Meditación para el
XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Ciclo C
Gracias a la constancia salvaréis vuestras vidas
En una ocasión, con motivo de una audiencia que el Papa San Pío X le concedió al beato Columba Marmion, brillante monje que nos legó una bellísima literatura para la vida espiritual, el santo religioso le suplicó que le diera algún consejo sustancioso para su vida interior, ya que estaba atravesando horas de persecución y de dura prueba, como ocurre con los verdaderos cristianos.
Accediendo el Papa le escribió en un papel estas hermosas palabras: “In cunctis rerum angustiis, hoc cogita: Dominus est. Et Deus erit tibi adjutor fortis”, es decir, “En todos los asuntos angustiosos, piensa esto: es el Señor. Y Dios será para ti un poderoso auxilio”.
Frase que ilustra, en la voz del santo papa, la página del Evangelio de este domingo, en el cual somos invitados por el Señor a estar preparados para el combate, la prueba, la persecución y aún la muerte, por ser sus fieles discípulos.
Pobre el cristiano que busca agradar al mundo y mimetizarse con él… Desdichado el discípulo de Cristo que, silenciando su nombre, considera que las religiones son todas válidas para conocer y amar al verdadero Dios, cuyo rostro humano es Jesús.
Infeliz y traidor a su Maestro el cristiano que es aplaudido y querido por los mismos que atacan y ultrajan el Corazón de Jesús y las enseñanzas de su Esposa, la Iglesia.
El noble, humilde y verdadero discípulo, y por ende, la verdadera Iglesia católica, siempre será perseguida, odiada y denigrada por los diabólicos poderes del enemigo; no porque busque enfermizamente esta situación, sino como consecuencia de predicar a Cristo, único Redentor y verdadero Dios, echando por tierra los ídolos de este mundo y sus allegados.
En medio de esta hora de dolor, hagamos nuestras las palabras de San Pío X, sepamos que el Señor está con nosotros y pidámosle nos conserve fieles a su amor y a su gracia, costare lo que costase. Pues la perseverancia es un don de su infinita caridad que hemos de suplicar cotidianamente, si queremos alcanzar la salvación y reinar con Él algún día.
Se aproxima la fiesta de Cristo Rey. Seamos fieles soldados de tan grande Señor. Que María Santísima, Reina y Madre nuestra, así nos lo conceda ahora y en la hora de nuestra muerte, para nosotros y los nuestros. Amén.
Accediendo el Papa le escribió en un papel estas hermosas palabras: “In cunctis rerum angustiis, hoc cogita: Dominus est. Et Deus erit tibi adjutor fortis”, es decir, “En todos los asuntos angustiosos, piensa esto: es el Señor. Y Dios será para ti un poderoso auxilio”.
Frase que ilustra, en la voz del santo papa, la página del Evangelio de este domingo, en el cual somos invitados por el Señor a estar preparados para el combate, la prueba, la persecución y aún la muerte, por ser sus fieles discípulos.
Pobre el cristiano que busca agradar al mundo y mimetizarse con él… Desdichado el discípulo de Cristo que, silenciando su nombre, considera que las religiones son todas válidas para conocer y amar al verdadero Dios, cuyo rostro humano es Jesús.
Infeliz y traidor a su Maestro el cristiano que es aplaudido y querido por los mismos que atacan y ultrajan el Corazón de Jesús y las enseñanzas de su Esposa, la Iglesia.
El noble, humilde y verdadero discípulo, y por ende, la verdadera Iglesia católica, siempre será perseguida, odiada y denigrada por los diabólicos poderes del enemigo; no porque busque enfermizamente esta situación, sino como consecuencia de predicar a Cristo, único Redentor y verdadero Dios, echando por tierra los ídolos de este mundo y sus allegados.
En medio de esta hora de dolor, hagamos nuestras las palabras de San Pío X, sepamos que el Señor está con nosotros y pidámosle nos conserve fieles a su amor y a su gracia, costare lo que costase. Pues la perseverancia es un don de su infinita caridad que hemos de suplicar cotidianamente, si queremos alcanzar la salvación y reinar con Él algún día.
Se aproxima la fiesta de Cristo Rey. Seamos fieles soldados de tan grande Señor. Que María Santísima, Reina y Madre nuestra, así nos lo conceda ahora y en la hora de nuestra muerte, para nosotros y los nuestros. Amén.
Ilustra esta entrada: "Lapidación de San Esteban" (1625), óleo sobre lienzo de Rembrandt, que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Lyon, Francia.
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AMEN
ResponderEliminar@Olorapescadero
La SMA VIRGEN LOS PROTEJA Y AMPARE SIEMPRE.-
ResponderEliminarNos falta el P. Julio Meinvielle.
ResponderEliminarHACE YA 125 DIAS, DE LA ILEGITIMA PROIBICION DE LA SANTA MISA, A LOS FRAILES DE LA INMACULADA.
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