martes, 17 de marzo de 2009

Roguemos a Nuestra Madre

La Obertura de Coriolano
de Ludwig van Beethoven

Comentada por Mons. Richard Williamson



Con relación a nuestra anterior publicación: "El Rock, música de la Revolución Anticristiana" , algunos oyentes nos han preguntado si hemos intentado señalar al genial compositor alemán, Ludwig van Beethoven como antecedente de la decadencia musical revolucionaria. Creemos que Mons. Williamson, en la conferencia allí publicada, sólo ha querido indicar que puede encontrarse el desorden aún en una composición clásica. Curiosamente, en la última entrada de su blog Dinoscopus analiza en detalle la Obertura de Coriolano, análisis que nos ha parecido conveniente publicar en traducción propia, tratando de aclarar el interrogante planteado arriba.
En uno de los más célebres libros de Plutarco, "Vidas Paralelas" que trae cuatro biografías individuales y 23 pares de otras biografías, el autor retrata a célebres hombres de la historia de Grecia y Roma. La biografía de Cayo Marcio Coriolano inspiró a William Shakespeare su dramático "Coriolano". A Beethoven le ocurrió algo parecido, siendo asiduo lector de Plutarco encontró en sus obras al personaje de su célebre obertura.
Para una mejor comprensión del comentario de Mons. Williamson ha de tenerse presente que la obertura en cuestión tiene las siguientes partes esenciales: la Exposición, formada por dos temas, el Desarrollo, la Reexposición y la Coda o final.

Comentario de Mons. Richard Williamson
De las obras maestras más conocidas de Beethoven, son varias las que expresan musicalmente los enormes conflictos del alma humana.
Algunas, como la Tercera y Quinta Sinfonías, terminan con llamaradas de heroica gloria. La famosa Apasionada, sonata para piano, lo hace en una tormenta de heroica destrucción. Y la obertura de Coriolano, datada en la misma época de alta creatividad beethoveniana, termina con la destrucción del héroe.
Beethoven leía con gusto a Plutarco, cuyas “Vidas Paralelas” de los grandes hombres de Grecia y Roma ha sido llamada “escuela de héroes”. Coriolano, orgulloso general de la antigua República Romana, considerándose menospreciado por sus conciudadanos, ofreció sus servicios a su enemigos, los Volscos, y avanzó sobre Roma al frente del ejército Volcovita con la intención de reducirla a ruinas. Los dirigentes romanos, senadores, familiares y amigos, le rogaron que cejara en su intento, pero fue en vano. Sólo las súplicas de su madre lograron finalmente disipar su encono. Salvada Roma, se autocondenó al exilio y muerte entre los Volscos.
Beethoven escribió la Obertura de Coriolano para la presentación teatral, no de la última gran tragedia de Shakespeare, sino de una obra del mismo título debida al dramaturgo contemporáneo suyo Heinrich Joseph von Collin. La obertura, que como su nombre lo indica no forma parte del guión, es un drama del alma en forma de sonata independientemente de la historia que la inspiró. No obstante lo cual, es fácil leer la música relacionándola con cada episodio de ésta historia de Roma...
El primer tema de la Exposición podría representar el encono del General (Compases 1-14) y su agitación (15-27), desarrollado con furia (29-50), pero yendo directamente hacia su segundo tema, suave y lírico (52-77), lo cual es fácil de ver como la tierna súplica de una matrona romana, fuerte y segura. Retorna la ira (84-95), para desvanecerse en un corto Motivo, el cual monopolizará discretamente el Desarrollo (101-152): ¿La madre que gana la discusión tras haber agotado, poco a poco, a su hijo? Con la Reexposición (152-229) la ira del General estalla nuevamente, con más violencia que antes (167-176), sólo para encontrarse con una súplica aún más insistente (178-206): ¡Con Beethoven, la Reexposición tiende a agudizar más que aplacar el conflicto que animó la Exposición!
La Coda (sección final) de la pieza (230-314), comienza con la madre que nuevamente gana la discusión (230-240), triunfo mantenido por la súplica lírica (242-254). Una confrontación final (242-254), concluye con el último arranque de ira del General (276-285), solo que esta vez se divide en una serie de fugaces y discretos acordes (286-294), tras lo cual la primitiva agitación del General reaparece cuatro veces (297, 299, 300, 306), cada una de ellas más lenta y apagada que la anterior, hasta que la obertura finaliza en silencio. El General y su ira se aplacan. ¡Roma se ha salvado!
¡Católicos, si no deseáis arruinar a Roma, escuchad a vuestra Madre! ¡No católicos, si no deseáis ayudar a destruir vuestros propios países, escuchad a la Santísima Virgen María, consagrada Madre de todos los hombres al pie de la Cruz!
¡Kyrie Eleison - Señor ten piedad!

1 comentario:

un músico. dijo...

la música de un ser humano tan excepcional no debería ser usado como eslogan religioso y menos por medio de un análisis tan pueril, superficial, subjetivo y falto de rigor estético y de conocimiento tanto de la obra como de las características de Beethoven.

Beethoven jamás compuso música descriptiva. lo que más se podría parecer es la sexta sinfonía y ni aún así reúne las características. la música programática no era del gusto del genio de Bonn.

se podría entender esta fantástica obertura como una visión del héroe romano, pero en ningún caso un desarrollo de acontecimientos.

por otro lado, se compuso la obra como apertura de sus propios conciertos (algo típico en la época) y no para abrir ninguna obra de teatro.

en fin... el papel en blanco lo aguanta todo.