Liturgia de la Palabra en la Solemnidad del
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Corpus Christi
14 de Junio de 2009
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio - 38' 19")
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Corpus Christi
14 de Junio de 2009
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio - 38' 19")
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La Eucaristía, sacramento y a la vez sacrificio, es el Sol alrededor del cual, y por estarle ordenados, giran los otros misterios: sea para prepararlo, como el Bautismo, la Confesión y la Confirmación; sea para figurarlo, como el Matrimonio; sea para consagrarlo, como es el Orden Sagrado.
Por eso Santo Tomás de Aquino, a quien por encargo del papa Urbano IV debemos la Misa y el Oficio de Corpus Christi, llamó a este sublime misterio, "Sacramentum Sacramentorum - el Sacramento de los Sacramentos".
En las oraciones de la Misa de esta Solemnidad, Colecta, sobre las Ofrendas y Poscomunión, el Doctor Angélico enseña la dinámica de la Eucaristía la cual obtiene su gracia de la sangre que brota del costado de Cristo desde lo alto de la Cruz, la hace actual y eficaz en el presente para generar una verdadera Comunión, primero con el Señor y en Él con los hermanos y, finalmente, es viático del peregrino que, caminando por el desierto de la vida, se dirige al Cielo. Así pues, la Teología del Santísimo Sacramento puede resumirse en tres palabras: "Sacrificio, Comunión y Viático".
La hemorragia de la Cruz, signo del amor sin límites del Crucificado, debe resonar en nuestra vida espiritual. Para ello el Santo Sacrificio de la Misa, trascendiendo el marco litúrgico, ha de unir nuestros dolores y martirios al de Cristo dándoles un carácter eucarístico.
Por otro lado, así como en el matrimonio los esposos se unen para ser una sola carne en orden a la fecundidad, en la Eucaristía se produce la sublime simbiosis del Señor con cada alma, a la que se une con amor esponsalicio, y cuyo fruto ha de ser el aumento de la Caridad.
Finalmente, evitando la tentación del inmanentismo conque trata de seducirnos el mundo, el convite eucarístico es preludio del banquete celestial, que ha de fructificar levantando nuestro corazón hacia lo alto para seguir al Cristo de la Ascensión y a la Santísima Virgen de la Asunción.
En el oficio de Corpus Domini, cantó santo Tomás de Aquino: “O Sacrum Convivium, in quo Christus sumitur, recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur - Oh Sagrado Convite en el cual se recibe a Cristo, se recuerda la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura"; señalando, como ya se dijo, los tres aspectos que tiene la Sagrada Eucaristía como Sacrificio, Comunión y Viático. Que la devoción hacia ella sea, junto a la Santísima Virgen uno de los dos pilares de nuestra Fe.
Por eso Santo Tomás de Aquino, a quien por encargo del papa Urbano IV debemos la Misa y el Oficio de Corpus Christi, llamó a este sublime misterio, "Sacramentum Sacramentorum - el Sacramento de los Sacramentos".
En las oraciones de la Misa de esta Solemnidad, Colecta, sobre las Ofrendas y Poscomunión, el Doctor Angélico enseña la dinámica de la Eucaristía la cual obtiene su gracia de la sangre que brota del costado de Cristo desde lo alto de la Cruz, la hace actual y eficaz en el presente para generar una verdadera Comunión, primero con el Señor y en Él con los hermanos y, finalmente, es viático del peregrino que, caminando por el desierto de la vida, se dirige al Cielo. Así pues, la Teología del Santísimo Sacramento puede resumirse en tres palabras: "Sacrificio, Comunión y Viático".
La hemorragia de la Cruz, signo del amor sin límites del Crucificado, debe resonar en nuestra vida espiritual. Para ello el Santo Sacrificio de la Misa, trascendiendo el marco litúrgico, ha de unir nuestros dolores y martirios al de Cristo dándoles un carácter eucarístico.
Por otro lado, así como en el matrimonio los esposos se unen para ser una sola carne en orden a la fecundidad, en la Eucaristía se produce la sublime simbiosis del Señor con cada alma, a la que se une con amor esponsalicio, y cuyo fruto ha de ser el aumento de la Caridad.
Finalmente, evitando la tentación del inmanentismo conque trata de seducirnos el mundo, el convite eucarístico es preludio del banquete celestial, que ha de fructificar levantando nuestro corazón hacia lo alto para seguir al Cristo de la Ascensión y a la Santísima Virgen de la Asunción.
En el oficio de Corpus Domini, cantó santo Tomás de Aquino: “O Sacrum Convivium, in quo Christus sumitur, recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur - Oh Sagrado Convite en el cual se recibe a Cristo, se recuerda la memoria de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura"; señalando, como ya se dijo, los tres aspectos que tiene la Sagrada Eucaristía como Sacrificio, Comunión y Viático. Que la devoción hacia ella sea, junto a la Santísima Virgen uno de los dos pilares de nuestra Fe.
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Al principio de esta grabación, antes de la Liturgia de la Palabra, se oirán, primero, una monición alusiva a la fiesta y luego el "Asperges" con sus oraciones conclusivas; antes del Evangelio la Secuencia Lauda Sion y, al final de la homilía, el "Tantum Ergo", últimas dos estrofas del Himno Pange Lingua, también con sus oraciones conclusivas.
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La ilustración: "San Pascual Bailón adorando la Eucaristía", óleo sobre lienzo de Bernardo López Piquer (1811), que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
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