sábado, 14 de mayo de 2011

Monición para el IV Domingo de Pascua (A)


Cuarto Domingo de Pascua

El Buen Pastor

15 de Mayo de 2011


En el capítulo 10 del Evangelio de San Juan, dice el Señor: “Yo soy el Buen Pastor”, título que es uno de los nombres de Cristo, en el que se manifiesta su carácter de Mesías y de Dios hecho carne.

En efecto, ya en el Antiguo Testamento el Salvador había sido anunciado por los profetas como el nuevo David, el Rey Pastor. Pero el Mesías no será un mero hombre, sino el Hijo de Dios, consubstancial al Padre.

La cautivante bondad seductora del Hijo de Dios hecho hombre, no solamente atrae hacia Sí, sino que precede en el camino de la salvación: el Buen Pastor va delante de sus ovejas, a las que conoce personalmente, una a una.

Por dos veces dice también el Señor: “Yo soy la Puerta de las ovejas”, afirmando de un modo taxativo su carácter de único mediador entre Dios y los hombres, fuera del cual solo existen supuestos senderos de salvación y falsas doctrinas liberadoras que llevan a la muerte segunda, la del alma.

Si Cristo es nuestro Pastor, nosotros somos su rebaño, su pertenencia. Hemos de corresponderle, entonces, en el mismo plano: si Él nos conoce personal e íntimamente, nosotros debemos conocerlo cada día mejor mediante la oración; si Él nos precede en el camino de la salvación, hemos de seguir fielmente sus pasos mediante los Sacramentos que incrementan y robustecen la gracia de Dios recibida en el Bautismo.

Jesucristo desea reunir a toda la humanidad en su solo rebaño bajo su báculo de Buen Pastor: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros”. Ayudémosle a realizar su deseo con nuestro amor, nuestra entrega y nuestra fidelidad.


En la ilustración: "El Buen Pastor" (1801), óleo sobre lienzo del pintor Vicente López Pastraña.

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