Fiesta de la Divina Misericordia
Indulgencia Plenaria
7 de Abril de 2013
Al final de esta entrada se puede consultar una guía para obtener la indulgencia plenaria al final de la Santa Misa de este Domingo, Fiesta de la Divina Misericordia.
Con la Solemne Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección hemos comenzado los cincuenta días del Tiempo Pascual que ha de concluir en la Solemnidad de Pentecostés.
La primera semana de este tiempo se considera como un solo día, de modo que el Júbilo del Domingo de Resurrección se prolonga ocho días seguidos hasta este II Domingo de Pascua y por ello se llama a esta primera semana que concluimos hoy, Octava de Pascua.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, animado por un ardiente deseo de fomentar al máximo en el pueblo cristiano sentimientos de piedad hacia la Misericordia Divina, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello pueden esperarse, en la audiencia concedida el día 13 de junio de 2002 a los responsables de la Penitenciaría Apostólica, se ha dignado otorgar indulgencia en los términos siguientes:
Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia Divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina.
Los sacerdotes que desempañan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de la Misericordia Divina, después de la celebración de la santa Misa, dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo del Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, en vos confío").
Este decreto tiene vigor perpetuo, no obstante cualquier disposición contraria.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólico, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.
Para oír la Monición Anuncio
Para Obtener la Indulgencia Plenaria
por la Fiesta de la Divina Misericordia.
Finalizada la Santa Misa de la Fiesta de la Divina Misericordia, o cualquier otro acto de Culto realizado en su honor, los fieles pueden rezar como sigue:
1 Padre Nuestro.
2 Credo.
3 Recemos por las intenciones del Santo Padre, que para el mes de Abril de 2013 son:
- Para que la celebración pública y orante de la Fe sea fuente de vida para los creyentes.
- Para que las Iglesias locales de los territorios de misión sean signos e instrumentos de esperanza y de resurrección.
4 Oración de Juan Pablo II confiando el mundo a la Divina Misericordia:
- "Dios, Padre Misericordioso, que has revelado Tu Amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo: Te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad; derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten Tu Misericordia, para que en Ti, Dios Uno y Trino, encuentren siempre la fuente de la esperanza. Padre Eterno, por la Dolorosa Pasión y Resurrección de Tu Hijo, Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.“Oh Sangre y Agua, que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en vos confiamos". Amén
5 Saludo a la Santísima Virgen María:
Regina coeli laetare; alleluia,
Quia quem meruisti portare; alleluia,
Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum; alleluia.
C. Gaudete et laetare Virgo Maria.
P. Quia surrexit Dominus vere, aleluya,
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4 comentarios:
ESCÁNDALO EN MÉXICO POR CURA LICENCIOSO Y HEREJE (PERTENECE A LA DIÓCESIS DEL MODERNISTA OBISPO VERA):
http://catolicidad-catolicidad.blogspot.mx/2013/04/el-cura-rockero-es-un-sacerdote.html
JP II EL NOS DEJÓ LOS SEMINARIOS DESTRUIDOS SIN DOCTRINA, EL NOS DEJÓ ESOS CURAS. HERENCIA JUANPABLINA.
Hola, no es solo indulgencia plenaria, es más que eso, lo pueden ver aquí:
http://misericordiadivina.blogspot.mx/2013/04/el-gran-don-que-dios-nos-da-en-la_4.html
Bendiciones
NOVENO DIA
Hoy tráeme las almas tibias4 y sumérgelas en las profundidades de Mi misericordia. Ellas fueron las que más laceraron, Mi corazón. Por su indiferencia Mi alma padeció la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. Ellas me hicieron gritar: "Padre, si quieres, aparta de Mi este cáliz". La última esperanza de salvación para ellas estriba en apelar a Mi misericordia.
Oración
Piadosísimo Jesús, que eres la piedad misma, traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se enciendan con el fuego de tu amor puro y no vuelva el peso muerto de su indiferencia a abrumarte con su carga. Oh Jesús, todo compasión, ejerce la omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.
Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de Su corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que Tu hijo padeció, y por Sus tres largas horas de agonía en la Cruz: que ellas también glorifiquen el abismo de Tu misericordia. Amén.
4- A fin de comprender las características de las almas que se ofrecen hoy en la novena, y que en el Diario se designan como "tibias", pero que también se comparan al hielo y a los cadáveres, hay que recurrir a la definición que el Salvador mismo dio, hablando a Sor Faustina de ellas en cierta ocasión: Son almas que frustran mis esfuerzos almas incapaces de amar, sin devoción, almas calculadoras y egoístas, almas orgullosas y soberbias, falsas e hipócritas, almas que apenas tienen calor suficiente para mantenerse vivas. Mi corazón no puede soportarlo. Todas las gracias que derramo sobre ellas cada día se resbalan como agua sobre roca. No puedo soportarlas porque no son ni buenas ni malas. (VI, 59, 73, 74)
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