domingo, 24 de junio de 2012

Episcopado Argentino: el más podrido


Un Episcopado podrido,
es el legado impresentable del Bergogliato

Mientras en Roma miraban para otro lado


El gran elector

Ninguna de las palabras del acápite de este post es nuestra, sino de Paco Pepe quien, desde La Cigüeña de la Torre, es uno de los blogueros católicos de más llegada en Castellano. Si lo sabremos nosotros que, si alguna vez nos vincula, las visitas suben al infinito.

Las reproducimos aquí, junto a su último post referido al obispo Bargalló, haciéndolas nuestras, pues difícilmente se pueda expresar en tan cortas y certeras frases, el calamitoso estado en que se encuentra la sufriente Iglesia en la Argentina.
Pues la tiranía progresista que la tormenta, mientras cede en el silencio cobarde las más caras banderas de la Cristiandad arrebatadas por el poder mundialista, persigue cruelmente cualquier manifestación que huela a catolicismo y a nacionalidad. Esto último mientras se consienten los abusos de los Bergolio boy, y sus desvaríos doctrinales y litúrgicos.

Por ejemplo: el cardenal y sus muchachos han prohibido la Misa Tridentina en Buenos Aires, rechazando todos los pedidos que se hicieron incluso el de un grupo importante y bien organizado de fieles, y persiguiendo a los pocos sacerdotes que se animaron a celebrarla.
Privando ilegal y abusivamente a una ciudad de tres millones de habitantes de esta joya de la tradición, demuestran que están en "plena comunión" con el Papa.

Mientras tanto, y sólo para dar un ejemplo de los muchos posibles: ayer, Sábado 23 de Junio, santa Misa en la parroquia de La Candelaria. El sacerdote gritando a todo trance de modo que su estridente voz, amplificada por los dispositivos electrónicos aturdían a los atribulados fieles.
Los gestos ampulosos y teatrales del que, ignorando que oficia in persona Christi, se cree un showman en el centro del escenario. Por eso, como es el dueño del show, cambia el libreto y destroza el canon diciendo lo que él quiere y no  lo que está mandado. De ese modo la oración pública de la Iglesia, que eso es la Liturgia, se vuelve propia de él, es decir es profanada.

Sigue la comunión en la mano sin que se use la patena (lo cual es general en esta arquidiócesis como si estuviera mandado), de modo que partículas del santísimo Cuerpo caen al piso y son aplastadas inadvertidamente por los comulgantes; una niñita sentada en el lugar de los monaguillos sin cumplir función alguna...

Sin conocer siquiera al sacerdote, alguien podría preguntarse: a una persona que actúa de ese modo con lo que es más santo, ¿le será simple mantener el celibato?
Probablemente no, porque no se ve ni humildad ni devoción, que son las condiciones básicas para que sea Cristo el que  resista en nuestra carne.

Y aquí paro para que hable Paco Pepe, que lo hace muy bien:



Pero los hechos eran contundentes

No había marido presente, ni encuentro casual. Los pobres estaban muy bien para el cartel pero nada tenían que ver con su vida privada. Era un señorito al que le gustaba vivir como tal. Hipócrita redomado en todos los aspectos. Ni pobres, ni celibato ni nada.

Lo de la Iglesia argentina es muy grave. Un caso escandaloso puede ocurrir en cualquier lugar. Pero tanta podredumbre indica una crisis gravísima y una línea de promoción de obispos que requiere una pública desautorización de sus responsables.

No sólo de casos escandalosos en el terreno sexual como los de Podestá, Maricone, Storni, Bergallí... Porque también son escandalosos, aunque en otro campo, los Melani, Casaretto, Maletti, Piña... No hay episcopado más podrido que el argentino. Ni el belga. Que se las trae.

Todo ello bajo la torva mirada del primado Bergoglio que ha quedado tan tocado también él que supongo verá aceptada su renuncia en breve como responsable directísimo de tanta basura episcopal.

Apenas hay obispos buenos en Argentina. Y eso es dificilísimo de corregir. A corto y a medio plazo. Una serie de cantamañanas, de mediocres, de sospechosos doctrinales, de cobardes, de contemporizadores, ocupan la mayoría de las diócesis argentinas. Legado impresentable del bergogliato. Y eso no se puede cambiar de la noche a la mañana. Con lo que el catolicísmo argentino va a seguir mucho tiempo en pésimas manos. Pudriéndose más.

Vaya tarea la del nuevo nuncio con tanta ropa sucia que lavar. Esperar a que tanto inútil, en el mejor de los casos, llegue a los 75 años es una gravísima hipoteca para la Iglesia argentina. Pero me temo que con eso habrá que contar. Pero Bergoglio ya ha llegado a esa edad. Su cese y el nombramiento de un buen arzobispo para Buenos Aires es la primera tarea del nuncio. Y un buen arzobispo supone descartar a todos los corifeos de Bergoglio. ¿Pensar que algunos lo quisieron para Papa...?

A Bargalló, más bien Bergallí, parece que le quedan horas. Y muchas son. Él es sólo la punta del iceberg. Pobre Iglesia argentina. Empeñada en suicidarse. Esperemos que en Roma hayan aprendido la lección. Tras muchos años de mirar para otro lado.


12 comentarios:

Anónimo dijo...

Le repito, buen amigo, que esto comenzó hace por lo menos 160 años, cuando por alguna razón misteriosa, la Argentina dejó de ser importante a los ojos de Roma y las designaciones por aquí eran "consensuadas" con gobiernos pícaros o con jerarcas ídem.
Nunca hubo por aquí un solo obispo dedicado a los menesteres intelectuales ni a su promoción o tutela; ni el padre Antonio Sáenz o el fraile Castañeda fueron obispos; al revés, se ha destruido con sistema todo lo que los buenos laicos han hecho, como la UCA (fundada sobre una base de laicos intelectuales), algunos colegios católicos, etc. Si salía algún cura escritor ¡liquidarlo rápido!, y sin anestesia, a ver si proliferaban. Los malos ejemplos no son de hoy en día; el horrible caso del cura Massolo es de 1950 y es bastante más fulero que el del pobre Bargalló, cuyo gran pecado es haber sido descubierto, si descontamos su tercermundismo tilingo sanisidrense. Eso, al menos, es lo que sugieren algunos "hermanos" suyos (de él) en un comunicado. Sus peleas, bastante modestas, ciertamente, con el poder, demuestran que pudo tener buenas intenciones, buenos arranques, pero las uñas demasiado cortas o demasiado usadas...
El problema no son solamente los obispos de aquí, sino quien los designa y qué se suele tener en cuenta para "promoverlos". Que el actual "primado" de la impresión de designar calaveras para tenerlos atados a cierto grado de extorsión, no quita del medio otras verdades.
Esto, así como está, no terminará nunca, a menos que de un golpe heroico se arranquen, digamos, unos 50 ó 60 "ordinarios del lugar" y se los reemplace por gente laboriosa, de fe y buena doctrina. Que no sabría decirle de dónde sacarlos, por que el clero, con ser lo que es, no da para tantos obispos buenos. Yo ordenaría algunos laicos, luego de hacerlos dejar a sus familias lo cual parecerá una crueldad, pero no veo otro remedio, pues no están contaminados de los grandes vicios clericales que se transmiten en los seminarios.
En fin, este caso será fulerísimo, pero no es cosa nueva ni demuestra la maldad solamente de los cardenales recientes, sino la de un antiguo sistema de olvidos y pereza mental y moral cuyos resultados no pueden ser sino estos y cuyo epicentro no está en la Argentina.
En fin: Dios nos ampare. Bargalló y Lugo ya están expulsos; pidamos al Cielo que esto siga.

Anónimo dijo...

Esta página y sus comentaristas, dicen muchas verdades. Lo que me molesta es que parecen que tienen "conciencias extrovertidas", porque sou muy ácidos en sus comentarios, en algunos casos apelan a un lenguaje que irrita por lo chabacano. Un porco de humildad no estaría demás. Como se sentirian, si cuando van a confesarse el cura les hablase y los tratase con la misma medida que ustedes usan para juzgar a los demas. No digo que no se puede decir nada, pero cuando el tono es siempre el mismo, pareciera que hay un "espíritu" que no es de Dios. Cuando los leo, estoy de acuerdo en todo, pero me irritan por la falta de humildad. Miren que el día del juicio, el Señor no solo pondrá el video de Monseñor Bargalló (que debe ser destituido) sino el de ustedes y el mio. Yo tiemblo por el mio, espero que no se sientan justificados por haber sidos los abanderados de la ortodoxia.

Ángel García dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ángel García dijo...

Lo dicho por Don Paco Pepe, es sobresaliente.

Con tanto impulso dado por el Vaticano II a los laicos, no entiendo porqué no nos hemos agrupado para manifestarnos, con la seriedad requerida, en contra de tanto desmadre ocasionado por parte de los pastores,quienes tienen la obligación de conducirnos a la "verdes praderas"
Los católicos serios, nos hemos conformado aceptando con Fe la persecución y destrucción obrada justamente por la jerarquía eclesiástica y creo que ya es hora de terminar con nuestra actitud pasiva y reaccionar masivamente porque ¿será que ellos creen que estamos conformes?.
El día de nuestro encuentro con Dios, también se nos pedirá cuenta por no haber levantado la voz; ya no valen reacciones aisladas por parte de algunos que encima se los tilda de "integristas", es hora de organizarnos para la queja y que vean que además de ser muchos, no se debe subestimar a los laicos que por espíritu de Fe nos ponemos mantilla y comulgamos de rodillas y en la boca.

Anónimo dijo...

Por qué no denuncian a ECLESSIA DEI las atrocidades del MASON BERGOGLIO y la prohibicion de la SANTA MISA TRIdENTINA para que esta comision pontifica actue en consecuwencia ,En otros lugares del mundo ha actuado y puesto las cosas en su lugar
pruebe haganlo denuncia al MASON CON BACULO Y MITRA

Página Católica dijo...

ara el comentarista Anónimo del 23 de Junio a las 21.49
Quizá le resultan muy ácidos los comentarios por el uso de adjetivos, que se podrían evitar en el futuro.
Pero la ironía es en general un poco ácida, aunque nazca, como enseña Castellani, del celo herido.
Aquí estamos hablando de cosas muy santas y, por lo mismo, muy graves.
Rece para que no nos falte humildad.
Saludos y muchas gracias por escribir.

Anónimo dijo...

No todo está podrido.Hay obispos fieles al Papa, como Monseñor Aguer, fervorosos y humildes, como Monseñor Polti, pobres, como Monseñor Uriona, defensores de la verdad, como Monseñor Torrado Mosconi, valientes como Monseñor Baseotto, aunque ya esté jubilado. Y qué me dice de las monjas misioneras en el monte que carecen de todo, de los sacerdotes como el P. Di Paola, que después de arriesgar su vida en las villas fue a hundirse en el anonimato perdido en el Chaco?

ariel dijo...

Coincido en todo. Pero para nada incluiría al gran Arzobispo Storni. En Santa Fe conocemos bien la Historia. Ariel

Anónimo dijo...

Estimados amigos de Página Católica: vuestra sensata respuesta al comentario del anónimo me anima a escribirles.
Aclaro que soy de formación tradiicional, por lo que el comentario lo hago desde la misma vereda.
La acidez a la cual se refieren hace dar la impresión de que separan la verdad de la caridad.
Además al usar adjetivos fuertes, corren el riesgo de ser injustos.
Y este lenguaje no me parece tradicional. No tiene en cuenta el presupuesto de San Ignacio, ni la presunción de buena que se encuentra en Santo Tomás.
También incurro seguido en el mismo defecto, pero considero que debemos mejorar, porque un estilo más caritativo nos acercaría más a Dios y no alejaría gente de nosotros.
Un saludo afectuoso en Nuestro Señor,

Página Católica dijo...

Amigo:
Gracias por el consejo. Pensaba que nos habíamos moderado bastante, pero veo que falta todavía.
Como dice el axioma latino: suaviter in modo, fortiter in re. Suave en el modo, firme en el fondo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es necesaria una depuración de muchos obispos que simplemente fueron impuestos a la santa sede y esta los aceptó de cda terna el menos peor. Es cierto que cuando en las ternas se presentan una y otra vez los mismos nombres...
Conozco buenos curas, pero nunca estarán en las ternas. Están castigados (y felices de que les hayan hecho eso) en parroquias olvidadas. Si supiera que va a servir de algo, daría algunos nombres. Pero ni siquiera sirve. Al contrario quizá los perjudiquen.

Anónimo dijo...

Hoy 2015 tenemos un Papa llamado Francisco gente. Me alegro porque cierra la boca de muchos