sábado, 2 de julio de 2011

Cáliz de lata en la Capilla Sixtina


Reliquia de un Confesor de la Fe



De todas las persecuciones desatadas contra el Cristianismo, la del siglo XX es, si duda, la más cruel, intensa y extendida; como lo confirman las millones de víctimas del Comunismo Marxista.

En una interesante entrevista publicada por Zenit el pasado 23 de Mayo, el padre Pavol Benedik, sacristán papal desde 2006, nos cuenta, junto a otras interesantes anécdotas, que entre los materiales que custodia celosamente hay, en la sacristía de la Capilla Sixtina, un Copón de Lata; con mayúsculas, porque a pesar de haber sido un envase de sardinas, fue utilizado por el cardenal checo Josef Beran, para celebrar misa durante los 12 años que estuvo prisionero en la cárcel de Roslov.

Cerca de él se guarda el esplendente cáliz de brillantes que utilizó el Beato Pío IX al momento de proclamar el Dogma de la Inmaculada Concepción. Porque el valor de un cáliz no se debe principalmente al oro o las piedras preciosas que lo constituyen y adornan, sino a la preciosísima Sangre que contiene, y que justifica el uso de aquéllos. Y este copón de lata, a pesar de su pobreza y precariedad, está enriquecido por el Cuerpo y la Sangre a la que se unió, humildemente, la pasión del testigo cuyos restos, por raro privilegio, reposan hoy en las cripta de la Basílica de San Pedro.

Ahora la entrevista:


GUARDANDO LAS LLAVES DE LOS TESOROS DE LA IGLESIA

Entrevista al sacristán papal, padre Pavol Benedik

Por Mariana Šarpatakyová

Las tareas diarias del padre agustino Pavol Benedik le pone en contacto con algunos de los más preciosos tesoros de la Iglesia: la capilla Sixtina forma parte de su rutina diaria, así como los ricos ornamentos y los cálices de piedras preciosas usados en honor a Nuestro Señor a lo largo de la historia.
El sacerdote eslovaco es el sacristán papal desde 2006, tarea que le pone en contacto frecuente con los tesoros vivos de la Iglesia, como el Sucesor de Pedro y otros hombres eclesiásticos importantes. ZENIT habló con el padre Benedik sobre su trabajo.

- Padre, usted trabaja en un sitio muy importante: es el sacristán del Santo Padre. Además es un sacerdote agustino. ¿Por qué fue su orden monástica la encargada de este interesante y noble servicio?

Más o menos desde el siglo XIII y XIV, las grandes órdenes monásticas han realizado alguna tarea especial para la Santa Sede. Durante mucho tiempo los dominicos fueron los teólogos papales, los capuchinos fueron predicadores y alrededor del año 1400 hasta casi el 1600, los agustinos trabajaron en la sacristía. Parte de nuestro servicio pasado consistió en llevar también la biblioteca del Santo Padre. Más tarde las administraciones de la biblioteca y de la sacristía se dividieron y nuestra orden se quedó con la de la sacristía. Así que es una larga tradición religiosa para nosotros. Cuidamos los elementos sagrados, los que pertenecen al Santo Padre, y también de las capillas papales del Vaticano.
Hasta 1992, la persona que ocupaba mi cargo era siempre un obispo. Después comenzó a ser uno de nuestros hermanos. Personalmente, he desarrollado este servicio desde 2006. Esta es nuestra tarea, en cooperación con el maestro papal de ceremonias, el arzobispo Piero Marini.

- Estamos sentados en su despacho al lado de la Capilla Sixtina. A nuestro alrededor hay armarios de madera. ¿Qué hay dentro? ¿Están aquí las cosas del Papa actual?

Hay muchas cosas, alguna de ellas antiguas. Muchos objetos, sin embargo, desaparecieron con Napoleón Bonaparte, ya que él cogió y destruyó muchos tesoros: tiaras, cálices etc. Él sabía que después de la guerra tenía que devolverlas, por los acuerdos militares internacionales. Así que fundió muchos cálices y otros objetos de gran valor histórico. De las cuatro tiaras que robó, no se salvó ni una. La única cosa que se pudo recuperar fue la esmeralda de la tiara de Julio II, que Napoleón engastó en una tiara nueva y la regaló a Pío VII. Tenemos también cálices del siglo XIV. Muchas de las cosas que hay son de los tiempos del Papa León XIII y Pío IX. Hay casullas, capas pluviales y capas pluviales pontificias.

- ¿Cuándo ve al Santo Padre? ¿Cómo son sus encuentros personales de con él?

Nos encontramos en las Misas públicas, en la liturgia. Preparamos todo los que necesita: las vestiduras, los ornamentos, todo. Antes de que empiece la Santa Misa él permanece en silencio, en oración, sin decir ni una palabra. No habla porque no hay razón para ello.

- ¿Le avisa antes para que usted prepare lo que se necesita para la Misa?

Preparamos todo en cooperación con el arzobispo Marini, Nunca hemos tenido ningún problema, aunque algunas veces el arzobispo ha dicho que le habían llamado al tercer piso (donde vive el Papa) para realizarle alguna consulta.

- Benedicto XVI también celebra misas privadas. ¿Dónde se llevan a cabo y en qué idioma?

Las misas privadas se celebran siempre en los apartamentos papales, en su capilla. La celebra cada mañana con sus secretarios y con las hermanas de la comunidad Memores Domini.
También están las llamadas misas semipúblicas, donde acude más gente, pero la capilla no es muy grande. Por razones de capacidad se usan la capilla de Redemptoris Mater o la capilla Paulina. La celebración es normalmente en latín y las lecturas se hacen en italiano.

- ¿Usa el Papa vestiduras y ornamentos que sus predecesores usaron? ¿Recibe regalos de este tipo u objetos para usar en las liturgias?

Naturalmente que usa objetos que usaron antes sus predecesores. Por ejemplo el 1 de enero, usó las vestiduras litúrgicas de Pablo VI. También ha usado objetos de los siglos XVIII y XIX. No es algo inusual.
Justo después de su elección, usó todas las cosas de Juan Pablo II porque no tenía las de su propiedad. Tenía sólo su mitra de cardenal, donde se cambió la insignia cardenalicia por la papal.
Si usted pregunta por la posibilidad de regalarle vestiduras al Papa, por supuesto que es posible y además muy importante. U otros regalos, dependiendo de quien quiere realizar la donación. Estos regalos son signos de respeto. Muchos de los objetos que están bajo nuestro cuidado han sido donados: cálices y otros objetos regalados a los Papas Pío IX y León XIII. Normalmente son donaciones.

- ¿Cómo es el procedimiento cuando alguien quiere hacerle un regalo al Papa? ¿Dónde debe ir?

Si alguien quiere realizar esto, debería escribir a la prefectura de la Casa Pontificia o a la Oficina de Celebraciones Litúrgicas. El regalo se da durante las audiencias. Sólo es necesario notificarlo previamente.

- ¿Tiene Benedicto XVI a una persona o empresa que le realice las vestiduras litúrgicas y los zapatos?

No, no hay sólo una. Y no creo que fuera apropiado apoyar un monopolio. Si alguien nos dona algo, es otra cuestión, pero no si lo encargamos nosotros. No veo razón de que haya sólo una empresa. El precio también importa. Elegimos las mejores opciones.

- ¿Qué es lo que más le gusta de su servicio?¿Podría contarnos alguna experiencia interesante?

Es difícil elegir sólo una. Estoy contento ya que el trabajo que hago me satisface mucho. Me da un disfrute y una satisfacción espirituales. Nunca pensé que llegaría hasta aquí. Mi superior general me envió hasta este sitio: me preguntó si me gustaría y accedí (sonríe).
También estoy en contacto con el Santo Padre. Él es muy humilde y atento. No puedo decir que haya hecho nunca una petición especial. Se viste en humildad y silencio, y también esto constituye una experiencia espiritual intensa.
Además, conozco a gente con grandes capacidades espirituales. Esta mañana, por ejemplo, escuché una predicación del padre Raniero Cantalamessa (el predicador de la Casa Pontificia).

- En su trabajo, usted pasa con regularidad por la Capilla Sixtina. ¿Es, ahora, para usted, una habitación normal?

A veces es muy difícil atravesar la capilla, por estar abarrotada de gente. Pero a menudo me sucede que encuentro cosas nuevas allí, o que la gente me pregunta ciertas cosas. A veces la atravieso, pero no soy un turista allí. A menudo no puedo porque no tengo tiempo por el trabajo. Me gusta ir cuando está cerrada al público. Observar, meditar, pensar sobre las cosas necesita silencio. En los libros se puede encontrar muchísima información sobre ella, pero para mí también es una catequesis.
Tuve una oportunidad única en agosto del año pasado. Se estaban limpiando las paredes de la Capilla: el trabajo comenzaba por la tarde y terminaba por la noche. Tuve la oportunidad de ver las pinturas de muy cerca, subido a un andamio. Por ejemplo, “El juicio final”. Desde la distancia es distinta que observándola de cerca. Fue una experiencia preciosa para mí.

- Usted lleva muchas llaves. ¿Cuál es irreemplazable? ¿Qué tesoros tiene a su alcance?

Hay dos muy importantes: Una la de la sacristía donde están las cosas del Papa. Y la segunda más importante es la del tesoro papal, donde se guardan vestiduras antiguas, cálices y custodias preciosas. Hay, por ejemplo, un cáliz de 1854 de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. A su lado hay un cáliz de cristal que el Papa Pablo VI trajo al tesoro. También hay un copón de lata de sardinas, que fue usado por el cardenal checo Josef Beran durante sus misas en prisión.

- ¿Diría que esta lata de sardinas es la cosa más curiosa de la colección que usted administra?

Es interesante, por estar al lado del cáliz de 1854, que está decorado con diamantes y oro; al principio parece ser una copa ordinaria, con una lata de sardinas. Pero ambas son muy importantes para la Iglesia.
Traducción del inglés por Carmen Álvarez

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso no es un copón ni es un elemento digno de la Sangre de Cristo... hubiera usado sus manos que al menos estaban consagradas... que desgraciados presentar eso como algo bueno.

Página Católica dijo...

La lata de sardinas mostrada en la ilustración no es el copón de que se trata, del cual no tenemos fotografías.
No debe haber contenido el vino consagrado, puesto que la noticia dice Copón.
Pero de todos modos las circunstancias de su uso fueron extraordinarias.
Saludos.

Anónimo dijo...

Dejé de comprar el semanario Cristo Hoy por esa clase de razonamientos distorsionados ¿aca también tenemos que soportar esto?
¡¡¡por favor!!!

Página Católica dijo...

No sé a qué llama razonamientos distorsionados. Podría aclarar por favor.

JCA dijo...

Durante la Guerra Civil Española, se emplearon polveras de señora como píxides, para que así pudiera pasar la inspección de los rojos en las cárceles y pudieran comulgar los prisioneros —que estaba prohibido—. Nos lo contó una tía abuela mía, que perteneció —jugándose el tipo— al «Auxilio Blanco», asociación considerada quintacolumnista y dedicada a la administración de sacramentos y evasión de perseguidos, y ella en particular ayudaba al sacerdote que iba a la cárcel —de incógnito, se entiende— haciendo de «novia» para evitar sospechas.

Las familias las guardan como reliquias. De hecho, en Garabandal llevaron una para que la bendijera la Virgen, y una de las videntes, al desconocer su valor, se sorprendió de que escogiera este objeto en particular el primero de entre otros muchos y lo besara con gran veneración:

«Todo el mundo pensaba que la Santísima Virgen no la besaría por no ser objeto religioso. Pero cuando la niña ofreció a la Virgen esta polvera Ella la besó con gran veneración.

»Preguntada la niña después del éxtasis, dijo que la Virgen la había dicho que aquella polvera había sido Sagrario de su Hijo.

»Así fue en efecto, lo dijo después la señora, que dicha polvera había servido como Copón durante la guerra. La llevó un sacerdote para dar la comunión a los cristianos perseguidos o que estaban en la cárcel.»

JCA dijo...

Más sobre el «Socorro Blanco» y la forma de organización de la Iglesia en la clandestinidad en el Madrid rojo, que puede servir de inspiración para lo que se avecina:

http://www.nuestrasnoticias.org/Comentario438.htm