Liturgia de la Palabra en el
XXI Domingo
del Tiempo Ordinario
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio - 19' 55")
XXI Domingo
del Tiempo Ordinario
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio - 19' 55")
El Atrio, el Santo y el Santo de los Santos, eran los tres sectores del Templo de Jerusalem y, en ese orden, indicaban el avance desde lo más exterior hasta el centro de la religión judía: las Tablas de la Alianza guardadas en el Tabernáculo. Análogamente, podríamos decir que el conocimiento de la Verdad se realiza en tres ámbitos: por los sentidos conocemos lo más exterior de la creación, lo palpable, fungible y corpóreo; las realidades espirituales, las almas, los ángeles, Dios en cuanto conocible por la razón natural, se les escapan y, para ello, disponemos de la inteligencia; finalmente, para penetrar en los misterios, en la intimidad de la Trinidad, en el Sancta Sanctorum del Universo, allí donde fallan los sentidos y la razón, el Señor nos regala el don precioso de la Fe. Es esta virtud teologal lo que le permitió exclamar a san Pedro "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo", taladrando las apariencias para llegar a la profundidad del misterio de Cristo.
Más que comparable a una fría joya, la Fe, que como todas las virtudes teologales no tiene medio, se parece a una planta que crece o se seca, no pudiendo permanecer estable. Por eso, roguemos diciendo como el padre del Evangelio: "Oh Señor, yo creo, pero aumenta mi Fe" (Mc 9, 24).
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