martes, 6 de mayo de 2014

¿Dónde están Taussig y sus colegas?


Cruel con los humildes, sometido a los poderosos


¿Hasta cuándo, Señor Santo y Verdadero,
no juzgas y vengas nuestra sangre de los que habitan la tierra?

El día 2 de Mayo se llevó a cabo en la República Argentina, nación que una vez supo ser católica, un crimen que clama al cielo. Un niño de 23 semanas de gestación fue horriblemente asesinado dentro del vientre materno.

Si bien en nuestro país no existe una legislación que apruebe el aborto en cualquier caso, una interpretación interesada e ideológica de un artículo del Código Penal realizada por la Suprema Corte de Justicia, la misma que avasalló los principios liminares del derecho para permitir la venganza del terrorismo marxista contra nuestras FFAA, permite esa detestable y criminal práctica cuando se trate de una mujer violada.

En este caso, la madre de una niña de 13 años, quien presuntamente estaba embarazada  de su padrastro, se presentó en un hospital público de la provincia de Buenos Aires para solicitar un aborto "legal" encuadrado en la figura que comentamos arriba.

Los médicos Rubén Rossi y Mariana Dunayevich, del hospital de Moreno (a 30 Km de la Ciudad Autónoma de de Bs As), se negaron a realizar la práctica aduciendo que, por el estado avanzado de la gestación, sería riesgosa para la salud de la madre.
Lo mismo sostuvo la Coordinadora del Programa de Prevención y Atención a Víctimas de Violencia Familiar y de Género del Ministerio de Salud bonaerense (dependiente de la Pcia. de Buenos Aires), Lidia Tundidor. 

Las organizaciones por los "derechos de la mujer", simples reductos de neomarxistas puestos al  servicio del Nuevo Orden Mundial que cuentan con suculentos subsidios nacionales y extranjeros; salieron a buscar dónde asesinar a la criatura. ¡Y lo lograron!

Según informaron confusamente esas mismas organizaciones, fuera del ámbito de la Pcia. de Buenos Aires, comenzando en un consultorio privado, pero concluyendo en un hospital público, con medicamentos suministrados privadamente y sin la intervención de las autoridades sanitarias de ese distrito, la criatura fue asesinada.
Simple daño colateral de un sistema de gobierno que deja ejecutar a un inocente, mientras el presunto culpable, el padrastro, sigue libre.

Ya se sabía, porque lo dijeron algunos medios, que estos asesinos estaban buscando realizar el crimen. Sin embargo, a las cátedras de nuestros obispos no parece haber llegado la noticia, pues permanecieron en el más ominoso de los silencios.

Es más, hasta ahora ninguno de estos Ordinarios ha movido el pico. ¡Faltaba más! No sea cosa que le den un disgusto a Francisco; que quiere que se haga todo el lío posible, menos, al parecer, aquel que pueda interrumpir su connubio con el mundo.

Poco ha recibió al abortista Rey de España, como si 100.000 abortos cada año, consecuencia de su firma puesta en un decreto Real, fueran moco' e pavo, como dicen en el campo argentino. ¡San Ambrosio: ¿dónde estás?!

Pero si hay un silencio repugnante en extremo es el del ordinario Taussig. Aquel que le cantas loas a la Democracia partidocrática que nos desgobierna, ocultando un puntito "sin importancia": ni la verdad ni, consecuentemente el derecho, los deciden las mayoría por muy mayores que sean.

El mismo que amenaza con el "entredicho" a un hombre sincero, aunque a algunos no les gusten sus modos, mientras se calla cobardemente la boca cuando se trata del nefando crimen del aborto, para el que EL DERECHO CANÓNICO ESTABLECE LA EXCOMUNIÓN.

Si alguien tiene alguna duda sobre quién es Taussig y a quienes representa, sobre su cobardía frente a los poderosos y su crueldad con los humildes que no pueden enfrentarlo con la fuerza material, que se despabile frente a lo que ahora contemplamos.

Si acaso alguno dijera que no habló porque está en Roma, vaya a saber haciendo qué además de gastar plata en pasajes y viáticos, se le contestará que puede tener razón, pero, al mismo tiempo, la experiencia indica en su caso que es "difícil que el chancho silbe".

Esperamos que alguien, si no sea Taussig, salga a excomulgar, con la misma rapidez y prolijidad con que  se amenazó al Dr. Caponnetto, a quien corresponda en el presente caso. Si no lo hicieran, Dios y la Nación se los demanden.


Ilustra esta entrada: "La matanza de los inocentes" (1625/26), óleo sobre tabla de Nicolás Poussin que se conserva en el Musée Condé de Chantilly, Francia. 

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