del apostolado: una gracia puesta al paso de los demás como pobres heraldos del Reino de Dios, una voz que clama en el desierto aunque sepa que no será escuchada.
El mismo Juan, que ha vivido para señalar al Señor y decir a sus contemporáneos "en medio de vosotros hay alguien a quien no conocéis", podría con mayor razón decirle a la sociedad moderna que se aparta de Él, que escamas de carne cubren sus ojos y le impiden reconocer a su Señor.
Pues muchas veces no lo vemos ni en la Jerarquía, ni en la Palabra de Dios, ni en medio de la asamblea de los fieles, ni en los pobres, ni en los sacramentos, aún aquel desde el cual reina sobre el mundo: la Santísima Eucaristía.
En este gran sacramento, los dos mensajes del Bautista a saber: "detrás de mí viene alguien que es más poderoso que yo, y en medio de vosotros hay alguien a quien no conocéis", alcanzan su sentido plenario. Porque mediante la Eucaristía no sólo se acerca a nosotros el Reino de Dios sino que nos penetra, colocando al Señor en medio de sus fieles, uniéndolos a él y estrechándolos en la comunión de la Iglesia.
Oiga la Homilía con calidad Estéreo
¡Por favor, deje su comentario!
No hay comentarios:
Publicar un comentario