Ahora repercusiones en la Gaceta (España),
del pasado Domingo
En su columna de la Gaceta, don Pacopepe se refiere a las protestas que se han levantado con motivo de la designación de Mons. Fonlupt como obispo de la diócesis de Rodez en Francia, y de Mons. Zecca como arzobispo de Tucumán, en la Argetina.
He aquí la nota que presenta un interesante punto de vista: las novedosas protestas acaecidas inmediatamente después de conocerse sus designaciones, lo cual, en nuestra opinión, se debe principalmente a la proliferación de medios católicos en la web, canales de expresión de opiniones ignoradas por la gran prensa.
No es un fenómeno nuevo. Siempre se ha dado en la Iglesia. Era imposible que en todas las ocasiones el Santo Padre acertara con los candidatos más idóneos para el episcopado y no pocas veces el nombramiento recayó incluso en personas indignas del supremo orden sacerdotal.
Es por otra parte evidente que el Papa no conoce a la inmensa mayoría de los obispos que nombra aceptando los que le proponen los organismos encargados de la promoción episcopal.
Pero hay algo novedoso en estos días. Antes no se conocía a un mal obispo hasta que se conducía como tal. Y, además, era muy reducido el número de los que sabían que un obispo era indigno sucesor de los Apóstoles.
Hoy todo eso ha cambiado y en no pocas ocasiones el mismo día del nombramiento muchos saben que una desgracia ha recaído sobre la diócesis. Cabe ciertamente la conversión pero por desgracia no es lo habitual y los malos presagios se convertían en penosa realidad casi siempre.
El cardenal Ouellet ha sucedido al cardenal Re al frente de la Congregación para los obispos. No voy a decir que ha llegado un mal prefecto para suceder a uno bueno. Notables errores tuvo Re y también notables los está teniendo Ouellet.
Pero ahora estamos ante una novedad. Se protesta. Y se señalan los motivos por los que esa persona no debió llegar al obispado. Acaba de ocurrir en Francia con el obispo de Rodez y anteayer en Argentina con el arzobispo de Tucumán. Fonlupt se llama el francés y Zecca el argentino.
Y la protesta actual es muy distinta de la de los contestatarios de antaño. La hacen personas que aman a la Iglesia, que van a misa y que contribuyen al sostenimiento económico de la institución. Y todos comprenderán que no es lo mismo el enfado de los que están fuera o casi que el de los de dentro. Con la irritación de unos no pasa nada pues nada contribuían al mantenimiento de la Iglesia. Más bien a su destrucción. Enojar a los propios es mucho más grave.
Esos obispos, y otros análogos que se nombren, llegan a sus diócesis con plomo en el ala. Y con muchos ojos observándoles. Que a la primera que hagan se la protestarán y recordándole su historia anterior. Los buenos sacerdotes se desanimarán y los peores se sentirán animados y además protegidos. Y la diócesis se precipitará en la ruina.
En Francia tres decenas de sacerdotes se han dirigido al Papa, con todo respeto, pidiéndole obispos según el Corazón de Cristo y no Fonlupts. Y Zecca no puede llegar peor a Tucumán. Ambos han conseguido poner de uñas a no pocos católicos. Como esa oposición aumente, y es muy posible, negro va a ser su episcopado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios dejados como Anónimos dificultan el intercambio de opiniones entre lectores. Si no desea firmar con su propio nombre, puede elegir uno cualquiera de modo que quien desee responderle se dirija a Ud. con facilidad.
Por favor, no utilice insultos al comentar. Muchas gracias.