martes, 19 de noviembre de 2013

Monición para la Solemnidad de Cristo Rey


Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo

Rey del Universo

24 de Noviembre de 2013

Pídeme, y te daré las naciones por herencia,
y por dominio la redondez de la tierra".

Cuando los Magos de Oriente adoraron al Divino Niño, lo reconocieron como Dios a quien ofrecían incienso, como hombre al que habría que ungir con mirra, y como rey al que destinaban el símbolo por excelencia de la realeza, el oro.

Sin embargo, muchos coetáneos que estarían dispuestos a ofrecerle los dos primeros dones, le niegan el último porque se han olvidado de que es Rey.

Pero Jesucristo, de quien fue figura David, lo es; un rey de cuyo reinado tenemos necesidad, como dijo San Pablo: "Es necesario que Cristo reine" (1 Cor 15,25). Un rey que debe ejercer su soberanía tanto en el ámbito privado como en el público.

Él, como Verdad Encarnada, quiere reinar sobre nuestra inteligencia ordenándola hacia Sí. Quiere reinar sobre nuestra voluntad para que marche al unísono con la suya. Quiere reinar sobre nuestros afectos hasta unirlos consigo en una relación esponsalicia.
Quiere ser, en definitiva, rey de nuestros corazones hasta que, no habiendo ya en nuestra alma región pagana alguna, podamos decir: "No vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20)

Y como sería absurdo esconder esta reyecía dentro de nosotros, debemos proyectarla para que ordene la sociedad civil.
Él debe reinar en la familia, en la cultura y también en la política, porque difícilmente pueda existir Su Realeza Social sin un gobierno que lo reconozca como tal.

Hubo un tiempo, la Cristiandad Medioeval, en que los hombres llevaron al Señor los tres dones. Pero junto al grito de San Pablo "Es necesario que Cristo reine", hay en el Evangelio este otro: "No queremos que éste reine sobre nosotros" (Lc. 19, 14); y sobre ellos se han vertebrado dos ciudades que dan sentido teológico a la historia.

Así la revolución anticristiana que comenzó a finales de la Edad Media, primero ha negado la Iglesia, luego a Cristo como Dios, luego a Dios mismo, para llegar al estado actual de postcristiandad en que se pretende derribar el postrer obstáculo que nos separa del Anticristo, a saber: erradicar a Cristo del último lugar en que se haya arrinconado: el corazón de los buenos.

Pero aunque esta campaña parezca ser tan generalizada y dramática que alcanzamos a verla dentro mismo de la Iglesia, no desfallezcamos; al contrario, invitemos al Señor a poner su trono real en nuestra alma, prometámosle combatir por su realeza sin abdicaciones y roguémosle con las palabras que Él mismo nos enseñó:

"Adveniat Regnun tuum - Venga tu Reino".


Ilustra este entrada: "Cristo Salvador", óleo sobre lienzo de Jerónimo de Bobadilla (1620-1709), que se conserva en Holanda.

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12 comentarios:

  1. Cristo Rey del Universo,
    Sálvanos de los auténticos modernistas!!

    Del democratismo, de la herejía judeomasónica, de los buenos que nada hacen, de los jueces sin justicia, de los inmorales que saquean nuestra patria, de los militares de escritorio y libera al injustamente apresado por haber defendido a la Patria Argentina...

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  2. IESUS NAZARENUS REX IUDAEORUM

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  3. María Carlota Lassalle20 de noviembre de 2013, 21:35


    ¡Cristo Rey! que gloria para los católicos que así lo reconocemos y, como vasallos fieles,nos arrodillamos ante la Majestad Divina.

    ¡Gracias Dios Padre que nos diste tan grande y amoroso Monarca!

    En Cristo y María.-

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  4. REY DE LOS CORAZONES
    SUBLIME REDENTOR
    DOMINA LAS NACIONES
    Y ENSEÑALES TU AMOR...

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  5. http://youtu.be/F4bd_q3tpdM

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  6. http://www.vatican.va/holy_father/pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_11121925_quas-primas_sp.html



    CARTA ENCÍCLICA
    QUAS PRIMAS
    DEL SUMO PONTÍFICE
    PÍO XI
    SOBRE LA FIESTA DE CRISTO REY





    11. Para mostrar ahora en qué consiste el fundamento de esta dignidad y de este poder de Jesucristo, he aquí lo que escribe muy bien San Cirilo de Alejandría: Posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza(20). Es decir, que la soberanía o principado de Cristo se funda en la maravillosa unión llamada hipostática. De donde se sigue que Cristo no sólo debe ser adorado en cuanto Dios por los ángeles y por los hombres, sino que, además, los unos y los otros están sujetos a su imperio y le deben obedecer también en cuanto hombre; de manera que por el solo hecho de la unión hipostática, Cristo tiene potestad sobre todas las criaturas.

    e) Y en la redención

    12. Pero, además, ¿qué cosa habrá para nosotros más dulce y suave que el pensamiento de que Cristo impera sobre nosotros, no sólo por derecho de naturaleza, sino también por derecho de conquista, adquirido a costa de la redención? Ojalá que todos los hombres, harto olvidadizos, recordasen cuánto le hemos costado a nuestro Salvador. Fuisteis rescatados no con oro o plata, que son cosas perecederas, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero Inmaculado y sin tacha(21). No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo nos ha comprado por precio grande(22); hasta nuestros mismos cuerpos son miembros de Jesucristo(23).

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  7. 17. En cambio, si los hombres, pública y privadamente, reconocen la regia potestad de Cristo, necesariamente vendrán a toda la sociedad civil increíbles beneficios, como justa libertad, tranquilidad y disciplina, paz y concordia

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  8. 24. Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo, los hemos lamentado ya en nuestra encíclica Ubi arcano, y los volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; encendidos entre los pueblos los odios y rivalidades que tanto retardan, todavía, el restablecimiento de la paz; las codicias desenfrenadas, que con frecuencia se esconden bajo las apariencias del bien público y del amor patrio; y, brotando de todo esto, las discordias civiles, junto con un ciego y desatado egoísmo, sólo atento a sus particulares provechos y comodidades y midiéndolo todo por ellas; destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad.

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  9. http://www.statveritas.com.ar/Doctrina/Catecismo_de_la%20Realeza_Social_de_Jesucristo(Phillippe).pdf

    CATECISMO DE LA REALEZA SOCIAL DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


    44. En estas condiciones se debería inculcar a los hombres, cueste lo que cueste, la
    dependencia de toda Sociedad respecto de Dios, de su Cristo y de la Misión de la Iglesia.

    Sin duda. Es algo certísimo que el mal que proviene del silencio de los que tienen por misión enseñar es
    el mayor y más pernicioso de los males. Jesucristo o de modo tajante para circunstancias como estas: para
    establecer su Verdad en el mundo, si es necesario pasar por sufrimientos y persecución, debe pasarse. Más
    vale el martirio que el sacrificio y renuncia de las verdades necesarias a la salvación.

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  10. 45. ¿Cuál es el error más pernicioso y nefasto sobre el tema que estamos tratando?

    Sin ninguna duda, el error más pernicioso e irreductible, es el que dice que no hay ni puede haber, ni
    para los individuos ni para las Sociedades, verdad que se imponga, esto es, que exista. Así pues, de hecho y
    de derecho, no habría ni podría haber, verdad ni error. La consecuencia estrictamente lógica es que no
    habría bien ni mal, derecho ni injusticia. Se le darían todos los derechos tanto al error como a la verdad, al
    bien como al mal.

    46. ¿Qué significa dar derechos al error?

    Es fácil explicar este punto. Todos los organismos sociales oficiales y particularmente las constituciones
    de los Pueblos han puesto por fundamento práctico “La Declaración de los Derechos Humanos” de la
    Revolución Francesa de 1789. Los derechos humanos son absolutos; el hombre está a la cabeza. Todo,
    incluso la Verdad, depende de él y ha sido hecho por él.

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  11. Por supuesto este catecismo no es tolerado por los modernos; cierto día se lo dí a un señor bueno para que lo lea pero no lo toleró.

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  12. 1 Corintios 16:22
    22 Si alguien no ama al Señor, que sea anatema (maldito). ¡Maranata! (¡El Señor viene!)

    La Palabra de Dios lo dice bien claro. Toda rodilla debe doblarse ante Cristo y toda lengua confesar que Cristo es el Señor.
    Como Cristiano no podemos ofrecer incienso a dioses paganos de otras falsas religiones.
    Al El por siempre la Gloria
    Dios los bendiga a todos.

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