En el Cuadragésimo aniversario del "Cordobazo"
Breve testimonio del R. P. Dr. Leonardo Castellani, SJ
Tomado de la primera conferencia del ciclo
"La Profecía y el Fin de los Tiempos"
6 de Junio de 1969
(Audio 06' 54")
Breve testimonio del R. P. Dr. Leonardo Castellani, SJ
Tomado de la primera conferencia del ciclo
"La Profecía y el Fin de los Tiempos"
6 de Junio de 1969
(Audio 06' 54")
Aunque el visitante habitual de nuestro blog, sabe de sobra a qué se llama "Cordobazo", es posible que no hayan oído hablar de él los más jóvenes o ciertos amigos de otros países hermanos. Permítasenos entonces una breve referencia explicativa.
El 29 de mayo de 1969 gobernaba nuestra patria el Gral. Juan Carlos Onganía. Era el suyo el típico gobierno militar de derecha liberal. Con todo lo negativo que la expresión encierra, y que no queremos disimular, sino subrayar enfáticamente.
Pero independientemente de los errores gruesos de aquel Régimen Castrense -tributarios todos de su concepción liberal- la verdad es que el Marxismo lo atacaba por lo que le adjudicaba de bueno, o le suponía bueno, o lejanamente tenía de positivo; esto es, la acentuada postura anticomunista del Gral Onganía. Todo lo rudimentaria e imperfectamente que se quiera, con todas las limitaciones y los pecados propios de los gobiernos dependientes del Imperialismo Internacional del Dinero, lo cierto es que nadie podría decir que Onganía era favorable al Comunismo. No al menos de manera consciente.
Coincidió esta circunstancia -la de este desdichado gobierno militar así descripto- con el estallido de la Guerra Revolucionaria Marxista en casi todo el continente americano, auspiciada y solventada por Cuba, e indirectamente por la URSS.
Como parte fundamental del programa de esta Guerra Revolucionaria se planificaron, entre otras acciones, estallidos obreros y estudiantiles en diferentes ciudades. Estallidos violentos, subversivos, concatenados, entrelazados entre sí, con el propósito evidente de ejercitar la gimnasia revolucionaria, alimentar el caos, captar adherentes y crear las condiciones más aptas para lo que en la estrategia marxista se llama "la revolución permanente". Los dramáticos hechos que durante años siguieron a éste de 1969, al que ahora nos referimos, prueban en demasía que aquel Cordobazo -esto es, el levantamiento de la ciudad argentina de Córdoba- no era sino un eslabón más de una serie ininterrumpida de acciones terroristas. No fue casual que la toma violenta de esa ciudad se ejecutara el día 29 de Mayo, coincidiendo con la festividad cívica del Día del Ejército Argentino. Todo un símbolo del golpe ideológico que se quería manifestar y ejecutar.
El Cordobazo; esto es, insistimos, el golpe o estallido dado en la ciudad de Córdoba, probó hasta qué punto las fuerzas guerrilleras marxistas estaban preparadas para entrar en acción y sembrar el espanto. Pero también probó, y es lo más penoso de esta historia, la impericia y la debilidad de las cúpulas castrenses, para inteligir rectamente lo que estaba sucediendo, para atacar sus causas y reprimir severamente sus consecuencias.
La conducta del Gral. Onganía ante los sucesos distó mucho de ser la deseable, y el Cordobazo se convirtió hasta hoy en un maldito emblema de la insurrección marxista.
Ante la gravedad, casi inédita, de los acontecimientos, unas pocas voces lúcidas dieron la voz de alarma. La Guerra Revolucionaria Marxista se estaba instalando en nuestro país, y las Fuerzas Armadas, principalmente sus altos mandos, no estaban preparados para enfrentarla, ni intelectual ni espiritualmente.
Entre esas voces lúcidas estuvo la de nuestro querido e inolvidable Padre Castellani. Pocos días después del Cordobazo comenzaba un ciclo de 7 conferencias al que tituló "La Profecía y el Fin de los Tiempos". La primera de ellas fue abierta con un breve comentario suyo en el que se refiere al tema que,seguramente, había conmocionado y aún seguiría preocupando a sus oyentes. La palabra de Castellani adquiere el tono que él sabía darle a sus decires: profético, iluminativo, anticipatorio.
A 40 años del Cordobazo -así lo dice el calendario el 29 de mayo de 2009- nos ha parecido oportuno volver a escuchar aquellas reflexiones suyas, trazadas al calor de los mismos días del lamentable episodio.
El 29 de mayo de 1969 gobernaba nuestra patria el Gral. Juan Carlos Onganía. Era el suyo el típico gobierno militar de derecha liberal. Con todo lo negativo que la expresión encierra, y que no queremos disimular, sino subrayar enfáticamente.
Pero independientemente de los errores gruesos de aquel Régimen Castrense -tributarios todos de su concepción liberal- la verdad es que el Marxismo lo atacaba por lo que le adjudicaba de bueno, o le suponía bueno, o lejanamente tenía de positivo; esto es, la acentuada postura anticomunista del Gral Onganía. Todo lo rudimentaria e imperfectamente que se quiera, con todas las limitaciones y los pecados propios de los gobiernos dependientes del Imperialismo Internacional del Dinero, lo cierto es que nadie podría decir que Onganía era favorable al Comunismo. No al menos de manera consciente.
Coincidió esta circunstancia -la de este desdichado gobierno militar así descripto- con el estallido de la Guerra Revolucionaria Marxista en casi todo el continente americano, auspiciada y solventada por Cuba, e indirectamente por la URSS.
Como parte fundamental del programa de esta Guerra Revolucionaria se planificaron, entre otras acciones, estallidos obreros y estudiantiles en diferentes ciudades. Estallidos violentos, subversivos, concatenados, entrelazados entre sí, con el propósito evidente de ejercitar la gimnasia revolucionaria, alimentar el caos, captar adherentes y crear las condiciones más aptas para lo que en la estrategia marxista se llama "la revolución permanente". Los dramáticos hechos que durante años siguieron a éste de 1969, al que ahora nos referimos, prueban en demasía que aquel Cordobazo -esto es, el levantamiento de la ciudad argentina de Córdoba- no era sino un eslabón más de una serie ininterrumpida de acciones terroristas. No fue casual que la toma violenta de esa ciudad se ejecutara el día 29 de Mayo, coincidiendo con la festividad cívica del Día del Ejército Argentino. Todo un símbolo del golpe ideológico que se quería manifestar y ejecutar.
El Cordobazo; esto es, insistimos, el golpe o estallido dado en la ciudad de Córdoba, probó hasta qué punto las fuerzas guerrilleras marxistas estaban preparadas para entrar en acción y sembrar el espanto. Pero también probó, y es lo más penoso de esta historia, la impericia y la debilidad de las cúpulas castrenses, para inteligir rectamente lo que estaba sucediendo, para atacar sus causas y reprimir severamente sus consecuencias.
La conducta del Gral. Onganía ante los sucesos distó mucho de ser la deseable, y el Cordobazo se convirtió hasta hoy en un maldito emblema de la insurrección marxista.
Ante la gravedad, casi inédita, de los acontecimientos, unas pocas voces lúcidas dieron la voz de alarma. La Guerra Revolucionaria Marxista se estaba instalando en nuestro país, y las Fuerzas Armadas, principalmente sus altos mandos, no estaban preparados para enfrentarla, ni intelectual ni espiritualmente.
Entre esas voces lúcidas estuvo la de nuestro querido e inolvidable Padre Castellani. Pocos días después del Cordobazo comenzaba un ciclo de 7 conferencias al que tituló "La Profecía y el Fin de los Tiempos". La primera de ellas fue abierta con un breve comentario suyo en el que se refiere al tema que,seguramente, había conmocionado y aún seguiría preocupando a sus oyentes. La palabra de Castellani adquiere el tono que él sabía darle a sus decires: profético, iluminativo, anticipatorio.
A 40 años del Cordobazo -así lo dice el calendario el 29 de mayo de 2009- nos ha parecido oportuno volver a escuchar aquellas reflexiones suyas, trazadas al calor de los mismos días del lamentable episodio.
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La ilustración: Portada del Diario "La Nación", de Buenos Aires, del 30 de Mayo de 1969.
3 comentarios:
Absolutamente profético. Y anticipador (proléptico) del desastre de la actual Argentina.
Gracias.
muy bueno como todo lo del Padre Castellani
muy bueno como todo lo del Padre Castellani. gracias.
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