Monición para la Solemnidad del Santísimo
Cuerpo y Sangre de Cristo
23 de Junio de 2011
(Audio: 03' 47")
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El jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad, se celebra la solemnidad del Santísimo Sacramento de la Eucaristía o Corpus Christi.
Esta fiesta puede ser trasladada al Domingo siguiente por la autoridad eclesiástica, en caso de considerarlo necesario, como ocurrió en nuestro país cuando la política laicista eliminó el feriado correspondiente.
A pesar de que la Iglesia celebra el Jueves Santo la institución del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, debido a que entonces está de luto por la Pasión de Jesucristo, ha juzgado conveniente instituir otra fiesta particular para honrar este misterio con pleno regocijo.
- hemos de acercarnos con particular devoción y fervor a la Sagrada Comunión, y dar gracias con todo el afecto de nuestra alma al Señor, que se ha dignado dársenos a cada uno de nosotros en este sacramento;
- hemos de asistir en esta solemnidad a los oficios divinos, y particularmente al santo sacrificio de la Misa, y hacer frecuentes visitas a Jesús oculto en las especies sacramentales.
En la fiesta del Corpus se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión:
- para honrar a la Humanidad Santísima de nuestro Señor, escondida en las especies sacramentales;
- para avivar la fe y aumentar la devoción de los fieles a este misterio;
- para celebrar la victoria que ha dado a su Iglesia contra todos los enemigos del Sacramento;
- para reparar de algún modo las injurias que recibe de los enemigos de nuestra religión.
A la procesión del Corpus hay que asistir:
- con gran recogimiento y modestia;
- con intención de honrar por medio de nuestras adoraciones el triunfo de Jesucristo;
- pidiéndole humildemente perdón de las comuniones indignas y de todas las demás profanaciones que se cometen contra este divino Sacramento;
- con sentimientos de fe, confianza, amor y reconocimiento a Jesucristo, presente en la hostia consagrada.
Hoy la Iglesia despliega sus galas, y se deshace en cánticos y alabanzas a la divina Eucaristía. Y no bastándole el recinto del templo ni la quietud del santuario se derrama, como hemos dicho, por las calles y plazas de pueblos y ciudades en devoto y festiva procesión, paseando en artísticas custodias y bajo palio al Rey de reyes, encerrado en la Hostia consagrada.
Es el Rey del pueblo, el Rey de la ciudad, el Rey de todos.¡Paso al Santísimo Sacramento! ¡Para Él campanas, para Él las salvas de los cañones! ¡Para Él el tributo de las espadas, las palmas y las ofrendas! Y que Él , en amorosa correspondencia, bendiga y consuele a los que lo pasean en triunfo, reconociéndolo como Dueño y Señor.
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Ilustra esta entrada: "Cartel que anunciaba el Junio Eucarístico 2009 en Sevilla", óleo sobre lienzo del pintor malagueño Raúl Berzosa Fernández.
El mismo autor describe, a continuación, su obra:
"El centro de la composición está ocupada por la Eucaristía que tiene inscrita el monograma JHS portada en el ostensorio de la catedral de Sevilla que fuese realizado por Ignacio Tamaral en el siglo XVIII, dicho ostensorio se procesiona el día del Corpus Christi en la custodia de Juan de Arfe.
La Sagrada Forma irradia una luz que baña a los dos ángeles que sujetan el ostensorio, cada ángel está envuelto en un paño que hace alusión con sus colores a los seises, el color rojo y el celeste aludiendo al Corpus e Inmaculada, respectivamente, así como al carácter angelical del canto de los seises.
En el hueco central dejado por los ángeles se sitúa el escudo del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla rodeado por el trigo y la vid en clara alusión a las Hermandades Sacramentales.
Tras todo este conjunto y contemplando de forma orante a su Hijo Sacramentado la Inmaculada Concepción que tallara el escultor, Juan Martínez Montañés, la Eucarística queda a la altura del pecho de la Cieguecita cuya cabeza es rodeada por las doce estrellas símbolo de perfección, de las doce tribus de Israel y doce apóstoles de Jesús. El conjunto de la Inmaculada y los ángeles nos da una composición triangular.
Esta es la primera Inmaculada que se procesionó en el Corpus de Sevilla en 1662 siendo este año 2009 cuando se cumplen 80 años desde la última vez que la Cieguecita bendijo con su presencia las calles sevillanas. Ciudad de Sevilla que queda representada en el fondo mediante su Catedral, Catedral que engloba la Sevilla Católica, sus tradiciones, sus santos, su arte.
La Catedral queda flanqueada por dos palmas, la palma símbolo de los santos mártires representan a las Santas Justa y Rufina protectoras de la Giralda y Catedral. Todo el fondo queda bañado por un color dorado simbolizando la realeza de Cristo en un día capital para el católico como el del Corpus".
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