martes, 7 de julio de 2009

Con poca ciencia y menos Fe

Niegan la Comunión en la boca
a la mayoría de los fieles de Buenos Aires
(Grave abuso del poder eclesiástico en plena Pandemia)

Dicen que la peste se ha abatido sobre la Ciudad de la Santísima Trinidad y el resto del país cuya bandera lleva los colores del manto y túnica de la Inmaculada Concepción y abraza en su seno al Sol que nace de lo alto (oriens ex alto - Lc 1, 78).
Quizá por eso la Providencia haya establecido que no sea una peste "en regla", como la que conocieron otros siglos cristianos en que el llanto cubría las ciudades y los campos. Incluso hay estadísticas sobre las que se podría concluir que es más benigna que la gripe común, puesto que el índice de mortandad del nuevo virus H1N1 sería más bajo que el de aquélla, si bien es cierto que se encarniza con los más jóvenes y que alrededor de un tercio de los fallecidos no pertenecían a grupos de riesgo.
La Iglesia siempre se ha ocupado de los enfermos y, de manera especial, en tiempos difíciles. Vienen a nuestra memoria tantos santos, sacerdotes, religiosos y laicos que han ofrecido sus vidas socorriendo a sus hermanos. Cuando en 1854 el cólera asolaba la ciudad de Turín, y ya eran pocos los que podían ayudar a las víctimas, San Juan Bosco pidió a sus jóvenes que se involucraran diciéndoles: "Os aseguro que ninguno de vosotros se verá afectado si evitáis todo pecado mortal".
Contrariamente, con toda humildad y pesar lo decimos, creemos que la actitud de muchos de nuestros pastores frente a la presente crisis, es lamentable. Sabemos por experiencia que no es fácil evitar el pecado pero: ¿No se muestra miedo en exceso? ¿No es esto falta de Caridad? ¿No es acaso un flagrante abuso de poder?
Porque ha de saberse que muchos sacerdotes están negando la Sagrada Comunión a los fieles que no desean recibirla en la mano, so capa de que hacerlo en la boca es menos higiénico.
Hay falta de Fe; porque el Sacramento de la Salud, en el que Jesucristo se hace presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, no puede ser agente de enfermedad, aunque conserve los accidentes del pan y del vino. Los historiadores registran lo contrario: nunca se ha sabido que la Santa Misa haya sido foco de la peste, sino que es el remedio de ella. Siglos de comunión en la boca no han causado ninguna peste; pocos años de comunión en la mano infinidad de profanaciones que quizá merezcan el castigo de una peste, sólo evitada por la infinita misericordia de Dios.
Hay también falta de razón. Porque, se verá a poco que se piense, que la mano de los fieles estará mucho más contaminada a la hora de comulgar que la del sacerdote que administra el sacramento. Ese mismo fiel que viajó hasta la iglesia quizá en subterráneo o en microómnibus o en su propio coche; que toco el picaporte de alguna puerta antes de llegar; que saludó a un amigo; que se apoyó en el pasamanos al subir una escalera; que tocó dinero para ponerlo en la colecta. Su mano, pues, estará indudablemente más contaminada que la del celebrante que las ha purificado antes de subir al altar y vuelve a hacerlo en el Ofertorio. Se dirá que puede tocar la boca de los fieles al momento de depositar la Sagrada Forma sobre la lengua. Lo cual es tan cierto como que puede tocar la mano, en el mismo trance.
La posición ideal para el caso es la comunión de rodillas, no solamente porque es la prescripta por la Iglesia desde la más remota antigüedad, no solamente porque con ella se cumple siempre el mandado de adorar antes de comulgar, no solamente porque "ante el nombre de Jesús, ha de doblarse toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los abismos"; no solamente porque en tiempos de grave crisis se ha de impetrar de rodillas a la Divina Majestad de Dios el remedio, sino, porque puesto en el trance de tener que optar por lo más higiénico, es ésta la manera perfecta de prevenir supuestos inconvenientes: el fiel colocado por debajo del sacerdote, con su cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, con la boca debidamente abierta y la lengua dignamente afuera. Así, cualquier persona medianamente inteligente y entrenada puede colocar la Forma sin tocar nada. El saber y la experiencia de siglos sin antibióticos ni antivirales pero con mucha fe, eso indica.
Pero en lugar de volver a la tradición, el progresismo modernista que indudablemente está detrás de la radicalización de esta medida, niega el sacramento en tiempos de aflicción, mostrando una falta de caridad extrema y cometiendo grave abuso litúrgico. Si se consideró que había que cambiar algo por las presentes circunstancias, se podría al menos dar la comunión en la mano y en la boca en filas separadas. De modo que los que quisieran arriesgarse a los ojos de este mundo incrédulo, habrían podido recibir el Sacramento, sin que "sus manos sin consagrar toquen la sagradas especies", lo cual está prohibido por la legislación Universal de la Iglesia y se hace mediante un indulto, cuya aplicación ha sido incorrecta en la mayoría de los casos.
Sepa Roma y el mundo católico que aquí en la Argentina, con la aprobación tácita o expresa de numerosos obispos, se está dejando sin comunión a muchos fieles que resisten; mientras otros ya han sido violentados en sus convicciones más íntimas. Y esto en época de tal crisis (supuesta o real, no hacemos juicio) que en algunos lugares ya se ha dispensado del precepto dominical y se está hablando de la cancelación de la Misa. ¡Habráse visto imprudencia mayor! ¡Cesar el Santo Sacrificio justamente cuando es más necesario!
Frente a ellos querido fiel que con toda razón te niegas a tocar con tus indignas manos el Augusto Sacramento, busca otro lugar. Si no lo encuentras, comulga espiritualmente y reza para que la Gloriosa Madre del Redentor nos consiga el pronto fin, no sólo de la peste material, sino fundamentalmente de la peste del progresismo modernista que desde hace años están asolando la Iglesia en la Argentina.

Uno de los muchos carteles colocados en la Basílica San José de Flores, en la que sabemos con certeza se niega la comunión en la boca y en la que, además, se ha eliminado el agua bendita de la entrada.


La ilustración: Fragmento de "La Última Comunión de San José de Calasanz", óleo sobre lienzo de Francisco de Goya (1780), que se conserva en el Museo Calasancio de Madrid.

9 comentarios:

Gustavo Daniel D´Apice dijo...

Lamentablemente tengo la experiencia de que muchos ministros, ordenados o no, colocan su mano o sus dedos tocando la lengua de quienes comulgan, sabrá el Señor o ellos el por qué.
Pienso que recibirla en la mano es lo mejor para evitar contagios y evitar abusos a la intimidad y el pudor.
Y más en estos tiempos de pandemia.

Anónimo dijo...

Gustavo la comunion es el cuerpo de cristo, quien cree verdaderamente eso, no tiene porque pensar que una gripe es mas poderosa que el santo sacrificio...

Página Católica dijo...

Gustavo:
Lo que queremos denunciar es el hecho de dejar sin comunión a los fieles que no aceptan hacerlo en la mano.
Lo que Ud. dice es cierto, alguna vez los dedos del celebrante pueden tocar la lengua, sobre todo si no está concentrado o no se coloca la lengua correctamente afuera.
Pero debieron haber previsto el que algunos fieles no aceptarían lo cual se solucionaba simplemente conque el sacerdote, que es el que tendrá más cuidado supuestamente, dé la comunión sólo en la boca. Los demás pueden darla en la mano y así, cada uno toma su decisión sin presiones.

Gustavo Daniel D´Apice dijo...

Página católica:
En mi Parroquia el celebrante ordenado da la comunión en la boca a los que por motivos de conciencia quiera hacerlo, y tiene a su lado un ministro con una toallita mojada en alcohol, para observar también las normas sanitarias, frotándose levemente como cuando hacemos el basaniño en Nochebuena o la adoración de la Cruz el Viernes Santo.
Paz y Bien.

Anónimo dijo...

La unica persona consagrada para tomar la Santa Hostia con la mano es el sacerdote, no Nosotros... y la iglesia catolica esta para hacer la Voluntad de Dios.. No la de los Fieles... por tanto el fiel que no la quiera recibir en la boca, simplemente es porque no cree en su poder... y si no cree en su poder, entonces pues que no vaya a camulgar...

dixitom@hotmail.com dijo...

Cuando el artículo dice "Pero en lugar de volver a la tradición..." ¿a qué tradicion se está refiriendo? Supongo que a la tradicion que comienza en el siglo XI y no a la más antigua, la de Cristo...
La comunion en la mano no es una novedad. Sólo volveremos a hacerlo como los Apóstoles, los primeros discípulos y, casi por mil años, todos los cristianos. Era el modo común y normal de recibir la Eucaristía. En las Iglesias occidentales permaneció por lo menos hasta el siglo IX; en Oriente lo practican aún en nuestros días.
Los Concilios regionales empezaron a establecer esta práctica como normativa. Así en París en el año 829 y en Rouen, en el 878, hasta que este modo de hacerlo fue la norma común para recibir la Eucaristía por parte de los fieles.
Veamos ahora algunos testimonios de los Santos Padres a los que no podemos acusar de "modernistas":
En las Catequesis mistagógicas de san Cirilo, obispo de Jerusalén (313-386), que describe la comunión de los adultos bautizados en la noche de Pascua, quienes participan por primera vez de la Eucaristía:

"Cuando te acerques, no lo hagas con las manos extendidas, o los dedos separados, sino haz de tu mano izquierda un trono para la derecha, que ha de recibir al Rey, y luego con la palma de la mano, forma un recipiente, recibe el Cuerpo del Señor y di "Amén". En seguida santifica con todo cuidado tus ojos con el contacto del Sagrado Cuerpo y súmelo, pero ten cuidado de que no se te caiga nada: porque lo que tú pudieras perder es como si perdieras uno de tus miembros. Si te dieran unas limaduras de oro, ¿no las tomarías con el máximo cuidado, prestando atención a que no se te cayese ni se te perdiese nada? Y ¿no debes cuidar con mucho mayor esmero que no se te caiga ni una miga de lo que es más valioso que el oro y las piedras preciosas?"... (5, 21 ss.).

Una descripción análoga a la de san Cirilo nos trae Teodoro de Mopsuestia (ca 352-ca. 426):

"Cada uno de nosotros se acerca, con los ojos bajos y las dos manos extendidas. Con las manos extendidas se reconoce la grandeza de este don que está por recibir. Con la derecha extendida se recibe el Pan que es dado; pero debajo de la derecha pone la izquierda, revelando de este modo un gran respeto" (Homilía XVI)
Estos textos revelan siempre un gran respeto por la comunión.

La hostia consagrada no era puesta sobre la lengua; era difícil hacerlo así, dado que en aquel período, tanto en Oriente como en Occidente, se utilizaban para la Eucaristía los panes fermentados que los fieles habían traído para las ofrendas.

En relación a esta forma ritual nació el uso de lavarse las manos antes de participar en la Eucaristía. Esto se hacía en casa, o en las fuentes a la entrada de las iglesias. Las manos limpias, para recibir a Cristo, debían ser signo de un corazón puro y de un alma limpia de pecados. Y, como escribió en el siglo IV Juan Crisóstomo, no tiene sentido purificar con cuidado las manos que puedan tocar al Señor, si se deja manchada el alma que recibirá totalmente el Cuerpo del Señor. El que comulga debe tener las manos lavadas y el corazón purificado. (Cf. Homilía 3, 4 in Ef)
Al fin de cuentas, los que creen que mas defienden la tradición, menos en cuenta tienen a los orígenes, y consideran tradición a lo que en la Iglesia se realizó desde el siglo IX.
No pretendo discutir, sino animar a los que creen que saben algo, a que documenten un poco más sus afirmaciones, para no confundir a los simples fieles.
Si alguien es capaz de refutar con documentacion esta práctica de los primeros siglos de la Iglesia de dar la comunion en la mano, estoy dispuesto a escuchar.
Dios los bendiga.

Anónimo dijo...

1 No es seguro que en los primeros tiempos de la Iglesia se comulgara con la mano, a pesar de los textos que trae, sobre todo el de san Cirilo que algunos objetan como apócrifo. Además a esos textos se oponen otros de la misma antigüedad:

San Basilio (330-379) afirma claramente que sólo está permitido recibir la Comunión en la mano en tiempos de persecución o, como era el caso de los monjes en el desierto, cuando no hubiera un diácono o un sacerdote que pudiera distribuirla. "No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono" (Carta 93). Lo que implica que recibirla en la mano en otras circunstancias, fuera de persecución, será una grave falta.
S. Agustín: (354-430) “Sería locura insolente, el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia Universal tiene ya una práctica establecida.” (carta 54,6; a Jenaro.)
San León Llamado el Magno, Sumo Pontífice entre 440-461, en sus comentarios al sexto capítulo de San Juan, habla de la Comunión en la boca como del uso corriente: "Se recibe en la boca lo que se cree por la Fe". El Papa no habla como si estuviera introduciendo una novedad, sino como si fuera un hecho ya bien establecido
Hay quienes consideran que el mismo Cristo puso, en la Última Cena, el pan consagrado directamente en la boca de los apóstoles, siguiendo la costumbre que así expresaba intimidad entre los orientales.
El cuadro sobre la última Cena de Fra Angélico muestra a los Apóstoles comulgando de rodillas. Sé que es del Siglo XV, pero el autor tonto no era y sabía más que muchos de Teología y Liturgia.

2 Pero independientemente de todo eso, enseña Pío XII en Mediator Dei que no es legítimo hacer arqueologismo litúrgico: si la Iglesia en los últimos 1.400 años (aún en el caso más desfavorable), ha establecido que la comunión se diera en la boca de los fieles, como consecuencia de haber profundizado en el misterio de la Presencia Real, por algo será. Es lo que Dios quiere.

3 El modo de introducir la diabólica práctica de la comunión en la mano ha sido contrariar las leyes de la Iglesia. No es que ella haya practicado "arqueologismo litúrgico", son los rebeldes y herejes de Holanda y Bélgica los que comenzaron sin autorización. El Papa Pablo VI mandó mantener la milenaria costumbre en Inmortale Dei y ellos le desobedecieron. Luego los progresistas fueron paulatinamente implantándola en contra de lo establecido en esa Instrucción que dice que se podría tolerar donde hubiera costumbre. ¡En ningún lado la había!
Esto ha sido evidentemente una maniobra del demonio que, preparando la llegada del Anticristo, quiere conseguir la negación de la Presencia Real. Que es lo que han conseguido o casi con esta funesta práctica protestante y aún prohibida por la legislación de la Iglesia. No se olvide que Lex Orandi Lex Credendi. Quien va a creer en la presencia Real si se tocan las sagradas especies con manos no consagradas. Si no se arrodillan frente a ella. Esta es la única verdad. La comunión en la mano está prohibida por la ley Universal de la Iglesia, aún hoy, y se la practica haciendo uso de un indulto que remite la pena correspondiente a la trasgresión de la norma. Si fueran sinceros deberían decirle eso a los fieles.

4 El Papa Benedicto XVI ha dispuesto administrar exclusivamente la sagrada Comunión a fieles arrodillados (y en la boca, por supuesto) a partir de la Solemnidad de Corpus Christi de 2008. ¿Le dice algo esta decisión del Papa que nadie comenta?

lacosegliaz dijo...

YO SOLO QUIERO SABER PORQUE NO SE CULMPLE LA DISPOSICION DE BENEDICTO XVI - DE COMULGAR ARRODILLADO Y EN LA BOCA - lacosegliaz@uolsinectis.com.ar

Gustavo Daniel D´Apice dijo...

El Anónimo quiere que hagamos lo que él quiere.
Já já já !