Liturgia de la Palabra en el
XIV Domingo del Tiempo Ordinario
Ciclo B
Nadie es profeta en su tierra
5 de Julio de 2009
R.P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
(Audio: 22' 45")
¡No pudo hacer allí ningún milagro! |
La presente homilía fue pronunciada en 2009, sin embargo tiene plena actualidad frente a los escándalos que nos afligen actualmente. Puede oírla desplegando esta entrada.
El pueblo judío era especialmente impermeable a la voz de Dios, como dice la lectura de hoy, y en ese contexto se enmarca también la falta de fe de los vecinos de Nazaret, a causa de la cual no pudieron ser testigos de ningún gran milagro.
Este episodio, que parece ser algo aislado en la vida de Cristo, es una etapa del proceso de Kénosis (abajamiento, vaciamiento, humillación) aceptado por el Señor por amor a los hombres.
Comenzado con el salto mortal de la Encarnación, por el cual el hijo de Dios, despojándose de la Gloria de su Divinidad y sin dejar el seno de su Padre, se sumergió en el de Santa María, la Kénosis continuó en el bautismo del Jordán, se intensificó en la Cruz, lugar de burla, abandono, e insulto, y culminó en su descenso a los Infiernos, donde lo aguardaban los justos del Antiguo Testamento.
Desde aquellas profundidades, comenzó el ascenso de Cristo incoado el día de su gloriosa resurrección, continuado el día de su Ascención y culminado cuando, en las alturas, se sentó a la diestra del Padre.
Pero la prueba de la fe no acabó en Nazareth; Dios nos la propone también a nosotros que debemos ver convertirse por la fe, el mameluco formado por unos hombres pecadores en la realidad esplendente de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, Esposa del Señor, Templo de la Trinidad.
En la Sagrada Eucaristía, el Señor se nos presenta envuelto en las sencillas especies del pan y del vino. Pidámosle la gracia de confiar siempre en la Iglesia, su Esposa noble, pura e inmaculada, aunque alguna vez experimentemos legítimo escándalo por la actitud de sus miembros pecadores.
Oiga la Homilía con calidad Estéreo
Oiga la Homilía con calidad Mono
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios dejados como Anónimos dificultan el intercambio de opiniones entre lectores. Si no desea firmar con su propio nombre, puede elegir uno cualquiera de modo que quien desee responderle se dirija a Ud. con facilidad.
Por favor, no utilice insultos al comentar. Muchas gracias.